El primer jornal que gané con 12 años fue 1,50 ptas por ir a vendimiar,
luego hice de todo, sarmentar, desñetar, injertar, a “to”, la vendimia
duraba un mes y se traía todo a cargas con las banastas, éramos cuatro,
tres vendimiando y uno acarreando, lo metíamos en la bodega de Don
Rafael, entrábamos por la Plaza y allí había dos pisadores, Isaac y mi
“cuñao” Adrián que estaba casado con la Diosda
Cadalso, 14 de agosto de 2009
La lluvia no ha dejado de caer durante gran parte de la tarde en Cadalso, también en la Castellana, la Isilla y Tórtolas el agua ha regado esos campos que trabajó durante tantos años, esas viñas familiares que tanto arraigo han tenido en estos hombres como Guille, pero hoy su pueblo y sus viñas están muy tristes, como también lo estamos las personas que le hemos conocido, todo ha terminado aquí en este Cadalso, ahora le espera el otro, el Cadalso de Arriba, más frió y silencioso, pero a veces mucho más querido y reconciliador.
Guille, fue un hombre trabajador, entregado a su familia, callado, obediente y bueno, muy bueno, donde la sencillez resaltaba por encima de todo, yo que le conozco de siempre y he tenido la oportunidad de hablar con él en no pocas ocasiones, notaba en él esa acentuada sencillez de los hombres cadalseños curtidos por años de trabajo en el campo, porque como tantos otros Guille fue un niño, un joven y adulto de campo, de los que nunca han hecho otra cosa que trabajar con la inocencia y la sabiduría que siempre alimentó a los hombres cadalseños. Acostumbrado a la lluvia, al frío, la nieve y el viento, nada le detenía cuando trazaba con su vertedera las líneas rectas de las viñas perfectamente aradas, tampoco nada le detuvo en aquellos acarreos hasta lo cooperativa, ni las podas invernales blancas de nieve, en él todo era aceptado con cariño, y ni el sueño y el frío jamás fueron capaces de desorientar sus pasos de gran persona, excelente trabajador y buen cadalseño.
Hoy en su casa de la calle Federico Mayo nº7 ya no queda nadie, se nos ha ido el hombre sencillo y bueno que acariciaba las cepas, que tiraba las rectas líneas de la vertedera con tal delicadeza que hasta la caballería sentía un remanso de paz en medio de la viña, el hombre que en los últimos años frecuentaba la Plazoleta y la Corredera con los de su edad, para vivir y soñar un pasado que irremediablemente se le iba de las manos, el hombre que un 14 de agosto de 2009 me enseñó a amar el campo y me descubrió a un cadalseño lleno de sentimientos y bondades mientras hablábamos, y probablemente uno de los últimos aradores y acarreadores de las vendimias con
banastas.
Por todo esto y porque te apreciaba, te deseo lo mejor en tu nueva vida en el Cadalso de Arriba, y ten presente que siempre te echaré de menos.
Un abrazo Guille, soplón nacido en el Palacio de Cadalso.
Pedro,
24.02.1924
+11.05.2016
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Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Mi más sincero pésame a toda su familia. Guille D.E.P
ResponderEliminarJose Maria Moreno Gonzalez
K pena, me iba con mi hijo al hospital y hemos visto muchas gente en el tanatorio. Y no sabíamos k era este Gran señor. K bonito relato, para describirle Pedro, se nos va la gente mayor k tanto han trabajado y k eran de otra manera, mejor k ahora. Mi más sentido pésame, D.E.P
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Mi más sentido pésame a la familia, siempre nos unió una gran amistad. D.E.P
ResponderEliminarEmilio López García
Muy buena persona .yo le apreciaba mucho.k descanse en paz
ResponderEliminarMari Carmen Carretero Santillán
D.E.P
ResponderEliminarMaria Teresa Caballero Lopez
Mi más sentido pésame a José su hijo a su hija y a sus nietos el último día que estuve en Cadalso me dijo mi tía que estaba muy malito heran vecinos y pasaba las tardes con mi tío Paco viendo la tele D E P Guille
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín
LO SIENTO, SEGUIRÁ SURCANDO OTRAS TIERRAS DE MÁS BONANZA...
ResponderEliminarJosé Luis Villatoro
Se ha ido "un hombre bueno".
