Camino de Santiago. Camino Francés. Burgos-Hornillos del Camino
Camino de Santiago. Camino Francés.
Etapa 13 Burgos-Hornillos del Camino
( 19 Km. )
Sellos de la etapa Burgos-Hornillos del Camino
Dejar la ciudad de Burgos produce un placer dividido, por una parte el peregrino se alegra por no tener que volver a realizar una travesía tan aburrida y cansada por una gran ciudad hasta la llegada a León, pero por otra parte, al menos a mi así me ocurrió, cuesta dejar la comodidad y la belleza de esta ciudad, la más grande que atraviesa el camino, y sin lugar a dudas una ciudad llena de grandes atractivos artísticos, plena de vida en sus calles y con una gastronomía digna de las mejores de España.
Catedral de Burgos
Más la vida del peregrino es seguir siempre adelante, es retomar cada día el camino y poco a poco ir acercándose a su destino final en Santiago. Atrás dejamos la Catedral gótica comenzada a construir en 1221, la Cartuja de Miraflores, fundada en 1441, el Monasterio de la Huelgas Reales construido en 1175 por el rey AlfonsoVIII y un montón de iglesias de exquisita belleza, así como arcos, puentes y museos, sin olvidar la estatua del Cid, realizada por nuestro cadalseño escultor Juan Cristobal, todo un conjunto que hacen de la castellana ciudad de Burgos un lugar para visitar sin prisas y donde dejarse llevar por tantas cosas que nos llenaran de placeres la mente y el estómago, y hasta el alma.
Crucero Monasterio de la Huelgas
Aquí como en la vida todo tiene su fin, y tras dejar atrás las calles de Burgos y su ajetreada vida de ciudad,
el mundo rural vuelve a ser protagonista de nuestro caminar diario. El primer pueblo que nos recibe es Villalbilla de Burgos con su iglesia de la Asunción.
Iglesia de Villalbilla de Burgos
Salir de Villalbilla no es nada fácil, el Camino se pierde con la moderna construcción de la autovía del Camino de Santiago, que otro nombre podría recibir, primero deja el pueblo a un lado, luego hace unos extraños giros aquí y allá, se mete por debajo de puentes de la autovía y al final terminas totalmente perdido, menos mal que siempre la mirada se encuentra con ese peregrino al fondo que te salva, ¡ por allí ! y rápidamente intentas seguirle antes de que desaparezca de nuestra vista.
Todo queda solucionada cuando atravesamos el puente del río Arlanzón y cogemos el camino que nos llevará hasta Tardajos. El puente recibe el nombre del Arzobispo y cuenta la historia que fue aquí donde tropezó el caballo de Alfonso VI.
Puente del Arzobispo. Tardajos
Mapa con el recorrido del Camino Francés. Tardajos.
Tardajos es un pequeño pueblo donde el Arzobispo, el del puente, tenía un palacio con un hospital de peregrinos. En época medieval tuvo una iglesia y un castillo. En la actualidad conserva una iglesia del siglo XVI llamada de Santa María.
Crucero de Tardajos
En Tardajos decidimos parar a comer algo, llevamos cerca de diez kilómetros y el hambre comienza a
a molestar. A la salida del pueblo encontramos un albergue cerrado, pero con una buena mesa para degustar un buen bocadillo de salchichón que previamente hemos comprado en la carnicería. Un bar que hay enfrente nos avitualla de bebidas, y la tranquilidad de un pequeño arroyo que pasa al lado y un verde prado en el que se pierde nuestra vista, disfrutamos de estas sencillas pero bien avenidas viandas.
El bocata de salchichón de Tardajos.
El bocata, el vino y el reposo nos dan las fuerzas necesarias para llegar hasta el próximo pueblo, aunque tampoco habría sido necesario el descanso o incluso el bocata, lo digo porque el siguiente pueblo apenas está separado de Tardajos por un par de kilómetros. Aunque la distancia como puede apreciarse es muy corta, no debió ser nada fácil en otras épocas discurrir por estos parajes. Se cuenta que el rey Alfonso VI tuvo que invocar al Cristo de Benavel, para salvarse de la riada del río Arlanzón, tras caer de su caballo.
Algo parecido le debió suceder a Santa Teresa que también cayó al Arlanzón con su carreta cuando vino por estas tierras para fundar el Carmelo de Burgos. Y con tantos percances aquí acaecidos no podría faltar en el refranero del peregrino uno que recordara estos hechos. Dice así:
De Rabé a Tardajos
No te faltarán trabajos
De Tardajos a Rabé
¡Libera nos Domine!
