martes, 22 de marzo de 2011
Un ejército de cabras de Cadahalso
Cuentan que allá por el año 982 el caudillo Almanzor atravesó estas tierras acompañado de muchos prisioneros cristianos, unos nueve mil. Y claro, con lo fiero que era este buen hombre no se le ocurrió otra cosa que invadir Cadahalso y arrasarlo, dicen que no quedó casa en pie y que el fuego duró varios días.
Almanzor
Tuvo que pasar un siglo para que fuera reconquistado por mozárabes cadalseños descendientes de cristianos viejos, que cuando Alfonso VI se planto ante las murallas en su camino hacia Toledo, le abrieron las puertas de la muralla entregándole las llaves de la villa. El rey, en reconocimiento a su fidelidad y como muestra de gratitud por todo lo acontecido, concedió a Cadahalso el título de “VILLA MUY NOBLE Y MUY LEAL”.
Una vez reconquistada toda la comarca y con el poder en sus manos, mandó reconstruir las murallas de Cadahalso y las de Ávila, concediendo fueros a Diego y Domingo Álvarez para que repoblaran las villas de Escalona y Cadahalso.
Pared del Molinillo, construida con piedras de la vieja muralla
Cuenta la tradición que al tomar el rey Alfonso VI la villa de Cadahalso, muchos de los musulmanes huyeron hacia la Peña Muñana donde se hicieron fuertes aprovechándose de la importante atalaya de 1044 metros de altitud.
Noche tras noche los cristianos recibían la visita de éstos con no muy buenas intenciones, por lo que intentaron reducirles varias veces sin obtener un resultado positivo dado lo escarpado e inaccesible del terreno. Los moros conocían la Peña y se movían en ella como peces en el agua.
Hartos y cansados de soportar las frecuentes incursiones de aquel grupo rebelde, los cadahalseños idearon una gran estratagema que llevaron a la práctica una noche cerrada, aprovechando que la naturaleza había desatado una tormenta de las más violentas.
Juntaron varios cientos de cabras y las ataron a sus cuernos unas antorchas de pez y resina, que siempre buena la ha habido en nuestros pinares, las cuales prendieron soltando a las cabras por las Eras de la Peña que azuzadas por el griterío de las gentes y el impresionante eco que producía la montaña echaron a correr montaña arriba.
Si a esto le añadimos los truenos y relámpagos de una horrible tormenta en el silencio de la noche y el fuego que las cabras iban prendiendo en su alocado trepar, no cabe duda de que la noche se convirtió en una horrible y fantasmagórica luminaria.
Ante esta situación los moros se las vieron y se las desearon para salir de sus refugios, huyendo muchos montaña abajo y jurando por el profeta Mahoma no volver jamás a este lugar, otros, los más, se rindieron entregando sus armas y comprometiéndose desde entonces a integrarse en la comunidad cadahalseña. Y así lo hicieron desde aquel momento viviendo desde entonces más o menos en paz.
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Muy logrado documento siempre deleitandonos con tus buenos reportajes. MUCHAS GRACIAS. ....ZORRO.T admirador. PEPE.
ResponderEliminarGracias Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Zorro Corredero
Muy interesante e ilustrativo.
ResponderEliminarInés
Muy bonito el relato ya que yo no tenia noticias de esta historia ,,,GRACIAS ZORRO
ResponderEliminarMira ahora que lo dices, si siguen esos "fueros" en activo..yo que soy Álvarez..pues que si hay que ir a repoblar a Escalona..pues se va..hombre que aquí en Cadalso ya tengo mucha familia..jeje. Bonita historia la de las cabras con las antorchas..un saludo.Peke.
ResponderEliminarLa famosa historia de la peña Muñana contada fenomenal por el Zorro
ResponderEliminarMariano
"Azote de Dios fue llamado",
ResponderEliminarel caudillo mahometano,
y se elevó tan endiosado,
y en tal grado vanagloriado
que nunca mostró el rostro humano.
No había escuchado nunca esta historia
ResponderEliminarRosa Foncuberta López
Precisa foto parece el cielo en llamas
ResponderEliminarAna Diaz
Son las cabras prendiendo fuego a su paso.
ResponderEliminarPedro Alfonso jajabaja anda yaa
ResponderEliminarAna Diaz