Aquel verano del 69 en el piscina de La Huerta
A finales de los 60 la piscina de La Huerta presentaba esta imagen, mucha gente en el agua y todavía más mirando. No sé lo qué ocurrió aquel día, pero algo se celebró porque no es normal tanta gente que simplemente mire, fijaros en los del fondo, todos vestidos y expectantes, aunque también es verdad que en aquellos años la piscina ya era todo un espectáculo.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
No te acuerdas? Habia una barra de bar.
ResponderEliminar
ResponderEliminarNo recuerdo si estaba donde se encuentra la gente, creo que estaba al final,pero de todas formas no tienen pinta de clientes del bar, todos están mirando a la piscina.
Eso suena a una boda
ResponderEliminarJose Cortes Tordesillas
No te acuerdas?, no sería porque habia una barra de bar?. Hilario, creo que era el camarero.
ResponderEliminarConcha Garcia Boj
Hayyy que bien se estaba en la piscina de Raquel que tiempos aquellos
ResponderEliminarMaria Montes
LA PISCINA DE CENICIENTOS
ResponderEliminarAgua azul de la piscina
adobada con el cloro,
sin límite y sin aforo
surcábamos tu marina.
Berilo de agua marina
nadando como perrillos,
aprendimos los chiquillos
del nadar los rudimentos,
otrora y en Cenicientos
hornadas de coruchillos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA PISCINA DE LAS OLLAS
ResponderEliminar(Los baños de infancia)
Por un abrupto camino
bajábamos a "Las Ollas",
llamado "Prado el Molino",
coruchillos sin argollas.
Fulgía un sol de justicia,
siendo en horas de la siesta,
con un calor de avaricia
y locura manifiesta.
Andariegos esforzados
con las sandalias de goma,
en pies negros y sudados
se expandía nuestro aroma...
El agua corría lenta
en remolinos de espuma,
y era viscosa y grasienta
como pantano de bruma.
Practicábamos nudismo
al final de los cincuenta,
sin temor al paludismo
tostándonos la osamenta
La poza excavada en roca,
horadada por los años,
hacía cerrar la boca
al comienzo de los baños.
Miasmas de todo pelaje
surcaban aquellas aguas,
vistiéndonos con un traje
como el hierro de las fraguas.
Después como a cachorrilos
nos daban cama las rocas,
desnudos sin calzoncillos
y acudían madres locas.
Con la zapatilla en mano
y sin pan ni chocolate,
nos ponían en verano..,
los culos como un tomate.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
preciosos años
ResponderEliminarAna Diaz
El año que yo naci
ResponderEliminarMaria Montes