viernes, 14 de junio de 2013

Cenicientos. Calle de la Iglesia



La calle de la Iglesia aparece solitaria, al fondo unas mujeres caminan mientras otras parecen estar sentadas al sol. Estamos en 1956 y la oscura tierra de la calle contrasta con el blanco de la cal de las paredes, así se mostraba Cenicientos en aquellos lejanos años.

97 comentarios:

  1. LA CALLE DE LA IGLESIA

    La calle de la Iglesia, marchando en cuesta arriba,
    de pasos que han sido miríadas de memorias
    aconteceres sabe de múltiples historias,
    cribadas por el cedazo abierto de la criba.

    La calle de la Iglesia, marchando en cuesta abajo
    con sus riadas de lluvia en las tardes tormentosas,
    oyó el toque a maitines y el toque que a las fosas
    conducentes nos conducen al hondón más bajo.

    Por calle de la Iglesia, surcaban las barquillas
    hechas con las cortezas del tronco de los pinos
    por muchachos coruchos una infancia que enlaza

    madurez y declive, bajel en sus orillas,
    concomitancias de sendas veredas y caminos
    de una vejez placida sentados en la plaza.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. LA URDIMBRE DEL TIEMPO

    La urdimbre del tiempo obrando,
    su paso por cuanto aflora,
    solo el recuerdo se añora
    de cuanto fue dulce y blando.
    Los años se van pasando
    bien envuelto el equipaje,
    el atavío y el traje
    del camino recorrido
    por cuanto amamos y es ido
    y es figura del paisaje.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. A la izquierda era la tienda y casa de la Antártida Villa ??

    Mari Carmen Señoris

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  4. Anita. ..

    Mari Carmen Señoris

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  5. Preciosa komo a kanviado

    Ana Diaz

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  6. En esa calle nací Yo, mi madre era la Telefonista

    Mari Feli Pérez Fermosel

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  7. LAS CORNADAS DE LA VIDA

    Las cornadas de la vida,
    junto al paso de los años,
    mitigan los desengaños
    cuando vamos de vencida.
    ¡Oh, verdad esclarecida!
    Que he tardado en comprender,
    en asumir y en saber
    que cuando nada pedimos,
    dando más que recibimos
    es de nuevo un renacer.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  8. EN EL CAMPO SIN FAENA

    En el campo sin faena
    la vida no se concibe,
    y hervidero se percibe
    de abejas en la colmena.
    Y en mí la voz que resuena
    del azadón empleando,
    es a mi padre cavando
    y al preguntarle que hacía
    al momento respondía:
    "¡Pues ya ves, aquí enreando!".

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. EN LA BARCA DE CARONTE

    En la barca de Caronte
    un óbolo pagaré,
    y así te regresaré
    sobre el río de Aqueronte.
    La Estigia detrás del monte
    la surcaré como Orfeo,
    y te entregaré el trofeo
    que anida en mi corazón,
    entonando una canción
    de Gonzalo de Berceo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  10. PADRE...

    Tras tu muerte me siento prohijado
    y aspiro tu benéfica presencia,
    que me aporta y da aquella gaya ciencia
    con la que tú naciste ya impregnado.

    Recomienzo de nuevo lo empezado
    que en tiempo dio lugar a mi existencia
    recamada de celo y de paciencia
    al ver la mies madura en el cercado.

    Y cavo mi huerto, estercolo y asurco,
    trazando en tiralínias el surco
    por el que nuestras regueras discurren,

    y sigo sobre esta tierra tu estela
    que aferrándome a ella me encarcela
    al punto en en que nuestras alamas concurren.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  11. IBAN MULAS MULERAS

    Iban mulas muleras
    de poderosas ancas,
    cargadas de maderas
    hasta las mismas trancas.

    El barro les llegaba
    hasta los corvejones,
    cuando la uva llenaba
    esparto de serones.

    Cargaban sobre el lomo
    jinete y vertedera,
    y en la viña del pomo
    romano de mancera.

    En época de saca
    los haces de los trigos,
    y montones de alpaca
    y las paseras de higos.

    Después tirar de trilla
    aparvando la parva,
    del trillador la silla
    y a mieses las aparva.

    Acarrear el grano
    y cargar con la paja,
    cuando el sol del verano
    con el sudor la alhaja.

    Su estiércol aprovecho
    para abonar los campos
    que ilumina el barbecho
    a la luz de los lampos.

    Mulas, riadas de mulas
    a hogar dieron sustentos,
    de frente o a reculas
    de agros de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  12. POR ESTE CENTRAL PASILLO

    Por este central pasillo
    de los siglos del pasado,
    y el presente de aquí al lado,
    fueron cura y monaguillo.
    Si descorréis el visillo,
    veis de un corucho el bautizo,
    su comunión ya rollizo,
    ceremonia de su boda
    y él féretro que acomoda
    su cadáver ya cenizo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  13. EL PAN DE LAS DIEZ

    Del corucho las faenas
    tenían hora:¡pardiez!,
    sin cincel,sin almirez
    se aflojaban las cadenas.

    Fuera fatigas y penas,
    olvidaos de altivez,
    parad, al pan de las diez,
    tengamos las tripas llenas.

    Descansaban los astiles,
    y la mula en la besana
    el leñador en el monte

    cien veces, doscientas, miles,
    y en su mente soberana
    buscarse un nuevo horizonte.

    Saturnino Caraballo Díaz
    EL Poeta Corucho

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  14. LA SIEMBRA DEL BARBECHO

    La mano vuela y lanza la semilla
    que cae blanda en fértil ya el barbecho,
    y la tierra núbil sirve de lecho
    hasta tornarse seca y amarilla.

    Ya sobre la tierra espejea y brilla
    cercada por los pájaros de acecho,
    que picando anulan el aprovecho
    del grano reservado hacia la trilla.

    Uncida y en collera va la yunta
    que abre besana de una a otra punta
    con la reja motora del arado.

    En un campo brumoso del otoño
    donde la mies invernal ya es retoño
    del trigo que ha nacido en el cercado.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  15. LA HUEBRA
    A mi padre

    La fuerte mano vertedera empuña,
    oliendo a tierra la ardorosa viña,
    y el surco abierto todo lo destiña,
    tras de la mula y su negra pezuña.

    La reja breve introducida en cuña
    sortea cepas, las urge y apiña,
    silencio adensa la muda campiña,
    en tanto el arador su impronta acuña,

    Por una sabia guía la mancera,
    apura al tronco de higueras y olivos,
    aparta cantos y a su paso allana

    dificultades, y hace llevadera
    el cumplimiento de los objetivos
    que abriendo surcos busca la besana.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  16. SI HOMENAJE SE RINDIERA
    (A la mula en Cenicientos)

    Si homenaje se rindiera
    a bestias de arada y carga,
    una estatua ancha y larga
    la mula se mereciera.
    La viña lo agradeciera
    y el barbecho en sus cimientos,
    y los buenos sentimientos
    de los coruchos de antaño,
    del pastoreo y rebaño
    de campos de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  17. EL GAZPACHO DE LOS POBRES
    A mis padres

    En las ardorosas tardes de siega
    y en las no menos de agobio de trilla,
    surcaba el cielo la franja amarilla
    y el cansancio se batía en repliega.

    La manta extendida el mantel despliega,
    y el suelo era nuestro asiento de silla,
    y en la tarreña está la maravilla
    cuya visión nos inunda y anega.

