Rosquillas de Carnaval
Lo primero que hay que hacer en el Carnaval de Cadalso son un buen número de rosquillas, de esas que nunca fallan y que saben a gloria para los vivos y hasta para las ánimas. Harina, anís, naranja, limón, levadura algo, y lo más importante, huevos muchos huevos, esta es la clave para que salgan bien.
Amasar y amasar y a la sartén una vez hechas las rosquillas con la masa cruda, luego hace falta darle el toque perfecto a la fritura, y controlar la temperatura del aceite para que no se pasen y queden secas o por lo contrario queden bien por fuera y crudas por dentro, cosa que veces no importa ya que hay muchos que aprecian esa masita jugosa queda en al centro.
A medida que van saliendo de la sartén se van envolviendo en el azúcar, esto debe ser en caliente ya que de lo contrario no se adhiere el azúcar. Muy azucaradas se hacen en Cadalso desde siempre, luego al probarlas notaremos ese sabor tan apetitoso que las hace únicas y unos de los dulces más cotidianos de Cadalso.
Azúcar, azúcar y más azúcar, que bonito queda esa catarata de dulce azúcar cayendo sobre la rosquilla y que placer llevarnos una a la boca recién hecha, todo un manjar digan lo que digan, siiii, que se dice que suelen sentar mal comerlas recién hechas, pero también hay que tener mucha calma para aguantarse hasta que estén frías.
Una vez azucaradas, lo mejor es introducirlas en una bolsa de plástico y dentro de un buena y gran cacerola para que se conserven muchos días en perfecto estado, pero cuidado, la bolsa no se debe cerrar hasta que estén frías, ni tampoco taparlas con la tapa de la cacerola.
Buena presencia, buen sabor y excelente punto el de las rosquillas de este Carnaval 2015, tanto es así que más de uno no se pudo resistir, y caliente y todo se la llevo a la boca para engullirla en cuestión de segundos. Está buenísima, dijo... y yo lo creí, porque también a mi me faltaron fuerzas para esperar.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Buena tarde pasamos al olor de la masa y al calor de la gran sarten de aceite hirviendo, y con buenas cocineras
ResponderEliminarPaquitopirata.
ResponderEliminarQue buena tradición y que buena pintan tienen esas rosquillaS.
Mariano
Raul Lopez Hernandez dijo...
ResponderEliminarPero que GUAPA estas Bienve!!!
Maria Jesus Mesa Gonzalez dijo...
ResponderEliminarPero que bien estas Bienve
Mercedes Tejedor Blanco dijo...
ResponderEliminarComo disfrutais los de Cadalso
Que bien estas Bienve un beso
ResponderEliminarCarmen Frontelo Morales
Paco comiendo a dos carrillos jajajajaja
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín
Guapa .ya habéis empezado como no pareis hata carnaval bien os vais a poner.como disfrutas Bienvenida
ResponderEliminarMari Carmen Carretero Santillán
EL COCIDO DE LAS CORUCHAS DE ANTES
ResponderEliminarEN LAS CASAS DE ENTONCES
A las mujeres de Cenicientos
A la pared apilado
del hueco de chimenea,
tiro donde el fuego humea
con estiércol tapizado.
A continuación la leña
cortada con el podón,
le marcaba el diapasón
al lar que de allí se adueña.
De barro eran los pucheros
y de herrajes los morillos,
chisporroteo de brillos
de los guisos corucheros.
Los garbanzos los dejaban
en agua toda la noche
y eran colofón y broche
al que después cocinaban.
Le ponían la morcilla,
un tomate y el tocino,
y de la tierra era el vino
y de arcilla la vajilla.
Del huerto la yerbabuena
e ingredientes de matanza,
en mágica mezcolanza
de concomitancia plena.
Vigilaban la cocción
y que el agua no faltara,
y espuma borbolleara
en perfecta conjunción.
Y el aroma se expandía
y la casa la inundaba,
y por la puerta asomaba
y Cenicientos lo olía.
Judía verde o repollo
dependiendo de estación,
siempre fue buena ocasión
de acompañarle con pollo.
Y faenando en los campos
en la lumbre de sarmientos,
se elevaban cocimientos
que degustaban los lampos.
Cuando hacían un recado
la casa abierta dejaban,
y a la vecina encargaban
al cocido echar mirado.
Y cubriendo el año entero
las coruchas al cocido,
daban nombre y apellido
que era atizar el puchero.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CASA DE ADOBE
ResponderEliminarLa casa humilde de adobe
y de tierra apisonada
por el permanente sobe
de los años de morada.
