martes, 5 de marzo de 2019

Mi primer amor. Por Miguel Moreno



MI PRIMER AMOR

      
Discoteca Pipers. Miguel Calabria, Julia, David Pindado y Miguel Moreno. Torremolinos 1975


      Recuerdo aquella tarde soleada, salpicada de nubes blancas y esponjosas que adornaban el clásico e intenso cielo celeste de septiembre. Supongo que por cuestiones técnicas el avión sobrevolaba Málaga en círculos. Yo, mientras tanto, me entretenía mirando por la ventanilla y se me iban quedando grabadas, ya para siempre, las imágenes de los rayos del sol rebotando contra el fuselaje del avión; las del Paseo de La Alameda con el edificio de La Equitativa vigilante, las del arabesco de las olas rompiéndose contra la playa y las de los claroscuros que concebían los huecos de las nubes. 



Distinguí Gibralfaro y pensé que sería bonito subir con ella grabando con una navajita sobre las cortezas de los árboles varios corazones con nuestras iniciales, I/M. Las vibraciones del descenso me sacaron de mi ensimismamiento y llegué a observar que nuestra pista de aterrizaje se iniciaba justo en la carretera de Cádiz, al tiempo que crecía mi desazón al máximo ante la inmediatez del encuentro. Quizá los vecinos de asiento interpretaron que era mi temor al aterrizaje, ajenos a que en mi mente y en todo mi ser no existía otra inquietud que no fuera el deseo de verla. Cogí mi bolsa marrón y salí disparado hacia la terminal del aeropuerto. Alguien me llamó a voces señalándome un autobús que me facilitaría con mayor comodidad el trayecto. No sé lo que hice. El amor te hace volar.


Desde el Monte Gibralfaro. Málaga

    La vi a lo lejos, a pesar del tiempo pasado no olvido su cara radiante. Aquello me pareció que justificaba lo pasado, que todas las dificultades serían en adelante superables en tanto ella estuviera a mi lado. Era nuestro reencuentro. Había pasado un mes y medio desde que un tres de agosto caluroso de 1975, nos conocimos en la discoteca Piper's de Torremolinos. 


Discoteca Pipers

Allí fui con dos compañeros de mi empresa, Garza, a ligar, ingenuos, de forma incansable con despampanantes suecas que nunca ligamos. Aquella noche ella me dejó su número de teléfono anotado en una tarjeta del hostal Reycar de Alicante, la ilusión la apunté antes en algún lugar inédito de mi corazón… Nos quedamos parados mirándonos de frente sin saber qué hacer. Petrificados por la emoción. Fue ella quien me abrazó ofreciéndome sus labios. Nos dimos un beso eterno, interminable, diluyendo en él nuestro pasado y lo que intuíamos sería nuestro futuro. El resultado fue un beso imaginado en largas noches de duermevela que provocaron que él se convirtiera en el protagonista absoluto de un amor que, aún hoy, su recuerdo sobresalta mi presente. Con los ojos entrelazados, conduciéndonos a lugares hermosos y desconocidos, tomamos el autobús de Portillo que nos llevó a los apartamentos "Torre de la Roca", en El Bajondillo de Torremolinos. Miré por el cristal y vi que atardecía, entonces le dije que construiría una cabaña en alta mar sólo para nosotros dos. 


                    Rila la luna desde la Torre de la Roca.

Allí podríamos amarnos sin ser molestados por nada ni nadie, pero antes pasaríamos por Wimpy a comer algo (comer y querer puede ser compatible). Ella sonrió y apoyó amorosamente su cabeza sobre mi hombro y cerró los ojos. Todo el amor de este mundo se remansó en nosotros en ese preciso instante. Esa madrugada, en la terraza del apartamento, y como testigo la inmensidad del mar y la canción “Candilejas”, interpretada por José Augusto, que versionó de la película del genial Charles Chaplin (Eres luz de abril, yo tarde gris. Entre Candilejas te adoré, entre Candilejas yo te amé); ella me mostró cómo rilaba la luna sobre el agua dibujando un camino que nos llevaba a nuestra cabaña. Nosotros estábamos en el centro de todo: la danza del amor, la felicidad que nos conmovía, el cielo estrellado, el mar apacible y la luna misteriosa eran nuestros cómplices más queridos y deseados. 


Hamburguesaría Wimpy. Plaza Costa del Sol. Torremolinos

    Parte de mi vida se quedó prendida a aquellos recuerdos, a aquellos besos, a aquellos encuentros, a aquellos “santos lugares”. El tiempo lo borra todo, me decían mis amigos cuando meses después era incapaz de arrancarla de mis entrañas más íntimas. ¡Mentira! El tiempo lo idealiza y lo mejora porque acaba siendo no como fue en realidad, sino como uno lo sueña en miles de momentos, de parajes, de noches, de aeropuertos… La razón, a veces, no lleva a ningún sitio; el corazón a todos, aunque no siempre por senderos cómodos. Aquella historia duró seis meses.


Tiempo después supe que mi pequeña vida se podía resumir en seis meses soñando, amando, riendo, esperando, anhelando… Seis meses en los que descubrí en Torremolinos que en la vida se pierde cuando más juegas a ganar y que la lluvia, ¡mira por dónde!, es encantadora cuando cae acariciando el mar. Así estaban mis cosas entonces: llenas de amor, pasión y dolor…



                              Miguel MORENO GONZÁLEZ

13 comentarios:

  1. El pastel que, a fin de cuentas, es la vida de cada uno, puede estar adornado con muchas o pocas , con dos o con una sola guinda.. e incluso, creo que puede haberlos sin ninguna.. Lo importante es haber disfrutado cada uno de su pastel..
    Un abrazo..

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  2. Precioso texto como todos los tuyos. Sigo haciendo de enfermera y la enfermedad se ha convertido en plural y cada vez mas complicadas y jodidas. Recuerda esos momentos porque al final es lo que nos queda. Besos fuertes.
    Chusa

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  3. Hace tanto que no pensaba en mi primer amor que al leerte me he estremecido. He comprendido que la vida merece la pena por sentir estas cosas.
    Cadalseña

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  4. Buenos días Perico!!! Quienes son?

    Ana Teresa García González

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  5. Amigos de Miguel, si lees todo te puedes enterar. Buenos días.

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  6. Todos tuvimos historias para rrecordar de las que vivimos ahora

    Antonia Frontelo Morales

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  7. Así es Antonia, un poco del ayer y otro poco de hoy para vivir el futuro.

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  8. Mereces un premio literario con un título como "Nostalgias del corazón" o algo parecido. Gran abrazo.
    Diego

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  9. Me ha gustado muchísimo. En lo del tiempo lo borra todo, estoy completamente de acuerdo contigo, mentira. Yo tuve un amor de juventud y después de casi cincuenta años... Un abrazo compañero.
    Agustín M.

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  10. Me alegro Miguel, me acuerdo cuando te ibas todos los meses a Málaga, pero son fiebres que nos pasan a esa edad.
    Vicente

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  11. Miguel, me ha conmovido mucho, qué sentimientos tan auténticos y que bien trasmitidos, realmente un placer, y me alegro que hayas tenido la suerte de vivirlo.
    Miguel realmente eres un hombre único.
    Charo

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  12. Qué bonito! Qué nostálgico!!!....la vida!!!������������
    Eugenia

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  13. Qué relato más lindo y con más pinceladas de historia que jamás el viento se llevará ❤️
    Juan

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