    La pueblerina cuchara en madera,
    en la tarreña el humilde gazpacho,
    la paz sublimando la parva en la era,

    y uncidos triscan la mula y el macho
    y un lienzo que enmarcó y fue la frontera
    de infancia pobre y feliz de un muchacho.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  18. LA CARGA DE LA MIES

    Con aparejos, mula y angarillas,
    por camino arcilloso y a trasmano
    del ramal,sujeción feble la mano,
    el niño va orientando las gavillas.

    Percibiendo está el tamo de las trillas
    bajo el calor de un julio soberano
    que destrizando al bálago en verano,
    va separando a pajas de semillas.

    Ya el Prado de la Fuente se aparece
    cual a oasis ansiado de la espiga,
    de hacinas de las mieses en las eras.

    Que entre ancas de la yunta ya decrece,
    extendidas sobre la parva amiga
    que las lleva directa a las trojeras.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  19. EL BIELDO
    Parábola corucha

    El viento se ha levantado
    y comenzado a soplar
    y al unísono aventar
    el trillador en el prado.
    El bieldo estuvo eclipsado
    mas su eclipse no fue en vano,
    ved al bieldo ciudadano
    que en alianza con la parva,
    no quiere tamo ni larva
    y los separa del grano.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  20. EL ESPIGUEO

    Siguiendo a los segadores,
    llevando saco o costal,
    por pajizo cebadal
    íbamos espigadores.

    Y así quedando el rastrojo
    limpio de paja y de grano,
    y despejado el majano,
    y desabrido el abrojo.

    Luego el rebaño de ovejas
    penetraba haciendo el resto,
    todo dentro del contexto
    de arrumbar las cosas viejas.

    Y con los fríos de otoño
    el rastrojo era barbecho,
    y con el ciclo ya un hecho
    era tiempo de retoño.

    Y de nuevo la cebada
    brotaba sobre la tierra,
    y la riqueza que encierra
    allí se hallaba asomada.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  21. DÍAS DE SIEGA

    En los extensos días del verano
    cuando julio se asoma al horizonte,
    pinos del Tabalón pinar del monte
    cosechaba mi padre paja y grano.

    Detrás yo recogiendo con la mano
    las espigas del pan con que se afronte,
    el otoño e invierno de desmonte
    del vuelo pavoroso del milano.

    Con el mango de la hoz sobre la palma,
    y el dedil como un crótalo engastado,
    y olor a bálago y polvo de tamo.

    Durmiendo en la besana sobre enjalma
    del pajuz del barbecho despojado,
    de la espiga llamada a su reclamo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  22. ALEGORÍA A LA ESPIGA

    Yo soy la espiga que gime
    ante el embate del viento
    y me doblo hasta ser fuerte,
    atenta a su movimiento,
    y observo al cielo que esgrime
    el aguacero violento.
    Y al pajarillo que acierta
    a mi planta hacer su nido,
    oigo también el gañido;
    del matacán de la liebre
    sus ojos rojos de fiebre
    ante los fieros ladridos
    de los galgos y podencos.
    Y en la noche silenciosa
    a los seres afligidos
    que reptan sobre la tierra
    en la claridad lechosa
    tutelar de las estrellas.
    Y me entero de querellas
    que hay entre erguidos y rencos
    y los misterios que encierra
    el renacer de la vida.
    Ajustado a la medida
    que me siembran en otoño
    y convertida en retoño
    prontamente me hago adulta,
    y determina y faculta
    que intervenga el segador
    al alba madrugador
    sea con tractor o la hoz
    ciego y sordo ante mi voz,
    que le suplico clemencia
    y quiero adquirir más ciencia
    y con mi tallo marchito,
    remontarme al infinito
    donde reinan las espigas
    y decir dulces amigas,
    en la nueva encarnación;
    esmeraós con afán
    en ser orondas y hermosas,
    gentiles como las rosas,
    pues el occidente ahíto
    ya por nada se conmueve
    pendiente de los mercados,
    comen y están desolados,
    si la acción no renta un nueve.
    Procrear sin dilación
    y las legiones de hambrientos
    parias de la humanidad
    con nosotras hagan pan.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  23. CANTO ALA VIDA

    La vida es lo más hermoso
    que Dios nos dio a los humanos,
    abriéndonos sus ventanos
    al campo fértil, grandioso,
    y al amor fuego gozoso.

    La vida es un recorrido
    sin valer meta trazada,
    y a veces la encrucijada
    lleva a variar el sentido
    al hombre mas decidido.

    Hay un punto de partida
    que nos desiguala a todos,
    el que nace entre acomodos
    parte de mejor salida
    para adentrarse en la vida.

    Después viene el Maratón
    que las fuerzas centuplica,
    y en el que todo se implica
    esfuerzo y aplicación,
    trabajo y dedicación.

    De nada vale quejarse
    de nacer en la pobreza,
    el alma tiene grandeza
    de caer y levantarse
    erguirse y no lamentarse.

    Vivimos en Occidente,
    tierra de oportunidades,
    justicia y de libertades
    donde estudia nuestra gente
    libres y gratuitamente.

    Hay ecos de la mala suerte
    pululando a nuestro lado,
    quejoso y siempre frustrado
    que su incapacidad vierte
    hacia el mundo hasta la muerte.

    Son los que nunca hacen nada
    sentados en la terraza,
    en el bar de cualquier plaza.
    Gentes de mano cruzada
    y de lengua desatada.

    Aborrecen el talento
    que intuyen en el vecino,
    no conciben que al destino
    se le somete al momento
    en que le coges el viento.

    El viento que da el trabajo,
    el esfuerzo sostenido,
    el estudio esclarecido,
    el comenzar desde abajo
    y amar a lo que te atrajo.

    Pues a pesar de la herida
    que nos infligen los males,
    avatares terrenales
    se soportan a medida,
    que es dura y bella la vida.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  24. EPAMINONDAS

    El gran general tebano,
    vencedor en cien batallas,
    torreones y murallas,
    tomó siempre por su mano.
    Ni fue hueco ni fue vano,
    su pensamiento fecundo,
    mas padeció en lo profundo
    de la envidia los embates,
    más fiera que los combates
    y tan vieja como el mundo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  25. CUANDO PENSAMOS QUE TODOS

    Cuando pensamos que todos
    los males nos acompañan,
    y sólo vemos recodos,
    despellejados los codos
    por las penas que nos dañan.

    Sin duda nos engañamos
    y empeorar a peor,
    y mejor que lo asumamos
    y decisiones tomamos
    a sustanciarlo a mejor.

    Hechos que se concatenan
    y abatirnos la cabeza,
    desgracias que se encadenan
    nos afligen, nos apenan
    y sólo cabe entereza.

    Veces hay que la fortuna
    de nosotros se enamora,
    y nos regala la luna
    sin prestaciones ninguna,
    amante y conmovedora.

    Por la suma del contraste
    de ducha caliente y fría,
    planes que se van al traste
    no siempre son mal engaste
    y de males garantía.

    Existen alternativas
    bifurcando los caminos,
    tomando nuevas derivas
    manos y mentes activas,
    clarifica los destinos.

    Y cuando la adversidad
    sobre nosotros se abate,
    capear la tempestad
    distinto a la humanidad
    que nos precedió al combate.

    En las crisis más profundas,
    no aportando soluciones,
    las razones más rotundas
    fueron las voces inmundas
    del tronar de los cañones.

    Recordad: el siglo veinte
    advinieron los tiranos,
    por qué a la gente decente
    los problemas del presente
    se les fueron de las manos.

