Prólogo de un índigo
Para conocer a alguien nada mejor que saber de su vida, de sus orígenes, de
sus sueños y de sus luchas por llegar hasta donde se desea. En estas líneas de
su puño y letra, José Julián nos va desgranando esa parte tan importante de sus
comienzos, del por qué canta y que le impulsó a escribir. A medida que
avanzamos en su lectura conoceremos a ese otro José Julián que sufre, vive y a
veces él mismo se pregunta...por qué estoy aquí, aunque como él mismo dice, si
tuviera la clave del por qué, no estaría aquí....
Zorro Corredero
Lo que canto es bastante versátil, yo siempre lo fui vocalmente y oirás una
amalgama de colores diferentes, creo que realmente yo soy así, cantante de
cámara. Me presento como barítono pero realmente yo no podría clasificarme en
ese repertorio, sería un error ya que solo soy barítono cuando canto ópera y a
veces cantando zarzuela.
Espero no parecer pretencioso pero estoy en un momento evolutivo sobre todo
como persona y hombre y me gustaría que todos disfrutarais, si os apetece, de
esta escritura hecha desde mi corazón.
Versos y abrazos
JJFM.-
Lo conseguí. Prólogo
Mi
nombre es: José Julián Frontal Martos,. Mi alumbramiento fue en la cama de mis
padres, con el cordón umbilical alrededor del cuello, medio asfixiado y
agarrándome a la vida, un 22 de Marzo del 1970. En un pueblo llamado: Cadalso
de los Vidrios de Madrid. Vivíamos en una casa pequeña de la calle Carretas, en
la que habitábamos 8 personas, a los tres meses de mi nacimiento no mudamos a
un modesto barrio de Cadalso, llamado Colonia San José, me crié allí
hasta los 14 años.
La
verdad que me parieron un poquito mal hecho:
Estrábico, vizquito, con orejas más grande de lo normal y con dos hernias inguinales,
vaya un cuadro.
Nací
tan feote que mi madre me tapaba con su pañuelo la cara. Según mi padre, vine
de rebusco, que me encontró en la basura, me puso el mote de “Garruli”.
Me
acuerdo que mi madre me ponía esparadrapo en las orejas para dormir, así estuve
muchos años, se consiguió con paciencia que las orejas se arrimasen algo más a
mi cabeza y no servir de sombra.
Tenía
los pies tan planos que parecía un pato andante, menos mal que me llevó al
médico y este le recomendó que su niño llevara unas botas especiales y hacer
unos ejercicios. Durante años dormía con mis botitas, que ortopédicas eran, con
el tiempo se consiguió.
Nací
con 2 ojos, como la mayoría de la gente. Uno miraba a Laponia y otro al sur de
Argentina, además de que el ojo izquierdo nació vago, ¡Vaya por Dios! Mi madre
me llevó al “médico de los ojos”.
Siempre
que mi madre me sacaba mi mejor ropita la noche anterior, me daba cuenta de que
al día siguiente sería un viaje alucinante a Madrid, aunque fuera para médicos.
Me lavaba en un barreño enorme de latón, calentaba el agua en el gas, no
teníamos ducha.
Al
llegar siempre a Madrid leía muy bien todos los carteles publicitarios gracias
a una de mis hermanas que me ayudó a leer mejor, a base de leches, pero
aprendí y lo conseguí.
Una vez llegados a la consulta médica me sentó frente a él, me
tapó un ojo con su pulgar y me decía: Sigue a mi dedo con la mirada, ¡Dios
Santo! Yo parecía la niña del exorcista para encontrar su dedo. -A este niño
hay que operarle, Además tiene un ojo vago-
Pues
nada, tres operaciones en total y una última que podría a ver sido por estética
ya que mi ojo izquierdo aun lo sigo teniendo algo “Pipa” Pero me hace más
interesante. Decidí no operarme, que no es para tanto. No hace mucho encontré
al doctor Sánchez Baños en el metro, estaba viejito. -Usted me operó
hace muchos años- se me quedó mirando y me dijo: -Si que te recuerdo-
Me miró
a los ojos: -Hice un buen trabajo-. Le di las
gracias.
Para
trabajar mi pereza ocular estuve largo tiempo tapándome el ojo derecho para ver
la tele, para comer, para escribir. Lo que no nos dijeron es que tenía
hipermetropía y astigmatismo, quiere decir que en los juegos tales como el
fútbol, tenis, vamos todos los juegos de pelota era un negado, yo no sabía por
qué y es que la enfermedad hace no calcular con certeza donde se encuentra en
el espacio tiempo las pelotitas. Con razón pegaba patadas al aire, y si
esperaba la llegada del balón ese me estampaba contra la cara, con la
consecuencia de que los niños no me quisieran en sus equipos o no querer jugar
conmigo o simplemente es que, no me querían. Después de años con el parche no
conseguí nada y se quedó vago el pobrecito.