Entrando en Rabé de las Calzadas
A Rabé de las Calzadas, llamado así por la calzada de peregrinos que todavía subsiste desde siglos, ahora se entra por un nuevo Camino de Santiago que atraviesa el pueblo desde hace unos cien años, el de hace siglos está en desuso.
Entrando por la carretera de Burgos atravesamos la calle de Santa Marina para llegar hasta la Plaza de Francisco Rivera.
Iglesia de Santa Marina. Rabé de las Calzadas.
Plaza de Francisco Rivera. Rabé de las Calzadas.
El conjunto urbano de Rabé sorprende por sus casonas de sillares de caliza, algunas con escudos, su anchas calles y por su tranquilidad. El pueblo fue donado por Alfonso VI al Hospital de Burgos. En la actualidad existen varios y agradables albergues de peregrinos. Además de un castillo que desapareció en 1675, también hubo un hospital denominado de Santa María de la Torres que se encontraba a mitad de camino de Rabé a Hornillos.
Escudo en una casa de Rabé
Peregrinos saliendo de Rabé.
Ermita de Nuestra Señora del Monasterio. Rabé de las Calzadas.
Saliendo de Rabé camino de Hornillos, nos encontramos con la ermita de Nuestra Señora del Monasterio. Atrás vamos dejando el pueblo con el fondo de la Sierra de la Demanda nevada por estas fechas. Nada más dejar la Ermita comienza una suave pero ascendente subida a una meseta. Primero encontramos extensos campos de sembrados y más tarde una tierra blanca que se pega a las botas de manera atroz, más si está húmeda por la lluvia caída.
Rabé de las Calzadas con la Sierra de la Demanda al fondo.
Las señales y la luz del Camino.
Siempre en suave ascensión y sin peligro de perderse en las pocas bifurcaciones que encontramos a nuestro paso, el peregrino camina como embobado por el paisaje hasta su destino final del día. Caminos que durante siglos vieron pasar gentes de todo tipo y condición, son hoy nuestro destino y nuestro caminar diario.
Hay lugares donde lo terrenal y universal se funden, donde la luz y la oscuridad te atrapan constantemente. Son espacios de tiempo y vida entre lo conocido y lo desconocido, y donde suelen brotar los destinos de cada uno. El Camino de Santiago está lleno de estos lugares, está lleno de símbolos y momentos que los peregrinos desde hace siglos han ido dejando a cada paso. Ermitas, hospitales, albergues, fuentes, templos, catedrales, iglesias, puentes, árboles, señales, lugares todos ellos que siempre forman parte de nuestro Camino y de nuestro caminar diario a través de los tiempos.
Subiendo a la meseta por el camino de tierra blanca.
Casi coronando la meseta que nos separa de Hornillos, encontramos unos amontonamientos de piedra caliza que los peregrinos han ido dejando a su paso por estas tierras durante años. Estos montones de piedra también se ven en países como Islandia o Noruega y tienen la finalidad de pedir un deseo o de recibir algo bueno. Alrededor de estos montones se dice que giran espíritus protectores de la religión o de la propia naturaleza y hasta de los bosques. Y como las piedras también forman parte de esa naturaleza, se cree que juntando muchas piedras en un lugar se puede conseguir fortuna, suerte, salud, amor, esperanza.
Yo también coloqué algunas piedras aquí con la esperanza de encontrar la paz y la salud que tanto se desea.
Descenso hacia Hornillos
Una vez alcanzado lo más alto de la meseta divisamos Hornillos al fondo. A partir de aquí todo es bajar y disfrutar de extensos y verdes sembrados que ahora en primavera colorean el paisaje. Hoy no hace nada de calor, pero me imagino a esos otros peregrinos que caminan por este mismo lugar en los calurosos meses de verano, sin nada donde resguardarse del sol, y sin agua a excepción de la fuente de Prao Torre, lugar salvador del duro camino donde los peregrinos pueden sentarse en unos bancos y refrescarse con el agua del manantial. Sin lugar a dudas un precioso regalo.
Al final Hornillos
Y por fin Hornillos del Camino el final de la etapa de hoy, un pueblo que con su nombre lo dice todo y en el que una calle principal llamada calle Real y que a la vez es el propio camino es todo lo que se puede ver. Una tienda de comestibles, un bar, un albergue justo enfrente de la iglesia y alguna casa rural es todo lo que el peregrino puede aquí encontrar, también es cierto que no se necesita mucho más para ser dichoso y para encontrar la paz en este tranquilo pueblo.
Hornillos del Camino
Iglesia gótica de San Román en Hornillos del Camino
La tarde despejada y una temperatura agradable hace que nuestro paseo sea todo un disfrute tras la marcha del día. Una visita a su iglesia, estampar el sello en nuestra credencial en el único albergue, éste se encuentra enfrente de la iglesia, tomar una cerveza en el único bar de la calle Real, comprar algo para la cena en la única tienda es todo lo que hacemos antes de que termine el día. Bueno, también nos quedamos mirando un gallo que reposa encima de una base con el escudo de Castilla y León.
Más tarde pregunto el significado del gallo y me cuentan que es el símbolo del pueblo y esta su leyenda.
Al terminar la Guerra de la Independencia y una vez derrotados los ejércitos de Napoleón, llegó a Hornillos un grupo de franceses que deambulaban por estas tierras camino de Francia. Hambriento y sin comida, los franceses enviaron una avanzadilla al pueblo con la misión de encontrar comida. Quiso el destino que en ese momento los vecinos de hornillos se encontraran en la misa, momento que los franceses aprovecharon para recorrer los corrales y sustraer todas las gallinas, gallos y pollos que encontraron. Para no ser descubiertos escondieron todos los animales muertos en sus tambores, reuniéndose en la Plaza de la Fuente junto a la iglesia. Cuando los vecinos de Hornillos salieron de misa se dieron cuenta del robo y todos juntos se dirigieron con el alcalde a la Plaza de la Fuente para registrar a los franceses, principales sospechosos.
Estos negaron una y otra vez tener algo que ver con esa desaparición, hasta que las mujeres comenzaron a rezar y a pedir ayuda a San Antón, y entonces se produjo el milagro cuando uno de los gallos muertos comenzó a cantar desde el interior del tambor, descubriendo así la mala acción de los franceses.
Desde entonces el gallo se convirtió en el símbolo del pueblo y cada año el dos de octubre se celebra la Fiesta del Gallo.
Y tras la cena sólo nos queda descansar y soñar con el Camino, con sus pueblos y sus peregrinos y con el cielo estrellado que durante siglos ha conducido a los peregrinos a la tumba del santo en Santiago de Compostela.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
ResponderEliminarTodo esto llega y te hace disfrutar. Los comentarios sencillos y las fotos preciosas.
Inés
jjjj
ResponderEliminarCada vez se hace más agradable ver tus fotografías del Camino y sobre todo tus comentarios y para Antonio y para mi, mucho mas por no haber hecho la etapa. Besos. Antonio y Maribel
ResponderEliminarPero que bien lo cuentas Pedro, sobre todo lo de Burgos que belleza de ciudad no solo por su Catedral, Huelgas, Cartuja Miraflores etc etc...., todavía tiene mucho más que no pudimos disfrutar porque el camino continua.
ResponderEliminarPor lo demás, el campo tan verde estaba precioso.
Echo en falta algún comentario sobre el "manchón" je, je.
Gracias. Chari. Una burgalesa orgullosa de serlo.
Como siempre, cuentas muy bien los recorridos de las etapas, con alguna que otra exageración sin importancia, como eso del recorrido tan largo por las calles de Burgos, la verdad es que a mi se me hizo muy corto. A proposito, y ya hay un comentario en el mismo sentido, no haces ninguna mención de la Pensión "EL MANCHON" ¡Que mañana aquella! El consorte de Burgos
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ResponderEliminarQuiero daros las gracias por vuestros mensajes, en primer lugar porque también vosotros sois parte de cada etapa del Camino, en segundo lugar por todo lo que me aportáis para luego realizar estas entradas del blog y en tercer lugar porque sabéis estar callados en los momentos inciertos donde la levedad del recorrido se hace casi inexistente.
El Manchón? mejor no recordarlo, aunque yo disfrute de un placentero sueño a pesar de todo.
Abrazos.
Pedro
Impresionantes fotos y no digamos el bocadillo de salchichon, te tuvo que sentar de miedo.
ResponderEliminarUn saludo
Mariano
Estupendo reportaje Pedro, y las fotos preciosas, y muy artísticas; ya nos contarás como logras esos efectos especiales. Un abrazo. La del coche escoba y su consorte
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ResponderEliminarCierto es que el bocata de salchichón estaba buenísimo, cierto es también que otras cosas están mejor, pero en cada momento y situación lo más sencillo te puede proporcionar el mejor placer de la jornada, y ese día el bocata lo fue.
Tranqui señora escoba, ya te enseñaré a soñar con las fotos.
Un abrazo.
Pedro
ResponderEliminarPocos calificativos quedan por decir, pero añadiré uno: im... presionante ¡¡¡ .
De la pensión El Manchón, también tenemos que recordar la cena, no paramos de reir, entre otras cosas con la fondue de chocolate de Manolo.
Buenos recuerdos.
Paqui.
Muy buen reportaje, las mesas donde comisteis siguen igual, el albergue lo abrimos a las 3 p.m., y ese bar tan encantador es ya historia.
ResponderEliminarRicardo Fernández del Blanco