    Que no nos ocurra ahora
    y es la historia quien advierte,
    y en nada es consoladora,
    que nos visite en la aurora
    la destrucción y la muerte.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  26. FANTASÍA DE LAS GEMAS DE COLOR
    A una dama de la Joyería Grassy

    LA ESMERALDA

    Al engastarla es temida
    sobre todo en calibrado,
    si lasca en el cincelado
    nos complica bien la vida.
    Mas si queda bien ceñida
    y perfilado el bisel,
    un jardín será y vergel
    de dama lozana y bella
    convertida en una estrella
    y sus dedos en joyel.


    EL ZAFIRO

    Antiguamente se dijo:
    que dabas inteligencia
    y eras prodigio de ciencia
    y de un Dios terrenal hijo.
    Y como no se desdijo,
    yo te engasto por mi parte,
    y entre el oro aprisionarte,
    afirmado sobre el fuste,
    mientras procedo a tu ajuste,
    inspirado por el Arte.


    EL RUBÍ

    Es alegre y es divino
    con su color rojo intenso,
    y figura entre el incienso
    de la Iglesia el pan y el vino.
    Y me lo asignó el destino
    que en un cáliz lo engastara,
    y al Vaticano viajara
    mostrándose a Jesús Dios
    y mi alma inmortal en pos
    con él a Roma volara.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  27. LA PODA

    En invierno está la viña
    en desolada campiña,
    y el desaliento la apiña
    ¡y sin podar!

    Quejumbrosos los sarmientos,
    impelidos por los vientos
    en los campos cenicientos
    ¡tienen su lar!

    Con tijeras y el destral
    la poda es artesanal
    y tu esposa conyugal
    ¡podador!

    Al podar la savia brota,
    en la cepa vida trota
    y el invierno ya en derrota
    ¡en derredor!

    Sarmentados los sarmientos
    en los fuegos cenicientos,
    entre ígneos cocimientos
    ¡un resplandor!

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  28. EL HERRADOR YA DESAPARECIDO DE CENICIENTOS

    En la mano el pujavante
    para cortar la pezuña,
    y a la legra va y la empuña
    para alisar por delante.
    El herrador ya distante
    ató a la cabalgadura,
    y de clavar se asegura
    en el casco de la mula,
    zapato con que circula
    y da el nombre de herradura.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  29. ARROYO DE LOS BATANES

    Batán de aguas coruchares,
    con tus fuentes en la Alberca
    el zarzal te arropa y cerca
    y naces entre pinares.
    Te contemplan encinares,
    deslizándote hacia abajo
    sin caudal y arduo trabajo,
    vas reflexionando y, mientras
    con el Alberche te encuentras
    desembocáis en el Tajo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  30. NO LLORAR POR EL AGUA DERRAMADA

    No llorar por el agua derramada,
    ni el ver medio vacía la botella,
    ni ese hueco dejado por la estrella
    que nos tuvo la vista ensimismada.

    Y alegraos teniéndola mediada,
    y a la estrella perennidad de huella,
    como a mujer que se mantuvo bella
    y nos alentó siempre enamorada.

    Y sabed que un día a otro le sigue,
    y la vida pese a todo prosigue
    con su peso, su punto y su medida.

    Y bregad y luchad y ser tenaces,
    y en el caos reinante sed capaces
    de ordenarle y hallar nueva salida.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  31. EL TIEMPO PODRÁ PARARSE
    Madrigal

    El tiempo podrá pararse
    y cesar el tic-tac de los relojes
    podrá quemarse el grano de mis trojes
    y mi amor por ti aventarse.
    Pero serás sola tú quien lo avente
    empuñando un bieldo helado,
    y esparciendo en un halo incandescente
    mi corazón calcinado.
    Podrás interponer una distancia
    levantando un muro frío,
    pero el huerto guardará tú fragancia
    impregnada en el rocío.
    Y podrás ser gacela y pasearte
    entre los sauces del río,
    pero que yo por fin ceje de amarte
    ¡es imposible amor mío!

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  32. EL LENGUAJE CORUCHO

    Con arcaísmos compuesto
    hallamos nuestro lenguaje,
    y es vestidura de un traje
    que el corucho lleva puesto.
    Y quien se hallare dispuesto
    a contradecir mi aserto
    en cualquier debate abierto
    digo que Lope y Cervantes,
    dos españoles gigantes,
    así hablaron con acierto.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  33. EL CORUCHO CAVERNARIO

    Hállase sentado sobre el bordillo,
    pétrea muralla en su silencio hosco,
    como un gañan del cavernario tosco
    envuelto en el humo del cigarrillo.

    De tajante opinión como un cuchillo,
    iletrado ilustre, ignorante y fosco,
    amoscado andando en su adusto amosco
    pues sin querer oírle abren pasillo.

    Ignora de los libros el legado
    mas es un hombre culto y muy versado
    en la exploración de sendas y rutas,

    que le hacen exclamar muy satisfecho
    jurando y la mano puesta en el pecho
    millones llevo gastados en putas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  34. EL TÍO ISIDRO EN SU TEMPRANAL
    "En el centro de la plaza
    han puesto una farolita,
    con un letrero que dice
    viva el Isidro el Chiripa".

    Decidor confiado, alegre y risueño
    en su tempranal áureo de albillo,
    maduraba entre paz su oro amarillo
    en el viñedo feliz y hogareño.

    De niño compartí vida y ensueño
    con el soñador en gustos sencillo,
    quien decía "come Caraballillo,
    de estos racimos que te da su dueño.

    Aquel tempranal vivió avecindado
    a la esfinge inerte de Piedra Escrita
    y conformó las vísceras y tripa,

    los brazos, las piernas con el sudado
    del palpitar que por allí crepita
    de esfuerzo honrado del tío Chiripa.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  35. PAULINA

    Siempre vivaz y risueña,
    de espíritu bailarín,
    su vitalidad sin fin
    la hace grande y es pequeña.
    De la alegría se adueña
    como el sol de la colina,
    y con ella la neblina
    que a veces cubre a las Peñas,
    abatida entre las breñas,
    se ha postrado ante Paulina.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  36. RETRATO DE UN CORUCHO CENTENARIO

    Si observáis la noble faz de este anciano,
    contemplando la boina en su cabeza,
    se ve serenidad, se ve franqueza,
    y abolengo de hidalgo castellano.

    Un corucho es del predio comarcano
    que no mostró colérica fiereza,
    ni en su contacto aristas de aspereza
    que evitaran el tacto de su mano.

    Laborioso, incansable en el trabajo,
    adelante sacó casa y hacienda,
    y ved a Cruz del brazo de su esposa,

    compañera tenaz siempre en el tajo,
    que del hombre es su apoyo y es la ofrenda
    cuando él es el rosal y ella es la rosa.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  37. MARGARITA

    En la Iglesia por la tarde
    la catequesis nos daba,
    al par que nos enseñaba
    con modestia y sin alarde.
    Que la del Roble te guarde
    y te encamine ancianita
    y nuestra Virgen bendita
    cuando te eleve del suelo
    remonte tu vuelo al cielo
    dulce y casta Margarita.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  38. EL ANUNCIO DEL NACIMIENTO DEL PRIMER HIJO
    A Teresa

    Es la más grande alegría
    que recibe la pareja,
    es del arado la reja
    de una nueva labrantía.

    El esposo ve en la esposa
    anuncio de primavera,
    a un jazmín en la ribera,
    y a la espiga y a la rosa.

    Todo en la casa es contento
    y un consumirse en la espera,
    cruel peldaño de escalera
    que cruje con paso lento.

