En aquellos años, la piscina de Cadalso era un
hervidero de personas, seguramente muchos más veraneantes que cadalseños, los
niños siempre acompañados por el miedo en casa a lo que pudiera ocurrir, y eso
que ya teníamos a Carlos de socorrista, pero no era suficiente para la
tranquilidad de las madres. Muchos subíamos en bicicleta y la dejábamos fuera
para intentar colarnos, cosa algo difícil, ya que Manolo el alguacil, Pepe el
vigilante y Faltiqueras, todos ellos fieles empleados del Ayuntamiento de
Cadalso, cumplían y de qué manera con su deber. Si por la puerta no funcionaba
tenías otra salida, bueno, mejor dicho entrada, la valla de ladrillos que había
en la terraza junto a la barra.
Entonces tenías que aprender a nadar por tu cuenta y riesgo, ni clases, ni cursos, ni nada de nada, al agua y a salir como podías. Al principio no existía trampolín, como se puede apreciar, más tarde colocaron uno que impresionaba a los más pequeños y era para los jóvenes más arriesgados la forma de destacar e impresionar con sus saltos. Yo creo que jamás me tiré, prefería jugar a los cocodrilos en lo bajo, tomarme alguna Mirinda en la barra, jugar al futbolín o subir por las barras de colores que había junto a los vestuarios, aquello era para nosotros casi un deporte olímpico.
Entonces tenías que aprender a nadar por tu cuenta y riesgo, ni clases, ni cursos, ni nada de nada, al agua y a salir como podías. Al principio no existía trampolín, como se puede apreciar, más tarde colocaron uno que impresionaba a los más pequeños y era para los jóvenes más arriesgados la forma de destacar e impresionar con sus saltos. Yo creo que jamás me tiré, prefería jugar a los cocodrilos en lo bajo, tomarme alguna Mirinda en la barra, jugar al futbolín o subir por las barras de colores que había junto a los vestuarios, aquello era para nosotros casi un deporte olímpico.
Por entonces no existían ni las cremas ni
los melanomas y algo tendríamos en la piel que nunca nos quemábamos, aunque también es cierto que el sol no era tana malo como ahora, al menos nada se decía. Lo que si
ardía a veces era la suela de las playeras cuando frenábamos con el pie al no
funcionar los frenos de la bici, excepcionalmente la frenada llegaba hasta el
mismo pie, con las consecuencias que os podéis imaginar y algunos recordar.
En la piscina había poco ambiente tras el baño,
así que los muchachos nos íbamos a los pinos, así se denominaba al lugar, y
allí sí que podías demostrar otras artes más nativas y a las que estábamos más
preparados, me refiero a la caza y muerte de lagartijas, lagartos, chicharras,
ranas en la cantera y hasta alguna culebra. La cantera era eso, una cantera
abandonada que se llenaba de agua y en la que los más valientes andaban junto
al precipicio y a veces se bañaban, desapareció hace muchos años.
Nosotros los nativos no llevábamos bocadillos,
los veraneantes sí que llevaban de todo, hasta cremas, y pasaban todo el día
allí con comida incluida, los del pueblo bajábamos a comer a casa y ya no
subíamos, con esos calores del verano como para andar otra vez subiendo con la
bici.
Estas y muchas cosas más pasaban por aquel tiempo
en nuestra piscina y nada mejor que esta foto para que cada uno, nativo o
veraneante, tenga sus propios recuerdos.
Foto: Postal de la época.
Que recuerdos pedrito madre mia
ResponderEliminarMari Carmen Villaverde
Me encanta que bien lo pasábamos
ResponderEliminarRaquel López Alfonso
Una maravilla de piscina teníamos!!!! Q pena ... Vaya manera de estropearla, benditas mentes privilegiadas.
ResponderEliminarAlberto Merchán Domínguez
Q recuerdos más bonitos y q buenas vistas tenía la piscina a la sierra y a la peña.
ResponderEliminarLA PISCINA DE CENICIENTOS
ResponderEliminarAgua azul de la piscina
adobada con el cloro,
sin límite y sin aforo
surcábamos tu marina.
