Navahondilla ( Ávila )
Cuando la primavera alcanza su máximo esplendor, cuando los campos se tiñen
de verde y las temperaturas animan al paseo, es la mejor época para realizar
esta fácil y sencilla marcha, por este lugar lleno de sorpresas y cargado de
emociones.
Como mejor se disfruta de esta experiencia es en grupo, no hace falta tener
una gran preparación, ni tan siquiera media, solamente hace falta un poco de
ánimo y ganas de pasarlo bien, sintiendo la naturaleza y la compañía de unos
amigos o de la familia.
La salida se hace desde el vecino pueblo de Navahondilla, se puede dejar el
coche en la plaza y descender hasta la iglesia donde tomaremos un amplio camino
de tierra que nos llevará hasta la zona conocida como el Bosque.
Pronto comenzamos a ver un bosque plagado de castaños, robles, encinas, sauces y alisos, siempre con el fondo de la cumbre del Cerro de Casillas.
En apenas media hora desde la salida, llegaremos hasta un
lugar extraño pero a la vez lleno de misterio, por cierto aun sin resolver, me
refiero a unas ruinas que por los restos parecen ser parte de un monasterio.
Ventanas, paredes, y lo mejor conservado, una portada de suntuosa arquitectura,
nos harán pasar un buen rato recorriendo y observando el lugar.
Pero la marcha debe continuar y así lo haremos tomando un camino que desde
las ruinas se eleva, no mucho, por entre jaras y robles. Buenos prados en los
que pastan reses, nos rodean por todas partes, es este como ya he dicho otras
veces, un lugar significativo en el pasado de Cadalso ya que aquí han pastado
durante muchos años las reses bravas de los ganaderos cadalseños.
El camino se adentra en el bosque, siempre con la silueta
del Carro Casillas y de la cuerda que desde éste se prolonga hasta el Cerro
Guisando.
La sombra producida por la espesura de los robles, sirve en
algunas zonas a lo largo del recorrido para que los caballos pasten al fresco,
son caballos con dueño pero que habitan el lugar en estado medio salvaje.
La diminuta Peña Muñana asoma al fondo con el Valle del Tórtolas en medio. Hay unas vistas desde aquí espectaculares del valle y de las tierras de San Martín.
A veces, el camino tiene alguna pequeña subida que se remonta sin
dificultad, las jaras delimitan el camino y le dan con su colorido un aspecto
de cuadro primaveral que en todo momento deleita nuestros sentidos.
Praderas de un verde intenso, bosquetes de robles y el Cerro
Guisando al fondo, que nos indica que pronto saldremos del bosque para tomar un
camino más ancho en el que algunas viñas y viejas construcciones de piedra
serán nuestras compañeras en este bello paseo hasta llegar a la Cañada Real
Leonesa Oriental.
Casas de piedra, prados y viñas conviven aquí desde hace
siglos, son los últimos vestigios de un pasado agrícola y ganadero que un día
llenó estos parajes de vida y de trabajo para muchos hombres cadalseños y
navahondilleros. Hoy recorrer estos lugares casi igual que entonces, sin apenas
transformación y llenos de recuerdos, es una auténtica fascinación para todos,
pero mucho más para los que hemos nacido y vivido en la zona.
Ya en la Cañada Real, sólo una par de kilómetros nos separan de Navahondilla
y del final de esta tranquila, sencilla y bella marcha por un paraje del Macizo
Oriental de Gredos tan cercano a Cadalso en la historia y en la distancia.
Iglesia de Navahondilla
En total habremos empleado unas cuatro horas para los
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Vaya sitio que nos descubres Zorro.
ResponderEliminarMuy bonito y muy cadalseño este lugar de Navahondilla.
ResponderEliminarMariano
Precioso fotos y bien lo conoces bonito relato
ResponderEliminarAna Diaz
Con tan solo 14 años algunas veces he ido andando desde Cadalso hasta Navahondilla a visitar a unos familiares que vivían allí, cuántos recuerdos. Gracias por compartir
ResponderEliminarAntes era muy normal ir desde Cadalso a Navahondilla por el Valle y Entrepinos, un camino que desde hace siglos unía estos dos pueblos. Navahondilla junto con Majadillas perteneció a Cadalso hasta casi la mitad del siglo XIX, entonces en la provincia de Toledo.
ResponderEliminarGracias por seguir al Zorro Corredero.
Un saludo