viernes, 11 de octubre de 2013

El pregonero de Cenicientos en 1956




Por aquellos años Santiago era el pregonero, y cada día se recorría el pueblo con su corneta en la mano y tras un par de toques de aviso voceaba los pregones del día con voz clara y fuerte.
El comienzo siempre era igual...De orden del señor alcalde se hace saber....y a continuación lo que fuera de importante conocimiento para el pueblo, desde que se pagaba la cooperativa, que había venido este o aquel comerciante vendiendo, que las fiestas esto o que la feria aquello, todo era pregonado por Santiago para conocimiento de unos hombres y mujeres que disfrutaban con cualquier cosa ya que no eran tiempos abundancia en nada. 


Fotos: Luis Ayuso
Zorro Corredero

2 comentarios:

  1. El padre de Santiago,corucho afincado en Cadalso y casado con la hija de Tirso,y a la vez el padre de Carlos ,regente de el bar del Parro en Cenicientos.Paquitopirata.

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  2. LOS PREGONES DE CENICIENTOS

    En las tardes invernales
    se paraba el pregonero,
    entre helor de invernadero
    y calor las estivales.
    Sin redobles de timbales
    se escuchaba la trompeta
    y la gente atiende quieta
    como se escucha un por orden.
    ¡Niños, cesad el desorden
    que el alcalde va y se inquieta!

    De orden del Señor Alcalde
    pregonero pregonaba,
    y una mujer se paraba
    diciendo."nos dan de balde;
    los polvos del albayalde".
    Y una vecina cercana
    comentaba en la ventana:
    "esta mujer esta bolo
    no asunta y habla tan solo
    si a tonta nadie la gana.

    De todo se pregonaba
    en mercancías diversas,
    salvo costumbres perversas
    que entonces no se estilaba.
    Y a mí lo que más gustaba
    era cuando daban cine,
    y a mi abuela en su decline
    yo le sonsacaba un duro,
    y en aquel tabanco oscuro
    películas de alucine.

    Boquerones y sardinas
    y un pez llamado "japuta"
    que con una barba hirsuta
    estaba llena de espinas.
    Y de las pescas marinas
    el pregón sobre el pescado
    en moto carro albergado,
    y el chicharro de los pobres
    con sus sabores salobres
    era siempre bien llegado.

    A veces llegaban telas
    que ondeaban en la plaza
    entre papeles de estraza
    y doradas arandelas.
    Y entre aquellas bagatelas
    andábamos los muchachos,
    husmeando en los capachos,
    y el pregonero de ornato
    puesta la gorra de plato
    y con serones los machos.

    Y entre aquella mezcolanza
    compacta y abigarrada
    de los coruchos mezclada
    ya soplaba una esperanza.
    Nuevos vientos de bonanza
    nos traía la trompeta
    ante la vida tan quieta
    que avivaban los pregones
    trayéndonos ilusiones
    de ver volar a un cometa.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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