CINEMA PARADISO
En esta película
me conmovió hasta las lágrimas la escena del regalo póstumo que Alfredo, el
anciano proyectista del Cinema Paradiso
(siempre empecinado en recordar frases célebres), legó a Totó, el niño que fue su ayudante y que ahora es un famoso director
de cine. Le dejó envuelto en papel de periódico un paquete circular. Al
desgarrarlo comprobó que era la clásica caja de aluminio donde se guardaban los
rollos de celuloide. Alfredo recopiló y montó en ese rollo, con amorosa y
artística paciencia, todos los besos que se daban los protagonistas en
diferentes cintas y que en su momento fueron cortados por la censura. Salvatore
Cascio “Totó”, ya hombre, lo mira
asombrado en soledad en un pequeño estudio de proyección. Llora por el amor y la
infancia perdida, que son como un celuloide reluciente al que las oleadas del
tiempo han limpiado de impurezas y llenado de nostalgias. La secuencia es de
una plasticidad sobrecogedora. De fondo suena la excelsa, emotiva y virtuosa
banda sonora de Morricone. Únicamente la música de Ennio es capaz de agarrarte
por las solapas del alma y zarandearte hasta el aturdimiento. ¡Inolvidable Morricone!
Totó se enamoró de Elena pero nunca cristalizó
su amor. Un amor que se quedó congelado en el pasado. Ese primer amor que nos
ilusiona y nos hace vivir en un sueño. Ese amor nos hiere hasta morir en vida y
jamás se desvanece, al igual que el de este filme. Cinema Paradiso debería formar parte
de ese puñado de películas que todo el mundo estaría obligado a visionar alguna
vez. No para ver buen cine, que también, sino para formarse como ser humano,
para ser un poquito mejor. Y es que la vida nos pone a prueba constantemente. Es la forma de saber si
somos o no fieles a lo que decimos que sentimos. Creo que hay algo superior en
nuestras existencias que nos hace creer en la amistad de Totó y Alfredo, que es un amor pero sin sus alas. Ser fiel a la
amistad y que lo sean con nosotros, es el mejor legado que podemos transmitir a
los nuestros, como la caja con la cinta que dejó Alfredo -el viejo proyectista-
al bueno de Salvatore “Totó”. El cine,
la amistad y la música es lo más cercano a las lágrimas y a los recuerdos
bellos. Sin cine, sin amistad y sin música la vida es un error, una pérdida de
tiempo inaceptable. Aquella tarde melancólica descubrí en la sala Alphaville que
el único símbolo de superioridad que conozco es la bondad de Totó.
Yo cuando la vi, el corazón me palpitó, a parte del guión, por la música....no recuerdo bien en el cine que la vi. Muyyyy bonito Miguel.
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G. de Guzmán
Gracias x compartir . Lo veré . 😍
ResponderEliminarSol de la Fuente
No se porqué pero cuando he visto esta película me ha recordado al cine de Cadalso.
ResponderEliminarA. Acuña
Bonito relato y así el cine nos saca muchas veces esos sentimientos que no somos capaces de exteriorizar en el mundo real, nos interiorizarnos tanto que nos evadirmos por momentos de todo lo que hay a nuestro alrededor, solo estamos los protagonistas de la película y nosotros, solos ambos en un maravilloso escenario, con su música y decorados. Que grande es el cine y que bien lo has descrito querido Miguel.
ResponderEliminarLuis M. González
Tus críticas cinematográficas,tan personales me recuerdan vagamente a las de un gran amigo, MIGUEL URABAYEN, FALLECIDO EN PAMPLONA HACE POCO A LOS NOVENTA Y MUCHOS,CRÍTICO EN EL DIARIO DE NAVARRA Y QUE DURANTE LOS ÚLTIMOS VEINTE AÑOS FUE EL DECANO DE LOS CRÍTICOS CINEMATOGRÁFICOS ESPAÑOLES. TAN ÍNTEGRO COMO TÚ Y TAN ENEMIGO DE ALABANZAS HUERAS.
ResponderEliminarDiego S. Bustamante
Bonita película y buena banda sonora.
ResponderEliminarCarmen Carrillo
que maravilla Buenas tardes Pedro 👏😍😍
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Me encantó esa película
ResponderEliminarJose Luis Ramos
Es una película muy bonita y que merece la pena guardarla en el baúl de los recuerdos...
ResponderEliminarSivert Valdés
Una magnífica película. Sí, señor.
ResponderEliminarUn abrazo. Luis C. Trijueque
Cinema Paradiso, es una película maravillosa e inolvidable...
ResponderEliminarElena Rojas Mayor
Inolvidable película llena de ternura y el colmo ya es la música de Morricone, un verdadero genio de creatividad.
ResponderEliminarGracias Miguel por recordarnos estos momentos que nos han conmovido tanto y tan profundamente. Tu sensibilidad es brillante.