jueves, 13 de enero de 2022

LAS FOTOS HUYEN DEL OLVIDO, por Miguel Moreno.

 LAS FOTOS HUYEN DEL OLVIDO


            Por las fotos no pasa el tiempo. Se congelan eternamente en el tiempo presente del indicativo. En cambio, por los humanos sí pasa y además lo hace veloz, inmisericorde. Estamos en La Alegría de la Huerta (Cañardo). De izquierda a derecha: Miguel, Alfonso “Carolo”, Luisito “Cascarillas” y mi tío político, Pío. Al fondo, detrás de mí, parece distinguirse a Justo “Agüitas” y el que está a la izquierda de Pío, creo que es Mariano.

            Pío me quería un montón, estaba casado con mi tía paterna Martina. Ella era una de esas mujeres buenas que quería y enseñaba a querer. Murió con 47 años de una enfermedad desconocida y nos legó su preciada enseñanza amorosa. Yo tendría ahí unos 15-16 años y estaba cursando el bachillerato en el instituto de San Martín de Valdeiglesas. Los veranos mi padre me colocaba de camarero en La Huerta, decía que “la vida es dura y difícil y hay que abrirse camino trabajando en lo que sea.” Eran tiempos que inclinaban el espinazo y pretendían levantar el ánimo y el corazón…

            Desconozco quién nos inmortalizó en esa foto. Estamos -como buenos cadalseños-, en la barra situada delante de la piscina del Hostal San José, dentro del mismo complejo de La Alegría de la Huerta que comprendía: Baile de verano e invierno, restaurante, piscina, hostal, discoteca, mesón… Permanecí un largo trecho absorto, observando y auscultando la instantánea que muestra la ternura con la que Luisito “Cascarillas” acaricia la cara de Alfonso; Pío cerca de mí, como casi siempre, pega un trago a su cerveza mientras en su mano derecha sostiene un aperitivo y yo -camisa remangada, pantalón vaquero con la parte derecha totalmente mojada- albergo una mirada incierta, melancólica, mientras sujeto un “corto” de cerveza aferrándome al instante fugaz del “click” de la cámara. Sobre la barra reposa una vitrina para preservar los aperitivos y cerca, extendida, una bayeta Spontex.

Tía Martina

            El retrato me lo regaló el otro día el hermano de Alfonso “Carolo”, Eugenio, que es muy amable y atento conmigo. En realidad no me la regaló, fue una especie de ofrenda, parecido a esa inmolación que dicen que hacen en misa recordando el sacrificio de Jesucristo. Ambos, contentos, estuvimos un rato indagando el lugar donde se tiró la fotografía. Eugenio sonreía y se admiraba: “¡Qué jovencitos estáis mi hermano y tú!” Le recordé que faltaba un camarero, otro Alfonso. Éramos “quintos” los tres, un trío veraniego que los fines de semana empezábamos a trabajar los sábados sobre las 10:00h y terminábamos no antes de las 5:00h de la madrugada del domingo. Había muchísimo ambiente por aquel entonces en Cadalso.

            Todos han muerto, menos Alfonso y servidor. Es Ley de Vida, nadie escapa a sus designios. Bueno sí, este retrato escapa, huye de esa Ley para refugiarse en la memoria de Cadalso, como los fotogramas de las películas inmortales…

                                                                                         Miguel MORENO GONZÁLEZ


12 comentarios:

  1. Recuerdas muy bien los tiempos idos,congelados en una foto y los haces presente manejando con maestría tus recuerdos ¡Bravo!
    Diego S. Bustamante

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  2. Bonitos recuerdos...
    José A. Álvarez G. de Guzmán

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  3. "Las fotos guardan el pasado en tiempo presente". Me ha gustado la frase, es totalmente acertada. Mi vida, así como la de los míos, está plasmada en fotos debido a mi afición por la fotografía, afición heredada, como otras cosas, de mi padre. Siempre me ha gustado revisar fotos aunque se impone la tristeza cuando te das cuenta de que ves más fotos de personas muertas que vivas. Y esta ley va "in crescendo". Como has escrito es ley de vida.
    Un abrazo, Maestro.
    Luis C. Trijueque

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  4. Como siempre espléndido y trayendo a mi memoria los veranos en Rozas, también había mucho ambiente en esa época.
    Las similitudes muchas, las diferencias notables, tú trabajando, yo de veraneante, tú en Cadalso yo en Rozas y tú en La Huerta, sitio que conocí bien como sabes, y yo en la Verbena de Octavio o en la piscina de Víctor. En fin para mí fueron muy buenos tiempos.
    Pepe Vázquez

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  5. Muy bonitos recuerdos

    Obdulia Cordero Santillan

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  6. Precioso el título, lo dice todo. Casi no hace falta leer el resto. Se adivina con ese acertado título.
    Cadalseña

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  7. Hermosa fotografía y uno vive de muchos recuerdos Buenas noches Pedro

    Aurora Ferrera Ruiz

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  8. Mi tío Luis que pronto se fue😥

    Merce Montes Garcia

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  9. Me emocionan estas cosas

    Mariano

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  10. Hermosa fotografía

    Esperanza De La Cruz García

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  11. Así es, que grandes son los recuerdos que permanecen en nuestro corazón y en nuestra memoria, son los que nos hacen reir, llorar, sufrir, amar... cuando esos recuerdos afloran de nuevo, gracias a una foto, un comentario, una persona que nos cruzamos o al observar un lugar. Como decía Jean Paul "El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados".
    Luis M. González

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  12. 💯👏👏👏

    Marian Roman Garcia

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