Cada año con la llegada del colorido otoño las castañas
comienzan a caer liberándose de los espinosos erizos donde se ha criado.
Coincidiendo con los primeros días de noviembre se lleva a cabo la recolección
de ese fruto tan nuestro y a la vez tan poco utilizada en la cocina tradicional
cadalseña.
Este año por segunda vez, un grupo de amigos me acompañaron
un ventoso y fresco día de otoño, era el día y el momento elegido para recoger
las castañas, pero uno nunca sabe lo que le espera y mira tú por dónde este año
eran pequeñas, bueno pequeñas no, yo diría que muy pequeñas, cosa que no se
aprecia en las fotos, donde la magia de la fotografía consigue ofrecernos un
imagen casi irreal.
Pero la ilusión de pasar un rato agradable y ameno nos hizo
recorrer el suelo del castaño recogiendo las diminutas castañas y pasando un
gran momento que como siempre vino cargado de risas y bromas.
Atrás dejamos el enorme castaño con sus ya hojas
amarillentas, para dirigirnos a otro lugar no muy apartado de aquí, donde los
membrillos crecen desde hace muchas décadas gracias al buen hacer de un gran
personaje de la vida y el campo cadalseño.
Y fue aquí, donde estos oportunos e inexpertos recolectores más disfrutaron con esos grandes y jugosos membrillos, algunos de los cuales días más tarde se convertirían en la apreciada carne de membrillo.
Después nuestro destino fue el pinar, no para posar como
parece que lo hagan estas dos modelos de anuncio del Corte Inglés de Goya, no..
nuestro propósito era buscar y encontrar níscalos, buscar los buscamos durante
largo rato pero encontrarlos ya fue otra cosa, ni uno y eso que este año decían
que estaba todo lleno, cosa que por otra parte debía ser cierto, pero….
Como lo de los níscalos no cuajó ni bien ni mal, decidimos
volver al calor de la lumbre, del cordero asado y de ese té marroquí que
amablemente Radjaa no preparó.
A los postres, que fueron buenos, llegó la charla, las
anécdotas y la alegría por este día pasado junto a unos grandes amigos que
desde hace años ya forman parte de nuestra vida y de nuestros mejores momentos.
Que cortas pueden ser los ocasiones cuando la verdad y la
amistad fluye por todos los lados, pero también he de decir y vosotros lo
sabéis, que estos momentos se repiten muy a menudo, tanto que nos proporcionan
un estado de felicidad y buenas sensaciones gracias a las cuales nuestras vidas
están cargadas de muchas más alegrías y optimismo.
Espero que esta costumbre se institucionalice, y así podamos
sentir juntos cada año el otoño cadalseño y el calor de esta amistad, para que
todos gocemos durante muchos años de nosotros, de nuestras maneras de ser y
pensar y de todo aquello que nos hace diferentes pero que sirve para unir más
los lazos del compañerismo y la hermandad.
Al anochecer el calor del fuego contrastaba con el atardecer
de Lancharrasa, mientras el sol comenzaba a caer camino de la noche en el
silencio de los tiempos.
Besos y abrazos para todos.
Pedro y Merche
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
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ResponderEliminarYa podíais haber traído alguna castaña a Becerril para haberlas hecho en la estufa. No pensáis en los amigos que no pudieron ir.
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD A TODOS. Besos
Mercedes