Casa venida de herencias
de los parientes lejanos,
habitando sus presencias
al alcance de las manos.
Casa estrecha y alargada
con bombilla en la cocina,
alumbrando fragmentada
oculta por una esquina.
Con un contador chicharra
durante el día apagado.
dando de noche tabarra
al ánimo sosegado.
La cuadra visible al fondo,
la mula cara asomada,
integrada en lo más hondo
con la familia soñada.
Paredes enjalbegadas
con la cal acostumbrada
en las antiguas posadas
de una vida reposada.
Los bajos y las alturas
con ocres se perfilaban,
asombro de las criaturas
que absortos todo miraban.
Sobre el suelo se extendía
de las vacas la boñiga,
con un olor aquel día
lejos del olor a espiga.
El techo era de madera
separador del doblado,
donde estaba la pajera
con el grano acumulado.
De negro la chimenea
con los troncos chispeantes,
y llama que parpadea
pucheros regocijantes.
Nuestras madres hacendosas
cubiertas con sus mandiles,
de aquellas casas las rosas
y aceite de sus candiles.
Y cuando el viento que brama
por rendijas se filtraba,
nos calentaban la cama
con ascuas que el tronco daba.
De adobe la construcción
del pobre que el pan amasa,
con la mayor emoción
os he descrito mi casa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA DESNUDEZ DEL POETA
ResponderEliminarNo hay desnudez semejante
pareja a la del poeta,
con artificio y sin treta
se muestra ya muy brillante
o en estado agonizante.
Muestra su genio y su raza,
su inspiración y talento
y en sus rimas el momento
de aquello que le atenaza
o ha cuánto ama y abraza.
Muestra cuanto le acongoja,
su preciada intimidad,
asentando su verdad
cuanto en su mente se aloja
y a la batalla se arroja.
Limpia y firme la mirada
captando todas las cosas,
la floración de las rosas
y la paz de una ensenada
va vertiendo en su tonada.
Los amores y complejos,
sus miedos y sus angustias
sean tristes hojas mustias
o flamígeros reflejos
de vidas de mil espejos.
Y en la obra realizada
de las páginas escritas,
vemos allí manuscritas
en su verso abanderada,
su figura reflejada.
Sturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA VENDIMIA DE LOS NIÑOS JORNALEROS
ResponderEliminarImpúberes argonautas
sobre las cepas esbeltas,
las navajas cortan sueltas
de los infantiles nautas.
Sin chirimías ni flautas
en busca del vellocino
de oro del tinto vino,
de las cepas el racimo
nos daba el valor y animo
de forjar nuestro destino.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL CIRCO DE DON PAQUITO EN CENICIENTOS
ResponderEliminarSe instaló en la Corredera
aquel circense espectáculo,
y a mí me elevó al pináculo
de lo más grande que viera.
Mi madre en su faltriquera
atesoraba unos duros,
y a mis ruegos y conjuros
le dio en perras menudito,
hasta un duro a don Paquito
y magia vi tras sus muros.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
UN MAESTRO Y SU ENSEÑANZA
ResponderEliminarA mi padre fue y llamó
un maestro con viñedos,
que contaba con los dedos
números que no mamó.
Y muy firme declamó:
-Al muchacho nunca lleves,
ni con soles ni con nieves
al trabajo de las viñas,
ni a recogida de piñas,
ni a los trabajos más leves.
-Que a la escuela nunca falte,
siempre le quiero en la clase
y la lección la repase
en casa y no se la salte.
Lo importante lo resalte,
pues para el estudio vale,
anímale siempre y dale
tu absoluta confianza
y mantenga la esperanza
y otra posición escale.
Tan buenas disposiciones
por el maestro aducidas
fueron luego desmentidas
por posteriores acciones.
Conclusión de conclusiones,
pues llegado el mes de enero
el maestro vinatero
contrató para sus viñas
y recogida de piñas
al escolar jornalero.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EPAMINONDAS
ResponderEliminarEl gran general tebano,
vencedor en cien batallas,
torreones y murallas,
tomó siempre por su mano.
Ni fue hueco ni fue vano,
su pensamiento fecundo,
mas padeció en lo profundo
de la envidia los embates,
más fiera que los combates
y tan vieja como el mundo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEres un poquito cansino con tus poesías Saturnino Carballo Díaz.
ResponderEliminarBueno, a mi me gustan, lo que si te pediría es que no repitas, algunas las has puesto varias veces y eso si que cansa.
ResponderEliminarUn saludo