De Puno a Cuzco. Perú
Pucará y Abra la Raya
El viaje
entre Puno y Cuzco es algo que si viajes a Perú debes realizar, por las dos
ciudades que son una maravilla, pero también porque el trayecto entre ambas
está lleno de color y vida y de enormes sensaciones que te agradarán y te servirán para conocer las formas de vida de los
habitantes de estas altas tierras del altiplano peruano. Para
haceros una idea vamos a ver las altitudes; Puno a 3828 m. Juliaca a 3825 y
Abra la Raya 4335, lo que quiere decir que estamos entre 3 y 3,5 km por encima
de Cadalso, impresionante, no? La salida de Puno es temprano, creo que fue
sobre las 7,30 horas, ( Bus Cruz del Sur ) y aunque el recorrido son unos 390
km, el autocar tarda unas 8 horas, pero con algunas paradas para las
visitas. Todo el trayecto es un inmenso
paisaje jalonado de muchos lugares de interés, algo
turísticos según la fecha, pero que nos reportarán muy buenas sensaciones
de este país.
Juliaca, es la primera
población grande que atravesamos, no paramos y continuamos
hacia Pucará, un pueblo pequeño que se encuentra a 110
km de Puno, es la primera parada, y aquí se puede visitar el templo de Santa
Isabel que fue construido en 1767 por los Jesuitas españoles. También debemos
hacer una visita al Museo Lítico para conocer la cultura Pukará, madre de las
culturas Inca y Tiwanaku, que se desarrolló entre los siglos II a.C y VI d.C
. El museo alberga esculturas de piedra recuperadas de unas cercanas
excavaciones donde se encuentran las ruinas del núcleo principal de esta
cultura.
Y antes de abandonar el pueblo,
seguramente ya nos los habrán ofrecido, no debemos dejar de comprar los famosos "Toritos de Pucará", toros que la gente coloca en el tejado de sus
casas como protección, ya que dicen que con ellos nada malo les sucederá.
Yo compré un par, pero todavía no los he colocado en el tejado, de momento
descansan en el salón.
Nuestro siguiente destino es Abra la Raya,
un puerto de montaña a 4335 m.s.n.m. a mitad de camino entre Puno y Cuzco,
límite entre ambas regiones y lugar de obligada parada, por el paisaje, por los
puestos de artesanía y para observar el Nevado Chimboya de 5489 m.s.n.m. y
sus glaciares. Nada más interesante que ver, fotografiar y comprar algo en
estos puestos y a esta altitud, con una paisaje grandioso, aunque no había
mucho sol, baja temperatura, y con el miedo que te meten sobre el mal de
altura, que aquí llaman "soroche", pero que en ningún momento noté,
tal vez por las infusiones de coca que me tomé durante todo el recorrido.
Lo próximo: De Abra la Raya a Cuzco
visitando Raqchi, Viracocha, Andahaylillas y Rumiqolca.
Puno a 3828 m.s.n.m.
Mercado en Juliaca.
Poblado cerca de Juliaca
Llanuras y montañas
Un paisano conduce sus llamas en Pucará
Pucará
Templo de Santa Isabel en Pucará
Museo Lítico de Pucará
Monolito del Museo de Pucará
Estela de Suche
Niños vendiendo "Toritos de Pucará"
Mujer descansando en la puerta del templo de Santa Isabel
Toritos de Pucará
Anciana en Pucará
Toritos de Pucará
Templo de Santa Isabel en Pucará
Ganado pastando en la praderas del altiplano.
Montañas y praderas enormes pasan ante nuestros ojos
Pueblos perdidos en la inmensidad de los Andes
Santa Rosa, refrescos y teléfono público
Santa Rosa y su cementerio.
La carretera se eleva
Casas y establos para el ganado con las cumbres nevadas de los Andes
Nevado Chimboya 5489 m.s.n.m.
Abbra la Raya a 4335 msnm.
Montañas de Abbra la Raya
Vendedor de artesanía local.
Un mercado a 4335 m.s.n.m, todo un reto.
Colores del Perú
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
LA CASA DE ADOBE
ResponderEliminarLa casa humilde de adobe
y de tierra apisonada
por el permanente sobe
de los años de morada.
Casa venida de herencias
de los parientes lejanos,
habitando sus presencias
al alcance de las manos.
Casa estrecha y alargada
con bombilla en la cocina,
alumbrando fragmentada
oculta por una esquina.
