LA VIDA ES SUEÑO
(con perdón)
Felipe Cartas Rodríguez
Una débil luz atacó sin compasión sus
pupilas al abrir los ojos. La cercana ventana, como un agujero en el tiempo, le
trasladó a un paisaje del Greco con sus amenazantes cielos sobre Toledo, enmarcado en voluptuosas
gasas que derramaban sus curvas con elegancia y generosidad. Todo estaba en
calma, en silencio, atrayendo la voluntad de Lola hacia un estanque de
placentero sosiego. Reconfortada, ajustó el ligero edredón de plumas alrededor
del cuello y trato de alcanzar con su nublada vista más allá del cristal de la
ventana. En el seguro refugio de su cama, protegida por el cálido abrazo de
unas suaves sábanas, todo era más fácil.
El nuevo día la saludaba invitándola
a conectar, mientras que la mayor parte de su ánimo seguía coqueteando con la
almohada. Esa invitación iluminada se mostraba atrayente y provocativa, como
una sirena entonando un canto de amor. Tenía la nariz helada, al igual que los
tejados que adivinaba a lo lejos en la penumbra de su mente.
“Los árboles tienen un gesto sumiso y
apesadumbrado. Están blanquecinos, como si durante la noche una comparsa de
sureños duendes los hubiesen encalado. Creo que ha nevado”, pensó Lola.
Sonámbula, se asoma a la ventana para
confirmarlo. Así es. Está todo precioso, a pesar de que apenas se distingue el
níveo manto en la oscuridad. El cielo y la tierra tienen el mismo color,
proyectándose el uno en el otro como si de espejos se trataran. Ve el contorno
de la sierra y el alba reflejarse en las piedras.
“Vaya día. Debe hacer un frío de la
leche ahí afuera. Estaría bien poder darse una vuelta por la Peña y subir a lo
más alto. Debe ser impresionante la vista. Cuando amanezca se lo propondré a
Toño. Igual con unos arneses y una bañera de plástico… ”, sentenció con ironía
Lola.
Una valiente sonrisa se apodera de sus
labios y su escasa consciencia, mientras sus ojos se entornan involuntariamente
para hacer aún más íntimo ese momento mágico. Siente el calor del placer que le
proporciona el abrazo de Morfeo y ...
“Vamos Toño”.
La nieve lo viste todo, tiñendo de un
aire intrigante lo que veo. El suelo está tapizado por una envoltura blanca que
desafía la simple realidad. No hay volúmenes, ni dimensiones. Diríase que
estuviéramos en una llanura, como la que atravesara Don Quijote en sus
andanzas. O mejor, en una gélida estepa desafiante de misterios y aventuras.
Solo los hijos de la tierra me permiten saborear la magnitud del reto.
Árboles erguidos, grandiosos,
orgullosos de saber convivir y dominar a la naturaleza. Almendros, encinas,
higueras, pinos, enebros, olivos, castaños,…imponen su silueta como prueba de
fuerza. Sus ramas acunan con firmeza los trozos de nube que el cielo ha
regalado, doblándose, amansándose ante el peso de sus frutos.
Cantueso, tomillo, romero, jara,
retama, vides,… hermanos menores, me muestran el camino, indeciso, incierto,
ambiguo. Todo se funde y se vuelve cierto a la vez, animándome a descubrir, a
pisar la blanca y enigmática alfombra que se ofrece a mis pies.
Solo mis pisadas y el leve aletear de
un pajarillo, alteran la imponente estampa. Una ráfaga de delicado viento me
susurra cuentos de bosques encantados que conceden deseos añorados. Y la
ilusión de la meta me acerca, paso a paso, esfuerzo a esfuerzo, al regazo de la
montaña.
Toño debe estar ya cerca. Espero que
no se caiga en ningún agujero. Llamo su atención y acude a mi encuentro justo
cuando descubro la enorme mole pétrea. Es el último trecho. Se yergue
imponente. Amenaza incierta, fortín de vida, protector de ánimos, guardián de
secretos. Pendón natural que muestra el poder de la madre tierra. Energía,
pirámide de vida que cobija y amamanta a sus hijos. Musgos preñados de agua que
se afanan en fundirse con sus pétreos amigos. Astados líquenes que adornan
pomposos a todo el que le preste sustento.
De improviso, una ventana al cielo
deja atravesar un decidido rayo de sol que se abraza con pasión a las piedras.
Grandiosa paleta de ocres, grises, blanco, verdes, azul, sombras y contraluces
que te embarga y reconforta. La Muñana me llama, embriagándome con su alpina
belleza. Su cumbre es el premio. El premio, la vida.
“Es el momento. Hoy haré cumbre,
seguro. Mirar lejos, llenarme de vida”.
“Buenos días. Son las ocho de la
mañana. Esto es Radio Nacional de España”,
El despertador sorprendió a Lola
tanto como el paisaje que vio a través de la ventana. Estaba todo blanco,
cubierto por unos cuantos centímetros de nieve y un tímido cielo azul adornaba
el bucólico lienzo. El sol, radiante, reflejaba sus primeros rayos en Lancharrasa,
acercándola el calor que necesitaba para levantarse.
“Que preciosidad, más de lo que
podría soñar. Lo malo es que hoy no podré salir de casa. Tendré que llamar al
trabajo para decir que estoy incomunicada. Día libre. Estaría bien darse una
vuelta por la montaña, con Toño, escalar la Peña para ver lejos y estar más
cerca del cielo. Aunque, la verdad, parece que lo he hecho. He dormido
estupendamente y no me he despertado en toda la noche, pero tengo el cuerpo
como si me hubiera dado un palizón a andar. Hasta creo que se me han hinchado
los gemelos de las piernas”, río con ganas Lola mientras se desperezaba. “Hoy puede
ser un gran día. Mejor me levanto y hago lo que pueda”.