Gafas
enormes, un ojo tapado y el otro que no sabía dónde estaba mirando, orejas como
níscalos, hernias inguinales, botas grandes, que parecía un mini drag-queen de
pueblo.
¿Quién
coño iba a querer jugar con semejante criatura? Me aparté de jugar con los
niños y empecé a juntarme con las niñas. Me parecieron más interesantes.
Las
mujeres después jugarían una parte importante en mi vida, sobre todo en lo
profesional.
Los
niños son más fuertes haciendo daño con la palabra. Yo llegaba con lágrimas en
los ojos a casa, intentaba esconderme de mi madre, se daba cuenta, disimulaba.
Yo creía que quejarme a mi madre no iba a servir de nada. Alguna vez venía
llorando y ella sólo me decía: -No les hagas caso-. Aunque yo no entendía el
por qué mi madre no salía nunca en mi defensa, sin querer me preparaba para el
futuro, hacerme fuerte solo, ella ¡Lo consiguió!.-
Yo era
un niño extremadamente delgado, querían engordarme sí o sí a base de hierro,
comiendo lentejas, inyectables, ceregumil, Quina de Santa Catalina, abrirme el apetito. Yo comía poco, ella
pensaba que un niño gordo era un niño sano. A mi hermano una vez operado de
amígdalas engordó, a la Higinia se le encendió una luz y dijo:
-Éa- Si mi
Migué come mejor y engorda se lo hago a mi Jose- El
tiempo demostró que a mi hermano le gustaba comer. Vamos que el niño era gordo.
Otra
vez a médicos, y yo pobre de mí tan contento. No sabía de tal modo como iba a
cambiar mi vida esa visita a la capital, ya que ir a Madrid era la única manera
de ver mundo. Mis hermanos, por diferencia de edad, pocas veces me llevaban con
ellos-Ya viajaras cuando seas mayor- Y así ha sido.
Una vez
llegada al ambulatorio de la Av. de Portugal, subimos a la planta primera. Que
tétrico era. Frio, hostil, todo en blanco alicatado hasta el techo y sangre por
los suelos.
Había
más niños, más o menos de mi edad. Madres con sus hijos, todo
parecía normal, lo que no era normal, era que las madres llevaran bolsas de
basura repletas de toallas, trapos y más bolsas vacías.
Dentro
de la sala se escuchaban gritos de dolor, yo me acerque a una de las puertas,
estaba entre abierta, y observé como unos señores de bata blanca tapaban a otro
niño sentado en una especie de silla eléctrica, las piernas del niño temblaban,
no paraba de gritar, hasta que dejaron de moverse, se mareó. Yo me acojoné.
Pero,
¿Dónde me ha traído mi madre? ¿Por qué me trae al matadero?
Me vio
tan nervioso que me cogió de las manos y me dijo:
-No te
preocupes que es por tu bien. Así engordaras y estarás más sano- ¡Que obsesión
con engordar!
Me
pasaron a la sala seca, aun retumbaban los gritos del niño anterior, como si de
un eco de terror cinematográfico se tratara. Tuvieron que agarrarme tres
personas para poder sentarme a la silla, me ataron.
Se me
acercó un señor con unas tenazas enormes, cara de psicópata, y muy amablemente
me decía: -Abre la boca guapo! ¿Y encima con coña?? ¡Y una mierda!
Me
taparon la nariz, alguna vez tendría que respirar, me pusieron un aparato para tener
la boca abierta. Una vez que las tenazas tocaron mi garganta sentí su frío.
-Solo
será un momento-
Fue tan
bestia el "HP" que me arrancó hasta la campanilla, y parte del
paladar.
Empecé
a sangrar, a tragarme mi propia sangre, a vomitarla.
-Claro,
para eso eran las toallas-. Es el mayor dolor físico que había podido
experimentar hasta ese momento. Me acordé de su P madre. -Ahora podrás tomar
todo los helados que quieras para cicatrizar tu garganta- dijo el matarife
-Métaselos por el culo- pensé.
Mi
madre desde su desconocimiento pensó que hizo bien, no lo consiguió, porque
nunca engordé.
Los
daños colaterales después fueron terribles. Aconsejaron que no hablase durante
15 días. Pasó más o menos ese tiempo cuando decidí a hablar. Cuál fue mi sorpresa
que al pronunciar la primera palabra que no me reconocí. Al llevarse no solo
mis amígdalas, me cambió la sonoridad y empecé a hablar más nasal, vamos que
era gangoso.
¿Os
imagináis? ¡Lo que me faltaba!
Cuando
empecé a hablar en público y tenía que decir mi nombre José Julián... uff.. Todos se reían.
