A Miguel
Delibes, Patxi Andión, Moisés y Justo. Y a todos los cazadores cadalseños.
Ellos saben esperar con esperanza)
CAZADORES CADALSEÑOS
DE UTOPÍAS
Los cazadores cadalseños se acuestan ilusionados entre penumbras y se levantan esperanzados entre dos luces. Sienten amanecer mientras andando van olvidando penas del lubricán y recordando alegrías del conticinio. Ellos cada día aprenden, a diferencia del común de los mortales que simplemente se informan. Como a Don Quijote siempre les fatigan los deseos de saber cosas nuevas sobre querencias de navajeros mañaneros, olfatos de lebreles y angostas veredas. Caminan entre chaparros espinosos, pinos piñoneros y encinas negras mientras chapotean charcos de pensamientos futuros que les manchan de barro y de dudas el pecho. Se dejan llevar por el encanto inexplicable de una aventura incierta que encierra el mejor pedazo de su personalidad.
Justo
Adormecen entre sus brazos el arma como el enamorado mece a su amor en el regazo. Desarrollan como nadie los sentidos: Escudriñan con atención su entorno, agudizan el oído para diferenciar los ruidos del monte, rastrean la brisa que les trae noticias de piezas, toman con tacto el pulso al rocío de la mañana y saborean la posibilidad de amarrarse para siempre al silencio. Se funden como pocos con la Naturaleza. La quieren y se abrazan a ella rescatándola de la desolación que provoca el maltrato. La respetan y buscan complacidos en su soledad hacerla mejorar. Ellos saben que si ella agoniza no podrán vivir la maravilla de su amor y caerán en una triste añoranza sin fin.
Destierran
la pereza, se entregan con fruición a la diligencia y nunca dan un desafío por
perdido. Aprendieron de niños a acariciar a sus perrillos. Los tratan con un
cariño tan auténtico que el privilegiado que les observa queda conmovido ante
su derroche de ternura. Como los grandes guerreros del amor se cubren con
gorras de utopías perdedoras y suelen ser generosos con el infeliz vencedor. El
verde de sus prendas pinta de fatigas los senderos y sus sombras siempre
cobijan una fuente y un cacho de pan donde ser humildemente felices. En las
noches de sosegado puesto tienen a Artemisa
y a Diana como protagonistas de sus ensoñaciones mientras ellos se transfiguran
en Orión. Son sus secretos asuntos del más allá…
Poseen miles
de inquietudes y pocas certezas: Siempre ojo avizor, pisada firme pero suave,
hombro curtido por los retrocesos de sus escopetas que les impulsan hacia
delante, manos huérfanas de pelo y plumas pero repletas de callosa y noble
pasión. Lo suyo es puro ilusionismo, una competición para alcanzar trofeos
etéreos, un juego de adivinanzas para atrapar el día platónico esperado. Y
esperanzas, muchas esperanzas que son los sueños de los que viven despiertos. Si
éstas decaen buscan el resguardo de sus compañeras que les sanan las heridas de
las zarzas y de la vida con la suavidad de una caricia.
Se alejan de
cotos refinados con rehalas de pedigrí, no quieren marchamos que ofendan su
origen de personas que viven de pie y que no se postran ante nada ni nadie así
les corten las piernas a la altura de las rodillas. Lo suyo es patear por
monterías con chuchos de raro olfato,
cansada carrera y mirada melancólica. Moquillos
que cuando sienten cerca la llamada de la muerte se apartan al atardecer de todos
sin despedirse de nadie. En echando en falta el silbido inconfundible de su
amo, se dirigen, con paso lento y aullando lastimeramente, a la madriguera de
su primera carrera para ser su can Cerbero. Saben que allí nunca les faltará el
calor con el que Cadalso les parió.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
¡Qué bien has sabido captar el sentir del cazador mientras la Naturaleza amanece en su entorno! La soledad disfrutada en compañía de escopeta y perro, con la vista y el oído vigilantes, presto a reaccionar ante el inconfundible aleteo de la perdiz o la carrera repentina de la liebre con el sonido seco del disparo y el olor intruso de la pólvora. Como siempre has captado con la precisión de un tiro certero las sensaciones del cazador en su hábitat natural.
ResponderEliminarUn abrazo. Luis Carlos
Los cazadores, ganaderos, toreros, artistas de circo, tienen que aprovechar porque desgraciadamente los nuevos aires políticos soplan en contra de ellos.
ResponderEliminarCadalseño
Maravilloso. Es un placer leer tus escritos.
ResponderEliminarLuis A.
Los cazadores son gente del pueblo. Apegada al campo, a la Naturaleza, al frío y al calor. Muchos vivieron nuestra guerra en bandos enfrentados, pero con la caza se olvidaron del terrible pasado. Como a mí, les enseñaron la concordia y no el revanchismo. Mi padre se metía en el monte con sus perros y hacía disfrutar a los tiradores. Y todos sacaban a los bichos del enmarañado jaral confundido entre umbrías y solanas. Éramos de pueblo: Cadalseños, "pinches", sotillanos... Unos de más allá, otros de más acá. ¡Qué más da, si todos sentíamos y vivíamos igual!
