martes, 5 de agosto de 2014

Recordando a Dionisia



La muerte apaga la voz pero jamás los recuerdos.

 Esta mañana calurosa de agosto he recibido una llamada triste, “Dionisia ha muerto”. Hacía tiempo que las cosas no iban bien, y este desenlace era previsible, pero nunca quieres pensarlo y dejas que el tiempo vaya pasando como queriendo ocultar lo inminente. Ahora sé que todo ha terminado para Dionisia, aunque sólo de alguna manera, porque para mi y mis recuerdos ella siempre estará presente en la calle del Cuerno, en su casa, y en sus seres queridos que siempre fueron tan importantes para ella y la ayudaron a seguir venciendo sus últimos años.
Dionisia fue una mujer muy culta y educada, su vida no fue nada fácil, todo lo aprendió de la vida, del día a día, desde lo más íntimo de su ser, desde las ilusiones y el amor de los suyos, desde esas ganas de saber que siempre tuvo incluso cuando parecía que la vida se le acababa, y como no desde las desgracias que también tuvo que soportar a lo largo de su longeva existencia.
Las mañanas de los sábados eran mi momento elegido para visitar a Dionisia, así lo hacía muchas veces cuando pasaba por su puerta y el deseo me llevaba hasta ese portal donde pasó sus últimos días en Cadalso, siempre al calor de los recuerdos de su pasado. Allí aprendí a conocerla, a sentir su amor por Cadalso y los cadalseños, por su familia y a valorar el entusiasmo que en cada instante tenía por aprender. Muestra de ello es esta frase que un día nos dijo al ser entrevistada para la realización del libro “Nosotras” basado en las mujeres del suroeste madrileño.

“Íbamos a la escuela hasta los doce años, Yo fui pues eso, un día si y otro no….Yo fuy muy poco a la escuela hija: la poca cultura que tengo la he adquirido yo. ¡Ya hubiéramos querido! Y envidio a la generación de ahora las posibilidades que tienen de aprender y de saber, y de todo, ¡y que lo desprecien¡ Ya hubiéramos querido antiguamente tener todas esas facilidades”

Otras veces la conversación discurría en su viejo salón, rodeada de sus recuerdos, de las fotos de sus padres y hermanos, donde sus ojos sólo tenían vista para esa foto de su hermano Simeón vestido de militar y que fue la última que recibió de él pues unos días más tarde murió en la guerra alcanzado por un obús en San Mateo de Gállego (  Zaragoza )

“Yo tenía un hermano que era el mayor de todos… Entonces a mi hermano le tocaba ir al servicio militar un año después, el 37. Pero como adelantaron la quinta y eso, pues le llevaron de 20 años. Mis padres allí destapando y buscando a su hijo….”

La vida de algunas personas tiene a veces un sentimiento de fuerza y sencillez que nos llega hasta lo más íntimo. En los atardeceres cadalseños la presencia de Dionisia despertó en mi un interés que me atraía por muchas razones, pero principalmente por la forma de tratar y explicar las cosas, que la definían como un personaje oculto de la vida de Cadalso.

Hoy has decidido descansar en paz, ya no echarás en falta a tus valientes y decididos padres, tampoco a tu hermano que la “maldita guerra” como tú decías, te robó en su más feliz juventud. Ahora descansas junto a ellos, en tu pueblo, al lado de ese frasco con la tierra que un día trajiste de San Mateo de Gállego, el pueblo donde murió tu hermano y que recogiste del cementerio donde yace en una fosa común, de esas tan tristes y tan poco identificativas.

“Entonces vinieron a consultar, que trajeron los restos de los muertos en guerra, los que está ahí enterraos en el Valle de los Caídos. Y vinieron a pedir permiso a ver si querían traer los restos de mi hermano ahí. Entonces mis padres dijeron que no, que ellos de traer los restos de su hijo sería para traerlos al pueblo, pero no para llevarlos allí.”


     Dionisia. Calle del Cuerno ( Cadalso ) 12 de julio de 2006


La última vez que compartí mi vida contigo fue en la residencia de San Martín. Entonces ya tu cuerpo sentía que la vida se apagaba, pero era tal tu lucidez mental, que fuiste capaz de relatarme, un vez más, la historia de tu hermano y tus padres durante la guerra. Aquella tarde fría del 15 de enero de 2010, que tras las horas se convirtió en noche, lloraste, reíste, apenas comiste un poco de sopa y dos cucharadas de yogurt, que terminé dándote ante tu poca insistencia, pero te emocionaste y fuiste capaz de  contagiarme tus sentimientos , hasta tal punto que a mi también se me saltaron las lagrimas con tu relato.
Hoy todo queda en mi, lo de aquel día y lo de muchos más, ya no sentiré tu presencia pero quiero decirte que siempre te llevaré en mis recuerdos y te visitaré en ese otro Cadalso que yo llamo de Arriba y que tanto tiene de nosotros y tanto nos unirá por los siglos.

Un beso y hasta siempre


Pedro Alfonso
Zorro Corredero


4 comentarios:



  1. La he conocido y siempre fue una buena mujer. Mi más sentido pésame a su familia.

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  2. MI MAS SENTIDO PÉSAME A MARI.YO SENTIA UN GRAN CARIÑO POR DIONI (COMO LA LLAMABA)PUES HACE YA ALGUNOS AÑOS,ELLAS VIVIAN EN MADRID, CASA DE DªMATILDE Y YO MUY CERCA,ENTONCES PASABA MUY BUENOS RATOS ALLI CON ELLAS ,DESDE ENTONCES, COMO DIDO LAS COJÍ MUCHO CARIÑO,ESPERO QUE MARI SE ACUERDE,Y QUE SEPA QUE AUNQUE NOS VEAMOS POCO,YO LA SIGO QUERIENDO ,Y SIENTO MUCHO EL FALLECIMIENTO DE SU HERMANA, LA MANDO UN FUERTE ABRAZO,COMO A TÍ PEDRITO, QUE NOS DAS INFORMACIÓN DE TODO,GRACIAS ,JUANY

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  3. Hola Pedro

    Hacia tiempo que no echaba un vistazo por tu blog, y en esta ocasión ha sido para ver la despedida que habías dedicado a mi tía Dionisia. Simplemente darte las gracias por un texto tan emotivo.

    Saludos

    Marco Antonio García Matatoros

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