Auténticas joyas cada una de las fotografias de Alberto Ayuso, un testimonio impagable y único, fiel reflejo de lo mucho que, en pocos años, han cambiado nuestro pueblos y nuestro paisaje, para bien en casi todo y, para mal en otras ocasiones. Viendo la imagen imagino y elucubro: si miramos con unos prismáticos quizás podriamos ver a Pepe Isbert, Manolo Morçán y demás elenco esperando, ahora desde Cenicientos, la llegada de los americanos encabezados por Mr. Marshall. Gracias Alberto y Pedro por estos momentos de nostalgia y evocación de otros tiempos, personas y paisajes. Un abrazo. Balta
Atalayad la Atalaya para el oteo del llano, subios al altiplano de la Buvera en su raya. Paisajes de toda laya van a contemplar después vuestros ojos a través de la toledana Mancha, que presta la imagen ancha de ver el mundo a los pies.
En el canto la "Atalaya", se dio un supuesto milagro y un corucho que en el agro palidece y se desmaya. La pupila se le raya por cercano resplandor como floración de flor, y no siendo primavera seca y ocre la pradera dice"¿qué es esto Señor?
El Señor se mostró mudo, y él se rascó la cabeza entre obtuso y la simpleza pensando en un Dios ceñudo. Se halló sin divino escudo ¿ y qué hacer? se planteaba y respuesta a sí se daba: esto es milagro sin duda, es Dios quien viene en mi ayuda, y muy ufano se esponjaba.
Raudo atravesó las Ventas y voló por el Cerrillo, al que llaman matagrillo, las criaturas cenicientas. Echando a solas sus cuentas frente a la iglesia se para, y ante el cura se descara y le cuenta su secreto, esto es un milagro neto y el cura:¿cosa más rara...?
Volteaba el campanario. Las gentes regocijadas, incrédulas y admiradas ante aquel imaginario. Fuego echaba el incensario, mas la conclusión aquella con fugacidad de estrella fue que en rayito de sol daba de lleno el resol al culo de una botella.
Auténticas joyas cada una de las fotografias de Alberto Ayuso, un testimonio impagable y único, fiel reflejo de lo mucho que, en pocos años, han cambiado nuestro pueblos y nuestro paisaje, para bien en casi todo y, para mal en otras ocasiones.
ResponderEliminarViendo la imagen imagino y elucubro: si miramos con unos prismáticos quizás podriamos ver a Pepe Isbert, Manolo Morçán y demás elenco esperando, ahora desde Cenicientos, la llegada de los americanos encabezados por Mr. Marshall.
Gracias Alberto y Pedro por estos momentos de nostalgia y evocación de otros tiempos, personas y paisajes.
Un abrazo. Balta
Precioso mi pueblo
ResponderEliminarAna Diaz
Que bonito y me alegro este pequeño homenaje a mi tío Luis Ayuso. Gracias
ResponderEliminarMari Feli Pérez Fermosel
ATALAYAD LA ATALAYA
ResponderEliminarAtalayad la Atalaya
para el oteo del llano,
subios al altiplano
de la Buvera en su raya.
Paisajes de toda laya
van a contemplar después
vuestros ojos a través
de la toledana Mancha,
que presta la imagen ancha
de ver el mundo a los pies.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL MILAGRO QUE EN CENICIENTOS NO FUE
ResponderEliminarEn el canto la "Atalaya",
se dio un supuesto milagro
y un corucho que en el agro
palidece y se desmaya.
La pupila se le raya
por cercano resplandor
como floración de flor,
y no siendo primavera
seca y ocre la pradera
dice"¿qué es esto Señor?
El Señor se mostró mudo,
y él se rascó la cabeza
entre obtuso y la simpleza
pensando en un Dios ceñudo.
Se halló sin divino escudo
¿ y qué hacer? se planteaba
y respuesta a sí se daba:
esto es milagro sin duda,
es Dios quien viene en mi ayuda,
y muy ufano se esponjaba.
Raudo atravesó las Ventas
y voló por el Cerrillo,
al que llaman matagrillo,
las criaturas cenicientas.
Echando a solas sus cuentas
frente a la iglesia se para,
y ante el cura se descara
y le cuenta su secreto,
esto es un milagro neto
y el cura:¿cosa más rara...?
Volteaba el campanario.
Las gentes regocijadas,
incrédulas y admiradas
ante aquel imaginario.
Fuego echaba el incensario,
mas la conclusión aquella
con fugacidad de estrella
fue que en rayito de sol
daba de lleno el resol
al culo de una botella.
Saturnino Caraballo Días
El Poeta Corucho
Que paisaje tan bonito
ResponderEliminarAna Diaz