Ruinas del Ventorro en Navahondilla
El Ventorro de Navahondilla es un lugar unido a
Cadalso desde hace siglos. En este lugar y sus alrededores han pastado durante
muchos años las reses de algunos ganaderos cadalseños. Muchas de las fincas de
Navahondilla aún siguen siendo de cadalseños, otras ya fueron vendidas, pero el
recuerdo y los momentos que en este lugar durante siglos han vivido los cadalseños
es hoy parte de la historia de Cadalso, y es también un legado que nos han
dejado aquellas personas que convivieron con el lugar en un tiempo donde las
cosas no eran tan fáciles como ahora, por la rudeza del lugar, de la vida y de
la propia naturaleza de aquellos tiempos.
Pero nada mejor que las palabras del cadalseño
Emiliano Rico, vaquero que recorrió estos campos con el ganado durante tantos años,
para entender el lugar y como se desarrollaba la vida en los años 50 del pasado
siglo XX.
Emiliano falleció el 27 de noviembre de 2012,
pero su memoria y la del Ventorro
quedará para siempre como una parte importante de la historia de Cadalso
y Navahondilla.
Vengo de la mili y me meto de vaquero con
Vicentillo a cuidar las vacas en el Ventorro. Yo dormía en el pueblo, me iba a
las cinco de la mañana con el borrico por la fuente de la Peluquera, subía a la
Dehesa y de ahí a la fuente del Lejío y al Ventorro. Luego volvía por el mismo
sitio sobre las nueve de la mañana a traer la leche a Vicentillo, la vendía la
Angelita en la calle de la Iglesia. Después de comer me volvía a ir, las
ordeñaba otra vez y "pa" Cadalso a las nueve más o menos, que llegaba
al pueblo de noche. Ordeñaba por la mañana y por la tarde. En invierno las
traíamos a casa en la calle de la Iglesia y ahí estaban los meses de frío,
metíamos paja que la traían en camión de Torrijos, Maqueda....de por ahí, y
también las dábamos heno que lo segábamos en la finca. Las de carne las
dejábamos todo el año a base de heno para que criaran los terneros, pasaban
todo el año allí pero yo en invierno iba poco, las echaba de comer el tío
"Jardugo"
Treinta años estuve yendo con el borrico dos veces
al día, que cogían cuatro cantaros de leche en las aguaderas. He
"trabajao" mucho yo con las vacas.....había veces que el arroyo del
Ventorro venía fuera de madre y para poder cruzarlo tenía que bajar a Puente
Calicanto y ya subía la "cañá" arriba. Una primavera nos cogió en
Majaillas todos los días lloviendo, yo no he visto una primavera así, estaba la
hierba así..............."y señala con el garrote a una altura de un
metro. Y si paría una de noche había que hacer noche allí que teníamos una casa
que vivía uno de Navahondilla que se llamaba Dionisio y le llamaban el tío
"Jardugo", ese vivía allí todo el año, también estaba con Vicentillo,
y sembraba una vega de "cebá". Un día me acuerdo que le picó una
tarántula y casi se muere, le mandaban unos supositorios que se los llevaban de
Las Rozas y luego le llevaron a Sotillo que había buenos médicos y ya le
curaron. Entonces había muchas tarántulas negras, se metían en un agujero en el
suelo y eran mas malas que la quina.
Una noche vinieron los lobos a la "majá"
del tío "Jardugo" en el arroyo Manzano "pegao" al Cerro
Guisando y le mataron lo menos veinte o veinticinco ovejas, las trajeron hasta
la iglesia de Majaillas corriendo y allí las degollaron. Yo vi alguna vez
atravesar por allí a los lobos desde la dehesa Navahondilla hasta el cerro
Guisando y aullar "parriba" todas las noches. Aquí en Cadalso
vinieron una vez a la portalera del tío Juanito "Maelo" y le mataron
cinco cabras en la Ronda, y a mi padre le mataron un buche en la calleja, al
lado de lo de Leandro Fornis, ahí mismo en las cuevas, estaba la borrica con el
buche y le mataron, a la borrica ni la tocaron porque arreó velas y se vino a
casa.
El edificio del Ventorro que tantas personas acogió a su
paso por la Cañada Real Leonesa Oriental, de hecho este lugar era una venta en
plena cañada para descansar del largo recorrido entre las tierras altas de
León y Castilla y la meseta extremeña, lleva ya muchos años abandonado y en ruinas,
pero todavía se puede ver el edifico y los corrales anexos donde pernoctaban
hombres y ganado en aquellos duros días de trashumancia.
El lugar a pesar de los años no ha perdido su tradición
ganadera, y todavía hoy es posible ver algunos rebaños y ganado que pasta
tranquilamente en los excelentes prados que aún perduran en la zona.
