Tardes de brasero.
A Santia que está en muchas tardes de historias.
A Santia que está en muchas tardes de historias.
Las tardes de Cadalso contienen muchos secretos, en realidad
era el brasero el que contenía una enorme acumulación de secretos, los cuales
cohabitaban en el cuarto donde la mesa camilla servía para la reunión, para
dejarse llevar por la penumbra de los fríos atardeceres y la tranquila
paciencia que emanaba de la amistad de los reunidos. Los misterios dejan de serlo en el mismo
momento en que son contados, sólo la inquietud y el miedo son superados por la
reunión alrededor del brasero, en él se perdía la soledad y se acumulaban las
historias, esas que permanecían diseminadas por los rincones del pueblo.
El aislamiento dejaba de serlo cuando la conversación aumentaba,
cuando se percibía el humo de las ascuas que deambulaba en la atmósfera cerrada
del cuarto de estar, el único de la casa que gozaba de brasero, el lugar
elegido para existir en aquellas tardes frías y calladas del pasado cadalseño.
En aquel reducido cuarto del brasero, inundado por las
historias de un atrapado pueblo, sin noticias de fuera, las reunidas solían
volar lejos, muy lejos, para que el olvido encontrara otros lugares y otras
historias. Aquel tiempo era una enciclopedia de la memoria, un espacio que
perduraba fuera del día a día, de la vida de cada una de las allí presentes y
del quehacer cotidiano.
Aquellos secretos del brasero tenían semblantes de todo
tipo, unos de tragedia, otros de alegría y muchos, los que más, de
incomprensión. Decir que eran sucesos cuyo escenario podía ser el campo, la
calle o la casa. La tragedia llegaba en forma de nube, de rayo asesino, de
miedo y de muerte, otras veces llegaba envuelta en revelaciones de la cercana contienda,
la que tanto dividió y lleno de desolación a familias y amigos.
Hoy aquellos secretos del brasero tienen mucha antigüedad,
gozan de ser historias de otro tiempo, ya nada es igual, ni siquiera los
braseros, pero todavía hoy en la soledad de las tardes del pueblo, el sigilo de
la noche se recrea en viejas historias que recorren las calles, los edificios y
a sus habitantes.
Zorro Corredero
Fotos:Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
ResponderEliminarMuy bonito e interesante.
Mariano
"El sigilo de la noche se recrea en viejas historias que recorren las calles, los edificios y a sus habitantes..."
ResponderEliminarHabría que pensar en crear alguna vez un Nobel cadalseño. Se llamaría: "El Zorro Cadalseño". El primer "Zorro Cadalseño" a la Literatura sería para Pedro Alfonso Gerónimo. Porque gracias a ti -y a otros como tú- las generaciones actuales saben de braseros, de penas, de fríos, de viñas, de higos, de alegrías... Y de cuando nuestros mayores salían a la Plaza o "donde Sinfo" esperando que llegara alguien a contratarlos al jornal para ese y otros días y así poder dar de comer a los suyos. En ti se aúnan, si cabe, los cadalseños que tienen memoria porque recuerdan y los que tienen corazón porque aman...
Pedro: Gracias a gentes como tú sabrán las gentes de ahora esas cosas de entonces...
En Otoño Cadalso es especialmente acogedor y bello.
ResponderEliminarJuan de los Bosques
ResponderEliminarEstimado Miguel, la idea es buena, lo del nombre no lo sé, pero lo importante sería crear algo para premiar a los que de tantas maneras se preocupan por Cadalso y se lo curran casi a diario. Yo lo único que necesito es que personas como tú sepan apreciar lo que leen, que se metan en la lectura y más que nada que a través de estas entradas se identifiquen mucho más con Cadalso, con sus gentes y costumbres, en definitiva, que cada día quieran más lo nuestro.
De todas formas muchas gracias por otorgarme tú Nobel, que aunque nada oficial es una caricia que se agradece y que me acompañará cada vez que mi mente piense en Cadalso, que serán muchas.
Un abrazo.
Pedro
ResponderEliminarAsí es Juan, Cadalso en otoño es un pequeño paraíso natural.
Un abrazo
Pedro
Bonita foto Pedro
ResponderEliminarPilar Lopez Navarro