AMIGOS DE SANGRE
Hay sentimientos que se te enredan entre el corazón y te lo aprietan como si
fueran las lianas de los árboles por los que volaba Tarzán. Y tanto lo aprietan
que notas que te falta el aire y que no puedes continuar tu camino. En el
primer banco que encuentras en la calle te sientas y miras con esa mirada que
no ve, que sólo recuerda, y presientes que te va inundando la pena. Y sentado
sigues ahogado mirando sin ver a lo lejos, entonces compruebas desolado que no
son lianas las que oprimen tu corazón: Es la tristeza.
Vengo de donar sangre del Hospital 12 de Octubre. Desde años ha, acudo
puntualmente cada tres meses a hacerlo. Al principio iba con mis hijos pequeños
y la enfermera -que ya nos conocía- los entretenía mientras donaba. Era joven,
rubia, guapa, muy cariñosa y sensible. Cuando pinchaba la vena primero me la
acariciaba suavemente y después ya no notaba nada. “Tus venas están hechas para
donar”, me comentaba convencida. Después no he vuelto a hablar de venas con
nadie. Ella me contaba infinidad de historias hospitalarias reales, humanas y
maravillosas. Nos hicimos amigos de sangre casi sin darnos cuenta, como en las
películas de Garci. No hermanos de sangre como los indios y los blancos de
nuestras películas del oeste, no. Nosotros éramos amigos de sangre. Sin más.
Al acabar me ofrecía un refresco y mientras Miguel y Berta observaban todo
con admiración, nosotros continuábamos hablando de la alegre tristeza de vivir.
Al despedirnos me regalaba una sonrisa que se me hizo eterna en algún lugar de
este maltrecho corazón. Una sonrisa que siempre me la encuentro al entrar a
cualquier hospital. En agosto se marchó, seguro estoy, al mismo sitio que Jose
"Chorlo". La última vez que estuve donando ya me lo anunciaron sus
compañeras. En realidad hacía más de dos años que yo lo sabía porque desde
entonces, cada vez que iba al Hospital, nunca volvió a acariciarme la vena
antes de pincharme. Pero yo no decía nada para evitar ese nudo en la garganta,
de sobra sabéis vosotros a lo que me refiero.
Paco "Jarana", Miguel y Jose "Chorlo"_____1982
Esta tarde según estoy en la camilla se me acerca una compañera suya y
bajito, casi al oído, me dice enigmática: "Tengo una cosa para ti".
Del bolsillo superior de su bata blanca coge una fotografía de Edu (así se
llamaba) y me la entrega. La tomo con la mano izquierda (el brazo derecho lo
tenía ocupado con la aguja y el tubito) y me quedo mirando fijamente la foto.
Era ella, feliz y sonriente, quien me miraba desde el fondo de ternura de sus
ojos de papel y desde la alegría de nuestro mutuo cariño. Me quedé absorto y
paralizado unos instantes, pero no quería emocionarme en ese momento. No pude
evitarlo cuando su compañera me miró conmovida entre bolsas de sangre y
recuerdos. ¡Maldita sea!
Salí de allí como pude y, ya en la calle, me senté en un banco. Ya sabéis…
por lo del ahogo. Al llegar a casa, abro el ordenador y me encuentro con Jose
"Chorlo". Podéis imaginaros mi estado de ánimo después de lo
acontecido. Así que al ver a Jose, es decir, a la vida de Jose, que es la
nuestra, la de Cadalso y la mía, me derrumbé y me he sentido (¡otra vez! y
van…) engañado por el destino, por la desolación de la muerte, por la vida, por
el tiempo o por quien leches sea, que tanto da. Engañado, sí. Engañado,
afrentado y derrotado.
Mis amigos de sangre -Edu, Jose "Chorlo…- me dejan hoy mi sangre llena
de pena. ¡Ellos que únicamente conocían de la sangre su alegría!
Amigos de sangre y de alma: No me olvidéis como yo no os olvido esta tarde
de sangre derramada desde el corazón. Sólo eso y… Cadalso.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Seguro que Edu y Jose, allá donde estén, habrán dibujado una sonrisa amplia y emocionada, orgullosos de ser los protagonistas que espolean la sensibilidad y los sentimientos, nobles, grandes, hermosos...de alguien, rara avis en el mundo actual, capaz de sentir, expresar y proclamar, sin tapujos, los dictados de su noble corazón.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel, y gracias por mostrarnos, de forma tan brillante, la bonhomía y la nobleza.
Balta
Son historias de las que está llena la vida. Es suficiente con observar y querer...
ResponderEliminarSiempre me emocionan tus escritos y tu manera de "contar", en esta ocasión has pasado tu nudo a mi garganta y he sentido una tristeza infinita por los que se van tan jovenes y nos dejan un agujero en el alma., hace poco más de un mes se ha muerto de un terrible cáncer un amigo de Félix y mío con 50 años, se ha ido y ya le echo de menos, esa sonrisa melancólica, esa caida de ojos, esa tranquilidad que emanaba y ese cariño que daba sincero, sin "tontás" !aimsssss que lástima!!!
ResponderEliminarun abrazo enorme Miguel, no sabes como te entiendo, salimos todos los días a la calle buscando con ansiedad quién sea capaz de sonreírnos !!!tan raro en estos tiempos que corren!!!, querido amigo te sonreímos, simplemente porque te queremos desde la cercanía de los medios de comunicación desde la lejanía de los lugares en los que nos movemos
hoy y después de pasar unos días un poco fastiado por culpa de las malditas migrañas me conecto y leo este relato de mi primo miguel y pienso en la maldita vida que llevamos para que tanto cosechar dinero lo mas importante lo tenemos en frente y no lo valoramos la salud la familia y vivir por dios vivir que falta nos hace me despido con un abrazo fuerte para pedro y un beso para mi primo miguel y sigue adelante
ResponderEliminar"Hay cosas que pasan y pasarán siempre, porque terminaremos no como sangre, ni siquiera como agua, como tierra sin más, y ni siquiera fértil nada más que pasado mucho tiempo.
ResponderEliminarYa me gustaría a mi que a mi muerte alguien, como tu, escribiera lo que tu escribes de los amigos que quieres y se te van, porque eso significa que al menos a una, dos o como mucho tres, me han querido y les he querido
Besos y gracias miles por tus escritos. Chusa Alonso."
"Fantástico, Maestro. Hemos oído decir multitud de veces que siempre se van los mejores y algunas veces resulta que es cierto. Alguien dijo una vez que las personas siguen vivas mientras permanecen en el recuerdo de los demás y hay quienes, como Edu y Jose, tuvieron la suerte de ser amigos tuyos porque no sólo vivirán en tu recuerdo sino que mediante tus escritos también lo harán en el del colectivo de personas que los conocieron. Aquellos cuyas vidas no se han cruzado con las de ellos sabremos que, alguna vez, hubo dos personas que hicieron lo posible para conseguir que los demás esbozaran una sonrisa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Luis C. Ruiz Trijueque."
"Se me han saltado las lágrimas.... No tengo más palabras que decirte. Ánimo. Alicia Pascual Paredes."
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