TOREO DE CAPOTE CELESTIAL
(Para Rafael de Paula –Rafael Soto Moreno-, que toreaba como los demás toreros sueñan y sus lances fueron como una sublime balada de melancolía.)
El auténtico toreo de capote ha desaparecido
prácticamente de la faz de los ruedos taurinos -como tantas otras cosas- diluido
la mayoría de las ocasiones en este toreo actual circense, bufo y contemplativo.
Que una cosa es dar pases aquí y allá (pegapases)
y otra muy distinta es torear con sentimiento arrebatador… El Templo de la
Tauromaquia sigue mancillado por mercaderes sin escrúpulos. Sin embargo, yo
guardo en mi retina lances de un artista que no se prodigó mucho dentro de la mediocre
confusión pasada; salvo, obviamente, honrosísimas y muy dignas excepciones.
Este torero no era de multitudes, sino de
paladares que degustaban su pureza, su hondura y su sentimiento desolado (“ni olés, ni palmas, ni ná. ¡El llanto!,
que es la única verdad ante el arte verdadero…”) Cuando toreaba con el
capote acariciaba suave al toro y metía la barbilla en el pecho juntito al corazón,
los brazos los mantenía sueltos y acunados mientras los pies estaban
irremisiblemente asentados en la arena, como clavados (de ahí sólo los movería
el toro de manera violenta), su cintura acompañaba a tronco y brazos al unísono,
esta acción tan suya -y de otros grandes capoteros- recibía el nombre de "pechear".
A todo lo que antecede habría que añadirle
el “compás” y el "duende” del arte para que la obra fuese irrepetible y excepcional
en belleza. Él lo hacía posible merced al transvase inconsciente del
sentimiento del artista que vertía hacia su obra, la cual emergía plena de
armonía y estética policroma. Todo ello era el fiel paradigma del espíritu sensible
que anidaba en el interior de su ser que se reflejaba en el semblante del
torero. Jamás, como en este caso descrito, es tan cierta la sentencia de que la
cara es el espejo del alma.
Esta sintonía de sensaciones ocurría muy de
tarde en tarde -el torero, como cualquier otro artista, no puede ser sublime
sin interrupción-, pero cuando un día acontecía todo lo demás pasaba a ser
secundario, me atrevo a decir que no le servía ni de acompañamiento válido. En
toda mi vida únicamente he visto torear a un torero de aquella manera genial
que conmocionaba a los espectadores. Su nombre es Rafael de Paula y su forma
sublime y sobrecogedora de interpretar el toreo es inmortal y acompañará el
paso del tiempo…
👏👏👏👏 Precioso como siempre amigo...y si Rafael de Paula lo lee, quedará orgulloso totalmente.
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G. de Guzmán
Arte puro.👏👏
ResponderEliminarJesus Arribas
Hermoso escrito que derrocha sabiduría y admiración.
ResponderEliminarUn abrazo, Maestro.
Luis C. Trijueque
Cada vez que escribes sobre tu gran amigo y torero se trasluce tu admiración y tu cariño hacia él cada vez un poco más intensos.
ResponderEliminarPepe Vázquez
Bonito escrito hacia ese gran torero que con su forma de ejecutar el pase, también descrita en tu relato, ha llegado al corazón de mucha afición y como bien decís el arte que mana de los espectadores esas lágrimas de emoción o esa sensación de punta en el vello, es el más puro arte que el artista puede transmitir al espectador. Como siempre GENIAL Miguel 👏👏👏. Luis M. González
ResponderEliminarEstará encantado mi tocayo... Pocas veces habrán definido de esa forma su arte... Enhorabuena, Miguel.
ResponderEliminarRafael C.
Como se nota que Paula ha sido, es y será tu mayor fuente de inspiración.
ResponderEliminarJorge García Escudero
Precioso relato del toreo magistral de un TORERO.
ResponderEliminarA. Acuña
Este hombre está cargado de arte para el toreo y también para escribir. Excelente mensaje.
ResponderEliminarCarmen.
Y agregios sois los tres, Paula, Miguel y por supuesto Pedro. De verdad gracias.
ResponderEliminarCarmen.
Usted, maestro Rafael de Paula, me descubrió el arte con su toreo y posteriormente, en las conversaciones que mantuvimos en Jerez, Sanlúcar..., me enseñó a sentirlo. Mi admiración, agradecimiento y cariño hacia usted es eterno. Siempre camina junto a mi ayudándome a vivir mi pequeña vida con humildad.
ResponderEliminarComo me demuestran todos los hermosos comentarios que aparecen aquí, pienso que escribir merece la pena por sentir que no estamos solos, que nos transmitimos y nos une el sentimiento, que a la postre es lo más auténtico que poseemos. Muchas gracias sinceras por vuestrao cariño y cercanía.
Qué hermosa evocación, qué linda escritura
ResponderEliminar👏👏👏
Abrazo grande y feliz finde!
Santiago, desde Montreal
Oleeee….qué bonito te ha quedado.
ResponderEliminarEn tu escrito se siente toda la admiración y respeto que profesas a ese gran Maestro del toreo.
Muy orgulloso y agradecido se tiene que sentir que le alaben de esa forma.
Feliz fin de semana. He leído el comentario que ha puesto Rafael de Paula en tu escrito. Me ha parecido precioso y emotivo. Tienes un gran amigo.