    Después acometen dudas:
    niña será o será niño,
    no importa, en nuestro cariño
    serán ternuras agudas.

    Nuestra sangre se prolonga
    se extiende nuestro apellido,
    y una vez que haya nacido
    se labre una vida oblonga.

    Se hacen los preparativos,
    los patucos y una cuna
    e implorar a la fortuna
    nazca sano entre los vivos.

    Días y meses avanzan
    y el padre posa su mano
    sobre el vientre del arcano,
    y se abrazan y esperanzan.

    Y con el tiempo cumplido
    se está en guardia permanente,
    y al no tener referente
    el padre vaga aturdido.

    Por fin el momento ansiado
    ha llegado y producido,
    aquí está el recién nacido
    ¡y es muy guapo el deseado!

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  39. TERESA...

    Vive en tu vientre la hondura
    que alberga el claustro materno,
    y en él delicado y tierno
    se hospeda nuestra criatura.
    De mi navío es la amura
    y en él despliego las velas
    por un mar en que gacelas
    que tienen patas aladas
    a banderas desplegadas
    nos rielan con sus estelas...

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  40. EL HIJO QUE LLEVAS DENTRO

    El hijo que llevas dentro,
    que es fruto de nuestro amor,
    fuente será de fervor
    ocupando nuestro centro.
    Punto de inflexión y encuentro,
    y después a flor de piel,
    es deseado doncel
    y yo me miraré en ti,
    y tú te veras en mí
    y en los dos reflejos de él.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  41. TU VIENTRE PORTA UNA CARGA

    Tu vientre porta una carga
    que soportas dulcemente,
    y el sudor baña tu frente
    y la emoción nos embarga.
    Largo día y noche larga
    en cama de un hospital,
    donde tu vientre es caudal
    que está abriendo la compuerta,
    y aparecido en la puerta
    Carlitos en el umbral.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  42. EL ROBLE

    El roble omnipresente,está sobre el altozano
    y viviendo avecindado a nuestra santa ermita,
    siendo solaz y sombra de la Virgen bendita
    cuando asoma a la puerta en el tórrido verano.

    Es un corucho más y dilecto ciudadano
    que el quince de agosto a una multitud concita,
    y bajo su enramada gran emoción suscita
    al tornar la Virgen entre el pueblo soberano.

    Su antiguo y viejo tronco apergaminado y hueco
    fue el templo y el santuario de un santo anacoreta
    y electo por la Virgen para su advenimiento,

    atraída ante una santidad que, en voz del eco,
    le llegó clarividente por aquel profeta
    rogándola reinar sobre el pueblo Ceniciento.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  43. LA VIRGEN SIN MÁCULA

    Nuestra Virgen sin mácula
    se remontó a los cielos,
    sobre las alas níveas
    del ángel mensajero.

    Sin mayor ceremonia
    la recibió San Pedro,
    cicerone de estancias
    de aposentos del cielo.

    Los lechos con doseles
    mostrando y sugiriendo
    con sábanas de seda
    y baldaquines nuevos.

    La Virgen asentía
    y gracias daba luego,
    al bueno de San Pedro
    por tanto ofrecimiento.

    Después del recorrido
    no lo dudó un momento,
    y al apóstol le dijo:
    "yo me vuelvo a mi pueblo".

    -Allí se halla mi ermita
    y de mi roble el hueco,
    y tengo a mis coruchos
    que me quieren y quiero.

    Y se volvió la Virgen
    y aposentó de nuevo,
    en la copa del roble
    símbolo en Cenicientos

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho







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  44. CORUCHO NAZARENO
    Oración

    Postrado ante ti de hinojos
    siendo esqueje de tu tallo,
    ni te oculto ni te callo
    que aguados tengo los ojos.
    Mis pecados no son flojos,
    mas tú, que nos amas tanto,
    con los pliegues de tu manto,
    dosel sobre Cenicientos,
    aleja padecimientos
    enjugándonos el llanto.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho
    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  45. PRIMER AMOR

    Visos de amor en años de aventura
    sin frenos juegos de la juventud,
    encadenamientos de esclavitud
    al que el amor juvenil nos conjura.

    Ambivalente es siempre la atadura,
    del ser y el no ser mortal inquietud,
    primer amor vivido en plenitud
    de una etapa en la vida harto insegura.

    Las manos se unen y estallan los besos
    buscando febriles suaves recodos
    que sedientos a dúo ambos se beben.

    Y ardiendo en un fuego cual dos posesos,
    ocultos rincones descubren todos
    y a su amor niño lo acunan y embeben.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho





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  46. AMORES ADOLESCENTES
    "Solo yo he maldecido mi
    juventud sin amor"
    D. Antonio Machado

    Gallos de la madrugada
    alborotando a lo lejos,
    y el alba emite reflejos
    en la pareja enlazada.

    Amores siempre furtivos
    los de la joven pareja,
    y ella se agita y se queja
    de tocamientos lascivos.

    Habla de miedo y deshonra
    y que lejos queda aquello,
    verdad es que fue muy bello
    hablar de pureza y honra.

    Pero la pasión la vence
    y se entrega enardecida,
    temblando en la amanecida
    y él con besos la convence.

    A él le embarga la torpeza
    guiándose por el instinto
    en el angosto recinto
    ya perdida la cabeza.

    Y los dos enamorados
    se funden en los abrazos,
    con la ropa hecha pedazos
    y gestos de enajenados.

    Y así les sorprende el día
    y se miran asustados,
    temiendo los resultados
    después de tanta alegría.

    Amor ciego y consumado
    en la inmortal juventud
    que se goza en plenitud,
    nos parece imaginado.

    Guiándonos por los sentidos
    sin medir las consecuencias
    ni guardar las apariencias
    nos ocurre a los nacidos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  47. LA DULCE MUERTE

    Reptando por tu cuerpo en dulce anhelo,
    aferrado a la curva de tu pecho,
    desborde de pasión, flecha en acecho,
    me inclino sobre ti buscando el cielo.

    En crenchas esparcido está tu pelo
    soy un barco a tu bocana voy derecho
    enarbolando el mástil sobre el lecho
    y un estruendo de ropas en revuelo.

    Y allí donde el misterio siempre anida,
    donde mi amor por ti vierte y revierte
    y a su fiesta el amor nos da acogida

    enlazados en un abrazo fuerte
    y confiado en ser portador de vida,
    ¡homicida me das la dulce muerte.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  48. TIERRA QUISIERA SER POR DONDE PISAS

    Tierra quisiera ser por donde pisas,
    acompasando el firme de tus pasos,
    y sombra de tu cuerpo en cielos rasos
    transmisores del aire de las brisas.

    y fueran para mí todas tus risas
    y el poso de tu huella sobre vasos,
    dejada en el atardecer de ocasos
    que apuras brevemente por las prisas.

    Y ser quisiera llave del candado
    con la que cierras el marjal del huerto,
    y ser bolsillo en que la has guardado,

    y ser volante de tu coche abierto,
    y veloz conduces y te has marchado
    quedando el huerto un páramo desierto.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho








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  49. ME GUSTA EL CAMPANEO DE CAMPANAS

    Me gusta el campaneo de campanas
    y la lluvia cayendo mansamente
    y los pliegues airados de tu frente
    al tintado continuo de las canas.

    Me gustan los croares de las ranas
    las mañanas madrinas del relente
    trayendo al cauto sol luz incipiente
    que me incita a salir por las mañanas.