Lola apoyó sus brazos en el duro
colchón y trabajosamente se incorporó en la cama. Apartó el ligero edredón de
plumas de sus piernas y las agarró por debajo de las rodillas. Con habilidad,
las dirigió hacia el borde y las dejó caer, inertes, una a una al vacío. Otro
supremo esfuerzo le permitió acercar la silla de ruedas que esperaba al lado de
su cama desde la noche anterior y con inusitado vigor, se lanzó decidida al
blando cojín del asiento. Situó en el reposapiés las insensibles piernas, se
echó por encima de los hombros una coloreada bata de flores y sonriente se
dirigió al salón para contemplar, desde el otro lado de la casa, su querida
montaña. Allí la recibió Toño, su fiel amigo, moviendo el rabo, dichoso por
verla y compartir la emoción de estar vivos.
“Hoy nos divertiríamos con un trineo,
compañero”.
FIN
Bonita prosa y conmovedor relato. Y es que Felipe Cartas es otro artista cadalseño, ejemplo valioso de superación y amabilidad.
ResponderEliminarGran persona Felipe, un hombre ejemplar que sabe comportarse en todo momento y lugar, un buen pregonero y un cadalseño de pro.
ResponderEliminarL
Enhorabuena Felipe por estos sueños tal reales y reconfortantes con nuestra Peña Muñana.
ResponderEliminarUn saludo
Roberto
Bonito recuerdo, zorro. El poder de los sueños es inmenso. Solo hay que regarlos con ilusión y abonarlos con amor.
ResponderEliminarUn poco de mala leche sirve de azadón para remover bien el sustrato. A seguir soñando.
Gracias a todos. Saludos,amigos.
Razón tienes amigo Felipe, soñar es el comienzo de de casi todo, el que no tiene sueños nunca llegará a conseguir nada. Un tal Blaise Pascal, francés, matemático, físico y filósofo decía “Si un artesano estuviese seguro de soñar dos horas que es rey, creo que sería casi tan feliz como un rey que soñase doce horas que es artesano.”
ResponderEliminarUn abrazo.
Pedro
EL SUEÑO DE LOS TESOROS
ResponderEliminarDe niño siempre soñaba
haber hallado un tesoro:
pingües monedas de oro
que en contarlas dilataba.
Y al despertar la amargura
acibaraba mi boca,
frustración de un alma loca
con ansias de la aventura.
Con las monedas del sueño
pensaba que era posible
desde volverme invisible
a ser de un imperio dueño.
Yo por entonces leía
libros de héroes a cientos
que poblaban Cenicientos
y en su biblioteca había.
Hernán Cortés y Pizarro
y Colón y los Pinzones
y los bravos marañones
del Eldorado bizarro.
Y me veía en Lepanto,
codo a codo con Cervantes,
entre españoles gigantes
venciendo en un mar de espanto.
Y con el Gran Capitán
en las campañas de Flandes,
y con Almagro en los Andes
y alférez en Aquisgrán.
Y con Cortés en Otumba,
y grumete de Orellana,
y en la nave capitana
del Austria cuando retumba.
Cuando el Señor de dos mundos
donde el sol no se ponía,
al orbe lo dirigía
desde Escoriales profundos.
Pero los sueños son sueños:
y el despertar los deshace,
al nuevo día que nace
con su lucha y sus empeños.
Después mi suerte dispuso
trabajar entre las gemas
que adornan cuantas diademas
mi disposición compuso.
Y por mis manos pasaron
los brillantes a millares,
y esmeraldas estelares
que en silencio se alejaron.
Los rubíes y zafiros
destellando fugitivos
entre mis dedos furtivos
emprendieron nuevos giros.
Y el vacío hecho en mis manos
por ausencia del tesoro
es aquel oro del moro
que buscan los hortelanos.
Y ahora pueblan mis sueños
mis versos volando etéreos,
y son frágiles y aéreos
tesoros de mis ensueños.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ME DICES SIEMPRE ENCANTADA
ResponderEliminarMe dices siempre encantada:
"¡Qué bien a la letra rimas,
cómo la pules y limas
dentro del verso engastada!".
Toma pues, mi enamorada,
con laurel, mirto y canela
a la luz feble de vela
cuando apunta la mañana
con mi beso en la ventana,
te regalo está espinela.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
YO ME ACUERDO DEL CAMINO
ResponderEliminarYo me acuerdo del camino
que era estrecho y pedregoso,
y hubo por tu parte acoso
bajo la copa del pino.
Te volviste un torbellino,
brincando locos tus pechos
en adorables repechos,
como dos estribaciones
de las Peñas los morriones
y el amor en mar de helechos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Unas veces más que otras los sueños son vida, la vida te pone sus dificultades y entonces soñamos. ¿Por qué pedir perdón por ello? ... Me encanta tu relato. Un abrazo Felipe.
ResponderEliminarAacscv Cadalso de los Vidrios
Muy valiente la protagonista de la historia un ejemplo a seguir
ResponderEliminarCristina García Izquierdo
Pedro preciosisimo chapoo
ResponderEliminarAna Diaz
Me a encantado leerlo es como si te metieras en la historia. 👏👏👏👏 e puesto un comentario en el otro lado no se si saldra
ResponderEliminarJuani Robles Morillas
Perdon es como si te metieras en la historia.
ResponderEliminarJuani Robles Morillas