martes, 8 de noviembre de 2016

Cenicientos hace 40 años, y parece que fue ayer.



La Diputación contribuirá, al cincuenta por ciento, a resolver el problema del agua



             Ayuntamiento de Cenicientos

«El problema del agua de Cenicientos, que lleva mucho tiempo sin resolverse, sólo podrá encontrar solución definitiva con el esfuerzo de todos», afirmó ante 4.000 personas reunidas ante el balcón del Ayuntamiento de Cenicientos, el presidente de la Diputación Provincial de Madrid, José Martínez Emperador.El presidente añadió: «La Diputación sólo puede aportar el 50 por 100 del importe del proyecto, cuya solución se espera para octubre, ya que sus recursos tienen que aplicarse a los 182 pueblos de la provincia, algunos de ellos con problemas tan acuciantes como los vuestros.»
El otro 50 por 100 de los gastos que origine la traída de aguas a Cenicientos, correrán a cargo del Ayuntamiento de la localidad, para lo que podrá contar, en su momento, con los créditos oficiales correspondientes. La visita ahora realizada ha sido la contestación a la exposición que le hizo en su día el Ayuntamiento de esta población sobre el malestar existente en ella, debido a la carencia de agua que sufre: el líquido sólo llega a las casas durante una hora al día.
Concluida su intervención, y ante las explicaciones pedidas a gritos por algunos de los vecinos, el señor Emperador se reunió con varios de ellos, a los que les explicó que la obra a realizar consiste en el aprovechamiento de las aguas que confluyen en el arroyo próximo al pueblo, lo que supone unos 27 millones de pesetas.


10 comentarios:

  1. CENICIENTOS CON AGUA

    Interminables las filas
    de innumerables vasijas,
    que yacían en yacijas
    en sudoración da axilas.

    Los cántaros y botijos,
    los barreños y calderos
    recibían solaneros
    tórridos, en amasijos.

    Grifos secos de las fuentes
    sin el gorjeo del agua,
    cual escoria de la fragua
    mudos se ven e impotentes.

    Aguas buscan afanosos
    en su entorno los coruchos,
    zahoríes surgen muchos
    de hallar ríos caudalosos.

    El término lo recorren,
    aledaños examinan
    y a sus campos los conminan
    que a sus aguas no desborren.

    Y se surten entre tanto
    del agua de una cisterna,
    y allí el pueblo se prosterna
    sumido en el desencanto.

    Desbandadas se producen,
    se van las gentes foráneas
    y se van despoblando áreas
    y a otros a no ir inducen.

    Años fue de decadencia,
    parada del crecimiento,
    faltando el rico elemento,
    huérfanos de su presencia.

    Mas ahora un Aconcagua
    y un Niágara cristalina,
    y sombra que da una encina
    es Cenicientos con su agua.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. LA FUENTE DE LA PLAZUELA

    De la Plazuela su fuente
    era un manantial sonoro
    de Neptuno era el tridente
    del vecindario era un coro.

    Agua clara que fluyendo
    era el fluir de la vida
    líquido que vas corriendo
    en noche y amanecida.

    Cántaros que en cantareras
    debajo de los vasares
    cenefas de primaveras
    papeles crepusculares.

    Vasijas puestas en fila
    los botijos y calderos
    cuando al agua la mutila
    el hielo de los eneros.

    Fuente de aguas tangibles
    que en redor tuyo jugamos
    para hacernos invisibles
    y tu piedra la trepamos.

    Fuente origen de tertulias
    pábulo de los rumores
    sacudimiento de abulias
    para quien pena de amores.

    LLegada parada y fonda
    de ambulantes vendedores
    y tragos de agua en la ronda
    de los mozos rondadores.

    Resonando en mis oídos
    mi niñez me sobrevuela
    percibiendo los sonidos
    del agua de la Plazuela.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. LA FUENTE DE LA ANTANILLA

    La fuente de la Antanilla
    al fondo de una calleja,
    tenía un grifo de teja,
    y una sombra de olivilla.
    raíces de una cepilla
    por la pared asomaban,
    y las coruchas cantaban
    al llenar de agua el botijo,
    de un líquido tan prolijo
    que nervios desatacaban.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. AL ENTRAR EN CENICIENTOS

    Al entrar en Cenicientos
    lo primero que se ve
    es a la bellota en pie
    que aguarda acontecimientos.
    De piedra son sus cimientos,
    y sus aguas sin correr
    ni grifos que descorrer,
    sin cántaros ni botijos,
    ve sedientos a su hijos
    sin agua en la que beber.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. Vuelvo a darte las gracias por estos poemas que una ve más nos regalas, y sirven para adornar este post dedicado a tu pueblo, Cenicientos.

    Un saludo

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  6. DEBAJO DE LA ESCALERA
    El vasar

    Debajo de la escalera
    teníamos el vasar
    del agua que al trasegar
    cantaba en la cantarera.
    Vasijas que en la vasera,
    cántaro, vaso, y botijo
    del padre, madre y del hijo
    eran el río y la fuente
    y el arroyo transparente
    del familiar regocijo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

    Saludos Pedro y felices sueños.

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  7. EL POZO PERAL Y SU FUENTE

    A LUIS AYUSO, pues sin su foto
    este soneto nunca se habría escrito.

    Recreaos pues ya es figura ausente
    al contemplar esta fotografía
    que antañona formó la orografía
    de los llamados"Prados de la Fuente".

    Os recuerdo a coruchos del presente
    de Cenicientos su geografía,
    que en estos lares era el día a día
    de la trilla dentada con su diente.

    Miríadas aquí eran las hacinas
    e innúmeras las filas de botijos
    que calmaban la sed de la caterva,

    de vencejos y alegres golondrinas
    y en galopines eran escondrijos
    cuando el cénit del sol la parva enerva.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  8. LOS GALOPINES CORUCHOS

    Trillas eran los patines
    de numerosa caterva,
    con aquel calor que enerva
    a coruchos galopines.
    Parvas eran los confines
    del mundo que conocían,
    y en cada giro sabían
    que desmenuzado el grano
    y concluido el verano
    el pan en casa tendrían.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. "Gracias Ángel Calvo Villarín,
    a ver si te gusta esta sí
    trillaste, cuando había trillas,
    trilladores y siembras y había
    segadores y eras, y campos labrados
    y no los páramos que ahora se ven
    en Cadalso y en Cenicientos y no por
    ejemplo en Villa del Prado".


    Vuela el tamo de la parva;
    la tarde cayendo está
    y el sol se aleja y se va
    barbeándose la barba.
    La mula impaciente escarba,
    y desprovista de arreos
    comienza a dar cabeceos,
    y a la cuadra se encamina
    al pesebre que culmina
    el ansia de sus deseos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta corucho

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