    Me gusta ver danzar a las neblinas
    y a las aguas en tardes opalinas,
    irisando en sus ondas que no embrida.

    Y oceánica oír sangre en mis venas,
    torrentes de alegría con sus penas
    en la playa marina de tu vida.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  50. SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR

    Tú,que fuiste lapidado
    y en nuestra Iglesia gobiernas,
    bendiciones sempiternas
    para este pueblo apagado.
    No puede estar acabado
    un pueblo de emprendedores,
    de coruchos labradores
    que cultivaron sus viñas
    entre helor y socaliñas
    en otros tiempos peores.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  51. SAN ISIDRO EN CENICIENTOS

    San Isidro en Cenicientos
    por ser Santo labrador,
    suelen sacar al calor
    en mayo todos contentos.
    Se pasan buenos momentos
    cuando montan en la plaza
    la festividad que enlaza
    con el Patrón San Esteban,
    y a los dos santos conllevan
    de su Iglesia y de su raza.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  52. EN ALCORCÓN A TANTOS DE TANTOS

    Recorro tus campos, ando en tus calles,
    persevero en mi afán,
    conocí a mi esposa, engendré a mis hijos
    y amase aquí mi pan.

    Campos vi de trigo y vi de cebada
    tras de mi ventanal,
    de esmeralda olas vaivén de las brisas
    de aire primaveral.

    Y fue aquí en Santa María la Blanca
    mi boda y desposar,
    de mis hijos ante el ara el bautizo
    antes de echar a andar.

    Trabajé en casa y tuve en mi taller
    el cincel y el buril,
    la gema, la lupa y base del fuste
    y un soneto en mi atril.

    Vine a un pueblo y ahora es ciudad,
    Alcorcón sideral,
    con sus amplias y extensas avenidas
    y un moderno hospital.

    Aquí envejezco, en Alcorcón prosigo,
    y bien puedo dar fe
    de un cambio existencial evolutivo
    que palpable se ve.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  53. EL CENTRO CULTURAL LOS PINOS
    A Consuelo Ceregido Veiga

    Hierros erectos pátina de herrumbre
    que hacéis original al edificio,
    ceñís su extraño talle de artificio
    y de vigor dotáis y reciedumbre.

    Vedlo señorial,fiel a su costumbre,
    si entre la cultura ejerce su oficio,
    digno es de ostentar en su frontispicio
    al Parnaso encumbrado hasta la cumbre.

    Aquí convergen múltiples caminos
    de conferenciantes, clases impartes
    Consuelo en esencia sigue en "Los Pinos",

    haciéndole anfitrión surtidor de artes,
    de los poetas versos gongorinos
    con la danza un bastión si los compartes.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  54. LAS BIBLIOTECAS DE ALCORCÓN
    "¡Qué triste es morirme ahora con tantos libros que me quedan por leer!"
    El maestro Azorín

    Para cuantos somos lectores empedernidos
    y nuestros libros por paredes techos alcanza,
    sonreímos por comentarios tan repetidos:

    "Dinero en libros desequilibra mi balanza,
    ni medios tengo,ni apetencias para lecturas
    en estos tiempos de zozobra y desesperanza".

    Pero tenemos bibliotecas y sus culturas,
    y un remanso de vida, en paz y recogimiento,
    está en estos templos diverso en literaturas.

    Son gratuitas, son confortables, son distraimiento
    sobre escenarios remotos y maravillosos,
    y sus fuentes sacian la sed del conocimiento.

    Hay libros tristes, libros, alegres y gozosos,
    los autores son provenientes del vasto mundo,
    y en las manos que los amamos son amorosos.

    Hablan de riqueza y pobreza en otro submundo
    de guerras del pasado y grandes revoluciones,
    y de filósofos del pensamiento profundo.

    Nos cuentan del auge y esplendor de las naciones
    culturas finadas y decadencia de imperios,
    y guerra púnica y cainita entre religiones.

    Su paginar escrito, imparte sus magisterios
    y abre las mentes a la luz del entendimiento,
    despejando la Historia de sombras y misterios.

    La biblioteca "Centro", entre iglesia y sentimiento
    de Dios, morada de nuestros geniales Migueles,
    Cervantes y Hernandez, y un Unamuno irredento.

    En "José Hierro", poetas ungidos de laureles;
    en la "Vilumbrales", Galdós con el Diecinueve;
    y en la del "Parque" Blasco Ibañez de huerta y vergeles.

    En "Ciudad de Nejapa", su variedad me mueve,
    y en su paz aposentada en silencio medito
    en la Biblioteca de Dios que el alma conmueve.

    La "Fuente Cisneros" es la que menos visito,
    aprovisionada de españoles y franceses
    y libros graves de un qué otro famoso erudito.

    La del "Pinar" con rusos, alemanes e ingleses
    lejos de casa me coge bastante a trasmano,
    pero para mí el libro es una trilla de mieses
    que me produce un pan espiritual en la mano.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  55. LA BIBLIOTECA CIUDAD DE NEJAPA

    Tiene Ciudad de Nejapa
    luminosos ventanales,
    y sus libros más geniales
    versos y prosas atrapa.
    Luce insignia en su solapa
    de repletos anaqueles,
    caballeros en corceles
    de autores de cien naciones,
    que brindarán emociones
    a sus lectores más fieles.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  56. LA BIBLIOTECA DEL PARQUE

    Formando está un esquinazo
    entre ruidos y entre coches,
    mas sus libros son derroches
    que bien merecen desplazo.
    Con gusto yo nunca aplazo
    mis visitas a su embarque´
    y ente libros hago aparque
    que tiene esta biblioteca
    de Rocinante y Babieca
    y su nombre es la del Parque.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  57. LA BIBLIOTECA DEL PINAR

    De Alcorcón casi extramuros
    y abre solo por la tarde,
    mas de tomos hace alarde
    apilados tras sus muros.
    Luminosos los futuros
    de niños han de brillar,
    si se empiezan a adentrar
    asiduos siendo lectores
    de las páginas mejores
    de los libros del Pinar.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  58. LA BIBLIOTECA FUENTE CISNEROS

    Hubo una fuente lejana
    lejos de la población
    del término de Alcorcón
    riego del campo que mana.
    Labriegos en caravana
    y las reatas de arrieros
    y curtidos jornaleros
    no vieron un edificio
    de libros ilustre oficio
    llamado Fuente Cisneros.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  59. LA BIBLIOTECA JOAQUÍN VILUMBRALES

    Vecina de los Castillos
    de Marqueses de Valderas,
    destellan en sus riberas
    de esplendidos libros brillos.
    Tomos blancos y amarillos
    en Joaquín Vilumbrales
    se asoman a los umbrales
    de su puerta siempre abierta,
    empleados que en alerta
    divulgan libros geniales.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  60. LA BIBLIOTECA jOSÉ HIERRO

    Biblioteca Jose Hierro
    acumula en sus estantes
    unos libros ambulantes
    siempre vivos sin entierro.
    El libro no quiere encierro
    y por casas deambula,
    y a saberes se estimula,
    por amables empleados
    que buscan ilusionados
    cuanto se escribe y circula.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  61. LA BIBLIOTECA MIGUEL DELIBES

    Orilla a la iglesia blanca,
    iglesia solemne y bella,
    la biblioteca descuella
    por tener su puerta franca.
    Allí el lector no se estanca
    pues dentro está don Miguel
    con libros en anaquel
    que escribió en Valladolid
    y recalando en Madrid
    brillan impreso en papel.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  62. AL CENTRO MÉDICO DE LA RIVOTA
    SIN OMITIR A NADIE

    Venas, más nervios, tendones, tejidos,
    que conforman un todo, un cuerpo humano,
    precisan de un ejército y a mano
    que una órganos y amaine sus quejidos.

    Tebana legión, alma de afligidos,
    integrada en el orden ciudadano,
    consuelo cuando en males se es profano
    y actuamos como infantes desvalidos.

    Médicos discípulos de Galeno,
    de Hipócrates consulta de doctoras,
    llegado Ibn Siná de Isfahán remota,

    hallamos el amplio recinto pleno
    de enfermeras nutricias asesoras
    de un docto vademécum en Rivota.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  63. EL PLACEBO DEL AGUA
    A la Dra. Dña. María Teresa Esteban Melendez

    Balsámico antídoto es de mis males,
    que a mis dolores enjuga y conjura
    cuando me envuelve y palabras murmura
    su bálsamo de ungüentos fluviales.

    Sobre mi cuerpo son aguas termales
    y aquel albergue ventral de la hondura
    de mi madre sobre su arquitectura,
    los nueve meses materno filiales.

    Es un Placebo empírico su tacto
    en el río, en el mar o en la piscina,
    y mi dermis con ella tiene un pacto.

    Surcándola la nado y no escatimo
    su uso, y mi salud, anunciando ruina,
    remonta confortada por su mimo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  64. EL PINO DEL AHORCADO

    Abrupto y entre espinos el camino
    que abre paso a la curva del recodo
    en que tuvo su vida y acomodo
    la imponente figura de aquel pino.

    Sobre el convergió él hombre y su destino
    con la soga fatal que le dio apodo,
    y acabó resoluto y a su modo
    una vida marcada por cruel sino.

    Y fue aquel pino en día malhadado
    su féretro y el fúnebre sudario
    por quien aquel hombre fue amortajado,

    y le dio su toque de campanario
    y llamado el pino del ahorcado
    finalizado en él su itinerario.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  65. EL MADRINAZGO DE LA VIRGEN DEL ALBA
    A mi hijo Francisco Javier

    Fronda del árbol que ante el templo vive,
    en donde el sol naciente se derrama,
    y el mirlo trémulo que está en la rama,
    canta a la noche en trinos su declive.

    La Virgen del Alba con él convive
    y el dulce canto la complace y ama,
    y el mirlo encendido en gloriosa llama,
    le ruega al día que avanzando avive.

    Y emprende el mirlo en búsqueda afanosa
    entre el brezo, el rosal y entre la rosa,
    que rodea la valla y la piscina,

    del Parque Mayor ramitas de un nido,
    que un nidal será sublime y florido
    con la Virgen que oficia de madrina.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  66. JOSÉ DE ARIMATEA
    Al padre Junar Bagariang,de la Virgen del Alba

    Aristas no pulidas del madero
    en la llagada espalda se clavaron,
    cuando de un empujón le derribaron
    al pastor del rebaño ya cordero.

    ¿Quién había de ser sepulturero
    de un reo de traición al que azotaron
    y con la cruz de espinas coronaron
    tildado de bufón y de inclusero?

    Un hombre contempló muerte y martirio
    presente en el Gólgota y fue instrumento
    al ver exangüe al pálido lirio

    y su palpitación en crecimiento,
    cuando el Cristo expiró en su cruel delirio
    al Cristo desclavó y dio enterramiento.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  67. SOMOS GRUPO DE GENTES ANIMOSAS

    Somos grupo de gentes animosas,
    ya unos calvos y otros peinando canas,
    de vivencias frugales, hortelanas,
    entre niños colegios y entre rosas.

    Nuestras vidas volcamos generosas
    y una fuerza interior abre ventanas,
    al trabajo que ocupa las mañanas
    que en nosotros ya no son presurosas.

    Absortos en contacto con la tierra,
    teniendo nuestras manos ocupadas,
    alejados vivimos de la guerra

    que otrora motivó horas agitadas
    ignorando cuanta belleza encierra
    el huerto y sus verdades reveladas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  68. SIEMPRE NOS QUEDA LA ESPERANZA
    A los jóvenes engastadores

    Nuestra vida es de entrega a la astillera
    y su fin se prolonga entre estertores
    de taladros finando moridores
    que agonizan sobre esta paramera.

    Sin piedras germinando en la pastera,
    se enmohece el buril en sinsabores,
    y este ocio impuesto a los engastadores
    no es un mástil que pliega su bandera.

    Pues no oyendo el tac-tac de los cinceles
    que cincelan auríferos metales,
    el Santo Eloy en gualdrapas de corceles

    del séquito de Dios y angelicales
    gemas nos bajará sin aranceles
    y engastaremos joyas celestiales.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  69. SIN REPOSO Y SIN MEDIDA

    Sin reposo y sin medida
    fue tu cántaro a la fuente
    sin calmar tu sed ardiente
    ni tu ambición desmedida.
    Y al final ya de tu vida,
    y libre ya de sofoco,
    dices haber sido un loco
    y tarde haber comprendido,
    pero por fin asumido
    que necesitabas poco.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  70. EL LAVADO DE LA LANA DE LOS NOVIOS EN CENICIENTOS

    Grasientos vellones de sucia lana
    dentro del esparto de los serones,
    de esquileo ovejuno en corralones
    se hallaba en la charca muy de mañana.

    Y mucha gente moza, alegre y sana
    en el "Mancho"lava entre emanaciones,
    la lana virginal de sus colchones
    de noche de bodas que está cercana.

    Al viñedo aroma la caldereta
    que borbolleando crepita al fuego,
    y las buenas nuevas cruzan los vientos

    que endomingados en la plazoleta,
    atrio de la iglesia y lugar de juego
    boda corucha habrá ya en Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  71. LA REDOMA DE LOS NOVIOS

    Era un baile la redoma
    donde los novios bailaban
    y al unísono danzaban
    atraídos por su aroma.
    La novia blanca paloma
    con nuevo traje de fiesta,
    su alegría manifiesta
    por la atención que despierta
    y ante todos está abierta
    y a bailar jotas se apresta.

    La novia ya desposada
    con el día transcurrido
    y el banquete concluido
    ya es esposa enamorada.
    Y con la noche llegada
    hacia el baile se encaminan
    y los esposos dominan
    su afán por quedarse solos
    y que no les llamen bolos
    cuantos con ellos caminan.

    Y el rasgueo de guitarras
    se esparce por el salón
    como un alegre turbión
    de rotura en las amarras.
    Tierra de cepas y parras
    participan del jolgorio,
    haya o no haya casorio
    en toda fiesta corucha
    copla alusiva se escucha
    si el suceso es amatorio.

    Ofertan los invitados
    el dinero del chupete
    y hasta una viña promete
    uno de los allegados.
    Y quedan desconcertados
    parientes de la otra parte,
    y haciendo en breve un aparte
    cabecean y concilian
    y de unas vacas se alivian
    y a loa novios se reparte.

    Y la novia mientras tanto
    va bailando complaciente
    en su redoma pudiente
    con sus piernas de amaranto.
    Y su cara es un encanto
    y las ofertas aumentan
    y las bocas se calientan
    de coruchos con su vino
    que están fraguando el camino
    que a las parejas alientan.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  72. LA LUNA DE MIEL DEL JORNALERO

    Entre sábanas de sarga
    ásperas rudas y fuertes
    caricias de fuego viertes
    en noche tórrida y larga.
    Amor deseo y descarga
    después de la humilde boda
    el vecindario se acoda
    viendo trasponer la reja
    de la ya feliz pareja
    sin trajes que marcan moda.

