En recuerdo de Joaquín Pinilla
Dicen que las montañas siempre estarán ahí, y tienen razón los que así piensan, pero hay veces que parece que hayan desaparecido, al menos durante un tiempo, el tiempo que se tarda en volver a sentir la presencia de ese amigo que un día respiraba y caminaba a nuestro lado y que la vida quiso llevarle mucho más alto, tan alto que a pesar de intentar seguir sus pasos y sentir su respiración, sus palabras y sus risas, nos es difícil seguirle. Son muchas las veces que encerrado en la niebla que cubre la montaña, bajo el viento que azota con fuerza las gélidas rocas, siento como se me agolpan los recuerdos, y te siento cerca, siempre delante y animándome con tu; vamos, vamos chiquitín. La vida es dura en la montaña, pero lo realmente duro es la propia vida, esa que sin permiso te arrebata lo que más quieres, lo que siempre has deseado y de lo que nunca hubieras querido desprenderte. Aun hoy, cuatro años después de tu larga ascensión a lo más alto, sigo preguntándome por qué ya no estás, por qué sólo habitas en mi memoria, por qué no puedo alcanzarte y caminar junto a ti, ascender por los tubos de Peñalara o Claveles, y comer en nuestro rincón del Marcelino, sueños que los dos siempre compartimos y hoy se nos hacen inalcanzables. Amigo Joaquín, compañero de montaña y de cordada, siempre caminaré a tu lado y nunca dejaré de soñar contigo.
+29. 05. 2018
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Pedro, ellos nunca se van del todo, la matería desaparece, pero ellos van más allá de la materia
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Pedro
Jose Luis Ramos
Muchas gracias Jose Luis, cierto que nunca se van del todo, pero en la montaña, como en la vida, la presencia y la ayuda siempre es muy necesaria para hacer cumbre.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Un recuerdo para la gran persona que fue Joaquin...
ResponderEliminarLoren Alfonso Jeronimo
Bonitas palabras para un amigo siempre están en el pensamiento Buenos días Pedro
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Ánimo Pedro que quiero pensar ellos están tranquilos y en Paz
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Decía él tío Emiliano
ResponderEliminarNi ha mí peor enemigo le deseo la muerte. Cuánto más viva más sufre
Antonia Frontelo Morales
Siempre lo asocio y recuerdo cuando subo a la sierra. Una persona extraordinaria, de espíritu noble y que disfrutaba mucho de su familia y de sus aficiones. Qué bueno fue con el grupo que nos inició a disfrutar de la naturaleza. Lo pasamos todos muy bien con él.
ResponderEliminarCuqui de la Poza
Así es, Joaquín siempre fue una excelente persona y amigo, y un gran compañero de montaña. En cada subida, en cada cima, le recuerdo y echo en falta.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenos días Pedro, siempre se los recuerda
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Precioso Pedro todo las palabras que dedicas a tu compañero de montaña, dicen que la muerte no es el final, pero es todo tan triste que nada puede remediar nuestra pena.
ResponderEliminarCarmen.
La muerte no es el final del alma, pero si del cuerpo, de la cercanía, de la amistad, de las miradas, de las palabras, de la sonrisa, del amor, de tantas cosas que ya nunca vuelven a ser como antes.
ResponderEliminarSiempre se recuerda a las personas queridas
ResponderEliminarMariano
Muchas gracias Pedro,un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAngeles.
Joaquín siempre estará en nuestras montañas y nuestros recuerdos.
ResponderEliminarAntonio C.
EL CEMENTERIO DE CENICIENTOS
ResponderEliminarAposento de las cruces,
paseo de los cipreses,
morada sin más reveses
donde daremos de bruces.
Sin hacer cual avestruces,
escondidos bajo el ala,
la Muerte vendrá a la sala
y a coruchos insepultos
nos mostrará informes bultos,
despojos en su antesala.