(A todas las niñas cadalseñas que jugaban con las muñecas de su imaginación)
PAULA Y SU HUMILDE Y
TRISTE MUÑECA DE MADERA
Un pequeño tronco de madera era su inseparable muñeca y una hoja de periódico su vestido de gala. Y el resto amor, ingenuidad y esperanza en un futuro -no muy lejano- lleno de juguetes. Yo recuerdo que de niño las cajitas vacías y rectangulares de cerillas eran camiones. Sacaba un poco la parte interior de ellas y las convertía en volquetes. Uno de los extremos pequeños del rectángulo lo abría para que bascularan la tierra y las piedrecitas que les cargaba en la viña del tío "Sordillo" a la sombra de una enorme higuera, durante aquellos estíos sofocantes sin piscina, sin monedas y sin ventilador; pero con montones de tebeos, huertos e infinidad de cariño
Las carreteras las trazaban mis manos abriendo camino sobre la tierra y si descubría un hormiguero, me quedaba un rato absorto imaginando cómo vivirían las hormigas dentro de aquellas intrincadas galerías. Esas rutas también las surcaban mis diminutos pero esforzados ciclistas amarillos de plástico. Arrastrando las cajitas-camiones las llevaba a los lugares que mi imaginación dictaba para construir casas, carreteras, plazas de toros... Tiempo después descubrí que quedaban mucho mejor edificadas con las fichas de dominó y las cartas de la brisca de mi tío Luciano. Ya tengo dicho en varios escrititos que tuve una infancia muy feliz…
La
niña de la foto posee unos ojos enormes y hermosos (todos los niños los tienen
para poder abarcar toda la vida con su mirada). Se llamaba Paula y murió a los
60 años de una de esas enfermedades que te agarran del cuello y ya no te
sueltan hasta que estás inerte... Aquella niña jugaba con troncos de leña y yo
con cajas de cerillas. Tanto da. En los corazones y en la imaginación de los
niños cabe todo, hasta el amor. Cada cosa que amó jamás la perdió porque sigue
latiendo entre nosotros. “Lo que uno
ama en la infancia se queda en el corazón para siempre”, sentenció J.J.Rousseau.
Niños y niñas de mi familia sin juguetes. Cadalso 1930-1940
Pobre Paula… Llegué tarde y no pude decirle tantas cosas bellas que atesoraba para ella y que hoy atenazan mi vertiginoso corazón. Su muñeca era como mi camión. A ambos les mecía y guiaba el amor y la imaginación. Ahora sé que inconscientemente recogía flores silvestres en primavera para ella y escondía los ramitos en un agujero cerca de la higuera. Allí siguen esperando a que sus manitas las tomen y sus labios de alhelí las besen...
Miguel MORENO GONZÁLEZ
👏👏👏👏🌹🌹🌹.... besos para Paula que estará seguramente en la Gloria de Dios 💖💖💖💖💖
ResponderEliminarJosé A. G. de Guzmán
La vida de antes era mejor dicen algunos
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Me gustan tus escritos, pienso que nuestra infancia y la época nos tocó vivir a merecido vivirla.
ResponderEliminarSaludos Angel Canillo
Gracias por vuestros sinceros comentarios. Especialmente agradezco a Pedro el esfuerzo que hace por ilustrar tan sensible y bellamente mis vulgares escrititos. Abrazos sinceros.
ResponderEliminarMuy bonito, Miguel.. pero.. es tan bonita la infancia..?
ResponderEliminarAdmirado(a) anónimo, mi infancia sí fue muy bonita. Y mucho más... Gracias.
ResponderEliminarComo todo lo tuyo, puro sentimiento y HUMANIDAD. Un abrazo.
ResponderEliminarJorge Laverón
Si ha habido infancia bonitas unas de ellas ha sido las vividas en las casetas
ResponderEliminarJesús López Moreno
muy linda estas palabras llenas de inocencia con una mezcla de nostalgia pero de mucha alegría de vivir una época que igual en América la vivimos, por eso nos identificamos con ello.Saludos desde Timotes, Mérida en Venezuela
ResponderEliminarElisaúl González Barrios
LA CASA PATERNA
ResponderEliminarMi despertar fue a la luz de la tierra fecunda,
entre los viñedos y barbechos roturados
de olivares e higueras, los campos alfombrados
y el olor del ganado, que estercola y lo inunda.
Supe que el mayor bien en el trabajo se funda,
que vagancia y molicie, nunca fue de esforzados,
y a la larga produce funestos resultados
sin ejemplo familiar, de raigambre profunda.
Se impregnaron mis ojos del pinar esmeralda,
que a las sosegadas Peñas las viste con falda,
y cuando a labrarme un futuro me marche lejos
retornando hijo pródigo a la casa paterna,
sobre mí se posó la amada pupila interna
fraternal y querida, del amor de mis viejos.
Disfruté mucho con Paula y su muñeca. ¡Que lindeza de foto!
ResponderEliminarJulia
Caldalseños, tenéis un escritor como la copa de un pino, algo tendríais que hacer al respecto para que se publicará, sus escritos. Son maravillosos.
ResponderEliminarMercedes
Mercedes: Muchísimas gracias por tan bonito comentario, aunque excesivamente exagerado. El Zorro ya se encarga de publicar mis escrititos puntualmente. No necesito de nada más. A estas edades mi vanidad decreció bastante y considero un gran orgullo y privilegio verlos publicados en este "blog" de tan reconocido prestigio. Para mí -y Pedro creo que es consciente de ello- supone una inmensa alegría verlos aparecer entre sus entradas. Es una satisfacción personal saber que mis escrititos conmueven tu sensibilidad.Te reitero emocionado mi agradecimiento.
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