Valla carambanos jajajajajaPilar Calvo Villarín
LA MADRE TIERRALa madre tierra se ofrendaal cultivo permanente,siempre se muestra oferentey a sudores se encomienda.Campos que en su inmensidaden su grandeza infinita,todo es vida que palpitabelleza y diversidad.Alma de nuestro sustentomanantial de la alegría,contemplación de armoníaque sabes del sufrimiento.Conoces a las hormigasy sabes de sus afanes,sus trasiegos y sus planesy de su acopiar espigas.A los topos medio ciegosque socavan a hurtadillas,y nos hurtan las semillasa los modestos labriegos.A lombrices y gusanosque moran en tus entrañas,y sus secretos y mañasayuda son de hortelanos.Que eres nutriente de miesesalbergando sus raíces,donde anidan las perdicesy las evitas reveses.Madre de los mineralesque has forjado al diamante,para que un buril amantelo engaste sobre metales.En ti los pies los posamosy afanosos nos movemos,y también nos conmovemosante todo cuanto amamos.Nuestra vida aquí transcurreya feliz o desgraciada,y la muerte acicaladacon sus ardides discurre.Discurre cómo llevarnosy apartarnos de tu senda,y con su invencible riendatemerosos sojuzgarnos.Y cuando el portón se cierray nos apaga los ojos,a nuestros pobres despojoslos acoges madre tierra.Saturnino Caraballo DíazEl Poeta Corucho
LA BLANCA CRUZ DE LA CIMALa blanca cruz de la cimaque corona la montaña,el sol y la luna bañay no permiten que gima.A ti, que el cielo sublima,cruz eterna, cruz divina,venerable en la colinae inseparable de Dios,áseme y llévame en posde la voz que me ilumina.Saturnino Caraballo DíazEl Poeta Corucho
Valla carambanos jajajajaja
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín
LA MADRE TIERRA
ResponderEliminarLa madre tierra se ofrenda
al cultivo permanente,
siempre se muestra oferente
y a sudores se encomienda.
Campos que en su inmensidad
en su grandeza infinita,
todo es vida que palpita
belleza y diversidad.
Alma de nuestro sustento
manantial de la alegría,
contemplación de armonía
que sabes del sufrimiento.
Conoces a las hormigas
y sabes de sus afanes,
sus trasiegos y sus planes
y de su acopiar espigas.
A los topos medio ciegos
que socavan a hurtadillas,
y nos hurtan las semillas
a los modestos labriegos.
A lombrices y gusanos
que moran en tus entrañas,
y sus secretos y mañas
ayuda son de hortelanos.
Que eres nutriente de mieses
albergando sus raíces,
donde anidan las perdices
y las evitas reveses.
Madre de los minerales
que has forjado al diamante,
para que un buril amante
lo engaste sobre metales.
En ti los pies los posamos
y afanosos nos movemos,
y también nos conmovemos
ante todo cuanto amamos.
Nuestra vida aquí transcurre
ya feliz o desgraciada,
y la muerte acicalada
con sus ardides discurre.
Discurre cómo llevarnos
y apartarnos de tu senda,
y con su invencible rienda
temerosos sojuzgarnos.
Y cuando el portón se cierra
y nos apaga los ojos,
a nuestros pobres despojos
los acoges madre tierra.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BLANCA CRUZ DE LA CIMA
ResponderEliminarLa blanca cruz de la cima
que corona la montaña,
el sol y la luna baña
y no permiten que gima.
A ti, que el cielo sublima,
cruz eterna, cruz divina,
venerable en la colina
e inseparable de Dios,
áseme y llévame en pos
de la voz que me ilumina.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho