NOSTALGIA DEL UNO DE NOVIEMBRE
Este escritito lo compuse la tarde del pasado día uno de noviembre, después de estar con mi madre. Enseguida se lo mandé a mis contactos de guasap. Alguien me sugirió ”Deberías publicarlo en El Zorro y no solo como comentario…”
(A nuestras madres, que
nos educaban en el respeto y el amor a nuestros mayores)
Ha muchos años que no pasaba por el Camposanto de Cadalso el uno de
noviembre. Este año me dejé llevar bajo la lluvia y los recuerdos hacia ese
Cadalso de Arriba que tan acertadamente bautizó mi amigo Pedro Alfonso
Jerónimo. Me encontré con mi madre (¡vente conmigo, hijo!) y me llevó a visitar
a nuestros muertos… Uno a uno, poco a poco, despacio, los fuimos recorriendo.
Su padre, sus abuelos… reposan bajo la tierra, en fosas cubiertas por pesadas losas de granito
grabadas con sus nombres que el tiempo –inexorable- se encargó de borrar. Únicamente
ella conoce cuáles son esas tumbas. Cuando se vaya, ya nadie sabrá dónde están
y, lógico, nadie irá a visitarlas.
Lloviznaba. “Ten cuidado, no vayas a tropezar entre las viejas y humildes tumbas que se suceden sin orden ni concierto…” Pero ella no necesitaba mirar para sortearlas. ¡Cuántas cientos de veces no habrá pasado entre ellas! “Mira, aquí están enterrados mi padre y mi abuela paterna.” En ésta si aparecía el nombre de su abuela Asunción, no así el de su padre. “¿Se apellidaba López tu abuela?” “¡Claro!, yo soy González, Garcinuño, López y Calvo. Recuerdo que mi madre –tu abuela- me comentó que no lejos de aquí se hallaba la fosa de mi bisabuela materna, pero nunca la encontré. Antes no se enterraba como ahora y menos si eras pobre de solemnidad como nosotros lo éramos.”
Mi madre me dice que para reconocer las lápidas y las tumbas las señaló
tarde a tarde, a ratos húmedos de lágrimas, dando un poco de vida a la muerte
eterna… “Los niños teníamos muchísimo
cuidado con no pisarlas. Nos advertían que era pecado y Dios nos castigaría si
lo hacíamos. Ahora no hay manera de evitar algunas. Hay tantas y tan juntas. La
misa no la oficiarán aquí, como llueve lo harán en la iglesia. Hoy mismo
enterraron a “Tenta”, la que fue vecina nuestra en Las Casetas. Ya ves, en mi
época la muerte era una cosa muy seria y nadie bromeaba con ella. ¿A quién se
le iba a ocurrir celebrar una fiesta de tan mal gusto, como hacen hoy en día?”
Me aclara que este Cadalso de Arriba está
más habitado que el de Abajo.
“En Cadalso reposan todos mis
ancestros. ¡Qué injusta es la muerte! Si quieres a Cadalso, quieres a todos los
tuyos.” Visitamos las tumbas de mi padre, de
mis abuelas y abuelos y otros íntimos familiares y amigos. Ella me cuenta que
todos los años mi hermano José compra unos centros de flores y los va colocando
el día antes, de paso aprovecha para adecentar los nichos. Incluso me señala los
sepulcros de alguno de mis amigos más queridos. Es todo tan triste que yo no
puedo reprimir la emoción. Los vivos olvidarán lo que contaste, pero jamás
olvidarán lo que les ayudaste.
“Me voy a casa atajando por la viña,
estoy cansada y me apetece estar tranquila…” Camina despacio con misterio, con magia, con encanto… “Pon atención, todo está muy mojado y
resbaladizo y puedes perder pie…” Ya no me oyó. Levantó las solapas de su
chaquetón, se refugió bajo el paraguas y sus evocaciones y aligeró un poquito
el paso. Observé conmovido su pausado andar y pensé: “Al menos, todos estamos juntos en los Cadalso de Abajo y de Arriba,
de vida y de muerte, de pena y de alegría…” Cuando volví a mirar ella
doblaba parsimoniosa la esquina de la calle Eternidad.
Un muyyyy bonito escrito, a mí también me trae muchos recuerdos de cuando vivíamos en las "Casetas"...tu madre Miguel, siempre que nos cruzamos, se para y enseguida dice,... Jose, pero eres tú?...y a mi me encanta, es una mujer con un gran corazón... enhorabuena Miguel por éste gran recuerdo.
ResponderEliminarBuenos días recordar es vivir muy interesante Buenos días Pedro feliz jueves
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Ya lo he visto, Miguel siempre me lo envía...es bonito y me trae muchos recuerdos.. ❤️❤️❤️❤️
ResponderEliminarJosé Antonio Álvarez Gallego de Guzmán
Buenos días Pedro el no olvidarlos que siempre se lleven en el corazon
ResponderEliminarJuani Robles Morillas
Buen escrito
ResponderEliminarMariano
Eres rico en recuerdos, Miguel.. que no es poca riqueza.
ResponderEliminarRafael
Migue siempre es bueno recordar y visitar a nuestros familiares yo siempre que voy a Cadalso voy a visitarlos aunque no sea el día 1 de noviembre y ago todo el recorrido de mis familiares
ResponderEliminarJesús López Moreno
Muchas gracias a todos por vuestros cariñosos y amables comentarios.
ResponderEliminarQue historia de cuando éramos pequeños y andábamos por las tumbas con cierto miedo y respeto. que distinto es ahora que la gente pisa por dónde quiere sin respeto ninguno a esos difuntos que posiblemente fueron enterrados en la misma tierra pues no todo el mundo no podía tener un nicho, Miguel lo cuenta de tal manera que lo vivo igual que si fuera una niña
ResponderEliminarMaria Antonia Hernández
Muy buen allí tenemos todos familias enteras que nos están esperando ❤️❤️
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
¡Que bonito! Asun siempre me ha parecido una mujer ADORABLE, con que cariño me ha tratado siempre. Pues cuando lo he leído algo se me ha removido por dentro y me ha hecho recordar a los míos, que por desgracia sufrieron y sufrimos mucho en sus últimos años por enfermedad.
ResponderEliminarEl comentario anterior es de Fco. Gabriel...
ResponderEliminarLa vida aquí abajo siempre estará entrelazada con la de allí arriba, incluso con el paso del tiempo, porque a medida que los años pasen otros vendrán que seguirán manteniendo esos lazos. Hoy somos nosotros y nuestros padres y abuelos, mañana serán nuestro nietos y sus padres y abuelos, abuelos que seremos nosotros mismos.
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