martes, 26 de marzo de 2019

Valle del Tietar, cuna de personajes de montaña.


Cuando la cercanía te inspira seguridad y la amistad confianza.


Casillano y cadalseño en la cumbre del Morezón. Gredos

Sotillano y cadalseño en el Refugio del Rey. Gredos

Compartir momentos de montaña es algo que llena, mucho más si lo haces con grandes personas, gente de montaña y del Valle del Tiétar. He aquí dos ejemplos: un casillano y un sotillano, demasiado que se juntan con un cadalseño. Eso si, todos amamos las montañas de Gredos desde la infancia.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


Mensajes:

Eugenio Lopez Garcia Bueno, hace muchos años que no estoy para estos trotes por la sierra, muchos, muchos asi como 80, los anteriores es que no me dejaban ir.
Ana Diaz Eres todo un esquiador
Zorro Corredero de Cadalso de los Vidrios Noooo, montañero.




1 comentario:

  1. CENICIENTOS BAJO LA NIEVE

    La nieve cayendo mansa
    obstaculiza los pasos,
    y el campo nevado amansa
    claridad de los ocasos.

    Reina un silencio absoluto
    en las peladas higueras,
    y allá lejos el tributo
    a las verdes sementeras.

    Los olivos inmortales
    lucen hojas blanquiverde
    en los días invernales,
    huérfanos del campo verde.

    Las viñas sin los sarmientos
    comparecen desoladas,
    ¡oh, campos de Cenicientos!,
    con tus luchas soterradas.

    La majestad de la Peña
    siempre arriba omnipresente,
    nuestra voluntad se empeña
    que es futuro y es presente.

    Surcan el cielo los humos
    de las negras chimeneas
    en amaneceres brumos
    de nieve en las azoteas.

    Por las calles silenciosas,
    en las que nadie transita,
    pasan horas vagarosas
    en una paz infinita.

    El día va despertando,
    aclarando la mañana
    y la familia almorzando
    ve la nieve en su ventana.

    Hoy no tenemos escuela
    ante la nieve caída,
    muchachos de la Plazuela:
    Vamos a dar la batida.

    Preparamos las ballestas,
    guardadas en los cajones,
    como banderas enhiestas
    mezcladas con azadones.

    De nieve vuelan las pellas
    entre alegres risotadas,
    en las incruentas querellas
    de los días de nevadas.

    Coruchos en las esquinas
    escrutan el tarameo,
    es riqueza, no son ruinas
    la nieve en el laboreo.

    Los pastores con ramones
    a las espaldas cargados,
    van arrastrando faldones
    a los establos cerrados.

    Reina quietud en las cuadras
    y están las bestias rumiando,
    perro aburrido que ladras
    mientras te estás espulgando.

    Tañe fuerte la campana
    que habita en el campanario,
    en la gélida mañana
    convocando al vecindario.

    En la lumbre, los pucheros
    aventando sus aromas
    y se reparan aperos
    y también se gastan bromas.

    Nieve y día de pajeras
    siempre van aparejados,
    y gatos en las gateras
    vigilando los doblados.

    Se cuentan muchas historias
    de los hechos del pasado,
    y se evocan las memorias
    de algún que otro antepasado.

    Están llenas las tabernas
    y las barajas danzando,
    huyendo de las galernas
    que el nevazo está azotando.

    Y cuando llega la tarde
    y un ciego vago despunta,
    la cara y el pie nos arde
    y despereza la yunta.

    La nieve se ha retirado
    con las palas de las puertas,
    y un barro negro alfombrado
    calles de nuevo desiertas.

    La noche ya se ha cernido
    y calmos están los vientos,
    los coruchos en su nido
    duermen en su Cenicientos.


    LAS BALLESTAS

    Las ballestas en invierno,
    y la afición por la caza,
    como herencia de la raza
    era en nosotros interno.

    Desde el infante más tierno
    que con guantes se acoraza,
    se daban cita en la plaza
    desatándose el infierno.

    Y era cesando la nieve,
    con pájaros ateridos,
    la puesta de las ballestas.

    Paso furtivo y aleve
    con los dedos entumidos,
    y avecillas a las cestas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho


















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