Fijaros si hablaría tan mal que un día vino mi hermana Virginia, “Escacharraita” del trabajo, toda enfadada a casa:
-Vamos,
vamos... Pues no que la “Fulanita” me viene diciendo: -Vigi, é
digo e é ma haba tu mano- Traduzco- Virginia: Que digo, que qué mal habla
tu
Hermano-
¡Já!, ¡La sartén le dijo al mango! Lo dicho.-
El ser
gangoso no me ayudó nada, hizo que no hablara, que no me juntara con nadie o
hacer algo que tuviese que hablar. Me creé un mundo interior, imaginación
nunca me faltó.
Me
empezó a ir mal en el colegio, odiaba a la sociedad. Solo veía programas en la
tele dónde se cantara.
Empecé
a cantar, tenía oído absoluto y yo no lo sabía. Con que facilidad imitaba las
voces y llegaba a las notas más altas, no entendía nada. Si hablo gangoso
¿Por qué puedo cantar sin problemas?.
Mis
exámenes en la escuela eran pésimos.
Una
vez, llegó a clase Don Pablo, el cura por aquel entonces del pueblo.
-Vamos
a montar un coro de niños para la iglesia ¿Quién se apunta?- Faltó tiempo para
que Hose Hulian alzara no solo una mano, si no las dos.
Las
niñas levantaron su manitas y yo me quedé solo.
Me di
cuenta de que todos los niños miraban hacia el pupitre de atrás, dónde los
niños no deseados, vagos, malos estudiantes o simplemente no comprendidos nos
ponían. ¿Cómo un gangoso iba a cantar..? por Diooos.
Algunos
niños se empezaron a reír, siguiéndole toda la clase. Yo bajé los brazos
tímidamente y los mequetrefes me lanzaron unas amables palabras como si del
precioso canon de Pachebel se tratara llamándome: “Mariquita”. Mariquita ¿Por qué,
por cantar? No entendía nada. Esto hizo que aun más me metiera en mi mundo
interior. Tal fue mi creación que inventé un código escrito, cuadernos y
cuadernos con símbolos rarísimos, lo que nadie sabía es que me servirían para
utilizarlo en mi vida. Pobres niños idiotas intentando copiarse los unos a
los otros y las horas de estudiar de los listillos de la clase. Yo con escribir
cosas parecidas a garabatos los tenía delante de mí. Los maestros pasaban a mi
lado y yo, con mis chuletas. Como estaba en los pupitres de los desahuciados
morales nadie se percataba de lo que allí ocurría.
Con
esta ayuda pude ir aprobando e ir pasando cursos, estuve hasta los 16 en la
E.G.B..
A los
17 años presté mi servicio voluntario a la madre patria. Entré en la banda
militar, según el dictador, perdón, el director era tan malo con el clarinete
que no sabía dónde colocarme, decidió ponerme con los platillos. Yo media 1'79,
pesaba 45 kilos. Cada vez que tocaba, mis bracitos, mi cuerpo entero vibraba
como un sonajero. Tampoco le gustaba, me dijo que en la música no iba a servir
para nada. Creo que "Se equivocó la Paloma, se equivocaba"..
Decidió
colocarme a tocar el Bombo.. como si los que tocasen el bombo fueran
subnormales. Mas peso para “Garruli”. Allí
empecé a quedarme sordo del oído derecho. Gracias a Dios, me licencié y en la
mili me hice un hombre (¿?¿?¿?).-
Volví a
casa de mis padres. Mi voz empezó a cambiar. Casi era imprescindible en las
misas y fiestas patronales, navidades, etc. Mi gran amigo y sacerdote por
aquél entonces era José Ramón. Para mí es Jesucristo en la tierra, por
eso molestaba lo que decía, porque ayudaba al que menos tenia. José Ramón me
pidió cantar en una boda para gente muy pobre, les canté el Ave María, ahí
me dí cuenta de lo importante que es ayudar y hacer felices a los demás. Los novios lloraron, espero que de emoción.
Acabada
una misa de domingo, yo me quedé a estudiar en la iglesia, me pasaba las horas
tocando y aprendiendo música. En aquel entonces también pertenecía la banda del
pueblo, tocaba el Requinto, aprendí rapidísimo solfeo.
Con muy
poca edad ya sabía solfear, el mismo maestro y director de la banda Don Jesús Falcés, se
quedó asombrado. Tocar un instrumento de viento me ayudó a la hora de tener
capacidad torácica para el canto.
Una vez
habiéndose ido la gente de la iglesia, me vino una señora que andaba con otro
señor, me escuchó por casualidad. Yo creo que las casualidades no existen y
que la bendita señora estuvo en el momento justo, al igual que yo. Seguí
cantando, ella se sentó cerca, en un banco. Yo sabía que me observaba, ella
disimulaba. Así casi una media hora nos intercambiábamos miradas. Parecía un
baile de pin pon. Cerré la tapa del órgano, me levanté y ella se me acercó.
-Te
estuve escuchando durante la misa- Tienes muy buena voz, bonito color y brillo-
¿De qué
me está hablando? Esos tecnicismos los desconocía, como tantas cosas.