ResponderEliminarTeresa Jesus Luis Rico
LA VENDIMIA DE LOS NIÑOS JORNALEROS
ResponderEliminarImpúberes argonautas
sobre las cepas esbeltas,
las navajas cortan sueltas
de los infantiles nautas.
Sin chirimías ni flautas
en busca del vellocino
de oro del tinto vino,
de las cepas el racimo
nos daba el valor y animo
de forjar nuestro destino.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LOS GALOPINES CORUCHOS
ResponderEliminarTrillas eran los patines
de numerosa caterva,
con aquel calor que enerva
a coruchos galopines.
Parvas eran los confines
del mundo que conocían,
y en cada giro sabían
que desmenuzado el grano
y concluido el verano
el pan en casa tendrían.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL REBUSCO DE LA ACEITUNA
ResponderEliminarCogida ya la aceituna
debajo de los olivos
en fría mañana bruna,
adormecida la luna,
íbamos ejecutivos.
Con una cesta de mimbre
y gorra de anteojeras,
jornaleros ya en urdimbre,
era nuestro orgullo y timbre
descubrirlas en ringleras.
Bajo la cepa y la grama,
allí quedaban ocultas,
dormitando en un cama
que las cubre con la escama
de aceitunas estultas.
Mas los ojos vigilantes
de los muchachos coruchos
las descubrían flagrantes,
cayendo por inconstantes
al fondo de los cestuchos.
Y la tierra era batida
y los surcos rastreados
por una infantil partida
que despertaba a la vida
a ganarla conjurados.
Con las cestas rebosantes
y colmadas de aceituna
negreaban rozagantes
y venían claudicantes
sin vacilación alguna.
Y aumentaban los montones
que ya había en la almazara,
llevadas entre canciones
por coruchillos ciclones
de vida con visión clara.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ESPIGUEO
ResponderEliminarSiguiendo a los segadores,
llevando saco o costal´
por corucho cebadal
íbamos espigadores.
E iba quedando el rastrojo
limpio de paja y de grano,
y despejado el majano,
y desabrido el abrojo.
Luego el rebaño de ovejas
penetraba haciendo el resto,
todo dentro del contexto
de arrumbar las cosas viejas.
Y con los fríos de otoño
el rastrojo era barbecho
y con el ciclo ya un hecho
era tiempo de retoño.
Y de nuevo la cebada
brotaba sobre la tierra,
y la riqueza que encierra
allí se hallaba asomada.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
DÍAS DE SIEGA
ResponderEliminarEn los extensos días del verano
cuando julio se asoma al horizonte,
pinos del Tabalón pinar del monte
cosechaba mi padre paja y grano.
Detrás yo recogiendo con la mano
las espigas del pan con que se afronte,
el otoño e invierno de desmonte
del vuelo pavoroso del milano.
Con el mango de la hoz sobre la palma,
y el dedil como un crótalo engastado,
y olor a bálago y polvo de tamo.
Durmiendo en la besana sobre enjalma
del pajuz del barbecho despojado,
de la espiga llamada a su reclamo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CARGA DE LA MIES
ResponderEliminarCon aparejos,mula y angarillas,
por camino arcilloso y a trasmano
del ramal sujeción, feble la mano,
el niño va orientando las gavillas.
Percibiendo está el tamo de las trillas
bajo el calor de un julio soberano
que destrizando al bálago en verano,
va separando a pajas de semillas.
Ya el Prado de la Fuente se aparece
un oasis ansiado de la espiga,
de hacinas de las mieses en las eras.
Que entre ancas de la yunta ya decrece,
extendidas sobre la parva amiga
que las lleva directa a las trojeras.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PEALES Y ALBARCAS
ResponderEliminar"A mi padre y a los jornaleros
coruchos de su generación"
Transidos de frío
peales y albarcas,
llagadas las marcas
de pies,del rocío.
Van los jornaleros
de rostro atezado,
al hombro abrazado
los viejos aperos.
Funde sus alientos
la cruda mañana,
del frío que aplana
nuestro Cenicientos.
Hay nieve en la cumbre
cimera en la Peña,
que hibernando sueña
y encienden la lumbre.
Tienen el marqueo
trazado en el suelo
y aplastan el hielo
con un traqueteo.
Están ajustados
para abrir las hoyas,
panes de sus ollas
de desheredados.
Con los azadones
y pico a la piedra,
nada les arredra
abriendo zanjones.
