VOLVERÁN LOS NIÑOS POR NAVIDAD A LA PLAZA MAYOR
Plaza Mayor de Madrid al amanecer. Navidad 2020-2021
Mi ex-compañera del Ministerio, Susana, me
manda una frase desgarradora que vio en una pequeña tienda de la calle Toledo
madrileña: “Liquidación por
desesperación” y una elocuente foto de la “plantación”, en la Plaza Mayor de Madrid, de los puestos navideños
de este año del “virus sin corona”,
2020. Las casetas son de color rojo. Me gusta desde siempre este color y combina
muy bien con las fachadas. Durante los últimos tres años, cuando las instalaban,
pensaba que todo lo echaría de menos cuando ya no anduviera por allí. Echo a
tantas cosas y a tantas personas buenas de menos…
Recuerdo que los primeros años después de
volver de Argel (1986-87-88…), vivía la Navidad como un gran acontecimiento,
con un inusitado entusiasmo de difícil calificación. Me complacía observar
durante las mañanas invernales de niebla el paso por esta Plaza de las
excursiones escolares de los “peques”.
Iban en fila de a dos, estrechamente
vigilados por sus “profes”, agarrados de sus manitas y con gran jolgorio
deambulaban entre los puestos. Algún año vi a mi hijo, Miguel, pasar formando
parte de aquellas entrañables e ilusionantes cabalgatas infantiles. Yo los
seguía con la vista bajo los soportales. Os aseguro que si alguna vez fui bueno,
fue viéndolos a ellos. Al final, por
la razón que quiera cada uno abrazar (creyente, ateo o nihilista), nadie puede
estar en contra del Arte, del Amor o de la Paz.
Liquidación por desesperación
¿Volverán a pasear los niños acompañados de
sus maestros, sus sonrisas y su felicidad por este mismo lugar donde en épocas
pretéritas se corrían toros y se llamaba Plaza del Arrabal? ¿Les llevarán sus
padres cualquier atardecer al centro y les comprarán allí figuritas para el nacimiento?
¿Les distraerán para que se olviden de que este año tampoco montarán, como
tantas otras cosas, “Cortylandia, en
la plaza cercana de Celenque? Hay tantas cosas que preguntar en estas fechas…
Los niños ya no tocan las zambombas ni las
panderetas cantando villancicos (“Madre,
en la puerta hay un Niño más hermoso que el sol bello…”), iban abrigados con
gorras orejeras y bufandas. Quizá este año vuelvan esos usos y costumbres,
aunque sólo sea para recordarnos que hubo un tiempo, no muy lejano, en el que
con poquitas cosas éramos muy dichosos: “Sólo
teníamos nieve, silencio y piñas, buenas para encender, buenas para adornar los
belenes en Navidad. Cuando los niños, el mar y los recuerdos no se pueden
callar…” (¡Un año ya sin Patxi Andión, se dice pronto!)
Le
he contado al niño Moisés todo esto y lo mal que lo pasé cuando vi la película,
rodada en 1962, La Gran Familia. No
he podido superar el recuerdo de la voz rota del inolvidable y genial Pepe
Isbert y su legión de nietos llamando a voz en grito al pequeño “Chencho”, extraviado entre la multitud
que atiborraba la Plaza Mayor la mañana de Nochebuena: “¡¡¡Chenchooo, Chenchooo, hijooo!!!” Aquella exclamación
desesperada ha sobresaltado muchas noches de mi vida…
Ya digo: Hoy paseaba con el niño por las solitarias
calles de Cadalso, los dos solos, y se lo iba refiriendo. Él únicamente me
miraba con sus enormes ojos abiertos desde su cochecito sin decir nada. Sabe
que en la mirada está la vida, los recuerdos y… ¡el amor!
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Que bonito
ResponderEliminarMiguel volveremos si Dios quiere a la plaza Mayor con los niños y no tendremos que ver esos carteles de cerrado por desesperación. Por cierto tú nieto está precioso y tú tienes mucho que contarle cuando sea un poco más mayor Feliz Navidad para todos 😊
Maria Antonia Hernández
Él Sabe que en la mirada está la vida, los recuerdos y… ¡el amor!
ResponderEliminarComo su abuelo que lo sabe, porque su mirada es con los ojos del corazón.
Envidio a Moisés porque tiene la suerte de tener un abuelo rico, rico en conocimientos, rico en emociones, rico en sensibilidad, rico en memoria y con el gran don de saber expresar sus sentimientos y sus sensaciones de manera magistral.
ResponderEliminarLeo con muchísima atención todo lo que amablemente me mandas para ver si se me pega algo para poder hacer lo mismo con mi nieto Julio y con el que está en camino, también chico, al que llamarán Daniel.
Por favor sigue siendo mi inspiración.
Pepe Vázquez
Precioso el escrito de hoy sobre la Navidad...Y lo de tu nieto ya es...la leche... Muy bueno...muy bueno... Qué artista eres...
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G. De Guzmán
Otro gran texto, lleno de emociones que hacen que afloren las nuestras de esos tiempos, sobretodo en este tiempo de Navidad. Yo también he ido en esas excursiones, primero como participante y después como organizador con la parroquia; además en nuestra familia es una visita casi obligada todos los años: Plaza Mayor, comer ese bocata de calamares en esos bares tradicionales, Cortylandia, visita a belenes... Es como una excusa para pasar un día en familia y efectivamente, en estos dias la Paz, el Amor y el Arte brillan aún más que el resto del año, por eso será que tanto me gusta la Navidad.
ResponderEliminarLuis M. González
Qué bonito Miguel!!! Y qué película tan bonita la de la Gran Familia, Cuántos recuerdos Dios mío! Cuántos recuerdos!!������
ResponderEliminarEugenia
Yo recuerdo que el día del gallito íbamos a enseñar el libro que nos daban a mis abuelas,tías,vecinos... y con el dinero que nos daban de aguinaldo mi hermano y yo íbamos a comprar las figuras en la floristería y en casa de Alfonso, todavía las conservo muchas de ellas con el precio puesto en la plataforma de abajo. De esto ya hace muchos años, 55 o 57...
ResponderEliminarJesús López Moreno
Muchísimas gracias por tan emocionantes comentarios. En realidad, la importancia de las cosas se las da aquél que sabe verlas, sentirlas y emocionarse con ellas. Es decir: vosotros.
ResponderEliminarYo, como soy un poco marciano, ya sabes, no he conseguido aún sentir en mi el espíritu navideño ese, y quizás, no lo puedo asegurar, sienta algo parecido a la envidia de aquellos afortunados que lo disfrutan, con más o menos esfuerzo. Lo que sí sigo admirando es tu facilidad para transmitir tus mejores sentimientos.. y eso siempre es bueno. Imagino que siendo abuelo será más fácil dejarse llevar por el entusiasmo gereral. (Nunca digas nunca jamás..) Va con esto mi felicitación.. Un fuerte abrazo..
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