    En su día de esponsales
    la novia lleva un vestido
    de negro muy bien cosido
    sus colores ideales.
    Y en otros ceremoniales
    le servirá en el bautizo
    sobre su cuerpo rollizo,
    cuando llegue el primer hijo
    pues ya Dios su unión bendijo
    y tiembla el busto macizo.

    Se compuso la comida
    de la carne de un carnero,
    rico plato jornalero
    del que a su boda convida.
    Y emprenden su nueva vida
    entre acordes de guitarra
    y el vino servido en jarra
    a la sombra de un parral
    y el perfume de un rosal
    y el amor que les amarra.

    Y en perspectiva un viaje:
    el de su luna de miel
    que en la renegrida piel
    en que envuelve su equipaje;
    el lleva encima el pasaje
    de partir en la mañana
    al clareo en la ventana
    uncido a la vertedera
    dirigiendo a la mancera
    y a la mula en la besana.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  73. HOMER SIMPSON
    A Matt Groening,su creador

    El humor va derrochando
    la picaresca y vagancia,
    y en constante extravagancia
    desastres encadenando.
    Aventuras va tramando
    que a lógica no se atienen,
    y de un absurdo provienen
    que a su familia la sumen
    en sobresaltos que asumen
    por este padre que tienen.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  74. BART SIMPSON

    Siendo el torpe de la clase,
    contestatario y gamberro,
    es el vigía en destierro
    de fundamentos con base.
    Cuando en su casa hay desfase
    y todo manga por hombro
    con Homer padre hecho escombro,
    Bart hace encuadre del círculo
    uniendo el hilo del vínculo
    de esa familia de asombro.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  75. LAS JUDÍAS
    A Bart Simpson

    Estos surcos tan bizarros
    con las plantas que se enredan,
    no temed porque se agredan
    ni se encenaguen en barros.
    Y no producen desgarros
    pues son las castas judías,
    mas en el vientre porfías
    entablan de vez en cuando,
    musical y armonizando
    de truenos sus melodías.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  76. EL HUERTO DE COIMBRA

    En la paz de Coimbra cultivo un huerto
    que a mis manos las ocupa y sosiega,
    y a él y en él me hago esfuerzo y entrega
    fecundando un Edén floral ya cierto.

    Con las plantas emitiendo un concierto
    que un viento alado armoniza y despliega,
    la Residencia de Ancianos se anega
    de violines, su balconaje abierto.

    Huerto en jardín de los postreros años
    que, abreviando incierto, aguardando espera
    angustias , amores y desengaños

    de mis sueños en pos de una quimera.
    Riegos del huerto mitigan mis daños
    en mí ocaso al sol de una quimera.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  77. EN TU CALLE SIN SALIDA

    En tu calle sin salida
    a quien tapa el malecón,
    yo dejé mi corazón
    y con él dejé mi vida.
    La mar hizo una barrida
    arrojándome en tus brazos,
    y sus olas fueron lazos
    que me lanzaron a ti,
    y el amor vino hacia mí
    como un mar de los sargazos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  78. LAS CEBOLLAS DEL CHAVES NOGALES

    Desnudas las cebollas de sus faldas,
    privadas de sus capas de una en una,
    vestiduras tendrán las de la luna,
    y a vosotros cubriendo sus espaldas.

    Serpentinas serán y las guirnaldas
    que recibe a la noche clara o bruna,
    regalos nos darán de la fortuna
    y un verdor cristalino de esmeraldas.

    Enhiestas vais a verlas como lanzas,
    infantiles y alegres colegiales
    y orondas cual los ricos en finanzas,

    y ellas os hallarán niños geniales,
    y de hábitos sabrán y de semblanzas
    las cebollas aquí en Chaves Nogales.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  79. HAZME EL CAMINO SOMERO

    Hazme el camino somero
    dame un poco más de tregua
    y andar una nueva legua
    y descanso en el estero.
    Préstame tu embarcadero
    y el remo de una chalupa
    y de un caballo la grupa
    y no seas tan severo,
    Señor: dame un asidero
    y no me mires con lupa.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  80. LA LLEGADA DE LA TELEVISIÓN A CENICIENTOS
    A la bondadosa reina de los belgas en su despedida.

    Mágico fue y fue multitudinario,
    el pueblo acudió, fue una masa ingente,
    de gran expectación, pasmo en la gente
    la gran concentración del vecindario.

    Los hábitos mudó, cambió el horario,
    lo variaron todo, fue diferente,
    se abrieron ojos, se ajustó la lente
    y se movilizó hasta el campanario.

    Se casaba Balduino con Fabiola
    y la televisión, puesta en la plaza,
    su voz amplificó como gramola,

    del bar daban cafés en vaso y taza
    y brisas coruchas formaron ola
    a la nueva reina de nuestra raza.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  81. EL DESCUBRIMIENTO DEL CINE

    Fue un descubrimiento magnifico y deslumbrante
    igual o parecido al hallazgo del Atlante.
    El anillo mágico que todo lo curaba,
    igual nos pasó cuando el local se iluminaba.
    Allí frente a nosotros estaba la pantalla,
    y que desvelaría el secreto cuando estalla.
    Después de la sorpresa sonó una campanilla,
    con luces que se apagan y al fondo algo que brilla.
    Brotó la música, y tierras verdes y feraces,
    y un tropel de guerreros agrestes y rapaces.
    Fiordos entre angosturas, y muchos grandes barcos
    y un mar azul intenso, con diosas en los marcos.
    Y nosotros niños de tierra adentro, allí el mar
    tornasolado, e inmenso, incitando a mirar.
    Grandes aguas mecidas por corrientes tranquilas,
    igual que en nuestros prados sonaban las esquilas.
    Después vimos saqueos, incendios, violaciones
    compasión,y un amor, y una ambición desmedida
    el vuelo de un halcón, y en la popa ejecuciones
    y grabamos indeleble:¡que así era la vida.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  82. LA CALLE LARGA

    Entre políticas de avatares y mudanzas
    que jalonando marcan nuestra historia de España,
    tal vez tuvo antaño otra nomenclatura extraña
    por oscuros favores de enredos y privanzas.

    Mas conoce como nadie coruchas semblanzas,
    de biografías sabe y arcanos desentraña,
    siguiendo desde aceras sus sillas de espadaña,
    pescantes de carros sudorosos de labranzas.

    Siempre pasó por ella, nuestra Semana Santa,
    y la Virgen del Roble, la paseó en sus andas
    y Magos de Oriente portando su alegre carga.

    Entre chiquillos ebrios, de una alegría tanta
    que atiende peticiones, deseos y demandas,
    quien fue de Cenicientos, siempre su calle larga.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  83. LA CALLE DEL SOLANILLO

    A calle del Solanillo
    caracteriza una cosa:
    una punta es anchurosa
    y a otra tapa un visillo.
    Por las dos se va al Cerrillo,
    y la da vitalidad
    y cierta impetuosidad
    el que da a dos grandes calles
    ciñéndolas por los talles:
    a la Larga y Libertad.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  84. LA TÍA RAIMUNDA

    Por la Plazuela pasaba
    y el borrico la precede,
    y en el pescuezo colgaba
    una esquila que sonaba
    en la cuadra a la que accede.

    Siempre triste y enlutada
    y silenciosa se mueve
    cuando va en la madrugada
    con atavíos de helada
    y el frío no se conmueve.