-¿Puedo
hacerte una prueba vocal?- Me vino a la memoria lo de mi garganta, y miré por
si acaso llevaba algún tipo de tenazas o algo parecido. Encendí el cacharro, se
sentó y me dijo: -Tienes que hacer lo que yo haga. Empezamos a
vocalizar, segundas, terceras, quintas, octavas, la A, la E y así todas las
vocales.
-Basta,
ya es suficiente- ¿Qué edad tienes?-Dieciséis años- dije.
-Eres
muy joven, te cambiará la voz- Pues eso espero...
-Aunque
tengas la voz hablada muy aguda y también la cantada, siempre serás barítono,
recuerda barítono- Para mí como si me hablara en chino.
Barítono..
¿Eso es una anomalía? Ya puestos..
-Tienes
talento para cantar lírica- Me sonaba a japonés.
-Podrás
cantar ópera- no sabía si ópera se escribía con “H”.-
Nos
despedimos, se lo agradecí, al salir el señor vino y me dijo: -Fue una gran
cantante de ópera en su tiempo-
Lástima
que no supiera quién era o no recordar su nombre. Yo le puse el nombre de “La
Mensajera”.
Llegué
todo contento a casa contando lo ocurrido. La noticia no fue entendida.
-¿Quién
te dijo qué?- La única que me apoyó aunque no muy convencida fue mi madre.
Ella me
pagaría en el futuro y a escondidas los viajes a Madrid para poder estudiar en
alguna academia. Había que conseguir dinero ¿Cómo?: Estuve pelando patatas para
una churrería y de panadero un verano. Busqué trabajo en la capital. Lo
encontré de ayudante de pastelero en el prestigioso horno San Onofre de Madrid.
Vivía en Francos Rodríguez, compartía habitación y cama, quiero decir que lo
que antes se decía cama caliente, cuando yo me levantaba otro se acostaba, así
nos intercambiábamos las ladillas. Horas y horas en el horno, había mañanas en
las que me tocaba separar las claras de los huevos, nada menos que de 1000
huevos, acabe de los huevos.... Acababa agotado y no tenía tiempo para
estudiar.
Volví
al pueblo. Trabajé con mi hermano y mi padre en la Mampostería, de peón, por
favor, no confundirlo con otra profesión. Para el que no sepa, esta labor es
como montar un tetris, coger grandes piezas de granito, de unos 20 kilos de nada las
más pequeñas y hacer muros, también con chapas de piedra se hacen paseos,
zócalos, etc.
De peón
ganaba muy poquito, nos levantábamos temprano, ya fuera con frió o
calor tenía de techo el cielo.
Me hice
gran amigo de: “La hormigonera” y de “La Pala”. Cuanto cemento habré hecho en
aquel entonces, cuantas piedras cargadas y con una única ilusión: Cantar.
El haber aprendido una profesión tan básica me serviría 24 años después para
sobrevivir y seguir aprendiendo.
Yo me
llevaba mis partituras, arias de ópera, romanzas de zarzuela, las ponía en
plásticos para no mancharlas y estudiaba y cantaba a la vez que hacia la masa
del cemento. Yo pensaba que con el ruido de la hormigonera no se me escucharía
estudiar. Una vez acabada de hacer la masa, cantar “La del soto” y tragar polvo
de cemento cuando no de yeso, apagué la máquina. Sin darme cuenta los demás
obreros dejaron de trabajar para escucharme.
La del Soto del Parral. Debut de José Julián
Recuerdo
que la gente de mi pueblo empezó a tomar conciencia de que había un cantante,
el gangoso José Julián.
Quizás
por morbo o quizás no, venían a escucharme a los conciertos que se organizaban en la iglesia.
Mi primera intervención en público que no fuera cantar “Cordero de Dioooos” o
“Perdona a tu puebloOooo SeeeEeñor” fue catando “Amapola”. Pasé tantos nervios que me meé encima.
Mi
madre convenció a mi padre para que viniese a verme. Mi actuación gustó mucho.
Ya no era "Hose Hulian", y sentí un zas en mi cuerpo, como un halo de luz que se
metió dentro y me dijo: -Esto es lo que tienes que hacer-.
Es
increíble, el no haber tenido ningún pariente o ancestros artistas, ninguna
generación de cantantes y de la nada salir el “Garruli”.
-Hay que ver Julián...- le decía mi madre a mi padre.- Que este muchacho no pueda ir a
Madrid a estudiar canto- ¿Has visto como le aplaudía la gente?- ¿Y si Jose vale?
Mi
padre entre dientes dijo: -Pues que vaya a estudiar, pero.., no tenemos medios-
-Ya nos
apañaremos- Dijo mi madre, y lo conseguimos.
Una
señora de mi pueblo: “La Alemana” me puso en contacto con Doña Inés Rivadenéira.
