La procesión de la Virgen de la Soledad en Cadalso de los Vidrios
La tarde cadalseña, de la recién estrenada primavera, estaba cargada de olores y sensaciones propios de la estación, las calles vacías de coches, de gentes, de charlas, incitaban a la fotografía, es tan raro ver nuestras calles y aceras sin coches que enseguida notas que algo va a ocurrir o acontecer, en esta ocasión era la procesión de la Virgen de la Soledad.
Ya he hablado otras veces de tan entrañable procesión, especialmente para las mujeres cadalseñas, devotas de esta virgen a la que acompañan durante todas las ocasiones que procesa por nuestras calles, es la virgen más nombrada y querida en Cadalso y tradicionalmente siempre han sido las mujeres y niñas las que con su devoción han ido creando a través de los siglos esta íntima y emotiva procesión.
Ataviadas con sus escapularios, muchos de ellos heredados de madres y abuelas, las mujeres recorren las tradicionales calles de Cadalso acompañando a la Virgen de la Soledad, son momentos de recuerdos y de intimidad que cada una lleva en su corazón, es la fe que acompaña año tras año a cada una de ellas para seguir esta procesión igual que lo hicieron sus predecesoras en otros tiempos y en otros Cadalsos, porque si la procesión y hasta su recorrido es el mismo o parecido, no así la vida y sus formas que han cambiado tanto en los últimos años.
Las calles de Pedro Álvarez, Real, Ronda de la Sangre, vuelven a sentir los latidos de tantas mujeres que acompañan a su virgen, niñas que abren la procesión con el Cristo de la Sangre, el más antiguo de Cadalso, y en esta ocasión el gran percusionista Salus, que frente a los niños y niñas dan un toque de solemnidad al momento con sus desgarradores sonidos.
Todo es tan familiar que sería imposible separar lo profundo de este acto de lo cotidiano, es algo que sólo ocurre en esta procesión, es como si fuera mucho más nuestra, tal vez porque al celebrarse el viernes de dolores, haya menos gente pero todo sea más fraternal, vamos, que parece una de aquellas procesiones de las de antes donde todos nos conocíamos.
En el silencio del atardecer, sólo roto por las notas de los tambores, la Virgen de la Soledad y las cadalseñas que forman su Hermandad descienden por la calle Real abajo, atraviesan la Plaza, la casa de los Salvajes, testigo mudo de tantas procesiones y acontecimiento, el Hornabajo, antigua puerta de la muralla que daba acceso por el sur a Cadalso, y por la Ronda ascienden hasta la Casas Nuevas para volver a la iglesia.
Reivindicar, aunque lo vengo haciendo desde hace años sin ningún éxito, el recorrido por las calles más tradicionales, como podrían ser la calle de la Iglesia, la Plaza, Cuerno o de la Paz, Corredera, Sangre, Plazolilla, Real, Santa Ana y de nuevo a la calle de la Iglesia. Es este un itinerario mucho más íntimo que discurre por las calles más antiguas de Cadalso y que sería, creo yo, mucho más atractivo y profundo.
Y de nuevo en la iglesia, la Soledad vuelve a sentirse arropada por todas las mujeres que la acompañan, de aquí volverá a salir en unos días para la Procesión del Viernes Santo, ésta ya mucho más multitudinaria pero no menos atractiva.
Un año más agradecer a la Hermandad de la Soledad su enorme participación, su amor por la virgen y por mantener desde siempre esta cercan procesión que una vez más ha servido para unirnos y sentirnos mucho más cadalseños.
Y para despedida nada mejor que la imagen de la Soledad y de nuestra párroco Don Carlos y sus palabras..." no os conforméis con llevar a la virgen hoy, llevadla todo el año como compañera"
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
ResponderEliminarPrecioso Pedrito, muchas gracias por todo lo que dices y haces por Cadalso.
Cadalseña enamorada de su pueblo
Buen reportaje.
ResponderEliminarJL
Muchas gracias por vuestros mensajes.
ResponderEliminarUn saludo