    Por los pueblos del contorno
    vendía su pacotilla,
    y en su cansado retorno
    era siempre en el entorno
    ver al marido en la silla.

    Paralítico impedido
    de ejercer ningún trabajo,
    estaba siempre invadido
    de un furor incontenido
    que practicaba a destajo.

    Y ella le montó un negocio
    para poder mantenerse,
    y sin saber que era el ocio
    años de pobreza y bocio
    él comenzó a rehacerse.

    Pipas, chicles, caramelos,
    vendía el hombre a la puerta
    y vivía unos desvelos
    y entre muchachos consuelos
    siempre con la puerta abierta.

    Para acceder a la casa
    había previo un corral
    y un perrito que acompasa,
    y la vida se la pasa
    a la sombra de un parral.

    De muchachos gran trasiego
    con perras en el bolsillo
    llevar a veces sosiego
    y las más desasosiego
    si nos daba el tabardillo.

    Y mientras tanto Raimunda
    va por caminos de Dios
    con su tristeza profunda
    y en lo triste la secunda
    su borrico que va en pos.

    ¡Almas que venís al mundo
    marcadas por un estigma
    donde un misterio profundo
    os marca un paso infecundo
    como prueba del enigma!

    Y aquella mujer tan buena
    bajó en silencio a la tumba
    sin hijos en la cadena,
    y su recuerdo me apena
    y en olvido no sucumba.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  85. SEMANA SANTA CORUCHA

    Semana Santa corucha,
    que careces de cantores
    y trinos de ruiseñores
    y saeta no se escucha.
    La vida vence en la lucha
    y resucita el profeta,
    y Jesús en la saeta
    es Dios de la vida eterna.
    Cenicientos se prosterna
    y el cantará el poeta.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  86. LOS SERENOS

    Fundidos a los quicios
    del vano de las puertas,
    guardados de resquicios
    de las calles desiertas.

    Parejas de serenos
    bajo la luna llena
    hacían más amenos
    noches a la serena.

    Y todo insomne oía
    la clara serenata
    y siempre percibía
    su lenta caminata.

    El reloj daba la una
    daba las dos, las tres,
    y en madrugada bruna
    vuelta a mover los pies.

    El chuzo resonando
    sobre la firme tierra
    ladridos acallando
    de una encelada perra.

    Y en noches de diluvio,
    en el Ayuntamiento,
    buscan calor o efluvio
    hallando alojamiento.

    Al pueblo tutelando
    serenos familiares
    y seguridad dando
    a noches coruchares.

    E igual a tantas cosas
    en aras del progreso,
    difusas, vaporosas,
    trocó la carne en hueso.

    Y somos ya muy pocos
    quienes en Cenicientos,
    os traemos evocos
    de sus serenos lentos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  87. LOS COPLEROS EN CENICIENTOS

    Vendedores de coplas y romances de ciegos
    deleitaban oídos y sucesos sangrientos,
    erizaban cabellos y los niños atentos
    las carreras cesaban y paraban sus juegos.

    Con romances escritos por iletrados legos,
    con las vírgenes violadas con tormentos lentos,
    truculencias que caían sobre Cenicientos
    traídas por unos errabundos andariegos.

    Y en la dulce Plazuela se agolpaba un enjambre
    de mujeres y niños de una hirsuta pelambre,
    que veían el hacha y los hachazos atroces

    cernirse implacables sobre unas viudas galanas,
    que en solariegas mansiones abrían ventanas
    por las que ascendían los asesinos feroces.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  88. PARQUE DE POLVORANCA

    Es jardín de encantamiento
    con sus cuidadas veredas
    y densidad de praderas
    donde es danzarín el viento.
    Nos incita al movimiento
    con paso alegre y sutil
    bajo un cielo azul añil,
    aunque estalle la tormenta
    y la tarde cenicienta
    se desborde en aguas mil.

    Parque inundado de flores
    alfombrando los oteros,
    españoles y extranjeros
    y arroyos ensoñadores.
    Los niños entre clamores
    entregados a sus juegos,
    jardineros con sus riegos
    en atardecer bucólico,
    soñador y melancólico
    de poetas con sus pliegos.

    Abundan los pescadores
    y hay barcas en la laguna,
    con olivos y aceituna
    y aficionados pintores.
    Entusiastas corredores
    y permanente fragancia.
    Nunca importa la distancia,
    son someros los caminos,
    paseando entre los pinos
    nos colmamos de abundancia.

    Contiene un huerto ecológico
    de lechugas y patatas,
    cebollas, puerros, batatas
    cumpliendo un papel simbólico.
    Y un paseo filosófico
    y bella naturaleza
    y salud y fortaleza
    nos da el parque en Polvoranca,
    donde la inquietud se estanca
    y es luminosa belleza.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  89. FLORA Y FAUNA DE CENICIENTOS

    Destacándose el majuelo
    y la higuera con sus higos,
    la encina les brinda abrigos
    y les protege este cielo.

    Va con su olor el romero
    y su flor la blanca jara,
    que en el monte se enmascara
    entre el pino resinero.

    Se yergue en risco el enebro
    con el aliso debajo,
    no dándole más trabajo
    que el que imprime a su cerebro.

    Surge la jara pringosa
    junto a la flor del cantueso,
    y entre los dos te di un beso
    que me pediste jocosa.

    El almendro ya explosiona
    con su floresta nupcial,
    almendras del almendral
    prolíficas en la zona.

    Castañas del castañar
    y los frutos del madroño,
    emergentes en otoño
    cuando emerge el olivar.

    Vainas de las cornicabras
    donde el espárrago medra,
    entre el zarzal y la piedra
    por donde triscan las cabras.

    La Fauna vive y los anda
    y desenvuelve a su sombra,
    les dan cobijo y alfombra
    y alimento les demanda.

    Viven liebres y conejos
    y el ocelado lagarto,
    que las rocas les dan cuarto
    y las aguas los espejos.

    Vuela el águila imperial
    y huye de ella el estornino,
    y aparta de su camino
    la perdiz del Cornetal.

    Repta culebra bastarda
    y corren las lagartijas,
    que se infiltran por rendijas
    y el sapo común escarda.

    El pájaro picapinos
    duerme con su picoteo,
    el airoso parloteo
    del herrerillo en los pinos.

    El zorro va con sigilo
    al igual que el jabalí,
    y la garduña va así
    elegante y con estilo.

    La urraca tan vocinglera
    a la tórtola disgusta,
    pues a su pollada asusta
    en la Umbría conejera.

    Los murciélagos se cuelgan
    en la casa del Minero
    y los observa un jilguero
    mientras grillos se descuelgan.

    Los cuervos y demás córvidos
    libres vuelan por los campos
    cuando el fuego de los lampos
    anuncio es de truenos hórridos.

    Y así entre brisas y vientos
    viven la Fauna y la Flora,
    día y noche y por la aurora
    Flora y Fauna en Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  90. precioso mi pueblo

    Ana Diaz

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  91. En esa calle he nacido. Mi madre era la telefonista.

    Mari Feli Pérez Fermosel

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  92. Ahora entiendo por qué eres tan comunicativa. Gracias Mari Feli

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  93. si si yo me acuerdo de lo de tu madre y las conferecias tenia kehir a llamar ala huente

    Ana Diaz

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  94. Las fotos son de mi tío Luis Ayuso. Gran fotógrafo y mejor persona

    Mari Feli Pérez Fermosel

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  95. me alegro guapa y si bonita foto

    Ana Diaz

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  96. Mi pueblo es precioso

    Pilar Diaz Recamal

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