Famosa mezzo-soprano en su tiempo y profesora de la escuela superior de canto
de Madrid. Empecé a estudiar con ella, en su casa, me animó para hacer la
audición de acceso en la escuela. Madre mía con que pinta me presenté a las
pruebas. Recuerdo el día, un 19 de Septiembre del 1991. Llegué del pueblo, sin
nervios, y un chandal azul turquesa brillante imposible de mirar. Parecía un cuadro
cubista Picassiano -El siguiente...- Me tocaba hacer la prueba. Entré, me puse
frente al jurado.
Digo yo
que se preguntarían de dónde leñes salía
-Me
llamo José Julián Frontal Martos- en una voz bastante nasal y muy atenorada,
por eso a la gente le cuesta entender que como puedo hablar tan distinto a como
canto, ya sabéis el por qué.
-¿Que
vas a cantar?- La romanza de Germán de la zarzuela “La del soto del parral” de Soutullo y Vert- .
-Adelante-.
Entré
en la escuela y lo conseguí.
Por H o
por B nunca acabe de sacarme el título y así poder en un futuro optar a dar
clases en el templo del canto en España. Quién sabe..
Horas y horas en bus que me llevaban y me traían. Estudiaba en el
metro, en las marquesinas, en los parques. No tenia donde quedarme las horas
muertas. Me comía los bocadillos que la Higinia me preparaba. Había muy pocos
horarios para ir y volver de Cadalso y a veces hasta tenía que esperar horas al
siguiente bus para volver a casa. Nada importaba, por que hacía lo que más
quería.
Una vez
paseando con mi madre por Madrid, esta vez sin ir a médicos, pasamos junto al
Teatro Real, y le dije: -Madre, alguna vez cantaré en este teatro- Y lo
conseguí.
Caminando
por Plaza de España, miramos a la torre de Madrid y le dije:
-Madre,
algún día viviré en esa torre y tú estarás conmigo. Y lo conseguí. -¿Cuando
empezarás a ganar dinero?- No se madre, dentro de diez años o así-
-¿Tanto
hay que esperar?- Decía-
Yo
quería cambiarme a Madrid, para conseguirlo me ganaba unas pesetas cantando en
un pub llamado Míster Seller, cerca de la Plaza de Cuzco. Por cantar “La del soto” y un par de
dúos más ¡Me pagaban 15.000 pesetas!!! ¡Pero si yo ganaba 3.000 al día de albañil!.
15.000 pesetas era lo que yo pagaba por vivir en un cuartito de un bajo en la
calle Menorca. Vi tan fácil y rápido el ganar tanto dinero en tan poco tiempo
que me dije apostillando: ¡Decidido, quiero ser cantante!
También
tuve época de crisis algo leves. El trabajo como cantante no era tan bueno como
yo creía. Tuve que combinar el cantar los fines de semana en un restaurante en
la carretera de Navacerrada al puerto. Solo tenía que amenizar las cenas
cantando. En esos momentos estaba bastante triste.
Una
noche bebí un vasito de vino, al no estar acostumbrado se me fue algo la
cabeza, me tocaba cantar. Canté como no: La del soto del parral. Como si se me
fuera la vida en ello. Como si fuera la última vez que cantase en mi vida.
Acabe llorando en el final de la romanza. Mira por dónde y le llamaremos
otra vez casualidad, entre el público, y en la misma mesa, estaba María
Teresa Campos, el que luego sería mi gran amigo Francisco Valladares y el gran
tenor Don Pedro Lavirgen. Este, subió al mini escenario, me abrazó y me dijo. - ¿Tu de
dónde has salido?- Delante de todos me vaticinó un gran futuro como artista y
pasé con ellos la velada.
María
Teresa me invitó a cantar la misma romanza en su programa “Pasa la vida” así
hice. Menuda presentación. Todo el pueblo me siguió por televisión, cómo cuando
debuté en “Turandot” en mi primera aparición en el Teatro Real de Madrid. Todo el
pueblo se paralizó para verme en sus casas o en los bares. Me sentí un poco
educador y con una gran responsabilidad.
Tenía
que dejar a los Cadalseños en un listón bien alto.
Más
tarde, D. Pedro Lavirgen me dio la oportunidad de debutar en el gran teatro de Córdoba y
con tan solo 24 años, el Germán de “La del soto del parral” Esta
zarzuela me ha dado nada más que buenos momentos y es que es como la San
Miguel, donde va “La del soto” Triunfa.
El
primer concurso que me presenté fue en Logroño en el 1992, me puse muy
nervioso. No canté bien y quedé el decimosexto.
-No
puede ser, nada de nervios... el año que viene volveré y lo ganaré-. Así fue, y
lo conseguí.
Otro
concurso de canto más el “Jaume Aragall”, Ay dios..
A la
otra punta de España, con el dinero justo. Me cogí una habitación, llamé y les
pregunté cuanto me costaría la noche, no recuerdo cuanto era. Llegué allí,
empezaron las pruebas y yo las iba pasando. Contaba con 24 o 25 años pero me
lancé. Pasé a la fase semifinal. Se me ocurrió preguntar en la recepción del
hotel cuanto era el importe de momento de mi estadía, para mi sorpresa era más
de lo que me dijeron por teléfono.