Berilo de aguamarina
nadando como perrillos,
aprendimos los chiquillos
del nadar los rudimentos
otrora y en Cenicientos
hornadas de coruchillos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA PISCINA DE LAS OLLAS
ResponderEliminarLos baños de infancia
Por un abrupto camino
bajábamos a "Las Ollas"
llamado"Prado el Molino",
coruchillos sin argollas.
Fulgía un sol de justicia,
siendo en horas de la siesta,
con un calor de avaricia
y locura manifiesta.
Andariegos esforzados
con las sandalias de goma,
en pies negros y sudados
se expandía nuestro aroma...
El agua corría lenta
en remolinos de espuma,
y era viscosa y grasienta
como pantano de bruma.
Practicábamos nudismo
al final de los cincuenta,
sin temor al paludismo
tostándonos la osamenta.
La poza excavada en roca,
horadada por los años,
hacía cerrar la boca
al comienzo de los baños.
Miasmas de todo pelaje
surcaban aquellas aguas,
vistiéndonos con un traje
como el hierro de las fraguas.
Después como a cachorrillos
nos daban cama las rocas,
desnudos, sin calzoncillos
y acudían madres locas.
Con la zapatilla en mano
y sin pan ni chocolate,
nos ponían en verano..,
los culos como un tomate.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
MIS REGADÍOS DE LA INFANCIA
ResponderEliminarSubo con mi azadoncillo,
fronterizo al "Cornetal"
el helechal amarillo,
y el pinar verde ideal.
Es muy pina la pendiente,
y el camino muy quebrado
cerca el rumor de una fuente
en el interior de un prado.
Voy camino de "Los huertos",
todo el campo está arbolado,
bajo los cielos abiertos
canta un mirlo enamorado.
Y una vez llegado al huerto
suelto el bocín de la poza,
y el surco que yace muerto
con el agua se alboroza.
Reverdecen las judías
y se alegran los tomates,
y enormes son las sandías
colgadas en acirates.
Erizos en los castaños,
que habitan entre unas breñas,
cumplidos doscientos años
a la sombra de "Las Peñas".
He cumplido con el riego,
y tapado bien la poza;
me siento todo un labriego
limpiando todo de broza.
Los frutales con su fruto
tienen cargadas las ramas,
y siendo tan diminuto
me pierdo entre las retamas.
Hago el camino contrario
y me interno por "La Jara",
tañe fuerte el campanario
y el atardecer se aclara.
Y dando vista a los "Caños",
y avistada la piscina,
van desfilando rebaños
y danza una golondrina.
Música en los altavoces
que se filtra entre los pinos,
y Estela templa las voces
que eran los Cinco Latinos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Yo era de las veraneantes que iba a Cadalso. Que recuerdos tan bonitos. Como pasábamos el día en la pisci y en los pinos.
ResponderEliminarAngelines Requena Rodriguez
Que recuerdos
ResponderEliminarMaria Montes
Q tiempos mas bonitos ,yo era veraneante y no pasaba ni un día en subir a la piscina .Iba con mi padre y hermanas mi padre se secaba haciendo boxeo y subiendo a las piedras de los pinos .Q bonitos recuerdos !!!!
ResponderEliminarBegoña Romero
yo con las de San Antón con 10 y 12 años nos subiamos todos los días en el verano a bañarnos y subiamos solas y cuando llegábamos a casa por la tarde bajabamos con la espalda abrasada
ResponderEliminarDolores Saez Canoyra
Las ampollas en los hombros, que dolor
ResponderEliminarPilar Lopez Navarro
como lo sabes Pili que lo pasábamos muy mal
ResponderEliminarDolores Saez Canoyra
porque no teníamos cremas ni nada para calmar el dolor pero aquí estamos tan chulas
ResponderEliminarDolores Saez Canoyra
Que recuerdos mas bonitos de mi infancia en la piscina municipal . Bonitos tiempos aquellos
ResponderEliminarJosefina Perez
Que recuerdos aquellos
ResponderEliminarMaria Antonia Hernández
Y yo bañándome en esa piscina a finales de Junio y principios de Julio del año mencionado.
ResponderEliminarMiguel Revuelta de Guzman
yo recuerdo el trampolin que habia y a la panda de "los mayores" haciendo el burro desde el
ResponderEliminar