TIEMPO DE AMOR
Podría contaros algunas historias de amor pero no lo
voy a hacer. Esas historias me desgarran por dentro y acaban postrándome sin
remisión ante la melancolía. La tristeza, como la pasión, vive escondida en el
fondo de los grandes amores humanos. Tengo que dedicarle más tiempo a los
amores de la Naturaleza y a los de la imaginación. Se me antoja que nunca te
defraudan ni desaparecen como lo hacen los de las personas. Parece una
paradoja, pero los amores de los mortales no son casi nunca inmortales y eso es
un derroche innecesario. A mí, los inmortales son los que me apasionan y casi
nunca me hacen llegar al extravío cuando los paseo por mi memoria al anochecer.
Muchos amores se disipan sigilosos cuando menos lo
esperas. Aquéllos que estuvieron un día enamorados otro se repudian
desengañados. Años después los recuerdan desconsolados e incluso pueden llegar
a arrepentirse. Acaban enterrando cada madrugada un trozo de aquel amor en el
olvido. Los míos no, los míos terminan siendo durante todos los días de mi vida
como lo son el día de después. Siempre
los echo de menos (qué bien suena echar
de menos, ¿verdad?). Mi vecina de abajo echa de menos a su marido, la oigo
sollozar todos los días desconsolada.
Antes sólo lloraba por las noches, ahora ya lo hace sin pudor a cualquier hora.
¡Qué pena me da! Toda la eternidad
unida amorosamente a alguien y de súbito te lo arrebatan. Desde que la
enfermedad se lo llevó, aprendí a escuchar sus sollozos desgarradores que
ascienden lánguidos filtrándose entre las paredes de papel estraza de nuestro
edificio. Ellos nunca tienen conmiseración alguna hacia mi compungido y
desolado corazón.
Estoy
enamorado –como Don Quijote- aparte de oídas, de los colores que despiden las
bellas leyendas de amor que me cuentan. Y me enamoro también de los rincones seductores
que atesoran las jornadas. A veces visito y recorro los lugares amados que en
algún momento de mi vida me pertenecieron. Ellos me enseñaron a diferenciar su
encanto dependiendo de la estación en la que me encontrara, de las fragancias
que desprendían o de mis estados anímicos. Vuelven entonces a ser tan actuales
e intensos como lo fueron en su cénit. He de partir a territorios desconocidos,
encontraré otros paisajes para adaptarme a ellos y así intentar conseguir nuevos
amores anónimos e inolvidables.
De muchos amores hace tiempo que me despedí. Pero aún me quedan claros y nítidos sus recuerdos maravillosos. Los conservo ya para siempre unidos a los que se me grabaron indelebles en el alma y que únicamente existieron en mi imaginación. ¡Un amor! Sí, un amor… Eso es lo que llevaré conmigo a cualquier mundo. Un amor tan profundo, sincero y vital que cuando ya no esté sobre esta vida ayude a sobrevivir a los demás. El amor nos ayuda a existir porque es lo único real de nuestra convivencia. Es el equilibrio necesario e imprescindible del desamor. Si no… ¿qué sería de todo este tinglado que tenemos montado por aquí? Voy a ver si soy capaz de aglutinar despacio todos estos sentimientos amorosos dispersos en letra muy pequeñita y así repartirlos por los nidos de mi existencia. Ya tengo el título: “Tiempo de Amor”. Lo voy a intentar una de esas tardes conmovedoras que discurren lentas para el amor…
Miguel MORENO GONZALEZ
Buenos días Pedro que Bonito
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
precioso original me emociona mucho cuando pones estás cosas gracias 😍
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Qué bonito😍
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Que grande es el amor y cuanto nos hace sufrir, porque esos recuerdos que llevamos en el corazón de otras personas o seres queridos también forma parte de la esencia del amor. Ojalá esta esencia del amor es la que moviera el mundo.
ResponderEliminarLuis M. González
Bonito escrito un tanto alejado de tu habitual estilo nostálgico pero cargado de una buena dosis de realismo, eso sí, realismo mágico.
ResponderEliminarImpecable como cada semana.
Pepe Vázquez
Hermoso escrito con el que, como siempre, das e la diana. Todos los amores, al menos a algunas personas, nos dejan su impronta imborrable en el alma y con los años vamos teniendo el corazón repleto de cicatrices. Un abrazo.
ResponderEliminarLuis C. Trijueque
Me encantó😍
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Muy bueno Miguel.
ResponderEliminarQue foto más bonita...
ResponderEliminarElena Rojas Mayor