DE BIEN NACIDO ES SER AGRADECIDO
O DE CÓMO LAS PIÑOTAS SON DE ORO
Cada año, desde hace 19, se otorgan en la Casa de la Cultura, en una esmerada y concurrida Gala, los prestigiosos Premios Taurinos de Cadalso. Evoco también aquí con satisfacción los humildes, pero llenos de contenido, galardones “Piñota de Oro” que ideó nuestro paisano Carlos González, de Cadalso-Vive. Los entregaba en el mismo lugar con lleno de "no hay billetes", a aquellas personas que se habían distinguido promocionando altruistamente al pueblo desarrollando actividades agrícolas, artísticas, culturales, deportivas, ecológicas, humanistas, sociales… No sé, pero quizá el Ayuntamiento, junto a distintos patrocinadores, podía plantearse recoger el testigo de tan loable iniciativa creada por Carlos y ponerlos al nivel de los taurinos. El coste sería mínimo, el impacto grande y los beneficios morales reconfortante.
Lo anteriormente descrito me viene a la mente al recordar la gran labor solidaria y ejemplar que Rufino de la Torre dedicó durante tantos años al servicio de los demás. Medito que tiene muy merecido el que se perpetúe su recuerdo en Cadalso de los Vidrios. No debemos perder la oportunidad de ensalzar a la gente de bien para que nunca pase desapercibida: “La alabanza es el premio de la virtud, y los virtuosos no pueden dejar de ser alabados”. Hemos de agradecer que las personas buenas sigan los pasos de Rufino dedicándose con generosidad y amplitud de miras a ayudar a los más necesitados. El refranero castellano es bastante elocuente al respecto: De bien nacido es ser agradecido.
No se necesita nada del otro mundo. Simplemente una muestra de cariño -mejor si viene alentada desde el Ayuntamiento-, para que su familia y allegados sientan en sus corazones el calor, la solidaridad y la gratitud hacia las incontables gestas humanas que Rufino protagonizó en nuestro pueblo. Vecinos con su sensibilidad abundan más de lo que nos creemos. La mayoría, eso sí, permanecen ocultos en las trincheras del anonimato, de la discreción y de la humildad. Todos se verían confortados con un simple mensaje de afecto a él dirigido que sentirían como propio. El ánimo que reciben con una frase afectuosa o una caricia en la mejilla, son el reconocimiento más preciado a sus valores humanos. Ese noble pago es el que justifica sus enormes desvelos y llena de entusiasmo su proceder.
¡Qué de habilidades hay perdidas por ahí! ¡Qué de ingenios arrinconados! ¡Qué de virtudes menospreciadas! ¡Qué de semejantes olvidados! Algo así dejó dicho Don Quijote. Y es que a veces somos contradictorios: Nos quejamos de que no hay suficientes seres humanos que aporten cariño, trabajo y ese sentido común, que suele ser por desgracia el menos común de los sentidos, con el que paliar las desdichas de nuestros congéneres. En cambio, en otras muchas ocasiones, perdemos la gran oportunidad de reivindicar a quien hizo de ello su premisa de convivencia y su norma de vida. No seáis como servidor, que siempre llega tarde al horizonte donde ellos grabaron la grandeza de su autenticidad…
Carlos González, creador de los Premios Piñota de OroMiguel MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Rufino de la Torre
Antonio Martín
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Rufino de la Torre
Antonio Martín
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