Sorpresa en el Aneto.
La cumbre del Aneto siempre es gratificante, verse reflejado en unas gafas mientras realizas una foto es una anécdota de la que se disfruta algo más tarde, cuando miras la foto. Me gusta. Pirineos maravillosos.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Pilar Diaz Recamal
ResponderEliminarBuenos días Pedro
Aurora Ferrera
ResponderEliminarBuenos días Pedro Bonita foto muy original feliz Miércoles
Uge Baquera
ResponderEliminarBuena Habanero...
Marc Barbara
ResponderEliminarEn hora buena !!
Cuando lo ha conquistado ?
Son 5 horas, desde la Renclusa ?
Que tal, el paso de Mahoma ?
Luis Miguel MG
ResponderEliminarMarc Barbara Depende del estado fisico y habilidades de cada uno y del estado del terreno. Y luego hay que volver. A mi me costo 11 horas ida y vuelta sin prisas. El paso de Mahoma pues lo mismo, depende. No es difícil, si expuesto y he visto gente darse la vuelta y otros no le dan la mas mínima importancia.
Luis Mohedano Garcia
ResponderEliminarMarc Barbara las conquistas ocurren en las invasiones, las montañas se suben, se bajan, se miran, se disfrutan, se echan de menos, se recuerdan.......
Pablo Cabanes Aranda
ResponderEliminarBuenas tardes
Chelo Villarin Recio
ResponderEliminarQué estás en la nieve Pedro? Qué gozada, y claro se refleja en las gafas de espejo. Y mola mucho la foto 👍
Marc Barbara
ResponderEliminarLuis Miguel MG
Gracias por los datos.
Esto es el tema : hay que volver, despues de tantos esfuerzos, en la Ida.
Personalmente, tuve que renunciar, porque llego una tormenta, de repente , en el Portillon supérior.
Mucha frustacion.
Al coronar Caprichosa
ResponderEliminarveo a Buvera desnuda.
Con la cara ruborosa,
se ciñe una bata rosa
y el trabajo reanuda
Ya no solíamos ver,
ResponderEliminarun otoño tan atípico.
Obstinado en el llover
para luego parecer
riachuelo inespecífico.
ABC.ES
ResponderEliminar"Los pequeños negocios destruyen 62.000 empleos en el último lustro".
LA COLUMNA
La columna vertebral del Estado
que vertebra toda tienda pequeña,
desesperada nadando se empeña
en no ser funeral del ahogado.
Es un barco que haciendo aguas, varado,
recuerda que antaño fue el santo y seña
y del vecindario el faro y la enseña,
del pueblo español muriendo hambreado.
El tendero superior en peldaño,
de familias sabía y sus hambrunas
y del cainita rencor soterrado
que al sojuzgado y hambriento rebaño
de agónicos días y noches brunas,
tras su mostrador le vendía al fiado.