jueves, 15 de junio de 2023

PRÓLOGO I. Por Rafael Canellada Llavona.

 PRÓLOGO I

Cuando empecé a escribir lo hacía a mano o a máquina. La mayoría de aquellos escrititos los perdí o extravié. A veces, buscando otras cosas, me encuentro con alguno de ellos y me llenan de nostalgia y emoción. Cuando apareció Internet procuré ir guardándolos en carpetas e imprimía un par de cada uno de ellos para archivarlos en Cadalso y Madrid.  Voy por el tercer archivador azul A-Z. A cada uno de ellos le puse un título y pedí un prólogo a algunos de mis amigos. Dichos prólogos son muy bonitos y me parece que están muy bien escritos. Ahora bien, pido disculpas porque exageran en exceso sus loas hacia servidor y pueden confundir a la gente de buena fe. Yo se lo agradezco sinceramente porque son fieles amigos y no saben disimular su afecto. Pido a quien se moleste en leerlos que sea comprensivo y  disculpe sus exageraciones. Considero oportuno mostrarlos porque al fin y al cabo ellos, los prologuistas, hicieron su trabajo y sus prólogos escapan del olvido al que se verían abocados desconociendo su existencia. No se recuerda lo que no existe y ellos merecen que se recuerde su noble amistad hacia servidor, la cual reconozco de corazón.

            Mi enorme gratitud a Pedro Alfonso Jerónimo por haber dado hospitalidad a casi la totalidad de estos escrititos en su blog de “El Zorro Corredero”. Pedro no sólo los ofrece cobijo, sino que los acomoda de forma esplendida y entrañable. Desde agosto de 2019 prácticamente todos los jueves aparece uno de los escrititos en su blog, además de los publicados con anterioridad. No los he contado, pero deben andar cerca de los 900-1000. Muchas gracias a él y a los pacientes lectores que se molestan en leerlos o “verlos”. Ellos son los auténticos protagonistas.

            Adjunto el primer prólogo escrito por mi compañero y maestro Rafael José Canellada Llavona. Corresponde al Primer Tomo que titulé El Zumo de la Vida. El cual consta de 174 escrititos repartidos en 236 páginas. 

Miguel Moreno González


P   R   Ó   L   O   G   O

Han transcurrido varios años desde que leí su primer escrito y aún me parece percibir sus nervios acallados pero tensos en espera de mi parecer, sobre el cual, bien es cierto,  que no comprendí demasiado su interés. –“Me gusta, Miguel, creo que transmite sensibilidad y emotividad en cada coma”-, más o menos debí decirle. Ahora no sé si aquello le pareció bastante elocuente, pero lo que me apeteció fue transmitirle una opinión sincera pero escueta, sin adornos de cortesía. No sé, quizá no debí escatimar palabras. Nunca se sabe si acierta uno cuando se limita a expresar pura y sencillamente su parecer. Lo cierto es que yo sentía a la vez una especie de emoción semejante a la de ver a un ser próximo lanzarse a una aventura arriesgada, aunque esto no se lo confié quizás por ese pudor tonto, quizás por no alimentar expectativas que, particularmente, creo no son buenas en ninguna tarea creativa. Hoy, años después de aquello, es gratificante comprobar que aquélla simple posibilidad ha cobrado entidad en forma de esta recopilación de más de un centenar de artículos y escritos –unos publicados y otros no- destilados, diría yo, de su día a día, de la cotidianidad de alguien que vive embarcado en un viaje emocional sin fin; alguien que afronta cada hora, día, mes y estación del año a corazón abierto a sabiendas del riesgo que tan “imprudente” comportamiento acarrea y como muestra de tal evidencia nos enseña sus cicatrices como si de un viejo maestro de la lidia se tratase. 

A riesgo de pecar de estructuralista –calificación ganada a pulso, sin lugar a dudas- me atrevo a clasificar en tres los motores que impulsan su fecunda labor: sus añoranzas, sus héroes y el amor. Tres son también sus añoranzas: su pueblo, los seres queridos que se fueron y su infancia. Y, como no, tres sus héroes: Rafael de Paula, Pedro Delgado y un tal Alonso Quijano; campeones cada uno de ellos en los campos que maternalmente apaciguan sus ansias y sus anhelos. En cuanto al amor, aún cuando creo que es algo demasiado íntimo como para pretender analizarlo alguien que no sea uno mismo –si es que, aún para uno mismo, ello es posible-, yo, a modo de pista, solo diré que creo reconocer que este ingrediente es para él como la savia, la sangre o el oxigeno lo es para la gran familia de los seres vivos. Sus amores: ¿tres..? tres mil fueran, como correspondería a un enamorado crónico e impenitente. No es mal camino el amor en el desarrollo espiritual de la persona, si bien arduo y tantas veces sembrado de la espinosa flor de la incomprensión, siempre y cuando se enjugue con el hechizo de la sublimación.

 En fin, conocer a Miguel Moreno pese a su endiablada complejidad, no es tarea tan difícil, basta para ello leer alguno de sus escritos contenidos en este volumen, que resulta en su totalidad algo así como un prolijo manual del usuario y que con un desmadrado ejercicio de síntesis podríamos resumir con la leyenda: “Material sensible. Tratar con cariño.” Creo que es un ejercicio muy recomendable para aquellos que noten sus sentimientos un poco embotados por ese otro mundo circundante. A mí, aún conociendo su valía desde el principio, me sigue impresionando. 

                                                                                                          RJC

6 comentarios:

  1. Buenos días Pedro 👋🌞

    Aurora Ferrera Ruiz

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  2. Gracias a ti siempre, Miguel..
    Rafael

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  3. Gran prólogo. Digno de los escrititos y de quien los escribe.
    A. Acuña

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  4. 👍👍💛💛💛

    Loren Alfonso Jeronimo

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  5. Pues tienes razón en cuanto a la calidad del texto de Canellada pero me impresiona más el conocimiento que refleja de tu persona. El perfil que esboza de tu personalidad es muy próximo al que yo dibujaría, sin tanta calidad literaria como la suya. Un abrazo.
    Pepe Vázquez

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  6. Bonito prólogo que resume mucho la base de tus escritos y para nada exagerado. ¡¡FELIZ JUEVES!! 🤠
    Luis M. González

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