La calle de la Iglesia aparece solitaria, al fondo unas
mujeres caminan mientras otras parecen estar sentadas al sol. Estamos en 1956 y
la oscura tierra de la calle contrasta con el blanco de la cal de las paredes,
así se mostraba Cenicientos en aquellos lejanos años.
LA CALLE DE LA IGLESIA
ResponderEliminarLa calle de la Iglesia, marchando en cuesta arriba,
de pasos que han sido miríadas de memorias
aconteceres sabe de múltiples historias,
cribadas por el cedazo abierto de la criba.
La calle de la Iglesia, marchando en cuesta abajo
con sus riadas de lluvia en las tardes tormentosas,
oyó el toque a maitines y el toque que a las fosas
conducentes nos conducen al hondón más bajo.
Por calle de la Iglesia, surcaban las barquillas
hechas con las cortezas del tronco de los pinos
por muchachos coruchos una infancia que enlaza
madurez y declive, bajel en sus orillas,
concomitancias de sendas veredas y caminos
de una vejez placida sentados en la plaza.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA URDIMBRE DEL TIEMPO
ResponderEliminarLa urdimbre del tiempo obrando,
su paso por cuanto aflora,
solo el recuerdo se añora
de cuanto fue dulce y blando.
Los años se van pasando
bien envuelto el equipaje,
el atavío y el traje
del camino recorrido
por cuanto amamos y es ido
y es figura del paisaje.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Preciosa
ResponderEliminarAna Diaz
A la izquierda era la tienda y casa de la Antártida Villa ??
ResponderEliminarMari Carmen Señoris
Anita. ..
ResponderEliminarMari Carmen Señoris
Preciosa komo a kanviado
ResponderEliminarAna Diaz
En esa calle nací Yo, mi madre era la Telefonista
ResponderEliminarMari Feli Pérez Fermosel
LAS CORNADAS DE LA VIDA
ResponderEliminarLas cornadas de la vida,
junto al paso de los años,
mitigan los desengaños
cuando vamos de vencida.
¡Oh, verdad esclarecida!
Que he tardado en comprender,
en asumir y en saber
que cuando nada pedimos,
dando más que recibimos
es de nuevo un renacer.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EN EL CAMPO SIN FAENA
ResponderEliminarEn el campo sin faena
la vida no se concibe,
y hervidero se percibe
de abejas en la colmena.
Y en mí la voz que resuena
del azadón empleando,
es a mi padre cavando
y al preguntarle que hacía
al momento respondía:
"¡Pues ya ves, aquí enreando!".
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EN LA BARCA DE CARONTE
ResponderEliminarEn la barca de Caronte
un óbolo pagaré,
y así te regresaré
sobre el río de Aqueronte.
La Estigia detrás del monte
la surcaré como Orfeo,
y te entregaré el trofeo
que anida en mi corazón,
entonando una canción
de Gonzalo de Berceo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PADRE...
ResponderEliminarTras tu muerte me siento prohijado
y aspiro tu benéfica presencia,
que me aporta y da aquella gaya ciencia
con la que tú naciste ya impregnado.
Recomienzo de nuevo lo empezado
que en tiempo dio lugar a mi existencia
recamada de celo y de paciencia
al ver la mies madura en el cercado.
Y cavo mi huerto, estercolo y asurco,
trazando en tiralínias el surco
por el que nuestras regueras discurren,
y sigo sobre esta tierra tu estela
que aferrándome a ella me encarcela
al punto en en que nuestras alamas concurren.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
IBAN MULAS MULERAS
ResponderEliminarIban mulas muleras
de poderosas ancas,
cargadas de maderas
hasta las mismas trancas.
El barro les llegaba
hasta los corvejones,
cuando la uva llenaba
esparto de serones.
Cargaban sobre el lomo
jinete y vertedera,
y en la viña del pomo
romano de mancera.
En época de saca
los haces de los trigos,
y montones de alpaca
y las paseras de higos.
Después tirar de trilla
aparvando la parva,
del trillador la silla
y a mieses las aparva.
Acarrear el grano
y cargar con la paja,
cuando el sol del verano
con el sudor la alhaja.
Su estiércol aprovecho
para abonar los campos
que ilumina el barbecho
a la luz de los lampos.
Mulas, riadas de mulas
a hogar dieron sustentos,
de frente o a reculas
de agros de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
POR ESTE CENTRAL PASILLO
ResponderEliminarPor este central pasillo
de los siglos del pasado,
y el presente de aquí al lado,
fueron cura y monaguillo.
Si descorréis el visillo,
veis de un corucho el bautizo,
su comunión ya rollizo,
ceremonia de su boda
y él féretro que acomoda
su cadáver ya cenizo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL PAN DE LAS DIEZ
ResponderEliminarDel corucho las faenas
tenían hora:¡pardiez!,
sin cincel,sin almirez
se aflojaban las cadenas.
Fuera fatigas y penas,
olvidaos de altivez,
parad, al pan de las diez,
tengamos las tripas llenas.
Descansaban los astiles,
y la mula en la besana
el leñador en el monte
cien veces, doscientas, miles,
y en su mente soberana
buscarse un nuevo horizonte.
Saturnino Caraballo Díaz
EL Poeta Corucho
LA SIEMBRA DEL BARBECHO
ResponderEliminarLa mano vuela y lanza la semilla
que cae blanda en fértil ya el barbecho,
y la tierra núbil sirve de lecho
hasta tornarse seca y amarilla.
Ya sobre la tierra espejea y brilla
cercada por los pájaros de acecho,
que picando anulan el aprovecho
del grano reservado hacia la trilla.
Uncida y en collera va la yunta
que abre besana de una a otra punta
con la reja motora del arado.
En un campo brumoso del otoño
donde la mies invernal ya es retoño
del trigo que ha nacido en el cercado.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA HUEBRA
ResponderEliminarA mi padre
La fuerte mano vertedera empuña,
oliendo a tierra la ardorosa viña,
y el surco abierto todo lo destiña,
tras de la mula y su negra pezuña.
La reja breve introducida en cuña
sortea cepas, las urge y apiña,
silencio adensa la muda campiña,
en tanto el arador su impronta acuña,
Por una sabia guía la mancera,
apura al tronco de higueras y olivos,
aparta cantos y a su paso allana
dificultades, y hace llevadera
el cumplimiento de los objetivos
que abriendo surcos busca la besana.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SI HOMENAJE SE RINDIERA
ResponderEliminar(A la mula en Cenicientos)
Si homenaje se rindiera
a bestias de arada y carga,
una estatua ancha y larga
la mula se mereciera.
La viña lo agradeciera
y el barbecho en sus cimientos,
y los buenos sentimientos
de los coruchos de antaño,
del pastoreo y rebaño
de campos de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL GAZPACHO DE LOS POBRES
ResponderEliminarA mis padres
En las ardorosas tardes de siega
y en las no menos de agobio de trilla,
surcaba el cielo la franja amarilla
y el cansancio se batía en repliega.
La manta extendida el mantel despliega,
y el suelo era nuestro asiento de silla,
y en la tarreña está la maravilla
cuya visión nos inunda y anega.
