jueves, 10 de junio de 2021

Tiempo de amor, por Miguel Moreno.

 TIEMPO DE AMOR

 


Podría contaros algunas historias de amor pero no lo voy a hacer. Esas historias me desgarran por dentro y acaban postrándome sin remisión ante la melancolía. La tristeza, como la pasión, vive escondida en el fondo de los grandes amores humanos. Tengo que dedicarle más tiempo a los amores de la Naturaleza y a los de la imaginación. Se me antoja que nunca te defraudan ni desaparecen como lo hacen los de las personas. Parece una paradoja, pero los amores de los mortales no son casi nunca inmortales y eso es un derroche innecesario. A mí, los inmortales son los que me apasionan y casi nunca me hacen llegar al extravío cuando los paseo por mi memoria al anochecer.

 


Muchos amores se disipan sigilosos cuando menos lo esperas. Aquéllos que estuvieron un día enamorados otro se repudian desengañados. Años después los recuerdan desconsolados e incluso pueden llegar a arrepentirse. Acaban enterrando cada madrugada un trozo de aquel amor en el olvido. Los míos no, los míos terminan siendo durante todos los días de mi vida como lo son el día de después. Siempre los echo de menos (qué bien suena echar de menos, ¿verdad?). Mi vecina de abajo echa de menos a su marido, la oigo sollozar  todos los días desconsolada. Antes sólo lloraba por las noches, ahora ya lo hace sin pudor a cualquier hora. ¡Qué pena me da! Toda la eternidad unida amorosamente a alguien y de súbito te lo arrebatan. Desde que la enfermedad se lo llevó, aprendí a escuchar sus sollozos desgarradores que ascienden lánguidos filtrándose entre las paredes de papel estraza de nuestro edificio. Ellos nunca tienen conmiseración alguna hacia mi compungido y desolado corazón.

 


    Estoy enamorado –como Don Quijote- aparte de oídas, de los colores que despiden las bellas leyendas de amor que me cuentan. Y me enamoro también de los rincones seductores que atesoran las jornadas. A veces visito y recorro los lugares amados que en algún momento de mi vida me pertenecieron. Ellos me enseñaron a diferenciar su encanto dependiendo de la estación en la que me encontrara, de las fragancias que desprendían o de mis estados anímicos. Vuelven entonces a ser tan actuales e intensos como lo fueron en su cénit. He de partir a territorios desconocidos, encontraré otros paisajes para adaptarme a ellos y así intentar conseguir nuevos amores anónimos e inolvidables.

 De muchos amores hace tiempo que me despedí. Pero aún me quedan claros y nítidos sus recuerdos maravillosos. Los conservo ya para siempre unidos a los que se me grabaron indelebles en el alma y que únicamente existieron en mi imaginación. ¡Un amor! Sí, un amor… Eso es lo que llevaré conmigo a cualquier mundo. Un amor tan profundo, sincero y vital que cuando ya no esté sobre esta vida ayude a sobrevivir a los demás. El amor nos ayuda a existir porque es lo único real de nuestra convivencia. Es el equilibrio necesario e imprescindible del desamor. Si no… ¿qué sería de todo este tinglado que tenemos montado por aquí? Voy a ver si soy capaz de aglutinar despacio todos estos sentimientos amorosos dispersos en letra muy pequeñita y así repartirlos por los nidos de mi existencia. Ya tengo el título: “Tiempo de Amor”. Lo voy a intentar una de esas tardes conmovedoras que discurren lentas para el amor…       

                   Miguel MORENO GONZALEZ


9 comentarios:

  1. Buenos días Pedro que Bonito

    Aurora Ferrera Ruiz

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  2. precioso original me emociona mucho cuando pones estás cosas gracias 😍

    Aurora Ferrera Ruiz

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  3. Qué bonito😍

    Antonia Frontelo Morales

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  4. Que grande es el amor y cuanto nos hace sufrir, porque esos recuerdos que llevamos en el corazón de otras personas o seres queridos también forma parte de la esencia del amor. Ojalá esta esencia del amor es la que moviera el mundo.
    Luis M. González

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  5. Bonito escrito un tanto alejado de tu habitual estilo nostálgico pero cargado de una buena dosis de realismo, eso sí, realismo mágico.
    Impecable como cada semana.
    Pepe Vázquez

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  6. Hermoso escrito con el que, como siempre, das e la diana. Todos los amores, al menos a algunas personas, nos dejan su impronta imborrable en el alma y con los años vamos teniendo el corazón repleto de cicatrices. Un abrazo.
    Luis C. Trijueque

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  7. Me encantó😍

    Aurora Ferrera Ruiz

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  8. Que foto más bonita...

    Elena Rojas Mayor

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