Tres obras de siglos identificando a Cadalso
La Peña Muñana es obra de la naturaleza, las olivas lo son de antiguos cadalseños, y las cepas, algo más recientes, fueron pinceladas de verde creadas por manos trabajadoras para adornar nuestros campos. Cualquiera de las tres brinda todo lo que nos regala Cadalso, belleza, paz y el poso de la historia, la huella que se viene grabando desde hace siglos en la memoria y el carácter de los que hemos nacido aquí. Cadalso de los Vidrios, mi pueblo.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
LA ACEITUNA DE CENICIENTOS
ResponderEliminarUn gélido diciembre la aceituna
vareo nos pidió de su enramada,
y en la cesta de mimbre iluminada,
por un astro lumínico de luna.
Genuina dijo ser sin mezcla alguna
sin dejarnos jamás en la estacada,
y a su carnosa forma acoruchada,
Cenicientos colecta de una en una.
El proceso aceptó de la molienda,
la vimos de su sangre desprenderse,
dijo ser aromática y no pierde
propiedades su aceite y recomienda,
a los guisos coruchos proveerse
de los zumos de su olivario verde.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA FLOR BLANCA DEL OLIVO
ResponderEliminarLa flor blanca del olivo
convertida en aceituna
conformará una laguna
de nuestro aceite exclusivo.
Olivar que es privativo
de olivares opulentos,
que hacen platos suculentos
con su aromático aceite
y han convertido en deleite
los guisos de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LOS OLIVOS PLANTADOS POR MI MANO
ResponderEliminarLos olivos plantados por mi mano,
arraigado el raigón firme y seguro
generaciones verán de futuro
glorioso y que percibo ya cercano.
Coronando dehesa y altozano
donde nunca se emplazó un sol oscuro,
se asoman al Encinar y os auguro
Cenicientos surgiendo más lozano.
Y su límpido azul cielo cobalto,
destellos surcaran de aquel cometa
reverberos del descuidado asfalto
con carta de la celeste estafeta
que la Virgen del Roble tiene en lo alto
y por nuestra decadencia se inquieta.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CUANDO TU SOMBRA DE OLIVA
ResponderEliminarCuando tu sombra de oliva
benéfica de olivado
me presta su sombreado,
nunca hay día a la deriva.
De inmediato se me activa
del trabajo un protocolo
y en el trabajo me enrolo
de tal forma y de tal suerte
que tu sombra en mí se vierte
y dejo de hallarme solo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
OLIVO, CEPA Y ENCINA
ResponderEliminarOlivo, cepa y encina
e higuera del higueral,
pineda del Cornetal
y la Peña Buverina.
Ladera, monte y colina
brisar de vientos y alientos,
sotaventos barloventos,
han de pilotar la nave
que más la ruina no agrave
y haga grande a Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
OLIVOS MIRANDO AL CIELO
ResponderEliminarOlivos mirando al cielo
lo contemplan y extasían
y es porque desearían
ser trasplante de aquel suelo.
Ser olivos del consuelo
de Cristo y secar su llanto
en la noche del espanto
lúgubre en Getsemaní,
de aquel cielo carmesí
sangriento de su quebranto.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA RECOGIDA DE LA ACEITUNA
ResponderEliminarEN CENICIENTOS
Con los fríos de diciembre
se cogía la aceituna,
acostada ya la luna
y póstumo ya noviembre.
Enterrado ya septiembre,
si daban cosechas buenas
con las condiciones plenas
negreaban los olivos,
que nunca fueron esquivos
con la sangre de sus venas.
Como hicieron los ancestros
que plantaron los olivos,
perennes y sensitivos
y en su cuidado maestros.
¡Y abuelos que fueron nuestros!
bajo las cuidadas frondas,
la tierra formaba blondas
escarchada por el hielo,
y aterido estaba el suelo.
y nuestras raíces hondas.
Brillaban las aceitunas
manzanillas y gordales,
en los días espectrales
como lomos de las dunas.
Y atisbos de las fortunas
aterían nuestras manos
los fríos cierzos tiranos,
y usábamos un caldero
como rupestre brasero
compartido como hermanos.
El vareado con varas,
como hacían los romanos
sobre los olivos canos
dejando las ramas claras.
Arrebol sobre las caras
y siempre el intenso frío
como trabajo en el río,
así al menos lo recuerdo
y en el recuerdo me pierdo
evocando frío, frío.
Lo mejor nuestra comida
al reguardo de un majano,
en el campo un ciudadano
que nos endulza la vida.
Medicina de una herida
los sarmientos en la lumbre
desechando pesadumbre
y en las brasas las morcillas,
torreznos y las costillas
y en progresar certidumbre.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Vuelvo a darte las gracias por todos estos versos que diariamente ilustran el blog del Zorro Corredero.
ResponderEliminarUn saludo
Pedro
Solo falta quitar esas malas hierbas de la viña y dejarla limpita como antaño se hacía con las caballerías
ResponderEliminarTe dejas los pinos... 😉😉😉
ResponderEliminarJGabriel Storch de Gracia
Esta vez era lo que era, los pinos en otra ocasión, estimado Gale.
ResponderEliminarPues En la foto estoy viendo muchos (allá en la Peña)
ResponderEliminarJGabriel Storch de Gracia
Siii, pero esta vez sólo pensé en olivas y cepas.
ResponderEliminarEl fallo está en la frase totalizadora y excluyente que escribes y cómo lo escribes (lo de la trilogía)
ResponderEliminarJGabriel Storch de Gracia
Claro, es una trilogía compuesta por las cepas. las olivas y la Peña, si hubiera metido los pinos tendría que haber escrito tetralogía, conjunto de cuatro obras, en este caso escritas por la propia naturaleza.
ResponderEliminarPreciosa y que rico el aceite de la zona
ResponderEliminarAna Diaz
Buenas tardes muy bonita gracias un saludo
ResponderEliminaraurora Ferrera Ruiz
Muy bella
ResponderEliminarMargarita Medrano