El despertar de los humanos
La montaña se mantuvo desierta, se recuperaron los ríos, los arroyos, las plantas, los animales volvieron a ser más libres, el cielo se descontaminó, la vida comenzó a fluir más salvaje en la naturaleza, y cuando despertamos del sueño la montaña seguía ahí, no había necesitado nada de nosotros, Gredos y los Galayos estaban preciosos, pero de repente volvimos, lo invadimos todo, y nos volvimos a sentir dueños de algo que nunca fue nuestro ni lo será jamás.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Que Bonito Pedro si se pudieran recuperar rayan cosas Enhorabuena por vuestra labor
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Pues vaya monton de gente. Es así en todos los lados
ResponderEliminarMariano.
Han tenido la misma idea K tu les gusta la montaña
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
La montaña debería ser un lugar para disfrutar y sentir todo lo bello que nos rodea, mucho para los tiempos que corren, pero tenemos un problema, es que nos creemos los señores de todo lo que existe a nuestro alrededor, y así nos va. No importa que suban 10, 40, o 200, lo que importa es que no se note nuestro paso por ahí, sin dejar basura, sin acosar a los animales salvajes, ni darles de comer, que respetemos la flora y tantas cosas que todos sabemos pero que a veces, tal vez demasiadas, no somos capaces de pensarlas y respetarlas.
ResponderEliminarAntonio C.
Qué bonito lo dices Pedro .hasta en Madrid los animales recuperaron su espacio pero ya estamos otra vez invadiendo los
ResponderEliminarLa naturaleza es sabia⁰
Ni nosotros somos nuestros... pero lo olvidamos con demasiada frecuencia.
ResponderEliminarGracias por recordarnoslo. De vez en cuando nuestra vida lo olvida...
Así debería ser y fue hasta hace un par de décadas en la montaña, luego llegó la invasión de gentes que poco aman la naturaleza, no todos, y la montaña se fue degradando como se está degradando la vida, y todo por querer ser y aparentar lo que no somos ni nunca fuimos. La vida nos está dando una lección a los humanos, sólo nosotros lo estamos sufriendo, los animales y la naturaleza siguen adelante sin nosotros y nada les afecta de la pandemia. Ya es hora de dejar nuestro orgullo y engreimiento, sólo somos unos más en el planeta tierra al que cuidamos muy poco, y claro, así nos va.
ResponderEliminarCon mi pierna renqueante
ResponderEliminarcaminando he de acudir,
con el paso vacilante
y alegría en el semblante
si el Santo me anima a ir.
EL PEREGRINAJE AL SAN ANTONIO DEL TIEMBLO
Emprendemos peregrinos el viaje
en la apacible noche septembrina,
envueltos en las sombras del paisaje
que oscuro zigzaguea y difumina.
A la espalda dejamos Cenicientos
y a la izquierda dormida a la colina.
Sin carga de equipaje y con alientos,
embebidos en una charla amena
y guiados por la estrella de los vientos.
Soldamos anualmente la cadena
de nuestra herencia corucha herederos,
pues nunca su tradición nos fue ajena.
Y vamos hacia El Tiemblo mensajeros
de impulso que animo a nuestros mayores
a San Antonio fervientes viajeros.
Ignoramos qué meta o qué favores
les llevó a emprender este camino
de romeros alegres y cantores.
En carros, o a pie, en mulas o en pollino,
las familias agrupadas viajaban
compartiendo sus panes y su vino.
Caravanas coruchas se formaban
y entre salmos de las voces amigas
al beatífico Antonio glosaban.
¿Tal vez cortada la uva y las espigas
y colmadas trojeras y lagares,
en invierno vivían como hormigas?
Y antes del frío y nieve en los lugares
que en El Tiemblo a Antonio da acogida,
buscaban sus abrazos tutelares.
Y siendo tradición tan difundida
implica a nuestro ser y su cultura
y es parte que ya forma en nuestra vida.
De jóvenes hacemos la andadura
entre risas, paradas y canciones,
y en la vejez llama la sepultura.
Y el Santo al impartir sus bendiciones
benévolo recibe a su presencia
a cuantos en él buscan soluciones.
La moza que de amores sufre ausencia
amor le pide puro y duradero
y el pecador alivio de conciencia.
Y el enfermo salud y andar ligero,
y el matrimonio infértil pide un hijo,,
y al porvenir que no sea agorero
y al año próximo volver de fijo.