ResponderEliminarRemigio, de San Martín de Valdeiglesias
Muchísimas gracias por lo que haces que me toque, pero sobre todo por mantener la ilusión ante la mira. Nada nos acerca mas a lo que somos que lo que deseamos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Patxi
FACULTAD DE BELLAS ARTES
DEPARTAMENTO DE ARTE
Web: www.uclm.es
Prof. Dr. Patxi Andión González. Director
Hola Miguel, aunque no soy partidario de la caza, leo emocionado y con profundo respeto este bello escrito que diriges a cazadores y a sus perros, a gente del pueblo que vive en contacto con la naturaleza alejados de la pose, del refinamiento y del pedigrí. Mi más sincero respeto también a las personas que retratas con tus palabras. Javier.
ResponderEliminarEl hombre es cazador desde la prehistoria .cazar es natural y ecológico .y una cosa es amar a los animales como yo los amo y otra humanizarlos
ResponderEliminarPor cierto precioso comentario sobre los cazadores y la caza gracias Miguel
ResponderEliminarLA CAZA A PORRILLO EN CENICIENTOS
ResponderEliminarPor ribazos, collados o en el llano
que conforman los campos del Juncar,
nos hacíamos siempre acompañar
por las flexibles varas del manzano.
A la caza cobrábamos a mano
siguiendo de las liebres el pisar,
que en la nieve dejaban al hollar
buscando resguardarse en el majano.
Con la tierra nívea un manto blanco,
las liebres a los pies del monolito
del majano figura del paisaje,
destacándose altivo en el barranco
la vida despedían con un grito
cuando impactaba el palo en su pelaje.
CRUZA POR PANIGEBRE
Cruza por Panigebre
rauda y veloz la liebre,
van su rastro siguiendo
galgos enloqueciendo,
con corcovas y saltos
les va ganando asaltos,
ora va y se agazapa
más galgo no la atrapa,
la va impulsando el viento
del campo Ceniciento,
por carretera enfila
y habilidad destila
saltando va paredes
al par que elude redes,
sorteando va cepas
de viñas sin estepas,
y tomado el sendero
de Casa del Minero,
se aboca sobre el Mancho
su comedero y rancho,
aquel es su terreno
y de escondrijos lleno,
entretanto los galgos
que en nada son hidalgos,
se enredan en pelea
formando patulea,
ladran y se disculpan,
y al más torpe le culpan,
de fuga de la liebre
que gracias a sus patas,
huyó de Panigebre
y galgos de reatas.
JORNADA DE UNA PAREJA DE LIEBRES EN POLVORANCA
Las observo gozosas y felices,
son pareja, retozan y se aquietan,
y acezantes otean y se inquietan
mezcladas junto al bando de perdices.
Sin temores a perros y escopetas,
el parque lo recorren por entero,
manteniendo atalaya en un otero
y ven el circular de bicicletas.
Después se difuminan por los pinos,
dejando huella en los cruces de caminos,
y haciendo discreción de dónde encaman.
Y al aproximarse lenta la noche
y cerrar la jornada con un broche,
gañen las liebres y su amor proclaman.
EL TORO SALIENDO AL RUEDO EN LA PLAZA DE CENICIENTOS
En tarde sin viento hay lleno en el coso
en la nueva plaza recién construida,
y el timbal y el clarín dan la salida
a un toro cinqueño, astas de coloso.
Figura imponente emerge del foso
fiero resuella y la testuz erguida,
produce asombro la estampa surgida
belleza fiera del tótem fogoso.
Un rayo de sol nimba su cabeza
la impregna de luz riesgo y fortaleza
de una fiesta única ancestral y mítica.
La historia mágica armazón de España:
que sus campos viste, hermosea y baña,
del toro ausente de torpe política.
LA BIBLIOTECA MIGUEL DELIBES
Orilla a la Iglesia blanca,
iglesia solemne y bella,
la biblioteca descuella
por tener su puerta franca.
Allí el lector no se estanca
pues dentro está don Miguel
con libros en anaquel
que escribió en Valladolid
y recalando en Madrid
brillan impreso en papel.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Gracias a todos por vuestros bonitos comentarios que me llenan de alegría y me transmiten ánimo para seguir. La verdad es que vuestro pago supera con creces el valor del escritito. Casi nunca estoy seguro de lo que hago, sólo procuro generar emociones y no molestar a nadie, siento que no siempre acierte (yo también tengo mi parte obscura). La vida a veces es dura y hay que procurar suavizar sus golpes mostrando lo bueno que tiene gracias a la generosidad y la bondad de sus gentes.
ResponderEliminarSoy anticaza. Los cazadores me han producido problemas, disgustos y daños, por meterse en una finca que no les corresponde y no forma parte de ningún coto.
ResponderEliminarMaría Consuelo Lajara
Yo tampoco soy cazador, respeto la caza siempre que se realice con sentido común y respetando las fincas privadas.
ResponderEliminarZorro Corredero de Cadalso de los Vidrios Podría escribir un libro con las faenas que me han hecho, tanto los "legales" como los furtivos.
ResponderEliminarMaría Consuelo Lajara
En Cadalso existe una persona que controla la caza en referencia a los propietarios de fincas. Habla con él, se llama Luisma.
ResponderEliminarZorro Corredero de Cadalso de los Vidrios Preguntaré por él en el Ayuntamiento. Muchas gracias.
ResponderEliminarMaría Consuelo Lajara