miércoles, 8 de julio de 2015

Un vivac bajo la nieve, o cómo combatir este asqueroso calor.

               
  Si el calor no te deja dormir, inténtalo en otro lugar.



Un vivac en una cueva de nieve puede ser una forma más de combatir el calor de estos días. Seguramente que hay otras maneras más cómodas de ahuyentar el inmenso calor, pero no tan mágica y llena de buenas sensaciones como esta. Sólo hace falta un amigo, un lugar y ganas de disfrutar.



Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

3 comentarios:

  1. ¿lo has hecho en la Peña Muñana??

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  2. Noooo, un poco más lejos y también un poco más alto, unos 1400 metros más de altitud que la Peña.

    Un saludo.
    Zorro Corredero

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  3. CENICIENTOS BAJO LA NIEVE

    La nieve cayendo mansa
    obstaculiza los pasos,
    y el campo nevado amansa
    claridad de los ocasos.

    Reina un silencio absoluto
    en las peladas higueras,
    y allá lejos el tributo
    a las verdes sementeras.

    Los olivos inmortales
    lucen hojas blanquiverde
    en los días invernales,
    huérfanos del campo verde.

    Las viñas sin los sarmientos
    comparecen desoladas,
    ¡oh campos de Cenicientos!
    con tus luchas soterradas.

    La majestad de la Peña
    siempre arriba omnipresente,
    nuestra voluntad se empeña
    que es futuro y es presente.

    Surcan el cielo los humos
    de las negras chimeneas
    en amaneceres brumos
    de nieve en las azoteas.

    Por las calles silenciosas,
    en las que nadie transita,
    pasan horas vagarosas
    en una paz infinita.

    El día va despertando,
    aclarando la mañana
    y la familia almorzando
    ve la nieve en su ventana.

    Hoy no tenemos escuela
    ante la nieve caída,
    muchachos de la Plazuela:
    vamos a dar la batida.

    Preparamos las ballestas,
    guardadas en los cajones,
    como banderas enhiestas
    mezcladas con azadones.

    De nieve vuelan las pellas
    entre alegres risotadas,
    en las incruentas querellas
    de los días de nevadas.

    Coruchos en las esquinas
    escrutan el tarameo,
    es riqueza, no son ruinas,
    la nieve en el laboreo.

    Los pastores con ramones
    a las espaldas cargados,
    van arrastrando faldones
    a los establos cerrados.

    Reina quietud en las cuadras
    y están las bestias rumiando,
    perro aburrido que ladras
    mientras te estás espulgando.

    Tañe fuerte la campana
    que habita en el campanario,
    en la gélida mañana
    convocando al vecindario.

    En la lumbre los pucheros
    aventando sus aromas
    y se reparan aperos
    y también se gastan bromas.

    Nieve y día de pajeras
    siempre van aparejados,
    y gatos en las gateras
    vigilando los doblados.

    Se cuentan muchas historias
    de los hechos del pasado,
    y se evocan las memorias
    de algún que otro antepasado.

    Están llenas las tabernas
    y las barajas danzando,
    huyendo de las galernas
    que el nevazo está azotando.

    Y cuando llega la tarde
    y un cielo vago despunta,
    la cara y el pie nos arde
    y despereza la yunta.

    La nieve se ha retirado
    con las palas de las puertas,
    y un barro negro alfombrado
    calles de nuevo desiertas.

    La noche ya se ha cernido
    y calmos están los vientos,
    los coruchos en su nido
    duermen en su Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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