BOGUSLAWSKI, HENRY HIGGINS, TORREMOLINOS Y CADALSO
Después de un día vacacional junto a Paloma en mi “santo lugar”, Torremolinos, vamos a
tomar unas cervezas bien frías a un garito-estudio
parecido a los de entonces. Hay libros y revistas diseminadas que hablan de “Torroles” y de la Costa del Sol. Llama
mi atención la magnífica revista Litoral
con su número monográfico dedicado a “Torremolinos”
(Litoral fue fundada en Málaga en 1926 por los poetas Emilio Prados y Manuel
Altolaguirre), y el libro “Excéntricos en
la Costa del Sol” (J.L. Cabrera y Carlos G. Pranger), ambos los compré aquí
el año pasado. De todo ello, así como de sus fotos, me informó la
imprescindible pagina web “Torremolinos
Chic”, la cual desgrana los años brillantes y dorados de este maravilloso
Torremolinos que era un oasis de libertad, extravagancia y lujuria en aquella
España del “desarrollismo”.
Hoy quiero mencionar dos semblanzas contenidas en
“Excéntricos…” que me sorprendieron gratamente: la del melómano Henry
Boguslawski, del que aún se conserva su Villa
Chopin sita en la calle Loma de los Riscos (solemos visitarla
exteriormente), y la del torero inglés
Henry Higgins Edward, que más tarde se anunció en los carteles castellanizando
su nombre como "Enrique Cañadas". Henry Higgins, como no podía ser de
otra manera, toreó en Cadalso de los Vidrios (Madrid) el 14/09/1968, junto al
número uno de los novilleros de aquel año, Juan Ant. Alcoba “El Macareno”. Lidiaron novillos picados de
Ortega Estévez (Añover de Tajo -Toledo). Los dos triunfaron y cortaron dos
orejas y rabo a sus segundos utreros. Recuerdo que los programas de mano de
aquella feria de 1968 eran de un impactante color amarillo, lamentablemente lo
extravié. No se me olvida que me lo llevó mi tía Francis la mañana del Día de la Pólvora.
La historia de estos dos personajes son para mí dignas de
admiración: Henry Boguslawski (Polonia, 1910 – Estados Unidos, 1989), ciudadano
polaco nacionalizado estadounidense, trabajó en la NASA como doctor ingeniero
de telecomunicaciones espacial y fue un afamado hombre de negocios vinculado a
la tecnología. Retirado en Torremolinos, consagró a la música clásica su villa y parte de su vida. Un busto de
Federico Chopin presidia el jardín y todos los años, durante décadas, organizó
un ciclo de conciertos con obras de su compatriota, Chopin, contratando
excelentes intérpretes internacionales. Muchos de esos músicos alcanzaron
renombre internacional gracias a su apoyo. Los conciertos se celebraban en el
jardín y podía asistir cualquier persona interesada en la música, incluidos los
vecinos. Se acostumbraba a vestir de etiqueta y, en los descansos, el anfitrión
hacía servir champán francés. En 1985, Boguslaswki fue condecorado con la medalla
de la ciudad de Málaga y al año siguiente creó la Fundación Villa Chopin. Se celebraron conciertos hasta 1988. Henry
falleció en 1989. Al año siguiente volvieron a sonar por última vez las mazurcas y los valses en Villa
Chopin, en un concierto-homenaje que ofreció el famoso pianista Piotr Paleczy.
La casa, de paredes encaladas, se mantiene aún en pie. Yo no puedo evitar
imaginar mi presencia en esos conciertos bebiendo champán junto a Paloma y
deleitándonos con la música, mientras observamos los rizos del mar Mediterráneo
al anochecer. Dicen que en verano, al caer la tarde silenciosa, aún se escucha música
en el jardín…
Henry Higgins Edward, “Enrique Cañadas” (Bogotá, 1944 – Mojácar -Almeria-, 1978). Han existido pocos toreros británicos y posiblemente el único de ellos que tomó la alternativa fue Higgins en Fuengirola (Málaga), en 1970, ante toros de Carmen Ordoñez con J.C. Beca Belmonte de padrino y Pepe Luis Román de testigo. Debutó en 1967 en Sta. Cruz de Tenerife (el año de la guerra de Vietnam). De jovencito decoraba su aposento -en la isla de Man- con fotografías de toreros como Joaquín Bernadó, Curro Girón o “Chamaco”. Recibió en sus comienzos ayuda económica de Brian Epstein, el representante de los Beatles (el quinto Beatle) y gran aficionado a la tauromaquia. Le costeó sus ternos de luces y aportó dinero para organizar sus primeras actuaciones. Toreó fundamentalmente por la costa y en la meseta debutó en Cadalso de los Vidrios (Madrid), en 1968. Estuvo muy vinculado a la localidad almeriense de Mojácar (allí tenía una casa enjalbegada y abrazada por buganvillas), fue muy asiduo a Torremolinos (Málaga). Amaba a España y le leían El Quijote en la convalecencia de una cogida. Desayunaba cereales (Corn Flakes) de los que nadie había oído hablar en Torremolinos y que provocaban la desazón en su cuadrilla: “El maestro come lo mismo que las mulas…” Solía tomar un té de menta antes de cada corrida.
