Ascensión a la Peña Muñana (y 2ª Parte)

Después de bordear el pico central, entraremos en un pequeño lugar donde perece ser estuvo el asentamiento morisco y que siempre ha recibido el nombre de la Sala.

Y ya estamos encaramados a las rocas que presentan algo de dificultad para superar esta trepada, pero que en los últimos tiempos ha desaparecido, me refiero a la dificultad, por la buena idea de alguien que mandó colocar unas anillas para facilitar estos últimos pasos. Antes al llegar aquí, casi todos subían sin problema y a los que les costaba por miedo o por edad, siempre tenían la mano amiga o amada que gratificantemente le extendían para ayudarle, con esto no sólo hemos perdido la belleza salvaje del lugar sino también los lazos de amistad y amor que se transmitían a través de esas manos amigas.

 

Y al final la cima, desde donde la vista se extiende hasta las cumbres de Gredos y Guadarrama, los montes de Toledo y la llanura y las masas de pinares de la Sierra Oeste madrileña y de la Tierra de pinares de Ávila.

Aquí lo mejor, si hemos tenido la suerte de encontrarnos solos, es sentarse y en silencio observar y observar y pasados unos minutos cuando ya nuestros sentidos estén llenos de vida y recuerdos tomar la cámara y disparar para dejar grabado para siempre el momento.

Abajo, Cadalso se despierta de su letargo nocturno con las cumbres nevadas del vecino Valle del Tiétar, mientras la vida sigue, y las cumbres y la leyenda de la Peña Muñana se me viene a la cabeza, oigo ruidos y veo luces de antorchas que se aproximan hacia mí, pero esto de las cumbres y las leyendas son eso, otras historias.

Zorro Corredero.
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso