El Valle de Benasque desde Cerler
Creo que fue en el año 1975 cuando descubrí por
primera vez el Valle de Benasque, queríamos ascender al Aneto, y no nos lo
pensamos dos veces, tomamos la carretera de Barcelona, entonces no era autovía,
y nos presentamos en un pueblo pequeño de calles estrechas, con algunas tiendas
y una grande que sobresalía por encima de todas, estaba en una plaza creo
recordar, y se llamaba Barrabés.
Aquí podías encontrar de todo, desde una azada, hasta una
guadaña, también había mapas, los de Alpina que debían de ser los únicos por
aquellos años, y como si fuera la primera tienda de montaña de Benasque, había
un pequeño espacio dedicado a la montaña. Medias de lana, gorros, y piolets con
mango de madera, esperaban ser comprados por cualquiera de aquellos amantes de
la montaña, que atraídos por el Aneto y el Posets llegaban hasta el desconocido
pueblo de Benasque.
La carretera que conduce a Cerler, la estación de esquí se
había inaugurado en enero de ese mismo año de 1975, era solitaria, sin los
hoteles que hoy la pueblan, eso si, había un merendero junto al río Ésera donde
se acampaba y se hacía la última comida. Para llegar al Pla dÉstanys se cogía un
camino que por aquellos días estaban convirtiendo en carretera gracias a las
excavadoras y a multitud de voladuras. Igualmente era un lugar de acampada el
prado donde hoy está la famosa tienda de montaña Barrabés.
Recuerdo que me compré una pegatina para el coche que decía
“Y después del desgaste vacaciones en Benasque”, ésta permaneció durante algún
año pegada en mi primer coche, un Simca 1000, matricula J-40916.
Por aquellos años, pueblos como Eriste, Anciles, y Sahún
donde apenas había cuatro casas y una iglesia que se desmoronaba, eran pequeñas
aldeas con pocas casas y calles de tierra, pero con un encanto y unos
habitantes que te recibían llenos de curiosidad y afable vocabulario popular.
Más abajo Castejón de Sos tenía algo más que dar a los muchos montañeros y
pocos turistas que por entonces se asomaban por el valle.
Fue aquí en Castejón donde una noche de agosto,
después de regresar del Aneto y recoger nuestros bártulos del refugio de la
Renclusa, lugar de donde habíamos partido la madrugada anterior al grito de
Aneto¡ Aneto¡ y tras un potente desayuno que nos daría la fuerza suficiente
para alcanzar su cumbre, descubrimos que había una fiesta, no recuerdo cual, si
que hubo un desfile de trajes típicos del Pirineo, que al final nos dieron un
trozo de bollo con vino, mientras alguien nos deleitaba con una amena charla
sobre los gentilicios del valle, pero no de los clásicos como pueden ser los
derivados del pueblo sino los que sólo conocen sus paisanos, no los recuerdo
ahora paro vendría a ser como para nosotros los soplones, pinches, coruchos o
delavigaatravesá.
Al terminar este acontecimiento y en una tómbola con objetos
cedidos por los paisanos de Castejón, tuve la suerte de sacar una papeleta con
un premio que consistía en un lote de postales, debían ser unas veinte, todas
de la zona, en blanco y negro la mayoría y un par de ellas con ese colores
extraños que tenían las primeras postales de color. Fue un gran regalo que
siempre he guardado con enorme felicidad y que con el caso del tiempo se han
convertido en pequeños cuadros que cuelgan en mi casa de Cadalso. El Pico
Renclusa, la cumbre del Aneto, el refugio de la Renclusa, Castejón, son algunas
de las imágenes de estas postales.
El Aneto, máxima altitud de los Pirineos con 3404 m.
Después de aquel verano de 1975 he vuelto muchas veces a
Benasque, guardo un gran recuerdo de un verano de primeros de los 80, aquel
verano convencí a un grupo de cadalseños para ascender al Aneto y al Posets, la
primera cumbre la conseguimos, la segunda no fue posible, el refugio de Estós
se había quemado durante un incendio, dormimos junto a las ruinas, pero al día
siguiente las nubes cubrían las cumbres y la lluvia no dejaba de caer, lo
intentamos pero al final decidimos regresar a Benasque donde pasamos la noche
en el hotel El Pilar, al día siguiente regresamos a Cadalso.
El Posets 3375 m.
Para acompañar este pequeño relato he optado por estas fotos
del pasado año, pero prometo buscar las de aquella ascensión de primeros de los
80, seguramente que sea la primera expedición de cadalseños a la cumbre más
alta de los Pirineos, y si me apuráis hasta la última, ojalá me equivoque.
Al caer la tarde el sol ilumina las cumbres del Valle de Benasque, y juega con las nubes creando unos atardeceres de enorme colorido y belleza.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Las imagenes hablan por si solas. Increible paisaje, todo nevado.
ResponderEliminarEspero este invierno poder tomarme unas vacaciones e irmea un destino bien diferente de lo qe es el ´caos urbano que veo todos los desde la ventana de mi departamento en Buenos Aires.
En que epoca del año comienza a nevar?
Eso, buscalas y nos las pones.
ResponderEliminarQue fotos más bonitas.
ResponderEliminarVaya vistas tan impresionantes, me gusta mucho sobre todo la tercera foto y los perros ¡que bonitos!
ResponderEliminarSaludos
Valeria, aquí en España comienza a nevar en las montañas hacia noviembre. Espero que para el invierno que viene puedas dejar por unos días tu apartamento y volar a Bariloche o El Calafate.
ResponderEliminarSaludos.
Pedro
Gracias Trini y Ángela, realmente el Valle de Benasque es tan maravilloso y bello que es fácil captarlo con unas simples fotos.
ResponderEliminarSaludos.
Pedro
Precioso Benasque!
ResponderEliminarEugenia Padura Oria
Yo en el 1978 a cambiado mucho
ResponderEliminarJuan Paterna