miércoles, 14 de octubre de 2015

Las uvas chelvas, manjar de Cadalso y también fruto de invierno


       Uvas chelva, otro manjar de cadalso



Un año más, este no ha sido bueno, he vuelto como cada año a vendimiar unas pocas uvas de la variedad chelva, todo un manjar de cadalso desde siempre, pero que poco a poco va desapareciendo. Después de llenar una cesta, sólo una este año, lo mejor es seguir con la antigua tradición de colgarlas.

 



La chelva es una variedad de uva blanca muy extendida por Extremadura y Levante, aunque es muy utilizada como uva de mesa, también se producen vino neutros, fáciles de beber, destacando los aromas primarios. Estos vinos, que yo recuerde, nunca se han producido en Cadalso, aquí las cepas de chelva se distribuyen entre las cepas de garnacha y en muy poca cantidad. Se diría que solamente fueron plantadas para utilizar como uva de mesa.





Los racimos son grandes y compactos, el grano es muy pequeño y la piel suave, por lo que es apetecible de comer. Tiene un alto contenido de azúcares.



Pero si algo caracteriza a las uvas chelva en Cadalso, es la costumbre de colgarlas en una zona fresca de la casa. Una cuerda sirve para unir un par de racimos, los cuales una vez colgados se mantendrán frescos y sanos durante varios meses. Es muy importante recolectarlas antes de que reciban el agua de lluvia, si no es posible así, lo mejor es dejarlas en la cepa y cogerlas cuando vuelvan a estar secas.




Colgados de la cuerda los racimos componen una imagen de antaño, consiguiendo que sólo con mirarlas en el lugar de siempre, donde cada año reposan, ya sientas un placer inmenso, es seguramente la costumbre y el recuerdo de saber que esto que estás haciendo hoy lo hicieron en otro tiempo tus padres y abuelos. Los días y los meses pasarán y las chelvas se mantendrán frescas y sabrosas hasta llegar a tu mesa. Todo un rito que no debería desaparecer de las costumbres cadalseñas, pero que difícilmente conocerán generaciones venideras si esto sigue así. 
Descolgar una cuerda de uvas, comerlas de postre o merienda con un trozo de pan, solos o en familia es algo que todavía podemos hacer, sentir y saborear, así que si puedes no lo dudes y mantén esta costumbre mientras puedas, no te arrepentirás.




Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

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