Tramo abulense de la Cañada
Real Leonesa Oriental
La
Cañada desciende entre pinos, tomillos y barrancos hasta Cebreros. Se
solía dormir en plena sierra, en el denominado Arroyo de los Perangutos.
Este paso no resultaba tan fuerte ni tan abrupto como el paso frontal de la Paramera de Ávila y la Sierra
de Gredos con su temidos puertos de Menga
y El
Pico, eran tres jornadas de sierra y que, si el tiempo era malo, podían ser
desatrosas. La Cañada entra en Ávila por el bosque de Navalperal de Pinares, baja el puerto para
pasar entre los pueblos de La Cañada y Navalperal y cruza la vía del tren en las
proximidades de la estación del primero de ellos. Prosigue desde allí hacia el
sur por los términos de San Bartolomé de Pinares, entre tierra de
labor y pasto, y Hoyo de Pinares antes de entrar en el de Cebreros, que
atraviesa cercana al pueblo. En la vertiente su de la cordillera, Cebreros es
recordado por los pastores, sobre todo por ser lugar donde hacían acopio del
famoso vino. Desde Cebreros se
baja al río Alberche que se pasa por el Puente de Valsordo, de origen
romano, y el
arroyo o puente de Yedra o Piedra. Por el término de El Tiemblo
se llega a la antigua Venta de Tablada en la
inmediaciones de la carretera de El Tiemblo
a San Martín de Valdeiglesias, para
entrar después en el terreno y bosque del Monasterio
de los Jerónimos de Guisando. Al lado de la Cañada se halla la Venta de Guisando y las cercas
de la finca donde pueden verse los famosos verracos
de piedra. El lugar es también histórico a causa del nombramiento, en 1468, por
parte del rey Enrique IV, de su hermana Isabel como heredera del trono e Castilla, privando de los derechos a su propia
hija Juana.
Reses en la Cañada Real Leonesa Oriental a su paso por Navahondilla
Sigue
la Cañada por el término de Navahondilla -el pueblo se deja a unos 200 metros a la derecha,
donde los rebaños trashumantes pueden extenderse ampliamente a ambos lados del cordel. Según
Escanciano visitador extraordinario de la Cañada, al paso de ésta por los pueblos de Cadalso de los Vidrios, Majadillas, Navahondilla,
Las Rozas de Puerto Real y Escarabajosa
el ganado puede extenderse a pastar un cuarto de legua (1,4 km aproximadamente) a
cada lado de dicho camino. Esto sin duda era una medida para que el ganado
recuperase fuerzas, ya muy mermadas después del largo trayecto. Después de
dejar atrás los abundantes pastos de Navahondilla,
la Cañada se interna durante un corto trecho por el término de Las Rozas de Puerto Real en la provincia de Madrid. Por una empinada cuesta
asciende al collado y puerto de la Venta del Cojo, dejando ésta a mano derecha.
Este lugar fue antiguamente Puerto Real y contadero de merinas. Allí
se cobraban el impuesto real del servicio y montazgo. Por el sitio de Los Tochos, vuelve la Cañada a
salir del término de Las Rozas y de la provincia de Madrid. Entra de nuevo en Ávila,
por el término de Escarabajosa, pasa al de Sotillo de la Adrada donde algunos rebaños
hacían noche. Por el lugar de La Ventilla llega a las eras de Higuera de las Dueñas y atraviesa junto al
pueblo, después de Fresnedilla, donde la Cañada también toca las casas. Una
vez atraveado este término, sale de la provincia de Ávila.
Tramo abulense de la Cañada Real Leonesa Oriental
Extraído de Wikipedia
Ganado pastando en los prados de Navahondilla
Que duda cabe que aquellos años de la trashumancia nunca
volverán, que ya no pastarán en sus prados
del Bosque las reses bravas de los ganaderos cadalseños Román Abad y
Ricardo Sáez como un día lo hicieron, y que los rebaños apenas subsisten, pero
visitar la zona es todavía un placer para los sentidos y para los recuerdos por
la belleza del lugar y por toda la importancia que Navahondilla y sus tierras siempre
han tenido en la historia de Cadalso.
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Me ha encantado.Paquitopirata.
ResponderEliminarGracias Paquito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pedro
Una buena descripción del Ventorro y de la zona. Me ha gustado mucho todo y los recuerdos de Emiliano son auténticos .
ResponderEliminarMariano
Muchas gracias Mariano. Realmente el relato de Emiliano es original y genuino.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro Zorro Corredero
Una buena descipción de la zona. Es un pena que estas edificaciones como la del Ventorro estén abandonadas y se hayan dejado perder. Ya no es muy normal ver las vacas pastando por el campo, o por lo menos tanto como antes.
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