La tarde estaba acabando, las luces naturales parecían
perderse con la llegada de la noche, solo esas farolas de la Plazoleta y del
interior del Hogar iluminaban el lugar elegido por este grupo de jóvenes para
echar un rondito.
Les vi llegar, comenzar a jugar aún de día y cuando el
tiempo pasó y ellos seguían allí, pensé en dejar constancia del momento, largo
por cierto, pero lleno de amistad y compañerismo. A veces no es necesario tener
demasiado para pasar un buen rato, esta vez un sencillo balón, un lugar de
Cadalso y las ganas de disfrutar del momento y de los amigos fue suficiente.
Que recuerdos, cuando la Plaza servía para estos mismos juegos, pero entonces
éramos otros los jóvenes y otros los tiempos.
Paz,sosiego y tranquilidad me produce observar esta imagen fija de Cadalso y esos muchachos que juegan ajenos a todo.
ResponderEliminarGracias
Inés
si si muy exitosa, sobre todo para los jovenes que por fin pudieron hacer botellon a sus anchas sin que les persiguiera la policia.
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