viernes, 11 de septiembre de 2020

Galayos en agosto de 2020

 El despertar de los humanos 


La montaña se mantuvo desierta, se recuperaron los ríos, los arroyos, las plantas, los animales volvieron a ser más libres, el cielo se descontaminó, la vida comenzó a fluir más salvaje en la naturaleza, y cuando despertamos del sueño la montaña seguía ahí, no había necesitado nada de nosotros, Gredos y los Galayos estaban preciosos, pero de repente volvimos, lo invadimos todo, y nos volvimos a sentir dueños de algo que nunca fue nuestro ni lo  será jamás.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso 

8 comentarios:

  1. Que Bonito Pedro si se pudieran recuperar rayan cosas Enhorabuena por vuestra labor

    Aurora Ferrera Ruiz

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  2. Pues vaya monton de gente. Es así en todos los lados

    Mariano.

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  3. Han tenido la misma idea K tu les gusta la montaña

    Antonia Frontelo Morales

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  4. La montaña debería ser un lugar para disfrutar y sentir todo lo bello que nos rodea, mucho para los tiempos que corren, pero tenemos un problema, es que nos creemos los señores de todo lo que existe a nuestro alrededor, y así nos va. No importa que suban 10, 40, o 200, lo que importa es que no se note nuestro paso por ahí, sin dejar basura, sin acosar a los animales salvajes, ni darles de comer, que respetemos la flora y tantas cosas que todos sabemos pero que a veces, tal vez demasiadas, no somos capaces de pensarlas y respetarlas.

    Antonio C.

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  5. Qué bonito lo dices Pedro .hasta en Madrid los animales recuperaron su espacio pero ya estamos otra vez invadiendo los
    La naturaleza es sabia⁰

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  6. Ni nosotros somos nuestros... pero lo olvidamos con demasiada frecuencia.
    Gracias por recordarnoslo. De vez en cuando nuestra vida lo olvida...

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  7. Así debería ser y fue hasta hace un par de décadas en la montaña, luego llegó la invasión de gentes que poco aman la naturaleza, no todos, y la montaña se fue degradando como se está degradando la vida, y todo por querer ser y aparentar lo que no somos ni nunca fuimos. La vida nos está dando una lección a los humanos, sólo nosotros lo estamos sufriendo, los animales y la naturaleza siguen adelante sin nosotros y nada les afecta de la pandemia. Ya es hora de dejar nuestro orgullo y engreimiento, sólo somos unos más en el planeta tierra al que cuidamos muy poco, y claro, así nos va.

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  8. Con mi pierna renqueante
    caminando he de acudir,
    con el paso vacilante
    y alegría en el semblante
    si el Santo me anima a ir.


    EL PEREGRINAJE AL SAN ANTONIO DEL TIEMBLO

    Emprendemos peregrinos el viaje
    en la apacible noche septembrina,
    envueltos en las sombras del paisaje

    que oscuro zigzaguea y difumina.
    A la espalda dejamos Cenicientos
    y a la izquierda dormida a la colina.

    Sin carga de equipaje y con alientos,
    embebidos en una charla amena
    y guiados por la estrella de los vientos.

    Soldamos anualmente la cadena
    de nuestra herencia corucha herederos,
    pues nunca su tradición nos fue ajena.

    Y vamos hacia El Tiemblo mensajeros
    de impulso que animo a nuestros mayores
    a San Antonio fervientes viajeros.

    Ignoramos qué meta o qué favores
    les llevó a emprender este camino
    de romeros alegres y cantores.

    En carros, o a pie, en mulas o en pollino,
    las familias agrupadas viajaban
    compartiendo sus panes y su vino.

    Caravanas coruchas se formaban
    y entre salmos de las voces amigas
    al beatífico Antonio glosaban.

    ¿Tal vez cortada la uva y las espigas
    y colmadas trojeras y lagares,
    en invierno vivían como hormigas?

    Y antes del frío y nieve en los lugares
    que en El Tiemblo a Antonio da acogida,
    buscaban sus abrazos tutelares.

    Y siendo tradición tan difundida
    implica a nuestro ser y su cultura
    y es parte que ya forma en nuestra vida.

    De jóvenes hacemos la andadura
    entre risas, paradas y canciones,
    y en la vejez llama la sepultura.

    Y el Santo al impartir sus bendiciones
    benévolo recibe a su presencia
    a cuantos en él buscan soluciones.

    La moza que de amores sufre ausencia
    amor le pide puro y duradero
    y el pecador alivio de conciencia.

    Y el enfermo salud y andar ligero,
    y el matrimonio infértil pide un hijo,,
    y al porvenir que no sea agorero
    y al año próximo volver de fijo.

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