Con un contador chicharra
durante el día apagado,
dando de noche tabarra
al ánimo sosegado.
La cuadra visible al fondo,
la mula cara asomada,
integrada en lo más hondo
con la familia soñada.
Paredes enjalbegadas
con la cal acostumbrada
en las antigua posadas
de una vida reposada.
Los bajos y las alturas
con ocres se perfilaban,
asombro de las criaturas
que absortos todo miraban.
Sobre el suelo se extendía
de las vacas la boñiga,
con un olor aquel día
lejos del olor a espiga.
El techo era de madera
separador del doblado,
donde estaba la pajera
con el grano acumulado.
De negro la chimenea
con los troncos chispeantes,
y llama que parpadea
pucheros regocijantes.
Nuestras madres hacendosas
cubiertas con sus mandiles,
de aquellas casas las rosas
y aceite de sus candiles.
Y cuando el viento que brama
por rendijas se filtraba,
nos calentaban la cama
con ascuas que el tronco daba.
De adobe la construcción
del pobre que el pan amasa,
con la mayor emoción
os de descrito mi casa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL GAZPACHO DE LOS POBRES
ResponderEliminarA mis padres
En las ardorosas tardes de siega
y en las no menos de agobio de trilla,
surcaba el cielo la franja amarilla
y el cansancio se batía en repliega.
La manta extendida el mantel despliega,
y el suelo era nuestro asiento de silla,
y en la tarreña está la maravilla
cuya visión nos inunda y anega.
La pueblerina cuchara en madera,
y en la tarreña el humilde gazpacho,
la paz sublimando la parva en la era,
y uncidos triscan la mula y el macho
y un lienzo que enmarcó y fue la frontera
de infancia pobre y feliz de un muchacho.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Gracias Saturnino por dedicar estos poemas al ZC
ResponderEliminarUn saludo
Pero que marcha tienes!!..me encanta!
ResponderEliminarAmparo Santa Olalla Amparo Rodriguez
Siii, mucha marcha y poca velocidad, jajaja.
ResponderEliminarLA CHIMENEA
ResponderEliminarEn torno a la chimenea
las trébedes y morillos,
yo oía cantar los grillos
junto al fuego que la hornea.
En las noches del invierno,
sin radio y televisión,
se hilaba conversación
en un ambiente fraterno.
La familia ante la mesa
cenaba con parsimonia,
como en una ceremonia
donde de hablar no se cesa.
Colgado estaba el caldero
abetunado de hollín,
cociendo entre un gran trajín
de pucheros y de esmero.
Hirviendo estaba el salvado
para el cerdo y las gallinas,
y unas aguas cristalinas
para el íntimo lavado.
Y de pronto una zorrera
lagrimeaba los ojos
y los dejaba tan rojos
como luna tomatera.
Y entraba en acción el fuelle
y con la boca soplidos
y el gato bufo y maullidos
y aquella pobreza muelle.
Y risas y muchas toses
y el crepitar de taramas
y de los pinos las ramas
y alegría de las voces.
Y las partidas de cartas
y visitas del vecino
y el porrón lleno de vino
y engastar de historias sartas.
Y el hablar de la cosecha
y la compra del abono
y la tristeza en el tono
recordando alguna fecha.
Y lectura de tebeos
y lector del Buen Amigo
y ser un mudo testigo
de hechos de los macabeos.
Y si el ábrego furioso
a las paredes mordía,
su ululante letanía
nos invitaba al reposo.
Y se quedaba el rescoldo
en la dulce chimenea
y una lágrima aletea
en el lecho en que me amoldo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CASA PATERNA
ResponderEliminarMi despertar fue a la luz de la tierra fecunda,
entre los viñedos y los campos roturados
de olivares e higueras, los campos alfombrados
y el olor del ganado, que estercola y lo inunda.
Supe que el mayor bien en el trabajo se funda
que vagancia y molicie, nunca fue de esforzados,
y a la larga produce funestos resultados
sin ejemplo familiar, de raigambre profunda.
Se impregnaron mis ojos del pinar esmeralda,
que a las sosegadas Peñas las viste con falda,
y cuando a labrarme un futuro, me marche lejos:
retornando hijo pródigo a la casa paterna,
sobre mí se posó la amada pupila interna
fraternal y querida, del amor de mis viejos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Muy bonito por las fotos tan preciosas que nos as enseñado
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín
Gracias Pili, Perú es un bello país para disfrutar.
ResponderEliminarSi parece bonito
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín