EN SEPTIEMBRE... EL OTOÑO
...Y
se va Septiembre con su sol que ilumina y no calienta pero fabrica días
radiantes y tranquilos. Con él llegaron las primeras lluvias y las tardes
frescas que obligan a ponerte un jersey. El campo se prepara melancólico a
recibir la estación otoñal. Si observas, verás como cambia el color y cuán
distante aparece al atardecer la línea del horizonte; la misma, nos decían en
la escuela, en que parece que se junta el cielo con la tierra. Los viejos que
toman el sol se retiran antes a rumiar recuerdos porque dicen que el día se
estrecha, se contrae, buscando su dimensión más breve e íntima.
Con
Septiembre los adolescentes acaban las vacaciones y se marchan cabizbajos y
nostálgicos, pensarán en ese amor de verano que les durará hasta que lleguen
los primeros fríos, donde para entonces ya habrán vuelto a enamorarse de alguna
compañera de clase. Alguien escribió que cuando hayan pasado los años, cuando
el cielo esté cubierto de gruesas nubes, cuando los días sean grises y se hayan
apaciguado sus bellos sueños de infancia, se darán cuenta de que fue al azar de
las calles y en un banco público donde transcurrió el mejor pedazo de su amor.
Será por eso que recuerdo aquella canción: Melancolía
en Septiembre, que siempre me pillaba desazonado y perplejo a causa de
alguno de esos amores veraniegos que nunca tuve el valor de compartir. No
alcanzo a comprender por qué este mes me hace más pensativo y más viejo.
¿Y...
el pueblo? Bien, gracias; pero se queda más solitario, no viven ni sus vecinos
habituales porque se marchan de vacaciones aprovechando la resaca de las
Fiestas. En las Fiestas descubres rostros que no ves en todo el año e, incluso,
desde años ha; observo sus caras notando los cambios sufridos en aquellas otras
caras de aquellos otros años. Un día pujante tuvieron que marcharse y hoy
vuelven con la alegría reflejada en sus cansados ojos, porque en Septiembre
siempre hay que volver a Cadalso, por aquello de abrazarnos todos, los
presentes y ausentes; ponerte el traje nuevo -el del Dia del Cristo-; ver pasear -aunque tengas dudas al
respecto- a ese hombre tan grande clavado en una cruz; asistir a la tradición
de los toros por la tarde y al final pegarte un atracón de emociones por todas
esas cosas y personas que reencuentras.
Cuando
pasa todo el bullicio festivo es cuando soy más fiel a septiembre y a mi
pueblo. Aprovecho las tardes para subrepticiamente recorrerle empapándome de
ambos mientras rindo cuentas a toda una vida pasada demasiado deprisa entre
dudas, indecisiones y esos pobres afectos truncados que yo he vivido hacia
dentro, por aquello de que el último refugio de la dignidad es el secreto. Nos
pasa a casi todos, no hay novedad.
Dejad
el ruido, la prisa, el enfado y venid sigilosos por aquí. Comprobaréis como la
vida también da razones para vivir de manera más sensible. Pasa que a veces no
nos molestamos en buscarla, pero ella espera, siempre nos espera acurrucada
para ofrecernos un septiembre que anticipe un otoño donde poder servir al amor.
Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "En septiembre....el otoño":
ResponderEliminarRecuerdos vividos y encontrados.....gracias Miguel.Paquitopirata.
Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "En septiembre....el otoño":
ResponderEliminarMelancolía en Septiembre la cantaba el italiano Peppino