La pueblerina cuchara en madera,
en la tarreña el humilde gazpacho,
la paz sublimando la parva en la era,
y uncidos triscan la mula y el macho
y un lienzo que enmarcó y fue la frontera
de infancia pobre y feliz de un muchacho.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CARGA DE LA MIES
ResponderEliminarCon aparejos, mula y angarillas,
por camino arcilloso y a trasmano
del ramal,sujeción feble la mano,
el niño va orientando las gavillas.
Percibiendo está el tamo de las trillas
bajo el calor de un julio soberano
que destrizando al bálago en verano,
va separando a pajas de semillas.
Ya el Prado de la Fuente se aparece
cual a oasis ansiado de la espiga,
de hacinas de las mieses en las eras.
Que entre ancas de la yunta ya decrece,
extendidas sobre la parva amiga
que las lleva directa a las trojeras.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL BIELDO
ResponderEliminarParábola corucha
El viento se ha levantado
y comenzado a soplar
y al unísono aventar
el trillador en el prado.
El bieldo estuvo eclipsado
mas su eclipse no fue en vano,
ved al bieldo ciudadano
que en alianza con la parva,
no quiere tamo ni larva
y los separa del grano.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ESPIGUEO
ResponderEliminarSiguiendo a los segadores,
llevando saco o costal,
por pajizo cebadal
íbamos espigadores.
Y así quedando el rastrojo
limpio de paja y de grano,
y despejado el majano,
y desabrido el abrojo.
Luego el rebaño de ovejas
penetraba haciendo el resto,
todo dentro del contexto
de arrumbar las cosas viejas.
Y con los fríos de otoño
el rastrojo era barbecho,
y con el ciclo ya un hecho
era tiempo de retoño.
Y de nuevo la cebada
brotaba sobre la tierra,
y la riqueza que encierra
allí se hallaba asomada.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
DÍAS DE SIEGA
ResponderEliminarEn los extensos días del verano
cuando julio se asoma al horizonte,
pinos del Tabalón pinar del monte
cosechaba mi padre paja y grano.
Detrás yo recogiendo con la mano
las espigas del pan con que se afronte,
el otoño e invierno de desmonte
del vuelo pavoroso del milano.
Con el mango de la hoz sobre la palma,
y el dedil como un crótalo engastado,
y olor a bálago y polvo de tamo.
Durmiendo en la besana sobre enjalma
del pajuz del barbecho despojado,
de la espiga llamada a su reclamo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ALEGORÍA A LA ESPIGA
ResponderEliminarYo soy la espiga que gime
ante el embate del viento
y me doblo hasta ser fuerte,
atenta a su movimiento,
y observo al cielo que esgrime
el aguacero violento.
Y al pajarillo que acierta
a mi planta hacer su nido,
oigo también el gañido;
del matacán de la liebre
sus ojos rojos de fiebre
ante los fieros ladridos
de los galgos y podencos.
Y en la noche silenciosa
a los seres afligidos
que reptan sobre la tierra
en la claridad lechosa
tutelar de las estrellas.
Y me entero de querellas
que hay entre erguidos y rencos
y los misterios que encierra
el renacer de la vida.
Ajustado a la medida
que me siembran en otoño
y convertida en retoño
prontamente me hago adulta,
y determina y faculta
que intervenga el segador
al alba madrugador
sea con tractor o la hoz
ciego y sordo ante mi voz,
que le suplico clemencia
y quiero adquirir más ciencia
y con mi tallo marchito,
remontarme al infinito
donde reinan las espigas
y decir dulces amigas,
en la nueva encarnación;
esmeraós con afán
en ser orondas y hermosas,
gentiles como las rosas,
pues el occidente ahíto
ya por nada se conmueve
pendiente de los mercados,
comen y están desolados,
si la acción no renta un nueve.
Procrear sin dilación
y las legiones de hambrientos
parias de la humanidad
con nosotras hagan pan.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CANTO ALA VIDA
ResponderEliminarLa vida es lo más hermoso
que Dios nos dio a los humanos,
abriéndonos sus ventanos
al campo fértil, grandioso,
y al amor fuego gozoso.
La vida es un recorrido
sin valer meta trazada,
y a veces la encrucijada
lleva a variar el sentido
al hombre mas decidido.
Hay un punto de partida
que nos desiguala a todos,
el que nace entre acomodos
parte de mejor salida
para adentrarse en la vida.
Después viene el Maratón
que las fuerzas centuplica,
y en el que todo se implica
esfuerzo y aplicación,
trabajo y dedicación.
De nada vale quejarse
de nacer en la pobreza,
el alma tiene grandeza
de caer y levantarse
erguirse y no lamentarse.
Vivimos en Occidente,
tierra de oportunidades,
justicia y de libertades
donde estudia nuestra gente
libres y gratuitamente.
Hay ecos de la mala suerte
pululando a nuestro lado,
quejoso y siempre frustrado
que su incapacidad vierte
hacia el mundo hasta la muerte.
Son los que nunca hacen nada
sentados en la terraza,
en el bar de cualquier plaza.
Gentes de mano cruzada
y de lengua desatada.
Aborrecen el talento
que intuyen en el vecino,
no conciben que al destino
se le somete al momento
en que le coges el viento.
El viento que da el trabajo,
el esfuerzo sostenido,
el estudio esclarecido,
el comenzar desde abajo
y amar a lo que te atrajo.
Pues a pesar de la herida
que nos infligen los males,
avatares terrenales
se soportan a medida,
que es dura y bella la vida.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EPAMINONDAS
ResponderEliminarEl gran general tebano,
vencedor en cien batallas,
torreones y murallas,
tomó siempre por su mano.
Ni fue hueco ni fue vano,
su pensamiento fecundo,
mas padeció en lo profundo
de la envidia los embates,
más fiera que los combates
y tan vieja como el mundo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CUANDO PENSAMOS QUE TODOS
ResponderEliminarCuando pensamos que todos
los males nos acompañan,
y sólo vemos recodos,
despellejados los codos
por las penas que nos dañan.
Sin duda nos engañamos
y empeorar a peor,
y mejor que lo asumamos
y decisiones tomamos
a sustanciarlo a mejor.
Hechos que se concatenan
y abatirnos la cabeza,
desgracias que se encadenan
nos afligen, nos apenan
y sólo cabe entereza.
Veces hay que la fortuna
de nosotros se enamora,
y nos regala la luna
sin prestaciones ninguna,
amante y conmovedora.
Por la suma del contraste
de ducha caliente y fría,
planes que se van al traste
no siempre son mal engaste
y de males garantía.
Existen alternativas
bifurcando los caminos,
tomando nuevas derivas
manos y mentes activas,
clarifica los destinos.
Y cuando la adversidad
sobre nosotros se abate,
capear la tempestad
distinto a la humanidad
que nos precedió al combate.
En las crisis más profundas,
no aportando soluciones,
las razones más rotundas
fueron las voces inmundas
del tronar de los cañones.
Recordad: el siglo veinte
advinieron los tiranos,
por qué a la gente decente
los problemas del presente
se les fueron de las manos.
Que no nos ocurra ahora
y es la historia quien advierte,
y en nada es consoladora,
que nos visite en la aurora
la destrucción y la muerte.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
FANTASÍA DE LAS GEMAS DE COLOR
ResponderEliminarA una dama de la Joyería Grassy
LA ESMERALDA
Al engastarla es temida
sobre todo en calibrado,
si lasca en el cincelado
nos complica bien la vida.
Mas si queda bien ceñida
y perfilado el bisel,
un jardín será y vergel
de dama lozana y bella
convertida en una estrella
y sus dedos en joyel.
EL ZAFIRO
Antiguamente se dijo:
que dabas inteligencia
y eras prodigio de ciencia
y de un Dios terrenal hijo.
Y como no se desdijo,
yo te engasto por mi parte,
y entre el oro aprisionarte,
afirmado sobre el fuste,
mientras procedo a tu ajuste,
inspirado por el Arte.
EL RUBÍ
Es alegre y es divino
con su color rojo intenso,
y figura entre el incienso
de la Iglesia el pan y el vino.
Y me lo asignó el destino
que en un cáliz lo engastara,
y al Vaticano viajara
mostrándose a Jesús Dios
y mi alma inmortal en pos
con él a Roma volara.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA PODA
ResponderEliminarEn invierno está la viña
en desolada campiña,
y el desaliento la apiña
¡y sin podar!
Quejumbrosos los sarmientos,
impelidos por los vientos
en los campos cenicientos
¡tienen su lar!
Con tijeras y el destral
la poda es artesanal
y tu esposa conyugal
¡podador!
Al podar la savia brota,
en la cepa vida trota
y el invierno ya en derrota
¡en derredor!
Sarmentados los sarmientos
en los fuegos cenicientos,
entre ígneos cocimientos
¡un resplandor!
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL HERRADOR YA DESAPARECIDO DE CENICIENTOS
ResponderEliminarEn la mano el pujavante
para cortar la pezuña,
y a la legra va y la empuña
para alisar por delante.
El herrador ya distante
ató a la cabalgadura,
y de clavar se asegura
en el casco de la mula,
zapato con que circula
y da el nombre de herradura.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ARROYO DE LOS BATANES
ResponderEliminarBatán de aguas coruchares,
con tus fuentes en la Alberca
el zarzal te arropa y cerca
y naces entre pinares.
Te contemplan encinares,
deslizándote hacia abajo
sin caudal y arduo trabajo,
vas reflexionando y, mientras
con el Alberche te encuentras
desembocáis en el Tajo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
NO LLORAR POR EL AGUA DERRAMADA
ResponderEliminarNo llorar por el agua derramada,
ni el ver medio vacía la botella,
ni ese hueco dejado por la estrella
que nos tuvo la vista ensimismada.
Y alegraos teniéndola mediada,
y a la estrella perennidad de huella,
como a mujer que se mantuvo bella
y nos alentó siempre enamorada.
Y sabed que un día a otro le sigue,
y la vida pese a todo prosigue
con su peso, su punto y su medida.
Y bregad y luchad y ser tenaces,
y en el caos reinante sed capaces
de ordenarle y hallar nueva salida.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL TIEMPO PODRÁ PARARSE
ResponderEliminarMadrigal
El tiempo podrá pararse
y cesar el tic-tac de los relojes
podrá quemarse el grano de mis trojes
y mi amor por ti aventarse.
Pero serás sola tú quien lo avente
empuñando un bieldo helado,
y esparciendo en un halo incandescente
mi corazón calcinado.
Podrás interponer una distancia
levantando un muro frío,
pero el huerto guardará tú fragancia
impregnada en el rocío.
Y podrás ser gacela y pasearte
entre los sauces del río,
pero que yo por fin ceje de amarte
¡es imposible amor mío!
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL LENGUAJE CORUCHO
ResponderEliminarCon arcaísmos compuesto
hallamos nuestro lenguaje,
y es vestidura de un traje
que el corucho lleva puesto.
Y quien se hallare dispuesto
a contradecir mi aserto
en cualquier debate abierto
digo que Lope y Cervantes,
dos españoles gigantes,
así hablaron con acierto.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL CORUCHO CAVERNARIO
ResponderEliminarHállase sentado sobre el bordillo,
pétrea muralla en su silencio hosco,
como un gañan del cavernario tosco
envuelto en el humo del cigarrillo.
De tajante opinión como un cuchillo,
iletrado ilustre, ignorante y fosco,
amoscado andando en su adusto amosco
pues sin querer oírle abren pasillo.
Ignora de los libros el legado
mas es un hombre culto y muy versado
en la exploración de sendas y rutas,
que le hacen exclamar muy satisfecho
jurando y la mano puesta en el pecho
millones llevo gastados en putas.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL TÍO ISIDRO EN SU TEMPRANAL
ResponderEliminar"En el centro de la plaza
han puesto una farolita,
con un letrero que dice
viva el Isidro el Chiripa".
Decidor confiado, alegre y risueño
en su tempranal áureo de albillo,
maduraba entre paz su oro amarillo
en el viñedo feliz y hogareño.
De niño compartí vida y ensueño
con el soñador en gustos sencillo,
quien decía "come Caraballillo,
de estos racimos que te da su dueño.
Aquel tempranal vivió avecindado
a la esfinge inerte de Piedra Escrita
y conformó las vísceras y tripa,
los brazos, las piernas con el sudado
del palpitar que por allí crepita
de esfuerzo honrado del tío Chiripa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PAULINA
ResponderEliminarSiempre vivaz y risueña,
de espíritu bailarín,
su vitalidad sin fin
la hace grande y es pequeña.
De la alegría se adueña
como el sol de la colina,
y con ella la neblina
que a veces cubre a las Peñas,
abatida entre las breñas,
se ha postrado ante Paulina.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
RETRATO DE UN CORUCHO CENTENARIO
ResponderEliminarSi observáis la noble faz de este anciano,
contemplando la boina en su cabeza,
se ve serenidad, se ve franqueza,
y abolengo de hidalgo castellano.
Un corucho es del predio comarcano
que no mostró colérica fiereza,
ni en su contacto aristas de aspereza
que evitaran el tacto de su mano.
Laborioso, incansable en el trabajo,
adelante sacó casa y hacienda,
y ved a Cruz del brazo de su esposa,
compañera tenaz siempre en el tajo,
que del hombre es su apoyo y es la ofrenda
cuando él es el rosal y ella es la rosa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
MARGARITA
ResponderEliminarEn la Iglesia por la tarde
la catequesis nos daba,
al par que nos enseñaba
con modestia y sin alarde.
Que la del Roble te guarde
y te encamine ancianita
y nuestra Virgen bendita
cuando te eleve del suelo
remonte tu vuelo al cielo
dulce y casta Margarita.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ANUNCIO DEL NACIMIENTO DEL PRIMER HIJO
ResponderEliminarA Teresa
Es la más grande alegría
que recibe la pareja,
es del arado la reja
de una nueva labrantía.
El esposo ve en la esposa
anuncio de primavera,
a un jazmín en la ribera,
y a la espiga y a la rosa.
Todo en la casa es contento
y un consumirse en la espera,
cruel peldaño de escalera
que cruje con paso lento.
Después acometen dudas:
niña será o será niño,
no importa, en nuestro cariño
serán ternuras agudas.
Nuestra sangre se prolonga
se extiende nuestro apellido,
y una vez que haya nacido
se labre una vida oblonga.
Se hacen los preparativos,
los patucos y una cuna
e implorar a la fortuna
nazca sano entre los vivos.
Días y meses avanzan
y el padre posa su mano
sobre el vientre del arcano,
y se abrazan y esperanzan.
Y con el tiempo cumplido
se está en guardia permanente,
y al no tener referente
el padre vaga aturdido.
Por fin el momento ansiado
ha llegado y producido,
aquí está el recién nacido
¡y es muy guapo el deseado!
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
TERESA...
ResponderEliminarVive en tu vientre la hondura
que alberga el claustro materno,
y en él delicado y tierno
se hospeda nuestra criatura.
De mi navío es la amura
y en él despliego las velas
por un mar en que gacelas
que tienen patas aladas
a banderas desplegadas
nos rielan con sus estelas...
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL HIJO QUE LLEVAS DENTRO
ResponderEliminarEl hijo que llevas dentro,
que es fruto de nuestro amor,
fuente será de fervor
ocupando nuestro centro.
Punto de inflexión y encuentro,
y después a flor de piel,
es deseado doncel
y yo me miraré en ti,
y tú te veras en mí
y en los dos reflejos de él.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
TU VIENTRE PORTA UNA CARGA
ResponderEliminarTu vientre porta una carga
que soportas dulcemente,
y el sudor baña tu frente
y la emoción nos embarga.
Largo día y noche larga
en cama de un hospital,
donde tu vientre es caudal
que está abriendo la compuerta,
y aparecido en la puerta
Carlitos en el umbral.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ROBLE
ResponderEliminarEl roble omnipresente,está sobre el altozano
y viviendo avecindado a nuestra santa ermita,
siendo solaz y sombra de la Virgen bendita
cuando asoma a la puerta en el tórrido verano.
Es un corucho más y dilecto ciudadano
que el quince de agosto a una multitud concita,
y bajo su enramada gran emoción suscita
al tornar la Virgen entre el pueblo soberano.
Su antiguo y viejo tronco apergaminado y hueco
fue el templo y el santuario de un santo anacoreta
y electo por la Virgen para su advenimiento,
atraída ante una santidad que, en voz del eco,
le llegó clarividente por aquel profeta
rogándola reinar sobre el pueblo Ceniciento.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA VIRGEN SIN MÁCULA
ResponderEliminarNuestra Virgen sin mácula
se remontó a los cielos,
sobre las alas níveas
del ángel mensajero.
Sin mayor ceremonia
la recibió San Pedro,
cicerone de estancias
de aposentos del cielo.
Los lechos con doseles
mostrando y sugiriendo
con sábanas de seda
y baldaquines nuevos.
La Virgen asentía
y gracias daba luego,
al bueno de San Pedro
por tanto ofrecimiento.
Después del recorrido
no lo dudó un momento,
y al apóstol le dijo:
"yo me vuelvo a mi pueblo".
-Allí se halla mi ermita
y de mi roble el hueco,
y tengo a mis coruchos
que me quieren y quiero.
Y se volvió la Virgen
y aposentó de nuevo,
en la copa del roble
símbolo en Cenicientos
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CORUCHO NAZARENO
ResponderEliminarOración
Postrado ante ti de hinojos
siendo esqueje de tu tallo,
ni te oculto ni te callo
que aguados tengo los ojos.
Mis pecados no son flojos,
mas tú, que nos amas tanto,
con los pliegues de tu manto,
dosel sobre Cenicientos,
aleja padecimientos
enjugándonos el llanto.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PRIMER AMOR
ResponderEliminarVisos de amor en años de aventura
sin frenos juegos de la juventud,
encadenamientos de esclavitud
al que el amor juvenil nos conjura.
Ambivalente es siempre la atadura,
del ser y el no ser mortal inquietud,
primer amor vivido en plenitud
de una etapa en la vida harto insegura.
Las manos se unen y estallan los besos
buscando febriles suaves recodos
que sedientos a dúo ambos se beben.
Y ardiendo en un fuego cual dos posesos,
ocultos rincones descubren todos
y a su amor niño lo acunan y embeben.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AMORES ADOLESCENTES
ResponderEliminar"Solo yo he maldecido mi
juventud sin amor"
D. Antonio Machado
Gallos de la madrugada
alborotando a lo lejos,
y el alba emite reflejos
en la pareja enlazada.
Amores siempre furtivos
los de la joven pareja,
y ella se agita y se queja
de tocamientos lascivos.
Habla de miedo y deshonra
y que lejos queda aquello,
verdad es que fue muy bello
hablar de pureza y honra.
Pero la pasión la vence
y se entrega enardecida,
temblando en la amanecida
y él con besos la convence.
A él le embarga la torpeza
guiándose por el instinto
en el angosto recinto
ya perdida la cabeza.
Y los dos enamorados
se funden en los abrazos,
con la ropa hecha pedazos
y gestos de enajenados.
Y así les sorprende el día
y se miran asustados,
temiendo los resultados
después de tanta alegría.
Amor ciego y consumado
en la inmortal juventud
que se goza en plenitud,
nos parece imaginado.
Guiándonos por los sentidos
sin medir las consecuencias
ni guardar las apariencias
nos ocurre a los nacidos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA DULCE MUERTE
ResponderEliminarReptando por tu cuerpo en dulce anhelo,
aferrado a la curva de tu pecho,
desborde de pasión, flecha en acecho,
me inclino sobre ti buscando el cielo.
En crenchas esparcido está tu pelo
soy un barco a tu bocana voy derecho
enarbolando el mástil sobre el lecho
y un estruendo de ropas en revuelo.
Y allí donde el misterio siempre anida,
donde mi amor por ti vierte y revierte
y a su fiesta el amor nos da acogida
enlazados en un abrazo fuerte
y confiado en ser portador de vida,
¡homicida me das la dulce muerte.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
TIERRA QUISIERA SER POR DONDE PISAS
ResponderEliminarTierra quisiera ser por donde pisas,
acompasando el firme de tus pasos,
y sombra de tu cuerpo en cielos rasos
transmisores del aire de las brisas.
y fueran para mí todas tus risas
y el poso de tu huella sobre vasos,
dejada en el atardecer de ocasos
que apuras brevemente por las prisas.
Y ser quisiera llave del candado
con la que cierras el marjal del huerto,
y ser bolsillo en que la has guardado,
y ser volante de tu coche abierto,
y veloz conduces y te has marchado
quedando el huerto un páramo desierto.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ME GUSTA EL CAMPANEO DE CAMPANAS
ResponderEliminarMe gusta el campaneo de campanas
y la lluvia cayendo mansamente
y los pliegues airados de tu frente
al tintado continuo de las canas.
Me gustan los croares de las ranas
las mañanas madrinas del relente
trayendo al cauto sol luz incipiente
que me incita a salir por las mañanas.
Me gusta ver danzar a las neblinas
y a las aguas en tardes opalinas,
irisando en sus ondas que no embrida.
Y oceánica oír sangre en mis venas,
torrentes de alegría con sus penas
en la playa marina de tu vida.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR
ResponderEliminarTú,que fuiste lapidado
y en nuestra Iglesia gobiernas,
bendiciones sempiternas
para este pueblo apagado.
No puede estar acabado
un pueblo de emprendedores,
de coruchos labradores
que cultivaron sus viñas
entre helor y socaliñas
en otros tiempos peores.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SAN ISIDRO EN CENICIENTOS
ResponderEliminarSan Isidro en Cenicientos
por ser Santo labrador,
suelen sacar al calor
en mayo todos contentos.
Se pasan buenos momentos
cuando montan en la plaza
la festividad que enlaza
con el Patrón San Esteban,
y a los dos santos conllevan
de su Iglesia y de su raza.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EN ALCORCÓN A TANTOS DE TANTOS
ResponderEliminarRecorro tus campos, ando en tus calles,
persevero en mi afán,
conocí a mi esposa, engendré a mis hijos
y amase aquí mi pan.
Campos vi de trigo y vi de cebada
tras de mi ventanal,
de esmeralda olas vaivén de las brisas
de aire primaveral.
Y fue aquí en Santa María la Blanca
mi boda y desposar,
de mis hijos ante el ara el bautizo
antes de echar a andar.
Trabajé en casa y tuve en mi taller
el cincel y el buril,
la gema, la lupa y base del fuste
y un soneto en mi atril.
Vine a un pueblo y ahora es ciudad,
Alcorcón sideral,
con sus amplias y extensas avenidas
y un moderno hospital.
Aquí envejezco, en Alcorcón prosigo,
y bien puedo dar fe
de un cambio existencial evolutivo
que palpable se ve.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL CENTRO CULTURAL LOS PINOS
ResponderEliminarA Consuelo Ceregido Veiga
Hierros erectos pátina de herrumbre
que hacéis original al edificio,
ceñís su extraño talle de artificio
y de vigor dotáis y reciedumbre.
Vedlo señorial,fiel a su costumbre,
si entre la cultura ejerce su oficio,
digno es de ostentar en su frontispicio
al Parnaso encumbrado hasta la cumbre.
Aquí convergen múltiples caminos
de conferenciantes, clases impartes
Consuelo en esencia sigue en "Los Pinos",
haciéndole anfitrión surtidor de artes,
de los poetas versos gongorinos
con la danza un bastión si los compartes.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS BIBLIOTECAS DE ALCORCÓN
ResponderEliminar"¡Qué triste es morirme ahora con tantos libros que me quedan por leer!"
El maestro Azorín
Para cuantos somos lectores empedernidos
y nuestros libros por paredes techos alcanza,
sonreímos por comentarios tan repetidos:
"Dinero en libros desequilibra mi balanza,
ni medios tengo,ni apetencias para lecturas
en estos tiempos de zozobra y desesperanza".
Pero tenemos bibliotecas y sus culturas,
y un remanso de vida, en paz y recogimiento,
está en estos templos diverso en literaturas.
Son gratuitas, son confortables, son distraimiento
sobre escenarios remotos y maravillosos,
y sus fuentes sacian la sed del conocimiento.
Hay libros tristes, libros, alegres y gozosos,
los autores son provenientes del vasto mundo,
y en las manos que los amamos son amorosos.
Hablan de riqueza y pobreza en otro submundo
de guerras del pasado y grandes revoluciones,
y de filósofos del pensamiento profundo.
Nos cuentan del auge y esplendor de las naciones
culturas finadas y decadencia de imperios,
y guerra púnica y cainita entre religiones.
Su paginar escrito, imparte sus magisterios
y abre las mentes a la luz del entendimiento,
despejando la Historia de sombras y misterios.
La biblioteca "Centro", entre iglesia y sentimiento
de Dios, morada de nuestros geniales Migueles,
Cervantes y Hernandez, y un Unamuno irredento.
En "José Hierro", poetas ungidos de laureles;
en la "Vilumbrales", Galdós con el Diecinueve;
y en la del "Parque" Blasco Ibañez de huerta y vergeles.
En "Ciudad de Nejapa", su variedad me mueve,
y en su paz aposentada en silencio medito
en la Biblioteca de Dios que el alma conmueve.
La "Fuente Cisneros" es la que menos visito,
aprovisionada de españoles y franceses
y libros graves de un qué otro famoso erudito.
La del "Pinar" con rusos, alemanes e ingleses
lejos de casa me coge bastante a trasmano,
pero para mí el libro es una trilla de mieses
que me produce un pan espiritual en la mano.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA CIUDAD DE NEJAPA
ResponderEliminarTiene Ciudad de Nejapa
luminosos ventanales,
y sus libros más geniales
versos y prosas atrapa.
Luce insignia en su solapa
de repletos anaqueles,
caballeros en corceles
de autores de cien naciones,
que brindarán emociones
a sus lectores más fieles.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA DEL PARQUE
ResponderEliminarFormando está un esquinazo
entre ruidos y entre coches,
mas sus libros son derroches
que bien merecen desplazo.
Con gusto yo nunca aplazo
mis visitas a su embarque´
y ente libros hago aparque
que tiene esta biblioteca
de Rocinante y Babieca
y su nombre es la del Parque.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA DEL PINAR
ResponderEliminarDe Alcorcón casi extramuros
y abre solo por la tarde,
mas de tomos hace alarde
apilados tras sus muros.
Luminosos los futuros
de niños han de brillar,
si se empiezan a adentrar
asiduos siendo lectores
de las páginas mejores
de los libros del Pinar.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA FUENTE CISNEROS
ResponderEliminarHubo una fuente lejana
lejos de la población
del término de Alcorcón
riego del campo que mana.
Labriegos en caravana
y las reatas de arrieros
y curtidos jornaleros
no vieron un edificio
de libros ilustre oficio
llamado Fuente Cisneros.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA JOAQUÍN VILUMBRALES
ResponderEliminarVecina de los Castillos
de Marqueses de Valderas,
destellan en sus riberas
de esplendidos libros brillos.
Tomos blancos y amarillos
en Joaquín Vilumbrales
se asoman a los umbrales
de su puerta siempre abierta,
empleados que en alerta
divulgan libros geniales.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA jOSÉ HIERRO
ResponderEliminarBiblioteca Jose Hierro
acumula en sus estantes
unos libros ambulantes
siempre vivos sin entierro.
El libro no quiere encierro
y por casas deambula,
y a saberes se estimula,
por amables empleados
que buscan ilusionados
cuanto se escribe y circula.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA MIGUEL DELIBES
ResponderEliminarOrilla a la iglesia blanca,
iglesia solemne y bella,
la biblioteca descuella
por tener su puerta franca.
Allí el lector no se estanca
pues dentro está don Miguel
con libros en anaquel
que escribió en Valladolid
y recalando en Madrid
brillan impreso en papel.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AL CENTRO MÉDICO DE LA RIVOTA
ResponderEliminarSIN OMITIR A NADIE
Venas, más nervios, tendones, tejidos,
que conforman un todo, un cuerpo humano,
precisan de un ejército y a mano
que una órganos y amaine sus quejidos.
Tebana legión, alma de afligidos,
integrada en el orden ciudadano,
consuelo cuando en males se es profano
y actuamos como infantes desvalidos.
Médicos discípulos de Galeno,
de Hipócrates consulta de doctoras,
llegado Ibn Siná de Isfahán remota,
hallamos el amplio recinto pleno
de enfermeras nutricias asesoras
de un docto vademécum en Rivota.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL PLACEBO DEL AGUA
ResponderEliminarA la Dra. Dña. María Teresa Esteban Melendez
Balsámico antídoto es de mis males,
que a mis dolores enjuga y conjura
cuando me envuelve y palabras murmura
su bálsamo de ungüentos fluviales.
Sobre mi cuerpo son aguas termales
y aquel albergue ventral de la hondura
de mi madre sobre su arquitectura,
los nueve meses materno filiales.
Es un Placebo empírico su tacto
en el río, en el mar o en la piscina,
y mi dermis con ella tiene un pacto.
Surcándola la nado y no escatimo
su uso, y mi salud, anunciando ruina,
remonta confortada por su mimo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL PINO DEL AHORCADO
ResponderEliminarAbrupto y entre espinos el camino
que abre paso a la curva del recodo
en que tuvo su vida y acomodo
la imponente figura de aquel pino.
Sobre el convergió él hombre y su destino
con la soga fatal que le dio apodo,
y acabó resoluto y a su modo
una vida marcada por cruel sino.
Y fue aquel pino en día malhadado
su féretro y el fúnebre sudario
por quien aquel hombre fue amortajado,
y le dio su toque de campanario
y llamado el pino del ahorcado
finalizado en él su itinerario.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL MADRINAZGO DE LA VIRGEN DEL ALBA
ResponderEliminarA mi hijo Francisco Javier
Fronda del árbol que ante el templo vive,
en donde el sol naciente se derrama,
y el mirlo trémulo que está en la rama,
canta a la noche en trinos su declive.
La Virgen del Alba con él convive
y el dulce canto la complace y ama,
y el mirlo encendido en gloriosa llama,
le ruega al día que avanzando avive.
Y emprende el mirlo en búsqueda afanosa
entre el brezo, el rosal y entre la rosa,
que rodea la valla y la piscina,
del Parque Mayor ramitas de un nido,
que un nidal será sublime y florido
con la Virgen que oficia de madrina.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
JOSÉ DE ARIMATEA
ResponderEliminarAl padre Junar Bagariang,de la Virgen del Alba
Aristas no pulidas del madero
en la llagada espalda se clavaron,
cuando de un empujón le derribaron
al pastor del rebaño ya cordero.
¿Quién había de ser sepulturero
de un reo de traición al que azotaron
y con la cruz de espinas coronaron
tildado de bufón y de inclusero?
Un hombre contempló muerte y martirio
presente en el Gólgota y fue instrumento
al ver exangüe al pálido lirio
y su palpitación en crecimiento,
cuando el Cristo expiró en su cruel delirio
al Cristo desclavó y dio enterramiento.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SOMOS GRUPO DE GENTES ANIMOSAS
ResponderEliminarSomos grupo de gentes animosas,
ya unos calvos y otros peinando canas,
de vivencias frugales, hortelanas,
entre niños colegios y entre rosas.
Nuestras vidas volcamos generosas
y una fuerza interior abre ventanas,
al trabajo que ocupa las mañanas
que en nosotros ya no son presurosas.
Absortos en contacto con la tierra,
teniendo nuestras manos ocupadas,
alejados vivimos de la guerra
que otrora motivó horas agitadas
ignorando cuanta belleza encierra
el huerto y sus verdades reveladas.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SIEMPRE NOS QUEDA LA ESPERANZA
ResponderEliminarA los jóvenes engastadores
Nuestra vida es de entrega a la astillera
y su fin se prolonga entre estertores
de taladros finando moridores
que agonizan sobre esta paramera.
Sin piedras germinando en la pastera,
se enmohece el buril en sinsabores,
y este ocio impuesto a los engastadores
no es un mástil que pliega su bandera.
Pues no oyendo el tac-tac de los cinceles
que cincelan auríferos metales,
el Santo Eloy en gualdrapas de corceles
del séquito de Dios y angelicales
gemas nos bajará sin aranceles
y engastaremos joyas celestiales.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SIN REPOSO Y SIN MEDIDA
ResponderEliminarSin reposo y sin medida
fue tu cántaro a la fuente
sin calmar tu sed ardiente
ni tu ambición desmedida.
Y al final ya de tu vida,
y libre ya de sofoco,
dices haber sido un loco
y tarde haber comprendido,
pero por fin asumido
que necesitabas poco.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL LAVADO DE LA LANA DE LOS NOVIOS EN CENICIENTOS
ResponderEliminarGrasientos vellones de sucia lana
dentro del esparto de los serones,
de esquileo ovejuno en corralones
se hallaba en la charca muy de mañana.
Y mucha gente moza, alegre y sana
en el "Mancho"lava entre emanaciones,
la lana virginal de sus colchones
de noche de bodas que está cercana.
Al viñedo aroma la caldereta
que borbolleando crepita al fuego,
y las buenas nuevas cruzan los vientos
que endomingados en la plazoleta,
atrio de la iglesia y lugar de juego
boda corucha habrá ya en Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA REDOMA DE LOS NOVIOS
ResponderEliminarEra un baile la redoma
donde los novios bailaban
y al unísono danzaban
atraídos por su aroma.
La novia blanca paloma
con nuevo traje de fiesta,
su alegría manifiesta
por la atención que despierta
y ante todos está abierta
y a bailar jotas se apresta.
La novia ya desposada
con el día transcurrido
y el banquete concluido
ya es esposa enamorada.
Y con la noche llegada
hacia el baile se encaminan
y los esposos dominan
su afán por quedarse solos
y que no les llamen bolos
cuantos con ellos caminan.
Y el rasgueo de guitarras
se esparce por el salón
como un alegre turbión
de rotura en las amarras.
Tierra de cepas y parras
participan del jolgorio,
haya o no haya casorio
en toda fiesta corucha
copla alusiva se escucha
si el suceso es amatorio.
Ofertan los invitados
el dinero del chupete
y hasta una viña promete
uno de los allegados.
Y quedan desconcertados
parientes de la otra parte,
y haciendo en breve un aparte
cabecean y concilian
y de unas vacas se alivian
y a loa novios se reparte.
Y la novia mientras tanto
va bailando complaciente
en su redoma pudiente
con sus piernas de amaranto.
Y su cara es un encanto
y las ofertas aumentan
y las bocas se calientan
de coruchos con su vino
que están fraguando el camino
que a las parejas alientan.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA LUNA DE MIEL DEL JORNALERO
ResponderEliminarEntre sábanas de sarga
ásperas rudas y fuertes
caricias de fuego viertes
en noche tórrida y larga.
Amor deseo y descarga
después de la humilde boda
el vecindario se acoda
viendo trasponer la reja
de la ya feliz pareja
sin trajes que marcan moda.
En su día de esponsales
la novia lleva un vestido
de negro muy bien cosido
sus colores ideales.
Y en otros ceremoniales
le servirá en el bautizo
sobre su cuerpo rollizo,
cuando llegue el primer hijo
pues ya Dios su unión bendijo
y tiembla el busto macizo.
Se compuso la comida
de la carne de un carnero,
rico plato jornalero
del que a su boda convida.
Y emprenden su nueva vida
entre acordes de guitarra
y el vino servido en jarra
a la sombra de un parral
y el perfume de un rosal
y el amor que les amarra.
Y en perspectiva un viaje:
el de su luna de miel
que en la renegrida piel
en que envuelve su equipaje;
el lleva encima el pasaje
de partir en la mañana
al clareo en la ventana
uncido a la vertedera
dirigiendo a la mancera
y a la mula en la besana.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
HOMER SIMPSON
ResponderEliminarA Matt Groening,su creador
El humor va derrochando
la picaresca y vagancia,
y en constante extravagancia
desastres encadenando.
Aventuras va tramando
que a lógica no se atienen,
y de un absurdo provienen
que a su familia la sumen
en sobresaltos que asumen
por este padre que tienen.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
BART SIMPSON
ResponderEliminarSiendo el torpe de la clase,
contestatario y gamberro,
es el vigía en destierro
de fundamentos con base.
Cuando en su casa hay desfase
y todo manga por hombro
con Homer padre hecho escombro,
Bart hace encuadre del círculo
uniendo el hilo del vínculo
de esa familia de asombro.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS JUDÍAS
ResponderEliminarA Bart Simpson
Estos surcos tan bizarros
con las plantas que se enredan,
no temed porque se agredan
ni se encenaguen en barros.
Y no producen desgarros
pues son las castas judías,
mas en el vientre porfías
entablan de vez en cuando,
musical y armonizando
de truenos sus melodías.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL HUERTO DE COIMBRA
ResponderEliminarEn la paz de Coimbra cultivo un huerto
que a mis manos las ocupa y sosiega,
y a él y en él me hago esfuerzo y entrega
fecundando un Edén floral ya cierto.
Con las plantas emitiendo un concierto
que un viento alado armoniza y despliega,
la Residencia de Ancianos se anega
de violines, su balconaje abierto.
Huerto en jardín de los postreros años
que, abreviando incierto, aguardando espera
angustias , amores y desengaños
de mis sueños en pos de una quimera.
Riegos del huerto mitigan mis daños
en mí ocaso al sol de una quimera.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EN TU CALLE SIN SALIDA
ResponderEliminarEn tu calle sin salida
a quien tapa el malecón,
yo dejé mi corazón
y con él dejé mi vida.
La mar hizo una barrida
arrojándome en tus brazos,
y sus olas fueron lazos
que me lanzaron a ti,
y el amor vino hacia mí
como un mar de los sargazos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS CEBOLLAS DEL CHAVES NOGALES
ResponderEliminarDesnudas las cebollas de sus faldas,
privadas de sus capas de una en una,
vestiduras tendrán las de la luna,
y a vosotros cubriendo sus espaldas.
Serpentinas serán y las guirnaldas
que recibe a la noche clara o bruna,
regalos nos darán de la fortuna
y un verdor cristalino de esmeraldas.
Enhiestas vais a verlas como lanzas,
infantiles y alegres colegiales
y orondas cual los ricos en finanzas,
y ellas os hallarán niños geniales,
y de hábitos sabrán y de semblanzas
las cebollas aquí en Chaves Nogales.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
HAZME EL CAMINO SOMERO
ResponderEliminarHazme el camino somero
dame un poco más de tregua
y andar una nueva legua
y descanso en el estero.
Préstame tu embarcadero
y el remo de una chalupa
y de un caballo la grupa
y no seas tan severo,
Señor: dame un asidero
y no me mires con lupa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA LLEGADA DE LA TELEVISIÓN A CENICIENTOS
ResponderEliminarA la bondadosa reina de los belgas en su despedida.
Mágico fue y fue multitudinario,
el pueblo acudió, fue una masa ingente,
de gran expectación, pasmo en la gente
la gran concentración del vecindario.
Los hábitos mudó, cambió el horario,
lo variaron todo, fue diferente,
se abrieron ojos, se ajustó la lente
y se movilizó hasta el campanario.
Se casaba Balduino con Fabiola
y la televisión, puesta en la plaza,
su voz amplificó como gramola,
del bar daban cafés en vaso y taza
y brisas coruchas formaron ola
a la nueva reina de nuestra raza.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL DESCUBRIMIENTO DEL CINE
ResponderEliminarFue un descubrimiento magnifico y deslumbrante
igual o parecido al hallazgo del Atlante.
El anillo mágico que todo lo curaba,
igual nos pasó cuando el local se iluminaba.
Allí frente a nosotros estaba la pantalla,
y que desvelaría el secreto cuando estalla.
Después de la sorpresa sonó una campanilla,
con luces que se apagan y al fondo algo que brilla.
Brotó la música, y tierras verdes y feraces,
y un tropel de guerreros agrestes y rapaces.
Fiordos entre angosturas, y muchos grandes barcos
y un mar azul intenso, con diosas en los marcos.
Y nosotros niños de tierra adentro, allí el mar
tornasolado, e inmenso, incitando a mirar.
Grandes aguas mecidas por corrientes tranquilas,
igual que en nuestros prados sonaban las esquilas.
Después vimos saqueos, incendios, violaciones
compasión,y un amor, y una ambición desmedida
el vuelo de un halcón, y en la popa ejecuciones
y grabamos indeleble:¡que así era la vida.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CALLE LARGA
ResponderEliminarEntre políticas de avatares y mudanzas
que jalonando marcan nuestra historia de España,
tal vez tuvo antaño otra nomenclatura extraña
por oscuros favores de enredos y privanzas.
Mas conoce como nadie coruchas semblanzas,
de biografías sabe y arcanos desentraña,
siguiendo desde aceras sus sillas de espadaña,
pescantes de carros sudorosos de labranzas.
Siempre pasó por ella, nuestra Semana Santa,
y la Virgen del Roble, la paseó en sus andas
y Magos de Oriente portando su alegre carga.
Entre chiquillos ebrios, de una alegría tanta
que atiende peticiones, deseos y demandas,
quien fue de Cenicientos, siempre su calle larga.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CALLE DEL SOLANILLO
ResponderEliminarA calle del Solanillo
caracteriza una cosa:
una punta es anchurosa
y a otra tapa un visillo.
Por las dos se va al Cerrillo,
y la da vitalidad
y cierta impetuosidad
el que da a dos grandes calles
ciñéndolas por los talles:
a la Larga y Libertad.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA TÍA RAIMUNDA
ResponderEliminarPor la Plazuela pasaba
y el borrico la precede,
y en el pescuezo colgaba
una esquila que sonaba
en la cuadra a la que accede.
Siempre triste y enlutada
y silenciosa se mueve
cuando va en la madrugada
con atavíos de helada
y el frío no se conmueve.
Por los pueblos del contorno
vendía su pacotilla,
y en su cansado retorno
era siempre en el entorno
ver al marido en la silla.
Paralítico impedido
de ejercer ningún trabajo,
estaba siempre invadido
de un furor incontenido
que practicaba a destajo.
Y ella le montó un negocio
para poder mantenerse,
y sin saber que era el ocio
años de pobreza y bocio
él comenzó a rehacerse.
Pipas, chicles, caramelos,
vendía el hombre a la puerta
y vivía unos desvelos
y entre muchachos consuelos
siempre con la puerta abierta.
Para acceder a la casa
había previo un corral
y un perrito que acompasa,
y la vida se la pasa
a la sombra de un parral.
De muchachos gran trasiego
con perras en el bolsillo
llevar a veces sosiego
y las más desasosiego
si nos daba el tabardillo.
Y mientras tanto Raimunda
va por caminos de Dios
con su tristeza profunda
y en lo triste la secunda
su borrico que va en pos.
¡Almas que venís al mundo
marcadas por un estigma
donde un misterio profundo
os marca un paso infecundo
como prueba del enigma!
Y aquella mujer tan buena
bajó en silencio a la tumba
sin hijos en la cadena,
y su recuerdo me apena
y en olvido no sucumba.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SEMANA SANTA CORUCHA
ResponderEliminarSemana Santa corucha,
que careces de cantores
y trinos de ruiseñores
y saeta no se escucha.
La vida vence en la lucha
y resucita el profeta,
y Jesús en la saeta
es Dios de la vida eterna.
Cenicientos se prosterna
y el cantará el poeta.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LOS SERENOS
ResponderEliminarFundidos a los quicios
del vano de las puertas,
guardados de resquicios
de las calles desiertas.
Parejas de serenos
bajo la luna llena
hacían más amenos
noches a la serena.
Y todo insomne oía
la clara serenata
y siempre percibía
su lenta caminata.
El reloj daba la una
daba las dos, las tres,
y en madrugada bruna
vuelta a mover los pies.
El chuzo resonando
sobre la firme tierra
ladridos acallando
de una encelada perra.
Y en noches de diluvio,
en el Ayuntamiento,
buscan calor o efluvio
hallando alojamiento.
Al pueblo tutelando
serenos familiares
y seguridad dando
a noches coruchares.
E igual a tantas cosas
en aras del progreso,
difusas, vaporosas,
trocó la carne en hueso.
Y somos ya muy pocos
quienes en Cenicientos,
os traemos evocos
de sus serenos lentos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LOS COPLEROS EN CENICIENTOS
ResponderEliminarVendedores de coplas y romances de ciegos
deleitaban oídos y sucesos sangrientos,
erizaban cabellos y los niños atentos
las carreras cesaban y paraban sus juegos.
Con romances escritos por iletrados legos,
con las vírgenes violadas con tormentos lentos,
truculencias que caían sobre Cenicientos
traídas por unos errabundos andariegos.
Y en la dulce Plazuela se agolpaba un enjambre
de mujeres y niños de una hirsuta pelambre,
que veían el hacha y los hachazos atroces
cernirse implacables sobre unas viudas galanas,
que en solariegas mansiones abrían ventanas
por las que ascendían los asesinos feroces.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PARQUE DE POLVORANCA
ResponderEliminarEs jardín de encantamiento
con sus cuidadas veredas
y densidad de praderas
donde es danzarín el viento.
Nos incita al movimiento
con paso alegre y sutil
bajo un cielo azul añil,
aunque estalle la tormenta
y la tarde cenicienta
se desborde en aguas mil.
Parque inundado de flores
alfombrando los oteros,
españoles y extranjeros
y arroyos ensoñadores.
Los niños entre clamores
entregados a sus juegos,
jardineros con sus riegos
en atardecer bucólico,
soñador y melancólico
de poetas con sus pliegos.
Abundan los pescadores
y hay barcas en la laguna,
con olivos y aceituna
y aficionados pintores.
Entusiastas corredores
y permanente fragancia.
Nunca importa la distancia,
son someros los caminos,
paseando entre los pinos
nos colmamos de abundancia.
Contiene un huerto ecológico
de lechugas y patatas,
cebollas, puerros, batatas
cumpliendo un papel simbólico.
Y un paseo filosófico
y bella naturaleza
y salud y fortaleza
nos da el parque en Polvoranca,
donde la inquietud se estanca
y es luminosa belleza.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
FLORA Y FAUNA DE CENICIENTOS
ResponderEliminarDestacándose el majuelo
y la higuera con sus higos,
la encina les brinda abrigos
y les protege este cielo.
Va con su olor el romero
y su flor la blanca jara,
que en el monte se enmascara
entre el pino resinero.
Se yergue en risco el enebro
con el aliso debajo,
no dándole más trabajo
que el que imprime a su cerebro.
Surge la jara pringosa
junto a la flor del cantueso,
y entre los dos te di un beso
que me pediste jocosa.
El almendro ya explosiona
con su floresta nupcial,
almendras del almendral
prolíficas en la zona.
Castañas del castañar
y los frutos del madroño,
emergentes en otoño
cuando emerge el olivar.
Vainas de las cornicabras
donde el espárrago medra,
entre el zarzal y la piedra
por donde triscan las cabras.
La Fauna vive y los anda
y desenvuelve a su sombra,
les dan cobijo y alfombra
y alimento les demanda.
Viven liebres y conejos
y el ocelado lagarto,
que las rocas les dan cuarto
y las aguas los espejos.
Vuela el águila imperial
y huye de ella el estornino,
y aparta de su camino
la perdiz del Cornetal.
Repta culebra bastarda
y corren las lagartijas,
que se infiltran por rendijas
y el sapo común escarda.
El pájaro picapinos
duerme con su picoteo,
el airoso parloteo
del herrerillo en los pinos.
El zorro va con sigilo
al igual que el jabalí,
y la garduña va así
elegante y con estilo.
La urraca tan vocinglera
a la tórtola disgusta,
pues a su pollada asusta
en la Umbría conejera.
Los murciélagos se cuelgan
en la casa del Minero
y los observa un jilguero
mientras grillos se descuelgan.
Los cuervos y demás córvidos
libres vuelan por los campos
cuando el fuego de los lampos
anuncio es de truenos hórridos.
Y así entre brisas y vientos
viven la Fauna y la Flora,
día y noche y por la aurora
Flora y Fauna en Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
precioso mi pueblo
ResponderEliminarAna Diaz
En esa calle he nacido. Mi madre era la telefonista.
ResponderEliminarMari Feli Pérez Fermosel
Ahora entiendo por qué eres tan comunicativa. Gracias Mari Feli
ResponderEliminarsi si yo me acuerdo de lo de tu madre y las conferecias tenia kehir a llamar ala huente
ResponderEliminarAna Diaz
Las fotos son de mi tío Luis Ayuso. Gran fotógrafo y mejor persona
ResponderEliminarMari Feli Pérez Fermosel
me alegro guapa y si bonita foto
ResponderEliminarAna Diaz
Mi pueblo es precioso
ResponderEliminarPilar Diaz Recamal