Su autobiografía To
be a Matador (1972), escrita junto a Jim Myers, apunta la euforia de los
miembros de su cuadrilla al llegar a Torremolinos y pasear por sus calles
repletas de bellas mujeres. Su carrera fue irregular y sin duda quedó afectada
por la repentina muerte de su gran benefactor, Brian Epstein. En cierta ocasión
un director de cine, que solía rodar escenas violentas en sus películas, le
reprochó que fuera torero. Henry Higgins le respondió: “Eres un hipócrita, tú haces películas mucho más sangrientas que una
corrida de toros…” Era también muy aficionado a la aviación. Contaba sólo
33 años cuando murió practicando ala
delta en Mojácar el 15/08/1978. Le gustaba ver desde la altura los lirios
del valle y se quedó varado entre las cumbres de esa montaña apacible y mágica.
Está enterrado en el Cementerio Inglés de
la localidad, era muy querido y apreciado por los mojaqueros. Irradiaba gran
atractivo y las mujeres le seguían casi tanto como al Cordobés. Nunca olvido a este torero inglés que unió Torremolinos a
Cadalso de los Vidrios. Puede decirse que yo recogí su testigo y procuro seguir
uniendo Cadalso a Torremolinos.
Ahora nos dirigimos hacia La Torre de la Roca, lugar con
fantásticas vistas. Se contempla el Mediterráneo en todo su esplendor y plenitud.
Plena es también la vista de Cadalso desde la Peña Muñana. Desde aquí les deseo
larga vida en mi recuerdo a Boguslawski e Higgins. Los lugares y los
personajes míticos se dan la mano, se aúnan y se abrazan con sentimiento. Su hechizo
me hace soñar y perdurarán en mi memoria para siempre…
Como prácticas la memoria
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Excelente, como sueles, Miguelón!!!!!!👏👏👏👏 Diego S. Bustamante
ResponderEliminar👏👏👏👏.... Bonita historia, amigo...
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G. de Guzmán
Terminarás siendo también cronista oficial de Torremolinos. Un abrazo, Maestro. Luis C. Trijueque
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Miguel.. Un fuerte abrazo. Rafael.
ResponderEliminarSupongo que también estarías en elPiper a tomar una copa si no lo han cerrado porque a ti te parece Buenos recuerdos cuando tu tenias 17 o 18 años cuando fuiste por primera vez de vacaciones a Torremolinos y desde entonces no faltas ningún año te trae buenos recuerdos
ResponderEliminarComo tú ya lo as expresado alguna vez en tus escritos
Me maravillan los personajes que me haces conocer. A falta de charlas en tardes venteñas de toros, buenos son tus escritos, maestro.
ResponderEliminarEstoy por mandarte algo para que sigas unos días más de vacaciones haciendo escrititos como este.
ResponderEliminarA. Acuña
Bonitas historias cuentas Miguel!!
ResponderEliminarCargadas de recuerdos y melancolía de otros tiempos.
Tomaros a nuestra salud unas cervezas bien frías y a disfrutar mucho. Como lo hacemos los que te leemos y recordamos.
Muy agradecido por vuestros bonitos comentarios hacia este escritito que recopila la historia de dos personajes muy ilustres para servidor.
ResponderEliminarQué historias tan bonitas y entretenidas. Gracias Miguel y Pedro. Todo lo que hacéis en este Zorro tan especial es desde el sentimiento cadalseño.
ResponderEliminarCadalseña