Maestros vidrieros de Cadalso (1ª Parte)
Juan Rodríguez natural de Cadalso ya era conocedor en el
siglo XVI de los secretos del cristal de Murano y Venecia así como de su
característica transparencia, habiendo trabajado el vidrio en Barcelona y
Mataró.
Carlos Munier (Más sobre Carlos Munier) era un experto en el tallado, grabado y
azogado, es decir, cubrir el vidrio con mercurio.
Es a finales del siglo XVII cuando los hornos de Cadalso
comienzan a decaer, tanto que durante algún tiempo dejaron de trabajar. En este
tiempo destaca la labor del maestro vidriero Antonio Ovando que hasta el año de
1692 se encargó de mantener e impulsar la fabrica de Cadalso y la de San Martín
de Valdeiglesias.
La actividad y el trabajo de este maestro fue enormemente
positiva ya que durante estos años, llegó a revitalizar los hornos cadalseños
hasta el punto de llegar a elaborar más de veinte mil docenas de piezas, que se
vendían en el mercado de Madrid y en la provincia a dos reales la docena. Más
tarde los vidrios fabricados en Cadalso sufrieron una enorme competencia de los
que se fabricaban en La Granja, que además gozaba de protección real.
A mediados del siglo XVIII se trabajaba activamente en los
dos hornos que existían en Cadalso. Uno estaba localizado en el barrio de San
Antón, exactamente en el lugar que hoy ocupa el bloque de la farmacia y la
piscina de dicho bloque, donde anteriormente estaba la huerta de Facundo. Su
propietario era Felipe Frontal que a su vez se lo tenía arrendado a Pedro
Gómez, Lorenzo Martín, Antonio martín y José Tobar, los cuales pagaban por el
alquiler 400 reales al año, manteniéndose
sólo siete meses los hornos en producción. Los beneficios que obtuvieron
los cuatro socios en el año 1752 una vez
abonados los jornales a los trabajadores, entre los que se encontraban maestros
oficiales, aprendices, acarreadores, etc, fueron de 5791 reales y 29
maravedíes.
El otro horno estaba edificado a las afueras de Cadalso, al
lado de una ermita, se refiere a la ermita de Santa Ana y al lugar que hoy
ocupa la casa de Julián Álvarez entre la calle de Santa Ana y Ronda de la
Sangre. Su propietaria era la Marquesa de Villena que a su vez lo tenía
arrendado a la sociedad formada por Manuel Martín, Manuel Canoyra, Juan
Herranz y Manuel de Arenas, en una cantidad similar a al otro horno y que
también le producía unos beneficios similares al horno de San Antón.
Enlace: Maestros vidrieros de Cadalso. ( 2ª Parte )
Interesante este post sobre los vidrios de Cadalso.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Zorro por todo lo que nos enseñas, gracias a ti estamos conociendo la historia y los rincones de Cadalso.
ResponderEliminarUna cadalseña.