"Si un hombre
es llamado a ser barrendero, debería hacerlo como Miguel Ángel pintaba,
o como Beethoven tocaba música, o como Shakespeare escribía poesía. Debería
barrer tan bien que todos los anfitriones de la tierra y del cielo se detengan
para decir" Aquí vivía un barrendero grande que hizo su trabajo bien"
Martin Luther King.
Martin Luther King.
DEDICADO A FELIPE: EL BARRENDERO MAGO CADALSEÑO
Tras cada recoveco de la palabra contenida en una frase o en una línea escrita, aparecen acurrucados jirones de pensamientos que alguna vez surcaron mi mente. Pero no están todos. No pueden estar. La mente siempre es más libre que cualquier escrito y la propia censura limita esa libertad que sólo aparece con todo su esplendor en nuestra intimidad. Son fantasmas que habitan en cada pieza del castillo de mi subconsciente y que después de algún malentendido hemos terminado conviviendo respetuosamente. Nos llevamos bien y salimos en ocasiones a pasear por cada compartimento secreto de mi imaginación. Es como salir a tomar copas con un buen amigo cómplice de antiguas correrías bohemias.
Me gusta pasear por esta ciudad al anochecer cuando se puebla
de paseantes anónimos, enamorados abrazados y estudiantes que vienen o van a
las academias nocturnas. Resido con algo que me enseña a mirar y querer estas
cosas y que me hacen un poco más solitario cuando las contemplo. Existe para mí
una filosofía de los rostros que, creo, me descubre datos que moran con sus
propietarios y que cuando son afectivos provocan en mí cariños profundos. Si es
muy intenso ese sentimiento dudo mirar; si miras, más quieres y puedes perder
más. Si mi mirada se va y la otra también se va, se habrá ido un amor.
Únicamente quedarán restos que llamamos recuerdos, desperdicios que fueron
acariciados tiernamente y poco después repudiados en cualquier basurero. Pero
siguen existiendo incluso en su abandono.
Hay días que me siento como un desperdicio abandonado que cualquiera puede pisotear. Soy presa fácil para los cazadores de recompensas que ejecutan a sus víctimas al alba para evitarles vivir el primer día del resto de su vida. Y en esos instantes nada me consuela, nada me sirve, nada es igual al inicio. Es como una burbuja que crece desmesuradamente; su interior lo llena mi pena que se vierte cuando la pompa estalla manchando todo: casas, personas, campos y libros. Existen barrenderos de penas que se encargan de recogerlas de madrugada con sumo cuidado; las ordenan y las guardan en un almacén de alegrías para transformarlas. Al cabo, salen adornadas de sonrisas, como con traje nuevo de domingo infantil. Una noche otoñal regresaba de los toros y me encontré con uno de estos barrenderos. Le pregunté el por qué de su trabajo. Me respondió: "¿No sabe usted que nos gusta crearnos problemas y por eso a veces el amor también provoca dolor?" Y añadió: "Yo me encargo de volver a transformar esa pena en amor que es su origen auténtico y genuino.
Me fui alejando despacio, cabizbajo y pensativo como la
noche: Ha de ser muy afortunado quien goza de un oficio tan hermoso.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
ResponderEliminarMaravilloso el relato dedicado a Felipe, se lo merece.
Gran pareja Miguel y Pedro.
Suerte para los dos.
Mariano
Juana Lopez Garcia dijo... ¡QUE BONITA ES MI CORREDERA!
ResponderEliminarCuando Martín Luther King escribió esa preciosa dedicatoria lo hizo pensando en Felipe. Enhorabuena Felipe, todos deberíamos tomar tu ejemplo de saber callar y actuar con diligencia y humildad. Pocas veces es tan merecido un homenaje en este estupendo blog como el que le hacéis hoy a Felipe.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte de un Cadalseño más.
Muy bien Miguel... acertastes con Felipe.. gran trabajador y mejor persona, que adorna su trabajo emulando a veces a Antonio Molina cuando aun no hay luz en las calles.
ResponderEliminarEs un artista en su trabajo..
un saludo
Preciosa poesia y muy lida foto
ResponderEliminarAna Diaz
Felipe buen trabajador,buena persona,buen cadalseño y mejor barrendero,yo también lo fui muy joven,un abrazo Felipe
ResponderEliminarJose Maria Moreno Gonzalez