A la vera del arroyo Escalonilla
Pues si, al sur de Cadalso también tenemos otoño, aunque reconozco que no es
un lugar muy visitado por el caminante, lo cierto es que estos parajes tan
llenos de vida en otra época, aquella de las viñas que hoy casi ha
desaparecido, son en nuestros días un lugar perdido en el sur de Cadalso.
El arroyo Escalonilla, nacido en las faldas de Lancharrasa, desciende buscando el encuentro con el arroyo del
Molinillo, y en su discurrir forma arboledas que se nutren de su humedad y dan
al paisaje un colorido otoñal poco común por estas tierras del sur cadalseño, y que
un poco más adelante se hermanarán con las toledanas de Almorox. Paredes de piedra que delimitan o más bien delimitaban las viñas, recuerdos de otros tiempos y legado de unos hombres que trabajaron duro día y noche durante décadas. Cuántas horas y días de trabajo hay en cada una de esas paredes de piedra que hoy irremediablemente se desmoronan, cuántos jornales, cuántas alegrías que quedaron atrapadas en el sueño de nuestros padres y abuelos.
Al fondo las siluetas montañosas de los picos de la Lobera y el Cerro de
Pedro Abad delimitan nuestro término con el vecino de Cenicientos, son montañas
bajas, apenas llegan a los 1000 metros, pero su proximidad hace que nos parezcan
más elevadas, formando con la vegetación de rivera y los pinos un cuadro otoñal
de gran belleza.
Siguiendo la cadena montañosa hacia el oeste, el portacho de Cenicientos y
la cumbre de Lancharrasa que se eleve por encima de los 1200 metros sirven de
telón de fondo para esta paisaje cadalseño tan poco visitado. Almendros, encinas, fresnos y sauces crecen junto
al arroyo y en ocasiones en los terrenos donde un día las cepas fueron las
protagonistas. Más al fondo, los robles, pinos y castaños inundan las laderas
de las montañas que comparten Cenicientos y Cadalso.
Todavía es posible ver alguna viña bien cuidada y conservada, algunas higueras
que se resisten a desaparecer y almendros que crecen medio salvajes entre
chaparras, donde destacan ya las bellotas. Ningún lugar está exento de belleza
y atracción, sólo tenemos que dejarnos llevar por cualquier sendero, mirar a un
lado y a otro, ver lo que la naturaleza nos da a cada paso, incluido ese bote, testigo mudo de alguna comida de hombres del campo que por aquí tuvo lugar hace algunos años, y sin más dejar que la vida
penetre en nosotros por todos los sentidos.
Hoy es el arroyo Escalonilla y su fondo paisajístico el protagonista del
paseo cadalseño, otro día será su vecino arroyo del Molinillo, de características
iguales pero fondo diferente el que nos llenará de sensaciones y colores de
otoño.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Muy bonito el paseo por este lugar, como tú dices, a veces poco conocido. Cadalso está vestido de otoño y por donde vayas hay paisajes que te piden una mirada, una foto o un recuerdo evocador. Gracias Pedro por darnos todo eso.
ResponderEliminarJavier.
ResponderEliminarGracias Javier por sentir lo que pasa cada día en Cadalso, por dejarte llevar por sus costumbres y paisajes, por ser un cadalseño más.
Un abrazo
Pedro
Como decía el tío centimin. Como las Españas de Cadalso no las hay
ResponderEliminarPrecioso reportaje. ¿Sabes que esa almendra doble, si la llevas en el bolsillo previene el dolor de cabeza? Parece leyenda, pero funciona.
ResponderEliminarMaría Consuelo Lajara
Gracias, probaré a llevar una almendra doble para ver su funciona la leyenda.
ResponderEliminarUn saludo
Da pena esas tierras como tantas otras ya abandonadas, pero me gusta tu reportaje como todos y las fotos, siento nostalgia, Pedro
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Almendrucos bellotas castañas cosas de mi pueblo
ResponderEliminarCarmen Frontelo Morales
Pedro Alfonso muy bonito el Otoño al sur de cadalso buenas tardes
ResponderEliminarAgustín Capitán Sanchzez