Blogueros cadalseños:
Os remito este sobre de azúcar con mención a nuestro pueblo, Cadalso de los Vidrios. Casualidades de la vida, porque... ¿Cómo iba a saber el camarero que el café que me servía atentamente y que depositaba suavemente sobre un platito blanco y delicado, acompañado de su cucharilla y su correspondiente sobre de azúcar, tenía como destinatario a un cadalseño de San Antón?
Hará como cien años que esto ocurrió. Paseaba por la Plaza Mayor una mañana agradable y entré a tomar un café en una expendeduría de licores a la que solía llevarme mi padre de pequeño; tomé el sobre del azúcar y me encontré con este entrañable hallazgo. Cuidadosamente lo abrí, eché su dulce contenido en la taza y observé el sobrecito con una infinita e íntima satisfacción, como solemos hacer cuando estamos felices con nosotros mismos (a veces es tan difícil...); lo acaricié y estiré el papel con mis dedos y me lo guardé para siempre en la cartera junto a mis cosas pequeñitas y entrañables, como el décimo de lotería que compró mi padre antes de desaparecer y que días después de morir encontramos en su monedero. Su portamonedas era de esos que se abrían tirando de ellos (nunca le conocí usando otros), en la parte de arriba doblados en mil pedazos guardaba los billetes, abajo las monedas. Si él hubiera encontrado esta reliquia la habría guardado con toda seguridad en la parte de arriba. Y ya está, no había nada más.
Hoy paso enredándome entre estas cosas mientras pienso que no hago mal a nadie si después de tantos años hoy os hago partícipes de ésta -hasta ahora- secreta, conmovedora y dulce historia que tiene como principal protagonista a un humilde sobre de azúcar....
Miguel Moreno
Muy curioso este recuerdo.PEPE.
ResponderEliminarMadre mía Pedro, ¡qué de tesoros tienes escondidos!! esto si es que es una dulce historia...
ResponderEliminarBella muy bella, a veces una simple cosa puede tener un significado muy grande.
ResponderEliminarInés