-Pero
vosotros me dijisteis otra cosa- se les “olvidó” decirme que en esos días
subían los precios por que pasaron a ser temporada alta. -Pero.., yo no tengo
dinero y necesito pasar más días aquí!- Les dije.
Quién
sabe si ganaría o no, pero tenía que estar.
-Mira,
tenemos una habitación en el garaje que lo están arreglando. Si quieres puedes
quedarte allí-
Aun así
me cobraban 500 pesetas por noche. Llegué con mi maleta al garaje, efectivamente
estaba en obras y mi amiga hormigonera también estaba allí, como para
recordarme de donde venía.
Entré a
la habitación ¿Habitación? Era un
dos por dos, una camita que no llegaba a 80cm y una pequeña ventana, hacía un
calor espantoso y mucha humedad. Entré en depresión, casi sin dinero y unas
latas de sardinas en escabeche.
Esa
noche no dormí nada, y al día siguiente, la semifinal:
Fui
para la prueba, muerto de sueño y cansancio. Me encontré de camino a Pedro Lavirgen,
estaba en el jurado del concurso.
El se
percató de algo y me preguntó: -¿Qué te pasa?- le comenté lo acontecido.
Se
llevó las manos a la cabeza.
Hice la
prueba casi como pude, sin dormir y nada más y nada menos que cantando Trovador
y Ballo in maschera. Pasé la prueba.
Al día
siguiente era la final: y yo en mi suite.
Llegué
al claustro para la prueba final.
-Por
favor, José Julián Frontal ¿Está Aquí?
-Si-
dije yo-
-Hay unos señores que quieren hablar contigo Eran
periodistas de “El País”.
Me
pidieron que contara todo lo que me había sucedido, así hice.
Pasé a cantar mi prueba final. Quien ganara pasaría a un buen
hotel, gastos pagados y así el día siguiente hacer la gala de ganadores. Canté
y pasé. Gané el segundo premio. Lo conseguí.
Al día
siguiente salí en la última página de “El País” con el titulo
“Aspirantes
a divos en apuros” en la
que aparecía una foto con los otros galardonados.
Todo lo
que se desea con el corazón acontece. Me dí cuenta que esta profesión es muy jodida y de mucha
competitividad. Lo bonita que es y que fea la hacen algunos.
Retorno
unos años atrás: Por casualidad vi cantar a Don Alfredo Kraus en el
teatro de la zarzuela la ópera española: “Marína”
Ignorante
de mí que no sabía quién era, ¿Cómo iba a saberlo?
Me
emocionó tanto que me dije a mi mismo: -Algún día cantaré con ese señor-
Una de
las formas para poder optar a cantar con el maestro sería ganar su concurso de
canto en Las Palmas. Estaba escrito, llegué a casa, dormí y pedí con todo el
poder de la conciencia el cantar con él. -Por favor Dios, dame una señal en
la que pueda creer y seguir hacia adelante, se que va a ser difícil- Al día
siguiente me levanté temprano, no sé por qué, encendí el televisor, era un
sábado, cambié al segundo canal y para mi sorpresa ¿Quién salía? Alfredo Kraus
cantando un dúo precioso del pescador de perlas. Esa fue la señal para seguir.
Me puse
manos a la obra, me inscribí en el concurso, y fui galardonado con el segundo
premio. Yo sabía que los ganadores optaban por cantar con el maestro. Yo me
atreví a acercarme al él, le veía muy reservado.
Le
pregunté: -Maestro, sería un placer y un privilegio el poder cantar con usted
el dúo de Pescadores de Perlas-.... Silencio.....Con su acento Canario
me dijo: -Pues claro mi niño-
No os
podéis imaginar,… No!.. No podéis sentir lo que sentí en ese momento. Hace
menos de un año le estaba viendo en directo y en la tele y ahora iba a cantar
con el MAESTRO!! Lo conseguí.-
Me puse
a escribir en el 1997 el poema "La Rosa", no sé muy bien por
qué lo hice, pero no volví a escribir hasta el 2009. No me venía el
instinto, la capacidad para expresarme. Lo dejé porque no tenía ni la más
mínima experiencia en muchas cosas. Nunca tiré el poema.
Por
alguna razón en mi vida llegué a perder mi voz, hablada y cantada. En mis
cuerdas no pasaba nada, estaba todo en mi cabeza, me costó volver a cantar.
En el
2009 Tuve tal disgusto al no poder amar como te aman que casi pierdo la voz,
otra vez. Sufrí mucho y pensé que tal vez la perdiera.
Reflexioné
y me dije: -Si no canto no trabajo, no como-. Eso no podía ser. Y me
lancé a escribir.