Las manos cubiertas
de grietas y callos,
cavan como rayos
las tierras desiertas.
Tapan los barbados,
que serán las vides
cuando en estas lides
sean injertados.
Paran un momento
y echan un cigarro,
los pies en el barro
y algún juramento.
Duros los astiles
de azadón y pico
y no magnifico
las hoyas a miles.
Les daban los dueños
vino en calabaza
de la misma raza
que impregna sus sueños.
Y así la cuadrilla
de los jornaleros,
iba con sus fueros
por toda Castilla.
La siega en verano
la carga de leña
sin letra pequeña
lastrando su mano.
Los hombres de acero,
de peal y albarca
fueron remo y barca
de lo venidero.
Nosotros sus hijos
tuvimos abrigo,
nuestro pan de trigo
y la escuela fijos.
Y en el firmamento
de los jornaleros,
aquellos braceros
infunden aliento.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS VENDIMIAS EN CENICIENTOS
ResponderEliminar¡Al alba, moza,
que me voy a vendimiar!
Volveré lleno de sangre,
lo mismo que un capitán.
Agustín de Foxá
Cenicientos en revuelo
de ardor y de actividad
al brotar la claridad
y el alba surgir del cielo.
Los cascos hiriendo el suelo,
y las ruedas de los carros
atascándose en los barros,
de embarradas carreteras
en las jornadas enteras
de los racimos bizarros.
Aquello era natural,
el esplendor de las viñas,
las bien cuidadas campiñas
y el bucólico rural.
Y ganaban el jornal,
cuadrillas de jornaleros
que no fueron herederos,
y quienes fuimos sus hijos
ganábamos el pan fijos
para días venideros.
Los racimos en serones,
llevando el néctar de Baco
y lleno el cesto y el saco
exudando exudaciones.
Voces, risas y canciones,
poblaban las dos labranzas
con los cantos y romanzas
de alegres vendimiadores,
con sus voces de tenores
en sus sueños y esperanzas.
Navalaviga en la cresta
frente al Cerro de San Pablo,
de aquel tiempo de que os hablo
me impulsaba por su cuesta.
Era de mimbre mi cesta
y ya en Orilla Moral
gané mi primer jornal,
vendimiando en un barranco
donde había un canto blanco,
y una gran pozo con brocal.
El campo tintado en gente
y tintados por el mosto,
solariego cual agosto
o con frío de repente.
La vendimia es siempre urgente
se corta uva en la Dehesa
por el Juncar no se cesa,
cargan mulas y borricos
activos pobres y ricos
volcados sobre su empresa.
Ya en la bodega las cargas
a hombros de los pisadores,
con sus albarcas motores
de pisadas y descargas.
Vendimias dulces y amargas,
y el húngaro y su bodega
aguardaba allí la entrega
de viñadores modestos,
en el cobro siempre prestos
si necesidad se alega.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA RECOGIDA DE LA ACEITUNA
ResponderEliminarEN CENICIENTOS
Con los fríos de diciembre
se cogía la aceituna,
acostada ya la luna
y póstumo ya noviembre.
Enterrado ya septiembre,
si daban cosechas buenas
con las condiciones plenas
negreaban los olivos,
que nunca fueron esquivos
con la sangre de sus venas.
Como hicieron los ancestros
que plantaron los olivos,
perennes y sensitivos
y en su cuidado maestros.
¡Abuelos que fueron nuestros!
Bajo las cuidadas frondas,
la tierra formaba blondas
escarchada por el hielo,
y aterido estaba el suelo
y nuestras raíces hondas.
Brillaban las aceitunas
manzanillas y gordales,
en los días espectrales
sobre lomos de las dunas.
Y atisbos de las fortunas
aterían nuestras manos
los fríos cierzos tiranos,
y usábamos un caldero
como rupestre brasero
compartido como hermanos.
El vareado con varas,
como hacían los romanos
sobre los olivos canos
dejando las ramas claras.
Arrebol sobre las caras
y siempre el intenso frío
como trabajo en el río,
así al menos lo recuerdo
y en el recuerdo me pierdo
evocando, frío, frío.
Lo mejor nuestra comida
al resguardo de un majano,
en el campo un ciudadano
que nos endulza la vida.
Medicina de una herida
los sarmientos en la lumbre
desechando pesadumbre
y en las brasas las morcillas,
torreznos y las costillas
y en progresar certidumbre.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho