SUDORES
Y SENSACIONES
Salgo
de Cadalso hacia la carretera de San Martín, aún no llevo un kilómetro
recorrido y me arrepiento. Pienso que por la de Rozas hay más kilómetros y me
decido a cambiar. Paso por la casa de mi infancia -la Caseta de Camineros-, bajo
la sombra de una enorme acacia que ya no existe, me sentaba las tardes de
verano acompañando a mi abuela y a mi tía, ellas cosían en bastidor y yo leía,
de manera incansable, tebeos que me transportaban a ignotos lugares. Sobre esta
misma carretera las noches calurosas del estío dibujaba con agua contenida en
una cantimplora el nombre de mis ciclistas favoritos: Fuente, Gandarias, Pérez
Francés... Todo está muy seco; oigo un ruido entre el pasto, es un lagarto,
nunca he podido soportar a los reptiles. Marcho bien, es llano. Pasa un coche y
un niño se me queda mirando gozoso por el cristal trasero. Me animo. Comienza
una subida, en su inicio me asfixio, sé que éste es uno de los peores momentos,
una vez superado me relajaré y tomaré más fondo físico, con este pensamiento lo
supero. Se va haciendo suave el repecho y comienza un llano. Llevo 25 kms. y el
agua parece caldo de sopa. No importa, siempre me fue bien el calor en
bicicleta.
Coronando el puerto_____2008
Empiezo
el ascenso desde Sotillo al puerto de Casillas. Es el más duro de la zona, los
casi ocho kms. se hacen eternos y agotadores. Me rebasa como un rayo una moto,
su conductor hace sonar el pito y su acompañante femenina mira saludándome con
la mano. Lo agradezco y me ayuda a superar la primera parte desarbolada de la
ascensión, al segundo trecho le acompañan los pinos y sus sombras son para mí
lo más importante en este instante, he recorrido 35 kms. y me encuentro fresco.
Me molesta un poco el "coulotte", coloco mejor la almohadilla y
siento alivio. Me rocío la cabeza con agua para contrarrestar la envidia que me
produce la contemplación de una piscina cercana rodeada de verde césped y
chicas lozanas. Esta zona es mucho más fresca, hay viejos castaños que amparan
mi recorrido fatigoso. Medito en que estoy expulsando toxinas que me eran
superfluas, esta tarde me hallaré mental y físicamente a tono, exagerando, si
cabe, esta hazaña de sudor y mezcla extraña de sensaciones.
Con Carlos Sastre Campeón del Tour 2008, en su pueblo, El Barraco, coincidimos bajando del puerto de Navalmoral (Ávila), la verdad es que estuvo muy cariñoso y atento con los cadalseños que figuran en la instantánea_____2009
A los sesenta kilómetros acometo la escalada a La Granjilla, son cinco mil metros entre curvas, barrancos y pinos, menos duros que los anteriores pero a estas alturas cualquier subida es como L'Alpe Duez o parecida. Recuerdo que en invierno lo subí entre una niebla espesa que semejaba muros de algodones; hoy, por contra, hace un día muy caluroso y encuentro en este contraste un milagro que pocas veces agradecemos, ¡cómo no se consigue con ordenador..! Desde la carretera observo una portalera y oigo el balar angustiado de un cordero que llama a su madre. Y yo aquí, ¿puedo llamar a alguien que sepa escuchar mis lamentos? Lo más inmediato es coger agua fresca que brota de la fuente que hay en la carretera de Ávila, me la recomendó un día un paseante solitario por su frescor. Una vez coronada la cima comienza una bajada pronunciada, cambio al plato grande y piñón pequeño y bajo pedaleando, me inclino sobre el manillar y observo el resplandor destellante que produce el sol al chocar contra los radios, atrapo ese instante en un hueco mental, puede servirme en el futuro.
A los sesenta kilómetros acometo la escalada a La Granjilla, son cinco mil metros entre curvas, barrancos y pinos, menos duros que los anteriores pero a estas alturas cualquier subida es como L'Alpe Duez o parecida. Recuerdo que en invierno lo subí entre una niebla espesa que semejaba muros de algodones; hoy, por contra, hace un día muy caluroso y encuentro en este contraste un milagro que pocas veces agradecemos, ¡cómo no se consigue con ordenador..! Desde la carretera observo una portalera y oigo el balar angustiado de un cordero que llama a su madre. Y yo aquí, ¿puedo llamar a alguien que sepa escuchar mis lamentos? Lo más inmediato es coger agua fresca que brota de la fuente que hay en la carretera de Ávila, me la recomendó un día un paseante solitario por su frescor. Una vez coronada la cima comienza una bajada pronunciada, cambio al plato grande y piñón pequeño y bajo pedaleando, me inclino sobre el manillar y observo el resplandor destellante que produce el sol al chocar contra los radios, atrapo ese instante en un hueco mental, puede servirme en el futuro.
Balta en el Col de Soulour, entre Argelés-Gazost y Arthez d'Asson ( Pirineo Francés )_____2012
Cruzo
un pueblo que visité esta Semana Santa con mi familia, está muy concurrido.
Oigo gritar a un niño: "-¡Mira mamá, Perico!". Admiro a Perico
Delgado desde que hace unos años le vi demarrar en Los Alpes y dejó
"clavados" a todos sus acompañantes. Las cunetas brillaban con la
nieve que a su paso iba derritiendo su aliento y reconozco que me emocioné
cuando el locutor gritó: “-¡Perico se va como una moto señores!”. Yo daba botes
nervioso en el sillón chillando: “-¡Vamos Pedro!”. Tenía carisma este hombre
aunque era irregular como corresponde a los genios, quizá fuera eso lo que más
me atraía de él, no me gustan los que ganan siempre, no me veo reflejado en
ellos. "Gracias chaval por generar un recuerdo bonito con tu
ingenuidad".
Cadalso_____2009
Empieza
a molestarme la pierna derecha, llevo 88 kms., me faltan los seis últimos que
me dejarán de nuevo en Cadalso y que se corresponden con la doble subida a
"Tórtolas". El desnivel es muy pronunciado y acaba por darte la
"puntilla", si fuera más largo sería un puerto-Tour. Observo una
ardilla subir velozmente hacia la copa de un pino desde donde observa
satisfecha el valle. Es curioso, por aquí paso miles de veces en coche y sin
embargo ahora es como si fuera la primera, como si pasara dormido todas las
demás. Hay una culebra muerta que la sorteo no sin dificultad. Supero a un cadalseño
que viaja sobre un borrico, es el padre de un amigo, nos saludamos sonrientes;
rememoro que hace unos años eran muchos los que como él frecuentaban estos
caminos con tiempo suficiente para observar y pensar; el progreso nos dio
velocidad, a cambio nos tomó prestado el tiempo para meditar.
Estoy
en plena ascensión. Me refresco. En este instante pasa por mi mente Félix, un
cadalseño que participó en la competición ciclista de las fiestas de hace años,
resultó ser el único aficionado ya que el resto de corredores militaban en
equipos organizados. Recuerdo que le sacaban varias vueltas de ventaja.
Anochecía y aún le restaban dos vueltas, sólo quedaba él en carrera. La gente
le esperaba como si fuera el primero. Nadie se movió, ni siquiera cuando
descargó una gran tormenta. Yo estaba debajo de un árbol solo y con las manos
metidas en los bolsillos. Fue un clamor al ver aparecer las motos de la Guardia
Civil que anunciaban su llegada. Cuando cruzó la meta todo un pueblo le aclamó.
Le abrazamos, le tocamos, le izamos en volandas. Llorábamos empapados y en él
sus lágrimas se confundían con una mezcla hermosa de agua, sudor, cansancio y
felicidad: “-¡Viva Félix! ¡Eres el mejor! ¡Viva la madre que te parió!”.
Alguien arrebató un cohete al alguacil y lo lanzó al aire confundiéndose su
estruendo con el de los truenos. Aquel atardecer supe lo que tira de uno su
tierra y sus gentes. Ganó la carrera un chico rubio, alto, guapo, con los pelos
rubios de sus piernas afeitados. Nadie recapacitó en él. Hacia tiempo que la gesta
de un perdedor había cautivado nuestro corazón. Digo yo que alguna vez a los
perdedores, aunque sólo sea en nuestros corazones, les tocará ganar, ¿no?
Miguel junto a Felix, Paco y "Canene"_____ 2008
Estoy
superando el primer tramo, voy tan despacio que parece que subo parado, ¿es
posible esto? Me levanto sobre la bicicleta pero las piernas se niegan a
sostenerme. Me siento de nuevo y consigo superar el primer escollo difícil.
Sudo abundantemente y desfallezco. Echo la última agua que me queda sobre mi
cabeza y siento una ligera recuperación. ¡Ánimo!, quedan 800 metros . eternos e
inhumanos. Un camión reduce su velocidad porque no puede pasarme en una curva,
seguro que su conductor me estará maldiciendo. No importa, sólo quiero coronar
el puerto sin rendirme. No quiero coches, ni motos, ni ordenadores, ni siquiera
echo de menos el aire acondicionado. Quiero ser yo, felicitarme a mí mismo
satisfecho, ofrecerme este triunfo sensacional para rumiarlo antes de dormirme.
¡¡¡Lo he conseguido!!!, ¡¡¡Uff, qué mal rato!!!
Sin
embargo ahora que ruedo suavemente medito en que no es para tanto, que puedo
hacerlo más duro y superarlo. Lo que pasa es que no confiaba en mí lo
suficiente y eso no puede ser. El próximo día acometeré un recorrido mayor para
comprobarlo. Si voy bien pertrechado mentalmente lo conseguiré. La vida es una
carrera ciclista en la que lo importante es llegar con dignidad, como Félix.
Junto a Julio Jiménez, el mítico “Relojero de Ávila” de la época de Bahamontes, varias veces campeón de la Montaña del Tour de Francia, y con Ángel Arroyo, segundo y tercero en el Tour y campeón de la vuelta a España. En una cena homenaje a Pablo Lastras en San Martín______2008
Llego a
la piscina. Paloma me divisa rápido y viene hacia mí. Está muy guapa y la
quiero. Su sonrisa alegre es como si nos reencontráramos después de una larga
ausencia. Le cuento todo y me acaricia dulcemente un costado. Mis hijos juegan
en el agua ajenos al juego absurdo de su padre. Un amigo de mi hijo Miguel se
sorprende al verme de tal guisa y me pregunta si los guantes son auténticos.
Con lo que he pasado y este chico sólo se fija en los guantes: ¡Qué niños
estos!
Marcho
a casa. Después de una ducha reconfortante estiro las piernas en el sofá.
Recuerdo lo conseguido y paseo mentalmente la ruta. Sigo meditando y sonrío al
pensar que en el fondo cada momento vivido tiene su encanto. Quizá el secreto
estribe en tener un huequecito pequeñín en la mente para usar cuando nos haga
falta. Como cuando éramos niños y cualquier cosa nos parecía al alcance de la
mano por complicada que fuera. Otra cosa será recuperar la pierna derecha y los
roces del sillín...
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Miguel Moreno
Baltasar Villarín
¡Que bien lo haces, mamón!
ResponderEliminarBello, real, apasionante, CICLISMO en esencia, todo esto supone este estupendo relato, Miguel. Queda de manifiesto, como suelo comentar entre "colegas ciclistas", que la bici, también, hace las veces del psicólogo, te prepara para el deporte y, lo màs importante, para el día a día, te regala: "sudores, sensaciones, emociones y hasta pasiones".
ResponderEliminarGracias por el texto y por las fotos.
Un abrazo. Balta
Buenas noches!
ResponderEliminarGracias Miguel por tan emotivo relato, me has devuelto a mi infancia de un plumazo, me siento identificado en cada una de las frases que mentas igual que tú y Balta, aunque yo me marche con 9 años de Cadalso y aunque mi trabajo no me permite ir con asiduidad me siento plenamente Cadalseño.
Habitualmente la que te contesta es Raquel, en esta ocasión no he podido por menos que contestarte porque las maravillas que escribes están llenas de sentimiento, de verdad y en definitiva de nuestras historias
!gracias!!!
un fuerte abrazo para todos los Cadalseños que leen este blog
Félix Carrasco Blanco
con vuestro permiso (incluido Tony) el enlace lo cuelgo en mi facebook
Quién es Tony?
ResponderEliminarUna vez mas,enhorabuena Miguel.Paquitopirata.
ResponderEliminarSe refiere Félix Carrasco a Tony Montón por el artículo que adjunto (también relacionado con el ciclismo)
ResponderEliminarhttp://www.tonymonton.net/2013/02/el-poeta-del-asfalto.html
Saludos y gracias.
M.M.G.
He seguido tus 94 Kilómetros con el corazón en un puño compartiendo tu sofoco y hasta tu dolorida pierna derecha...Qué bien lo transmites,Miguelón...hasta el final...hasta tu sobrio,épico encuentro con Paloma que se me antoja el rencuentro de Penélope y Ulises...Enhorabuena y gracias. Gran abrazo.
ResponderEliminarDiego S. Bustamante
Siempre consigues que tus lectores subamos los puertos contigo, describes perfectamente la lucha mental que se entabla contra el agotamiento, contra las ganas de decir "hasta aquí hemos llegado" y lanzar la bici a la cuneta con odio. Pero no, ahí está lo que caracteriza a los buenos deportistas, la capacidad de dar una pedalada más y otra, y otra... y superar ese mal momento para encontrar la satisfacción de habernos vencido a nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luis C. Trijueque
������ bonito relato y comparación con la vida, con esos esfuerzos, altibajos y satisfacciones, pero como bien dices lo importante es llegar a nuestras metas con dignidad. Luis M. González
ResponderEliminar.n