“Me
conformo cuando me veo en el espejo antes de echar de menos lo que no tengo.” y
que “El ser diferente no me hace ser distinto ni indiferente...” Gracias a
todas estas experiencias soy lo que soy ahora y seguiré siendo: Un
aprendiz, de poeta.
Alcoi. 1 de diciembre de 2012.
Indigo
Cada
vez que escribo lo que me gusta transmitir es lo que veo a través del corazón
de las personas en sus ojos, y me hacen activar las palabras, convertirla en
poesía.
Cuando
canto hago lo mismo, reflectar desde el corazón asumiendo la música y poner en
marcha un sentimiento, para poder sentir y acercar a las gentes un arte en el
que soy un puro transmisor al interior de la gente.
La
persona Índiga no es ser superior ni distinto, pero si somos diferentes, no
indiferentes.
Tener
una perceptibilidad de las cosas y un grado de intuición hace poder ayudar a
los demás.
No
todo el mundo se deja ayudar.
Somos
guerreros y nos salimos de las formas.
No me
da vergüenza decir esto, puesto que lo he sido desde niño.
Ni yo
mismo entendía por qué hacía otras cosas que los demás niños no hacían. Tener
otras opiniones acerca de lo que el maestro decía, no estar de acuerdo. Asumí
mi rareza, entendí que no era igual, solo diferente a los demás y me inventé mi
propio método y código. Así dejé de sufrir.
A la
hora de compartir en mis relatos o en los escenarios se me han hecho muchos
regalos, tales como:
"Usted
fue quién me hizo tocar el cielo".
Recuerdo
un concierto en Gerona dónde un señor gritaba muchísimo después de cada
actuación, era porque no podía aplaudir al faltarle las dos manos.
O la
señora en el teatro principal de Santiago de Compostela que desde el patio de
butacas dijo:
"Le
doy gracias a Dios por haberte escuchado" o el joven a quién no conozco le ponga música y vídeo a uno de
mis poemas, o el chico que me pide que le escriba una poesía a su novia porque
él no tiene palabras suficientes.
Aquí
comienza el relato:
Me
llamó mucho la atención una señora en Oporto muy viejita que se ponía a pedir a
las afueras del teatro coliseo. Cada vez que salía de ensayar le compraba algo
de comer. El día del estreno fui a comprar ropa para ella, solo tenía unos
cuantos harapos viejos y desgastados.
Después
del estreno todo el mundo se fue a celebrar. Yo decidí buscar a la viejita. Iba cargado con la ropa. Al salir del teatro la señora, ya no
estaba. Me puse a llorar, quizás la señora se fue ya, pero.., ¿Dónde? ¿Habré
llegado tarde? Mi intuición me decía que la buscara, que estaba cerca, me
recorrí gran parte de Oporto, mi frustración dio paso a mi desidia y dejé de
buscarla.
Casi
llegando al hotel Inca dónde me alojaba escuché cantar una canción triste, algo
así como un fado, un sonido desgastado, muy leve.
Según
me iba acercando en un gran ventanal asomaban unas piernecitas que colgaban y
se movían como una niña en su columpio.
Sentí
que era ella y efectivamente, esta vez lloré pero de alegría. La buena señora
es como si supiera que la estuviera buscando para su regalo.
Me
acerqué a ella y le di las buenas noches, me senté a su lado, y se me quedó mirando a
los ojos. Carita sucia y piel gastada, su pelo parecía un gran nido de
cigüeñas, en su mirada toda una vida. Puso sus ojos en las bolsas y empecé a
sacarle ropa, un pantalón, un jersey, bufanda, manoplas, zapatillas.
Sólo
esperaba que le estuviese bien.
-Esto es para usted-¿Para mí? ¿Y por qué? Le dije en español: -Porque yo también seré viejo La
señora no salía de su asombro:-Moita Obrigada-
Se me
olvidó el nombre de la dama, pero la invité a cenar conmigo, le ayudé a ponerse
al menos su jersey nuevo y entramos al restaurante, Se tomó una sopa y Frango na
brasa (pollo a la brasa), (Nos miraban raro).
Ese
fue mi gran estreno, mi gran aplauso de esa noche, el regalo que me hizo La
Dama.
***
Es
probable que la gente que no me conozcan bien podrá pensar que es mi alter-ego
el hablar de todo esto, os aseguro que no me queda ni una astilla.
La
evolución hace que no tengas reparo en ser y demostrar cómo eres, así no
engañas ni te engañas.
Nunca
se es demasiado cuando tienes tanto que dar.
“Me
conformo cuando me veo en el espejo antes de echar de menos lo que no tengo”
José
Julián Frontal Martos.
Febrero
2013
La
evolución Índigo:
Cuando
sea viejo. Poema:
Cuando
sea viejo seré como el pez, transparente.
Podrás
ver la luz de mi alma, y por corazón un libro abierto con páginas en blanco.
La ceniza de mi cabello reflejará el alumbramiento de miles de
palabras. Por mis venas recorrerán la savia de los árboles donde me subía de
chico y sus sombras cuando fui grande.
La
astilla de mi ego se habrá desvanecido.
Si
alguna vez fui bello, lo verías en el escenario de mis ojos cómplices, en el
telón de mi cuerpo quijotesco que aguantó el peso del desamor.
El
baúl de mi cabeza, en el que apiñadas e infinitas músicas encontrarás la
felicidad de muchos y la envidia de pocos.
En la geografía de mis manos gastadas hallarás un mapa de prosa.
Mi voz vieja guardará una pizca de armonía de lo que fue o de lo que podría
haber sido.
Abrazaré
al infinito y a todo el que quiera con fuerza, aunque ya me haya ido, con este
amor atrapado en poesía...
El prólogo es magnífico. Rezuma fidelidad a sus principios por los cuatro costados. Absolutamente impagable. Felicidades por todo y, fundamentalmente, por tu origen "soplón".
ResponderEliminar¡¡ME HE QUEDADO SIN PALABRAS!!POR TU HUMILDAD,TU SENCILLEZ,TU TRABAJO,TU SACRIFICIO ,COMO EL SACRIFICIO DE TUS PADRES.DEBES ESTAR MUY ORGULLOSO DE LLEGAR DONDE HAS LLEGADO POR TU ESFUERZO,SIN AYUDAS ECONÓMICAS DE NINGUNA CLASE.....MI ENHORABUENA JOSE JULIAN,ESPERO,VENGAS PRONTO ALICANTE ;(PERO QUE NO SEA EN HOGUERAS)UN MUY AFECTUOSO SALUDO JUANY desde ALICANTE
Un aplauso y grande para este gran cadalseño.
ResponderEliminarMariano
ResponderEliminarHe disfrutado un montón
Elena García Castillo
Me alegro mucho por el se lo merece lo a ganado a pulso un beso grande amigo
ResponderEliminarAfrica Foncuberta Lopez
Me has conmovido. Enhorabuena José Juliano.
ResponderEliminarNo de caigas.
Un beso.
Inma Rubio (Pistola)
Grande José Julián.
ResponderEliminarEstoy Orgulloso de que lleves el nombre de tu pueblo, nuestro pueblo, por todos los rincones del mundo.
Jorge García.
ResponderEliminarGrande muy grande este cadalseño.
Este es mi pariente,todo un fenómeno de la música y la interpretación.
ResponderEliminarQue chévere Julián fuimos muy amigos cuando viví en Cadalso al igual que su familia ya su padre murió y su hermosa madre una andaluza que tiene años en Cadalso. . Saludos desde Mérida Venezuela
ResponderEliminarElisaúl González Barrios
Este es mi pariente,todo un fenómeno de la música y la interpretación.
ResponderEliminarEmilio Jose Tabernero Hernandez
Me encanta como relata José Julián su vida, es genial. Además de gran cantante; buen escritor. Se podría hacer una buena película con sus vivencias. Según iba leyendo me venían las imágenes a la cabeza de cuando eramos niños y jugábamos por las calles de Cadalso y nos juntábamos a cantar.
ResponderEliminarFreddy Novillo
Y en el garaje de tu casa de la calle Calvario. Versos y abrazos.
ResponderEliminarJosé Julián Frontal
Si, Muchos versos y abrazos!!!!
ResponderEliminarFreddy Novillo
Es estupendo gran amigo y gran cantante
ResponderEliminarMaria Montes
Estupendo todo lo comentado
ResponderEliminarAna Diaz
Pedro Alfonso Estupendo todo el comentario buenas tardes
ResponderEliminarAgustin Capitan Sanchez
EPAMINONDAS
ResponderEliminarEl gran general tebano,
vencedor en cien batallas,
torreones y murallas,
tomó siempre por su mano.
Ni fue hueco ni fue vano,
su pensamiento fecundo,
más padeció en lo profundo
de la envidia los embates,
más fiera que los combates
y tan vieja como el mundo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL CORUCHO CAVERNARIO
ResponderEliminarHállase sentado sobre el bordillo,
pétrea muralla en su silencio hosco,
como un gañan del cavernario tosco
envuelto en el humo del cigarrillo.
De tajante opinión como un cuchillo,
iletrado, ilustre, ignorante y fosco,
amoscado andando en su adusto amosco
pues sin querer oírle abren pasillo.
Ignora de los libros el legado
mas es un hombre culto y muy versado
en la exploración de sendas y rutas,
que le hacen exclamar muy satisfecho,
jurando y la mano puesta en el pecho,
"millones llevo gastados en putas".
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CUANDO CORUCHOS SEMBRABAN
ResponderEliminarCuando coruchos sembraban
entre cantos pegujal,
decían del andurrial
al par que la tierra araban.
Todos ellos comentaban:
"Aquí quiero cultivar
para en la siega segar
a las tontas algarrobas,
que parecen bolo y bobas,
pero me dan un piojar".
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho