Cenicientos ha participado desde el principio con varias bodegas. Pásate y verás como te gusta, más al final cuando ya has probado unos cuantos vinos, jajaja
En la cuña introducida, de abulenses y Toledo está el pueblo y su viñedo sostenimiento de vida. La cepa fue mantenida como diosa en los altares y las uvas en lagares corría rojo su mosto por el canalillo angosto como el agua de los mares.
Con gentes acogedoras transitando por la calle hacen ameno este valle de las coruchas auroras. Armonía de las horas transcurren de forma lenta si el espíritu aposenta apego por el sosiego del que harto de trasiego vida tranquila le tienta.
Quien nos visita se queda y si se va siempre vuelve cuando la brisa le envuelve del arcón de su almoneda. Paseante en la vereda viendo la vida que pasa hace trasvase y trasvasa olvido de su paisaje y se siente paisanaje y cimenta aquí su casa.
Siempre impera aquí la calma y el horizonte apacible que se bebe y es bebible como néctar en el alma. Aparejo que es la enjalma de sus pocos animales otrora en los hierbazales abundaban los rebaños pero el paso de los años los mantiene terminales.
Que más decir de su Peña a la que enaltezco tanto y con mis versos la canto y de mi rima se adueña. Sostengo que es nuestra enseña y la base del futuro y aunque yo yerto y oscuro cuando el suceso acontezca el poema permanezca y ser cierto lo que auguro.
¡Tomad!,os presto mis ojos y su enfoque en la llanura y abridlos en herradura con que aparta los abrojos. No reparad en rastrojos y veréis a don Quijote que con Rocinante al trote va por tierras de la Mancha gritando: Castilla es ancha y se me atufa el bigote!
Y si tornáis la mirada nuestra capital Madrid y cabalgando va el Cid en la alta madrugada. Y en la noche despejada he visto un cielo de bruma flotando como la espuma desde la Peña las luces polucionando de bruces a Madrid con que lo abruma.
Y de la Peña bajando al pasear por el llano la Dehesa es un rellano por el cual ir divagando. Los coruchos paseando por la estrecha carretera ven el cielo una esfera límpida de aire tan puro que su clima es un seguro de naturaleza austera.
Pinares, huertos y encinas viven en el horizonte y la quietud en el monte e higueras en las retinas. Visitante que caminas y buscas vida apacible y de vivir lo indecible, el pueblo de los coruchos tiene en alicientes muchos para hacértelo factible.
Y hablamos aquí un lenguaje ingenioso y cervantino junto al amor de su vino colofón de un buen viraje. Y habrás hecho un maridaje con la estrella de los vientos que aseda los movimientos, de nuestros recios olivos que muestran sin paliativos el alma de Cenicientos.
No van mas pueblos
ResponderEliminarAna Diaz
Si calro, participan más pueblos, Cenicientos, Villa del Prado, Navahondilla, San Martín.... Ven y participa, prueba los vinos y compra.
ResponderEliminarUn saludo
Es ke como en cencientos van por eso te lo digo
ResponderEliminarAna Diaz
Cenicientos ha participado desde el principio con varias bodegas. Pásate y verás como te gusta, más al final cuando ya has probado unos cuantos vinos, jajaja
ResponderEliminarSi voy me pasare
ResponderEliminarAna Diaz
Fuz son muy fuertes no me van mucho prefiero el moscatel jajaja entra mejor
ResponderEliminarAna Diaz
EL CANTO A CENICIENTOS
ResponderEliminarEn la cuña introducida,
de abulenses y Toledo
está el pueblo y su viñedo
sostenimiento de vida.
La cepa fue mantenida
como diosa en los altares
y las uvas en lagares
corría rojo su mosto
por el canalillo angosto
como el agua de los mares.
Con gentes acogedoras
transitando por la calle
hacen ameno este valle
de las coruchas auroras.
Armonía de las horas
transcurren de forma lenta
si el espíritu aposenta
apego por el sosiego
del que harto de trasiego
vida tranquila le tienta.
Quien nos visita se queda
y si se va siempre vuelve
cuando la brisa le envuelve
del arcón de su almoneda.
Paseante en la vereda
viendo la vida que pasa
hace trasvase y trasvasa
olvido de su paisaje
y se siente paisanaje
y cimenta aquí su casa.
Siempre impera aquí la calma
y el horizonte apacible
que se bebe y es bebible
como néctar en el alma.
Aparejo que es la enjalma
de sus pocos animales
otrora en los hierbazales
abundaban los rebaños
pero el paso de los años
los mantiene terminales.
Que más decir de su Peña
a la que enaltezco tanto
y con mis versos la canto
y de mi rima se adueña.
Sostengo que es nuestra enseña
y la base del futuro
y aunque yo yerto y oscuro
cuando el suceso acontezca
el poema permanezca
y ser cierto lo que auguro.
¡Tomad!,os presto mis ojos
y su enfoque en la llanura
y abridlos en herradura
con que aparta los abrojos.
No reparad en rastrojos
y veréis a don Quijote
que con Rocinante al trote
va por tierras de la Mancha
gritando: Castilla es ancha
y se me atufa el bigote!
Y si tornáis la mirada
nuestra capital Madrid
y cabalgando va el Cid
en la alta madrugada.
Y en la noche despejada
he visto un cielo de bruma
flotando como la espuma
desde la Peña las luces
polucionando de bruces
a Madrid con que lo abruma.
Y de la Peña bajando
al pasear por el llano
la Dehesa es un rellano
por el cual ir divagando.
Los coruchos paseando
por la estrecha carretera
ven el cielo una esfera
límpida de aire tan puro
que su clima es un seguro
de naturaleza austera.
Pinares, huertos y encinas
viven en el horizonte
y la quietud en el monte
e higueras en las retinas.
Visitante que caminas
y buscas vida apacible
y de vivir lo indecible,
el pueblo de los coruchos
tiene en alicientes muchos
para hacértelo factible.
Y hablamos aquí un lenguaje
ingenioso y cervantino
junto al amor de su vino
colofón de un buen viraje.
Y habrás hecho un maridaje
con la estrella de los vientos
que aseda los movimientos,
de nuestros recios olivos
que muestran sin paliativos
el alma de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho